Las cuatro propuestas artísticas presentadas en el escenario de la Sala Lavardén mostraron el espíritu y la esencia del evento. Con buena convocatoria de público, los intérpretes mostraron diversidad de estilos y un notable vuelo musical.
En la apertura se emitió un audiovisual que mostró momentos de la historia del Encuentro, incluyendo fragmentos de recitales y talleres y un relato resumiendo la idea, el concepto y las premisas del proyecto. El grupo vocal-musical rosarino Madrigal arrancó la noche con canciones de su reciente disco Texturas.
El primer sonido de la primera noche lo aportó Irene Rodríguez iniciando la versión de El surco, la obra de Chabuca Granda. Fueron sumando sus voces Gabriela Rivoira, Sofía Rodriguez, César Castillo y el arreglador y director Raúl Rey. El sostén musical formó con Marcelo Stenta en guitarra, Wali Pinto y Viki Virgolini en percusión y además aportaron su danza Vica Bevacqua e Inés Quinteros.
“Como parte de la organización del encuentro, tenemos el honor de darles la bienvenida. No podemos creer que vamos rumbo a los veinte años”, dijo Irene Rodríguez, quien también en su discurso reinvindicó el valor de la música de América Latina. Justamente, Madrigal basa su propuesta en repertorio del folklore latinoamericano.
Durante las interpretaciones de Madrigal, en pantalla se mostraban títulos y autores de los temas. Incluyeron Barro tal vez, la zamba de Spinetta , el carnavalito El avenido con imágenes del carnaval norteño y Maturana en un notable ensamble de lo vocal con lo instrumental. Luego de María Landó, Raúl Rey agradeció a los sonidistas, presentó a sus compañeros y anunció el último tema: Gatito ´e las penas, la obra de Raúl Carnota, uno de los emblemas del encuentro.
En su historia, Madrigal fue cambiando integrantes, aunque conservando el estilo y la reconocible estética. No fue necesario explayarse mucho para presentar los temas, las canciones del repertorio hablan por sí mismas, por sus letras y por sus armonías.
Manifestando la alegría de estar, Guido Martínez presentó su proyecto. El bajista y contrabajista es protagonista en esta edición, además del concierto con su quinteto está al frente de uno de los talleres. El grupo se completa con Irene Cadario (violín), Emiliano Álvarez (clarinete y clarón), Ernesto «Chino» Molina (bandoneón) y Leandro Cacioni (guitarra acústica). La propuesta produce un encuentro entre lo clásico y lo popular. El instrumentista comienza a mostrar sus composiciones con su serie de danzas argentinas. En un constante diálogo instrumental los músicos fueron conectando estilos y regiones. Ajustados y precisos, incluyeron cueca, bailecito, tango, milonga, zamba y vidala. Agradeciendo al encuentro por la invitación, cerraron su participación con escondido y cuecas norteña y cuyana. Los integrantes del quinteto de Guido Martínez son músicos de sólida formación académica, al servicio de la música popular. En la despedida, recibieron un gran aplauso de aprobación.
En un breve intervalo, Irene Rodríguez y Analuz Blanco, integrantes de la organización, lucieron las remeras del encuentro y matizaron la espera agradeciendo a las salas que este año albergan al encuentro y a los imprescindibles auspicios oficiales.. También destacaron la decisión del Ministerio de Educacion de Santa Fe de otorgar las licencias para que los docentes puedan asistir a los talleres.
La noche continuó con Patricia Duré, la artista que canta repertorio litoraleño. Rosarina radicada en Villa Gobernador Gálvez, integrante de una familia entrerriana compuesta por talentosos músicos, la cantante es sostenida por el aporte musical de sus hermanos.
“Es un placer para mí traerles un manojo de canciones litoraleñas, algunas clásicas y otras propias que compusimos con mis hermanos”, dijo en el saludo. Acompañada por Jesús Aguirre (acordeón), Walter Martínez (contrabajo) y su hermano Darío Duré (guitarra, arreglos y dirección musical), Patricia Duré incluyó Guazú cambá, Mirá, Allá en Paraná y Busca otro amor.
Para Así se baila el chamamé, con estilo tradicional, Duré invitó a Emanuel Kluzkievicz y Carolina Lorenzatti, reconocidos bailarines y docentes de la ciudad. Se despidió con Trasnochados espineles, el clásico del Cholo Aguirre. Patricia Duré se ha consolidado como una de las voces más trascendentes de la música del litoral. Cautivada desde niña por el estilo de la recordada María Helena, aporta expresividad con clásicos y canciones nuevas.
Al presentar a Juan Falú, Irene Rodríguez destacó la generosidad del guitarrista tucumano de aceptar sumarse al encuentro y compartió un texto de Mariano del Mazo hablando justamente del intérprete y compositor. La apertura del telón y la aparición en escena de Falú produjo un estallido, la gente le reconoció la historia. “Gustazo de estar nuevamente en este encuentro tan importante y comprometido con la cultura nacional”, dijo agradecido.
Arrancó con El bien perdido, la chacarera de Nenette (esposa de Yupanqui) y luego regaló un momento de profunda conexión con el auditorio interpretando la zamba Como el aire, una de las más bellas composiciones de su exquisita producción, cumpliendo con el insistente pedido de alguien del público.
Como es su hábito, Falú llegó sin lista de canciones, las fue eligiendo en el escenario. Tomándose unos segundos para pensar con qué seguir, fue mostrando versiones libres. “Es difícil elegir repertorio para un tiempo así acotado, no sé qué hacer”, confesó entre risas.
Tocó y cantó Bando, obra incluida en un trabajo compartido con Liliana Herrero, Teresa Parodi y Horacio González que está inspirada en una arenga de San Martín a su ejército antes del cruce de los Andes. “Se lo dedico a Liliana especialmente, por cuestiones que ambos sabemos”, expresó al final.
Abrazo por cuecas fue casi un estreno, al tema lo tocó una sola vez después de compuesta y está dedicada a amigos chilenos guitarristas. “Uno se siente vivo cuando crea música”, dijo antes de ofrecer María en la casa, zamba con letra de la poeta María Neme, con una intro improvisada en el momento. También improvisó una letra dedicada a los rosarinos y al encuentro con la melodía de la chacarera Del 55.
“Me parece que en estos encuentros hay que homenajear a Jorge Marziali”, expresó el guitarrista. Tuvo ganas de recordar al inolvidable artista mendocino con quien hizo varias canciones. Seis años antes de su muerte, Marziali le había enviado una letra que Falú encontró luego del trágico suceso. “Es un estreno, sepan disculpar, esto es más emocional que artístico, refirió en el anuncio del tango El último viaje, atravesado por el recuerdo y la emoción.
No pudo irse, la gente le reclamó firmemente un tema más. En el bis tocó Gato panza arriba recibiendo en la despedida una ruidosa ovación certificando una vez más que Juan Falú sigue siendo considerado uno de los grandes maestros de la guitarra.
La primera noche del encuentro fue de alto nivel artístico. El evento sigue significando un espacio de gran valor para el mundo de la música popular argentina, con unánime reconocimiento en toda la Argentina.
Hermosa crónica Pedro!!!
Juan la rompió