Vitor Ramil es sin duda uno de los músicos más importantes del sur de Brasil y su último disco Avenida Angélica lo reafirma. El duodécimo trabajo del cantor, escritor u compositor gaúcho, está construida a partir de la lectura personal de los poemas de Angélica Freitas, poetisa de Rio Grande do Sul. Ramil logra con un resultado impactante adentrarse en el mundo de personal y de referencias pop de la poetisa. Quizás el mayor logro esté en lograr cronicar en 18 poemas las huellas surgidas de dos personas nacidas en las décadas del 1960 y 1970. Muchas de ellas aún con una vigencia alarmante.

El trabajo fue concebido originalmente como un espectáculo en vivo que por las vicisitudes de la pandemia debió grabarlo en un teatro sin público. El teatro elegido fue Sete de Abril de Pelotas, uno de los más antiguos de Brasil, logrando un material audiovisual que nada tiene que envidiar con lo que podría haber sido un concierto con público.

En entrevista exclusiva para De Coplas y Viajeros, aprovechamos para hablar con el escritor y músico sobre el disco pero también sobre la importancia de la poesía en la música. Dos ramas que conviven en el cuerpo de Ramil desde hace muchos años.

El teatro donde se grabó el disco es el tercero más antiguo de Brasil, de 1834. La puesta en escena de un colectivo vacío está inspirada en uno de los poemas.

– Antes que nada me gustaría saber por qué Avenida Angélica, tengo entendido que por Angélica Freitas…

– Hay una calle en San Pablo que se llama Avenida Angélica.  Hay un poema que es el que abre el concierto y el que cierra el álbum que se llama Ringues Polifônicos.  Ella habla un poco de la calle, empieza el vuelo con la Avenida Angélica.

– El disco fue grabado en el teatro Siete de Abril, uno de los más importantes de Brasil. Vale decir que se grabó sin público y no en las mejores condiciones…

– Es el tercer teatro más viejo de Brasil, es de 1834. Pelotas, que es donde vivo, tenía mucha riqueza cultural en el siglo XIX. El Siete de Abril fue el teatro con más actividad interrumpida hasta hace unos diez o quince años y llegó a una situación que no daba más por eso decidieron cerrarlo para reformarlo. Ahora está casi listo. Cuando estábamos en el medio de la pandemia tuve que suspender los conciertos de Avenida Angélica y se me ocurrió hacer en el teatro vacío para poner todo nuestro equipo a trabajar porque estaban sin trabajo. Me gustó mucho porque es muy simbólico grabar en ese teatro y le da una connotación de intimidad muy fuerte.

– Tengo entendido que al momento de grabarlo el teatro tenía algunas cuestiones técnicas como la humedad…

– Fue un poco una aventura además que estamos acostumbrado porque es una ciudad húmeda. Al grabarlo sin publico podíamos grabarlo con micrófonos de estudio pero no soportaron, empezaron hacer ruidos por la humedad y tuve que usar mis micrófonos de conciertos. Lo terminamos haciendo con lo que pudimos. El concierto también tenía unas proyecciones hechas por mi hija Isabel que fue la encargada del video y la iluminación. Fue todo bastante improvisado y con un componente de guerrilla. Eso te carga con una energía particular y con una presión que salió bien.

– En los videos se ve como unas sillas de colectivo vacías atrás tuyo…

– Es solamente una cosa plástica, el poema que habla de Avenida Angélica, Ringues Polifônicos, tiene un pasaje que habla de los tipos que suben al colectivo y se van al fondo para cantar y golpear las sillas para hacer ritmos. Lo que hay en el escenario son sillas de colectivos viejos, en un momento me voy para el último banco y canto Mulher de malandro mientras hago ritmo en las sillas, simulando lo que hace la gente que va en el fondo del colectivo.

El poema habla un poco de eso, del hombre que carga el porro en su jeans, el que pone el chicle debajo del asiento y esas cosas… Es un poema que habla de la confusión del caos de Sao Paulo y me pareció que estaba bueno la estética del colectivo vacío.

– A mina de ouro de minha mãe e minha tia relata un poco la vida de Angelica Freitas ¿Cómo fue la elección de ese poema y de los que integran el disco?

– Es uno de mis favoritos porque es muy sensible y habla de su memoria. En la ciudad tenemos un barrio que se llama Zona Tres, que es de pescadores y es justamente en ese lugar donde empezó la familia de Angélica. Su familia tenía un boliche y con su mamá se iban a una isla que estaba muy cerca de la factoría. En esa isla la madre de Angélica tuvo la idea de vender cosméticos y el poema cuenta esa vida. Es un poema muy sutil con un lenguaje muy realista propio de Angélica. También describe la Laguna de los Patos, que dicen que es la laguna más grande de agua dulce. Fue uno de los primeros poemas de los que me enamoré, pero fue el último que compuse. Quería encontrar una manera sencilla y delicada de cantar el tema y creo que lo logré. Es un poema hermoso.

«Siempre el arte debe corresponder a la necesidad expresiva del artista que puede o no tener que ver con la realidad objetiva»

– Familia vende todo relata un poco la realidad actual de Brasil como de gran parte de  Latinoamérica…

– Siempre fue una canción actual porque nuestro estado es casi siempre de una presión social permanente. Angélica leyó un cartelito en Sao Paulo que decía «familia vende todo» y se  preguntó cómo sería una familia que vende todo realmente, incluso el perro. La letra está mucho más actual de cuando fue escrita porque se agravó muchísimo la situación social, hay muchas familias vendiendo todo. Es algo que comentamos siempre con Angélica, porque realmente la crisis es muy profunda.

– Siempre me pregunto cuál es el rol del músico, del poeta, ante la gente que no la está pasando bien como la que relata el poema…

– El arte en general puede hacerte pensar o aliviarte un momento. También puede ponerte en una posición crítica  que te va hacer pensar. No creo que pueda cambiar el mundo, si bien los Beatles cambiaron el mundo en un contexto especifico. No creo que para el artista deba ser una obligación posicionarse con su música. Si tu música entra en un plan político puede perder su calidad artística. Siempre el arte debe corresponder a la necesidad expresiva del artista que puede o no tener que ver con la realidad objetiva. A veces un poema que no tiene una conexión directa con un hecho de denuncia puede causar una transformación o llevar la gente a pensar.  El arte tiene el poder que una cosa que escribís no va ser leída de la misma manera por todas las personas. Cada una va a sacar algo distinto.

Me parece que los artistas siempre deben estar libres. También entiendo que momentos como los de ahora es natural que se posicionen. Yo mismo durante la pandemia venía a caminando a mi casa y encontré un tipo comiendo de la basura. Llegué a casa y compuse un tema sobre eso. No hay un pragmatismo político por detrás de mi cabeza para hacer letras. Si creo que los artistas de un modo u otro acaban siempre correspondiendo a lo que pasa en la sociedad, es una comunicación permanente.

– Entiendo que te referís a no ser político partidario, porque de alguna manera todo arte es político. Cuando decidimos no hablar también estamos tomando posición…

– Yo veo muchas veces cosas que son panfletarias y eso funciona como un jingle. Pero el arte tiene la característica de no ser político partidario y poder tener mucho más sentido. A veces cosas que no son formalmente revolucionarias promueven cambios en otros momentos de la vida y  no específicamente de lo que trata la letra.

Portada de Avenida Angélica (2022)

RC es de alguna manera un homenaje al romanticismo y a Roberto Carlos…

– No llega a ser un homenaje a Roberto Carlos. Sucede que Angélica cuenta que escuchó mucha radio am con canciones muy populares  por la señora que trabajaba en su casa. En ese momento a Roberto Carlos lo pasaban siempre por la radio. No hay una conexión inmediata con él. De hecho me dijo Angélica que fui el primero que se dio cuenta apenas vi las iniciales.  La melodía me llevo un poco para el lado de Roberto Carlos.

Yo siempre digo que Angélica puede tener un montón de patrocinadores porque tiene poemas medios pop que hablan de Panasonic, de Colgate… después de repente puede hablarte de Stravinski. Eso fue algo que también fueron caracterizando las canciones.

– Anteriormente musicalizaste a Pessoa, Borges y ahora Freita. ¿Cómo haces la elección de los poetas? ¿Hay algo que una a los tres poetas?

– Yo musicalicé mucha poesía y a muchos poetas. Borges, Vargas, Ánglica Freitas y ahora Pablo Leminski. Me parece lo que une a los cuatro es un caso de conexión muy intensa y profunda. En el caso de Leminski compuse catorce temas en menos de un mes.

– ¿Es lo próximo a editar?

– Probablemente sea el próximo trabajo porque fue tan intenso y tan vivo para mí que no sé explicar por qué un día agarré su libro de la biblioteca y empecé a grabar un verso, al otro día otro… En pocos días ya tenía catorce poemas. Anteriormente ya había musicalizado uno con Pedro Aznar y otro que musicalice después pero no lo grabe todavía. Tengo alrededor de 15 poemas con Paulo Leminski.

Volviendo a lo que tienen en común esos poetas es que son muy musicales. Por ejemplo los poemas de Borges no son de los que agarras y salís a cantar sus versos, pero el mismo Borges dice en la introducción que leas imaginando o escuchando un tipo que está con su guitarrita. La poesía de Vargas que grabé junto con Borges era una persona que antes de ser poeta era como un payador porque era muy oral su poesía. Escribía como para que sea cantada su poesía.

Angélica también es muy musical, tiene algo igual que Pablo Leminsiki, que es una calidad de poesía que un momento tenes que parar porque se pone muy complejo. Hay que leer la frase otra vez y volver al comienzo del poema para entenderlo. Con la poesía pasa eso y a veces es más simple. Creo que Angélica tiene esa capacidad de prender al lector pero también tiene la comunicabilidad que tiene una letra de música, porque la letra de una canción siempre quiere comunicarse por más compleja que sea. A veces podes no entender exactamente que dijo o quiso decir pero tiene una comunicabilidad más fuerte que el poema.

Pablo Leminski tenía la característica  de ser compositor, por eso muchos de sus versos quedaron canciones después. Mucha gente musicalizó sus poemas.

– La poesía, como la música, puede cambiar también el significado de acuerdo al momento que es escuchada ya sea por el mismo autor o un oyente…

– Muchas veces escucho canciones años después de Chico Buarque o Caetano (que tiene una lírica más sugestiva) y recién entiendo de lo que hablaba realmente….A veces la canción también lleva a su autor a otro lugar cuando la canta 20 años después

Otra cosa muy curiosa la canción Satolep de mi segundo Lp. La volví a grabar en el 2013 en Foi No Mes que Vem. Hay un verso que no tiene ningún sentido escrito por un amigo que escribía cosas muy surrealistas que lo habíamos hecho en juego y que no quería decir nada para nosotros. Tiempo después me crucé con un hombre en la calle y me dijo que había un verso que le había cambiado la vida. Cuando le pregunté que verso era, justamente era ese verso que para mí  y mi amigo no tenía sentido. Pero para el hombre que me paró en la calle decía un montón de cosas.
A veces la poesía cifrada, sin sentido o caótica es la que más lleva a la gente a imaginar cosas. Hay una conexión entre el artista y el público que te lleva a provocar la imaginación…

– ¿En qué punto crees que se une la literatura con la música? Algunos sostienen que son cosas distintas. Pregunto porque también sos escritor y cuando Dylan ganó el Nobel de literatura algunos salieron a decir que era músico no escritor…

– En mi casi siempre hice las dos cosas. Yo empecé de jovencito escribiendo cuentos, gané un premio nacional de cuentos con 11 años. Mi familia pensaba que iba a ser escritor aunque ellos eran todos músicos. Después a los dieciocho años yo estaba grabando mi primer LP. Recién después de grabar tres LP y con 25 años volví a escribir. Hoy en día escribo y compongo pero me dedicó más a la música. Ahora estoy profundizando en un ensayo sobre la estética del frío.

Para mi es la misma cosa, es una expresión. Pero si me preguntas que me gustaría ser como artista, te diría un pintor. Soy un adicto a la pintura de los impresionistas, pos impresionista y modernista. Me inspiro mucho en las cosas que decían y hacían los pintores. Mi sueño era pintar y de alguna manera hago eso con la música y los libros. Tengo una visión plástica tanto de la música como de las cosas que escribo. A veces la gente me dice: escucho tu canción y puedo ver las cosas. Eso me parece que tiene mucho sentido porque compongo mirando las cosas.

«La música del sur vive un poco con el conflicto de ser Brasil pero no ser entendida por el “Brasil tropical”»

– Creo que con tu música pintás un poco el lugar de donde venís. No es una música bailable o festiva si se quiere como Caetano, Olodum, Gilberto Gil. De alguna forma pintás la tranquilidad del Sur de Brasil que está musicalmente más cerca de músicos como Drexler.

– Es interesante esa apreciación. Sé que muchos argentinos cuando se interesan por la música brasilera pasan por arriba la música del Sur porque no la conocen. Van más a la música de Bahía que es “la música de Brasil”. Pelotas, que está a una hora de Uruguay (además de que soy uruguayo también), me acerca mucho a mí y mucha gente de acá con lo que se hace en Uruguay y Argentina.

La música del sur vive un poco con el conflicto de ser Brasil pero no ser entendida por el “Brasil tropical”. Nunca se espera que algo que venga del Sur que sea muy brasilero y curiosamente somos brasileros. Algo que yo busco con mi música es entender y hacer esa brasilidad particular del sur. Cuando llegó Charly García y Fito Paéz a fines de los 80 a Río a la gente le parecía raro que hagan rock en español y para nosotros ya eran ídolos hacía muchos años. Nuestra situación en el sur es muy particular…

– Para terminar, ¿creés que existe una música latinoamericana?

– Es difícil hablar desde Brasil de eso porque estamos un poco alejados de la música latinoamericana de habla hispánica. Es difícil ver a Brasil conectado con  lo que tiene que ver con América del Sur, que es principalmente de habla hispánica. Yo mismo conozco poco, hasta te confieso que hoy escucho poca música brasileña. Siempre fui más de la lectura que de escuchar música. No creo que haya una música que puedas decir latinoamericana porque es muy diversa y variada. No sé cómo decir en dos o tres palabras qué es la música lartinoamericana porque es muy rica y diversa.

Hoy el Brasil el mundo pop que tiene que ver mucho con el funki carioca, y el reggaeton es el que está en primer lugar de las plataformas pero siempre con una búsqueda comercial. No sé si con el tiempo habrá una conexión donde el pop llegue a instancias más profundas de la música latinoamericana. Si te puedo decir que en el Sur conectamos mucho con los países del Rio de La Plata y después salimos a escuchar otras cosas. Para nosotros son como un filtro para Latinoamérica.

 

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