El dúo mendocino acaba de lanzar Regreso, primer material editado de manera independiente luego de su prolífica alianza artística con Santaolalla. En entrevista exclusiva para De Coplas y Viajeros charlamos sobre los procesos creativos, los viajes  -los propios, los de las canciones-, la amistad, el origen y también lo que se viene.


Después de ocho años sin publicar material discográfico, Orozco-Barrientos retorna a la escena musical argentina, justamente, con un disco a tono desde el nombre: Regreso (2021). El dúo mendocino integrado por los guitarristas, compositores y cantores Raúl «Tilín» Orozco y Fernando Barrientos eligió titular de ese modo su nuevo disco por varias razones más. Porque implica haber regresado a Mendoza después de vivir mucho tiempo en Buenos Aires, volver a girar con un disco nuevo por todo el país tras de la irrupción de la pandemia y, sobre todo, regresar a la independencia y a la producción propia. Los mendocinos habían publicado sus tres discos anteriores bajo la producción artística y el respaldo de Gustavo Santaolalla: Celador de sueños (2004), Pulpa (2008) y Tinto (2013).

Entonces, este disco significa regresar a las fuentes, a la familia, a las primeras canciones. De hecho, recuperan aquí tres viejas canciones propias que nunca habían grabado: Tiñe praderas, Fuera bicho y la conmovedora El resto del cielo, una canción con aire de huayno escrita hace más de treinta años. “Es la primera canción que compusimos con Fernando Barrientos; la hicimos en la pieza de mi hija, de Luciana, cuando era bebé. Y hoy tiene 34 años”, cuenta «Tilín» Orozco. “Y la grabó por primera vez Sandra March a principios de los noventa. Teníamos un dúo con ella. Entonces, como ya la habíamos grabado con Sandra no la habíamos grabado antes con el dúo. Pero en un momento dijimos: «¿Por qué no?». Que sea como un homenaje a esa versión antigua hacer una nueva versión donde, de hecho grabó, mi hijo Gabriel. Es la continuidad”, dice. “Es una versión nueva, con un sonido nuevo, pero el espíritu de la canción sigue intacta”.

«La intención del dúo siempre ha sido divertirnos juntos»

La producción artística del disco estuvo a cargo de «Tilín» y de su hijo, Gabriel «Cocó» Orozco, conocido en la escena mendocina por la banda de rock Usted Señalemelo. La frescura y la estética sonora de Cocó se percibe en canciones como Tal vez me quede, Arde el cielo o Baila el día, en las que aportó programaciones, sintetizadores y guitarras. “Fue maravilloso trabajar con Cocó. Más allá de ser un musicazo, está muy abierto a ideas nuevas y fue un aporte musical muy interesante; cómo edita, cómo trabaja los sintetizadores, fue muy enriquecedor. Este disco se diferencia de las cosas que hicimos anteriormente”, destaca Barrientos, la otra pata del dúo. “Nadie conoce mejor las canciones que Gabriel. Porque él ha estado siempre encima de los ensayos y también es un músico muy buceador. Toca el piano, la guitarra y lo que agarra lo toca, pero desde un lugar del concepto”, suma Orozco.

“Nuestra idea es hacernos cargo de lo que cada uno hace. Lo único que nos queda es el concepto y la identidad. La intención del dúo siempre ha sido divertirnos juntos”, sentencia Orozco. “Tenemos una idea humana, el día que no nos divirtamos o que haya un conflicto por alguna canción o de cartel o económico, no tocamos más juntos”, completa el músico. Entre esos acuerdos y complicidades artísticas que existen entre ambos está la idea de aportar obra al nuevo cancionero y poner en valor la de grandes autores de la música popular argentina y latinoamericana. Por eso, en este disco se despachan con versiones de El cigarrito, del chileno Víctor Jara; La Pomeña, de Leguizamón-Castilla; y dos canciones del mendocino Félix Dardo Palorma, un maestro para ellos: Del que se va y no vuelve y Llegado el tiempo de amar.

– ¿Qué tan importante es el equilibrio entre las composiciones propias y la de grandes autores?

Raúl “Tilín” Orozco: – Es muy importante. En todo caso, si se me permite el término, es una cuestión de principios. A veces, para los que hacemos canciones es necesario brindar una palmadita de reconocimiento y humildad a los grandes creadores. Si bien uno siempre está con las composiciones propias, no hay que olvidar las cosas bellas que han hecho los grandes, como Félix Dardo Palorma, Víctor Jara o el Cuchi Leguizamón. Son autores que han hecho grandes obras y para nosotros es un honor tocar sus canciones.

Fernando Barrientos: – Es parte de la búsqueda. A nosotros nos interpelan, son canciones que las hacemos propias, con todo respeto. Sentimos, por ejemplo, que Dardo Palorma es un autor increíble, imprescindible, no solo de Mendoza, sino que también lo consideramos un grande de Latinoamérica. El material siempre lo llevamos adelante en los shows y vamos chequeando qué pasa en vivo. Entonces, muchas de esas canciones de otros autores nos acompañaban hacía mucho tiempo en los shows. Y sentíamos que convivían muy bien con nuestras canciones. Ahí encontramos que había homogeneidad en el material. Tiñe praderas, por ejemplo, es una de nuestras primeras cuecas pero no había tenido lugar en los discos anteriores, como Fuera bicho. En este caso sentimos que vibraban bien esas canciones juntas y fue el momento de incorporarlas.

«En el interior del país ser independiente es una condición, no es una opción»

– ¿Y el hecho de componer obra propia lo consideran un aporte necesario?

Orozco: – El que compone siempre piensa que es un aporte. Siempre. Después lo dirá la gente, que es la encargada de reafirmar o consagrar desde el mejor lugar, con su gusto, con su aprobación. Entonces, las cosas que uno hace son para la gente. Y el que se sienta identificado que siga ese camino como nosotros seguimos el de otros.

– ¿Y se imaginaban que Celador de sueños iba a tener la trascendencia que tuvo? Después pasó por la voz de Mercedes Sosa, que la amplificó, claro.

Orozco: – A esa canción la hice allá por 1993, en una situación muy especial. Y de hecho no la cantábamos. Porque era muy fuerte para mí hacer esa canción. Y cuando la escuchó Gustavo Santaolalla dijo: «Esta canción va sí o sí». Él vio algo que nosotros no veíamos. Para nosotros ha sido revelador lo que pasó con esa canción. Ahí es cuando uno empieza a entender que no entiende nada. Uno hace la canción y la canción llega donde quiere llegar. Y más si la canta Mercede Sosa…

– ¿Qué implica esta vuelta a la independencia?

Barrientos: – De alguna manera, para nosotros fue volver a las fuentes. Porque nuestras primeras experiencias grabando e intentando llevar adelante el cancionero que componíamos se produjo de manera independiente. Hay un antecedente: un disco que me produjo Tilín, que se llamó La joven maza del tenderito herido (2001). Desde ese grupo de canciones nosotros armamos un demo pos Viña del Mar que luego llegó a manos de Santaolalla. Y ahí se armó esa trilogía que hicimos con Gustavo. Es volver a las fuentes porque la independencia es nuestro hogar. Sin embargo, en el interior del país ser independiente es una condición, no es una opción. En nuestro caso, después de trabajar con Universal y Sony, volver a la independencia y publicar un disco después de ocho años fue una alegría inmensa. Porque nos encontramos con nosotros mismos.

Orozco: – Además, volver a la independencia es volver a encontrarte con amigos, con aliados. No es una queja, porque somos agradecidos a Sony. Pero cuando vos estás en otro palo no tenés tiempo para los amigos: tenés que llegar en avión, ir a tocar a la tele y después te tenés que ir al toque. Pero en la independencia yo me quiero quedar a comer un asado y tomar un vino con los amigos que siempre van a ver nuestros conciertos. Manejás más los tiempos, definitivamente.

– ¿Y la independencia, entonces, les permite manejar mejor los tiempos y editar un material con más frecuencia?

Barrientos: – Sí, los tiempos… nosotros cuando trabajábamos con Gustavo estábamos muy aferrados a sus tiempos, porque es una persona hiperactiva y sus viajes a la Argentina no eran tan frecuentes, entonces teníamos que ajustar el calendario. Pero en este caso fue mucho más amplio, más abierto. Y también el hecho de estar en Mendoza, porque toda la preproducción la hicimos acá. En abril del año pasado me volví a Mendoza después de haber vivido casi 30 años en Buenos Aires. Fue una experiencia maravillosa realmente hacer este disco. Nos permitió tomar el tiempo que necesitábamos, sin apurarnos, sin acelerar ningún proceso y fue muy gratificante.

– ¿Qué tan importante es sostener una identidad musical a lo largo del tiempo? En el dúo siempre la música fue lo central.

«No necesitamos artilugios más de los que tenemos. Sino no seríamos nosotros, seríamos otra cosa»

Barrientos:  – Porque eso somos nosotros. Realmente esa identidad y hacer hincapié en las canciones, siendo nosotros una especie de medium, siempre fue muy importante y también todo lo que nos dejó como enseñanza Santaolalla. Tiene que ver con esa apertura. Porque para nosotros fue llevar adelante un cancionero. Cuando empezamos con este proyecto el objetivo fue armar un cancionero basado en los ritmos cuyanos. Hemos privilegiado siempre ese aspecto sónico y nuestra forma de interpretar. La canción está muy presente, esa es la prioridad.

Orozco: – Sin tragedia, sin pena. Es un camino. No somos los únicos, hay muchos. Pero lo hacemos con toda la alegría del mundo y eso es lo que nos permite seguir en nuestro camino. Nos entristecería hacer otra cosa que no sea lo que hacemos. Tiene que ver con una cuestión de identidad. Uno puede plantear lo que sea, pero en definitiva el que te pone en cierto lugar es el público. Esto es lo que sabemos hacer y en eso sí somos honestos. No necesitamos artilugios más de los que tenemos. Sino no seríamos nosotros, seríamos otra cosa. Y la verdad es que estamos conformes y felices con lo que hacemos. Y eso después de tantos años de hacer música no es fácil. Cuando empezás a hacer cosas que no querés empezás a dudar. Y la duda es lo que te mata. Si empezás a pensar si una canción va a pegar más que la otra, entrás con dos goles en contra a la cancha. Porque no tenés tranquilidad, porque estás buscando meramente el resultado exiguo, algo que ni siquiera depende de uno. El ejemplo fue Celador de sueños. Nosotros jamás pensamos que iba a pasar lo que pasó con esa canción. Por eso, hay que hacerse cargo y relajarse.

– ¿Y cómo viene la gira de presentación del disco? ¿Ya planean otro disco?

Barrientos: – Una maravilla. En febrero completamos como siete mil y pico de kilómetros. Anduvimos por la Patagonia, la provincia de Buenos Aires, Café Berlín (Ciudad de Buenos Aires), Córdoba. Y ahora tenemos varias fechas afortunadamente. Y para nosotros es fundamental el contacto con la gente, estar tocando y mostrar este material. El plan de este año es seguir presentando Regreso y acortar los tiempos para grabar. Porque ya el año que viene queremos pre-producir lo que venga. Tenemos ganas de sacar discos con mucha más continuidad. Siempre quedan canciones. En este disco quedaron afuera como diez canciones. Y aun así es un disco largo.

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