En el marco de la vigilia por el Día de la Memoria, los organismos estables de la municipalidad de Rosario ofrecieron el concierto Música argentina por la memoria, la verdad y la justicia: 40 años de democracia. La reunión artística se desarrolló en el anfiteatro municipal Humberto de Nito.

Lucas Querini y la Orquesta de Cámara Municipal. Fotos: Facundo Bricht

El Ensamble Municipal de Vientos y la Orquesta de Cámara Municipal, con cantantes y músicos invitados, rescataron obras del cancionero popular argentino. Leonel Lúquez y Lucas Querini, reconocidos músicos de la ciudad, fueron los responsables de los arreglos y de la dirección de las orquestas.

El Ensamble de Vientos preparó repertorio de tango y folklore. La prestigiosa formación musical dirigida por Lúquez inició el concierto con La bienvenida (cueca de Lilian Saba) y Fuera de ritmo (Waldo de los Ríos). Susana Rinesi, flautista del ensamble, introdujo con un fragmento de la letra la ejecución de La verde rama (Jaime Dávalos – Eduardo Falú).

El segmento tanguero del ensamble reunió versiones orquestales de Danzarín (Julián Plaza), Invierno porteño, una de las obras de Las cuatro estaciones (Astor Piazzolla) y A fuego lento (Horacio Salgán). En la despedida, Rinesi volvió a agradecer al público el acompañamiento en las presentaciones de los organismos municipales. “Valoramos hoy más que nunca la libertad y el poder tocar nuestra música”, expresó la flautista.

Los textos que acompañaron los desempeños musicales tejieron momentos que permitieron reforzar el concepto de “nunca más dictadura” para apuntalar el homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado. En el intervalo, la locutora Patricia Dibert leyó un texto que daba detalles y fundamentos de la conmemoración.

Mientras se acondicionaba el escenario, se proyectaron dos videos en pantalla. El grupo Madrigal con Jorge Fandermole interpretando Aquí estamos, emblemático tema de Juan Carlos Muñiz y Enrique Llopis, fue el primero. Luego, texto e imágenes acerca de la problemática de los humedales y un mensaje final pidiendo por la esperada y postergada ley que los proteja.

La Orquesta de Cámara Municipal preparó una lista de canciones rescatando la labor creativa de Raúl Carnota, Chacho Muller, Jorge Fandermole y Fito Páez.  Con la dirección y los arreglos del pianista Lucas Querini, la orquesta sumó las voces de Myriam Cubelos, Martín Neri, Aldana Moriconi y Julián Venegas y los músicos invitados Juancho Perone (percusión) y Marcelo Stenta (guitarra).

Martín Neri junto a la Orquesta de Cámara. Fotos: Facundo Bricht

Los cantantes fueron versionando las obras en formato solista y algunas canciones en formato de dúo. Para las obras de Carnota, fue fundamental el aporte percusivo de Perone. En la intro de Esencia de mi pueblo, Cubelos relató un conmovedor texto de Eduardo Galeano y antes de Pecado de juventud, Neri compartió uno de Paco Urondo.

Aldana Moriconi animó al público con su versión de Gatito e´las penas y la gente acompañó con palmas su interpretación. La cantante casildense cantó también Pescadores de mi río, iniciando el recorrido por la obra de Chacho Muller.

Una buena concurrencia de público acompañó la vigilia. Fotos: Facundo Bricht

Instalados en la obra de Muller, para introducir su versión de Mariano, el abanderado, Cubelos relató aspectos históricos de la guerra de la triple alianza que ayudaron a contextualizar el repertorio. El tramo dedicado a este creador culminó con Ay, soledad y Pampa gringa, interpretados por Venegas y Neri, respectivamente.

En el tramo final del concierto fue visitada la obra de Jorge Fandermole. “Un himno”, manifestó Cubelos para presentar Oración del remanso, cantada a dúo con Neri.  Julián Venegas participó en las tres siguientes canciones:  Chamarrón de proa (solista),  Huayno del diablo (dúo con Neri) y Sueñero (con Moriconi).

Myriam Cubelos se encargó de dirigirse al público en la despedida. Pidió aplausos para la orquesta, para el director y para los músicos invitados. El cierre, con todas las voces reunidas, fue con Yo vengo a ofrecer mi corazón (Fito Páez), precedida por el relato de La muerte duplicada, texto de Jorge Riestra.

No había más repertorio, pero el público exigía un bis, así que hubo que repetir Huayno del diablo. El entusiasmo y la participación de los espectadores fue de menor a mayor. La fecha y la conmemoración ameritaban canto colectivo, música argentina y comunión de ideas, todo esto estuvo presente.

Con esta reunión artística, Rosario sumó su voz al reclamo permanente y necesario de “memoria, verdad y justicia”.

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