Artistas que le cantan al río dieron su mirada sobre los incendios en las islas y la bajante del Paraná.
Por Flavia Campeis | flaviacampeis@hotmail.com
Fotos: Eduardo Bodiño | Coop. de Comunicación La Brújula
El arte cuenta y canta la realidad. Así sabemos de un río de orilla brava, del agua turbia y la correntada. De pescadores y espineles. Que fue un bajo, después laguna y con el tiempo se hizo isla. De a cuántos sobre la canoa se les fue la vida. De los hijos del río. De la gente del agua. De los días de esos barcos.
Y tantos versos que son parte de la construcción del imaginario del paisaje de esta enorme región verde y marrón que hoy salpica rojo: el delta del río Paraná.
A grandes extensiones de las islas en la provincia de Entre Ríos, desde hace meses, las invade el fuego, por eso, algunos de los innumerables artistas que le cantan al río reflexionan sobre la importancia de este rincón que es el germen de emblemáticas canciones y poemas.
Jorge Fandermole, Liliana Herrero, Patricia Gómez y Efraín Colombo, dan su mirada sobre la importancia de este paisaje que hoy llega a las ciudades en partículas de cenizas y que duele al respirar.
El fuego
El fuego en las islas se desata desde hace al menos veinte años por el incremento de la agricultura y la ganadería, actividades que se vinculan a las sucesivas quemas intencionales de pastizales para “limpiar” el terreno.
Según el Taller Ecologista de Rosario, que es una de las organizaciones que trabajan e investigan sobre el delta del Paraná, los incendios de pastizales en las islas comenzaron este año en el mes de febrero. El fuego tuvo una presencia variable, pero nunca cedió y pasada la mitad del año se intensificó. A localidades como Rosario y ciudades vecinas no sólo llega el intenso humo y su olor asfixiante que causa problemas respiratorios, sino que también las llamas se pueden ver desde la costa, a lo lejos, imparables, arrasando el verde.
Laura Prol del área humedales del Taller Ecologista contó que “la mayor cantidad de focos se centraliza en el delta medio, entre las ciudades de Rosario, Victoria y Baradero” y que “los grandes incendios de pastizales están vinculados a la actividad ganadera, pero puede haber otros orígenes vinculados a la actividad turística o a la caza furtiva, sobre todo en este contexto de una bajante extraordinaria del Paraná, que no se daba desde hace 50 años, por lo cual se plantea un escenario muy propicio para la propagación de incendios”.
La especialista consideró que “los incendios tienen impacto directo en la salud de las personas, sobre todo en condiciones de pandemia, que agrava más aún la situación. Y por otro lado, por el impacto que tiene en los ecosistemas del humedal, su flora y fauna”.
Jorge Fandermole
Jorge Fandermole, cantautor que nació en Pueblo Andino en la zona del Gran Rosario, fue parte de la Trova Rosarina y es una de las voces contemporáneas que más le han cantado al río y su región, llevando al Paraná y a sus habitantes a ser conocidos internacionalmente en temas como Oración del remanso. En esta oportunidad, reflexionó sobre la importancia del ecosistema sobre el que tantas veces cantó: “yo tengo una mirada integradora sobre las cuestiones ambientales. Desde el punto de vista de un imaginario poético tengo la certeza de que el río, como todos los grandes rasgos de la geografía, tiene una influencia muy importante en las visiones que sobre los lenguajes artísticos se desarrollan. Los que tuvimos el azar de desarrollarnos, nacer y crecer a orilla de los ríos, tenemos una visión que está atravesada por esa presencia tan fuerte y de alguna manera eso se traduce en los lenguajes”.
Recordó a artistas que considera “tienen una poética vinculada al río y la forma del agua” como Chacho Muller, Aníbal Sampayo, Ramón Ayala, Miguel «Zurdo» Martínez o Juan L. Ortiz.
Fandermole diferenció las poéticas según los aspectos de un mismo río: “una cosa es cuando la poética está asentada sobre la idea de un río vivo, que ha atravesado una historia de vida, luchas, batallas, la historia de tres países, como el Paraná. Y un resultado diferente es cuando se trata de un río que ha perdido sus condiciones biológicas, que su fauna y flora no son las mismas o que se haya transformado definitivamente en un factor puramente económico” y remarcó: “si pensás que un río es nada más que una vía navegable y un recurso, eso tiene un destino determinado para la física del mundo y para la poesía”.
Sobre la situación de la quema de pastizales en las islas, Fandermole se refirió a la importancia de estos espacios: “los humedales son grandes ecosistemas que equilibran el ambiente en general, de modo que si uno transforma todo eso meramente en un sistema productivo dentro de un concepto estrictamente capitalista y de mercado, y piensa que en la isla, porque hay una bajante y de repente tenés un montón de terreno fuera del agua, podes quemar para transformarlo en zona ganadera o agrícola, da como consecuencia por ejemplo esta pandemia o desertización de grandes áreas”.
Puntualmente sobre las responsabilidades de quienes causaron los incendios Fandermole profundizó sobre la gravedad de que se dieron paralelamente a un contexto de pandemia: “yo puedo suponer que la responsabilidad penal que han tenido quienes encendieron el fuego, en este contexto es mucho mayor que la que tuvieron años anteriores, porque en este momento la contaminación por pequeñas partículas sobre la población es infinitamente más peligrosa que en una situación normal. El humo llegó en un momento de expansión mundial de un síndrome respiratorio agudo severo que va a matar a mucha gente (COVID-19), entonces la incidencia es muchísimo más importante que en otras épocas y la responsabilidad de los Estados y de los particulares es mucho mayor”.
Liliana Herrero
Liliana Herrero nació en Entre Ríos, pero pasó en Rosario gran parte de su vida y su familia hoy vive en esta ciudad. Cuando se la consultó sobre la quema de islas lo primero que dijo fue “no estoy en Rosario desde marzo por la cuarentena, pero tengo ahí a mi hija, mis nietos y mi yerno. Mis dos nietos han escrito cosas sobre el tema del humo, porque los ha preocupado mucho” y reflexionó: “me sorprende que esas tierras que en muchos casos son fiscales, sean quemadas por cualquier persona para poder sembrar más rápido ante la bajante del río, eso me parece de un oportunismo escandaloso. Las tierras no deben quemarse, porque siempre va a traer problemas en las ciudades cercanas, que fue lo que pasó en Rosario”.
Sobre la histórica bajante la artista consideró: “el río Paraná es un río que está notablemente seco y esta sequía grande ha producido estas intervenciones del hombre sobre la naturaleza, produciendo cambios climáticos que son absolutamente preocupantes” y ahondó: “el río es muy importante no solo en su sentido comercial, no solo para Vicentín para sacar sus granos por ahí, tiene muchos planos desde donde podemos verlo, desde la música, la poesía, la pesca, pero también desde las grandes empresas que han echado al río desechos y lo han contaminado. Son muchos los planos desde donde se puede analizar ese gran río Paraná que es fundamental para la vida del Litoral y del país”.
El río y la poesía acompañan el pensamiento de la artista: “el río es fundamental para pensar no solo las poesías magníficas que se han hecho, con ejemplos grandes para pensar el río del lado de Rosario como Jorge Fandermole o Chacho Muller o del lado de Entre Ríos con el negrito (Carlos) Aguirre y muchos músicos y poetas que han hablado sobre él, como Juan L. Ortiz o Carlos Mastronardi”. Y concluyó: “el río ha sido motivo de un gran pensamiento poético, musical y también económico”.
Patricia Gómez
Patricia Gómez nació en la ciudad de Reconquista, Santa Fe, entre sus producciones se destaca su disco Jaaukanigas («gente del agua» en abipón). Para hablar de esta región, prefiere hacerlo desde sus antepasados: “me parece interesante poder reflexionar desde la postura que tenían nuestros ancestros, hablo desde el lugar de donde soy, el norte de Santa Fe, donde habitaban, entre otros, los abipones, quienes no consideraban al río como un recurso, sino que se sentían parte de la naturaleza, se sentían parte del río, por eso se llamaban a sí mismos «jaaukanigases», gente del agua. Al mismo tiempo, solo tomaban lo que necesitaban, del río, del bosque, del monte, de la tierra. Creo que nunca se hubiesen imaginado una situación como la que están atravesando hoy en día nuestras riquezas naturales”.
“A través del arte podemos llamar a la reflexión, a través de las canciones, la música, podemos pensar en transformar eso que tantas veces hacemos, quizás por desconocimiento o ignorancia o simplemente porque no somos conscientes que somos parte de la naturaleza y que somos los únicos que podemos cuidarla y muchas veces no lo sabemos o lo ignoramos”, expresó.
Sobre la gran bajante del río, la artista también dio su lectura: “hay un mensaje clarísimo de la naturaleza y de lo que estamos haciendo por sobre sus normas. Esta bajante nos indica que hay que priorizar el trabajo de los pescadores que viven de esto, por sobre la pesca deportiva, la pesca que tiene que ver con la diversión, priorizar el laburo de los trabajadores por sobre todas las cosas y entender el mensaje que nos está dejando esta situación”.
Sobre esta temática, Patricia recordó temas como Apurate José, Pedro canoero, Carcará, Oración del remanso, El sauce y el río, Pasarero y consideró que “hay un montón de canciones que nos pueden hacer pensar en nuestro paisaje y las historias del hombre y la mujer que viven a la vera del río, que tienen que ver con su identidad y con lo que somos”.
Efraín Colombo
Efraín Colombo es un cantautor nacido en Rafaela, Santa Fe. Este año, ante la situación de los ríos del Litoral, ideó un proyecto con más de veinte artistas de la música popular que se unieron en una canción escrita por él, para grabar el video Hijos del Río.
El joven artista consideró que “hay una falta de concientización de lo que significa la flora y la fauna silvestre, quemar pastizales puede ser bueno porque renueva el pasto que el animal silvestre va a comer, pero creo que hay muchas cosas a tener en cuenta. Creo que la quema de pastizales existe desde antaño, pero si vamos a la sabiduría empírica, jamás existe un paisano que te queme un pastizal cuando hay un viento que se dirige hacia el lugar donde está la población”.
En cuanto al río, Efraín no duda: “el río es todo, es desde la chacarera del monte, a la chamarra de Entre Ríos, al chamamé de Corrientes, al rasguido doble de Santa Fe y la milonga que se mezcla con la Pampa. El río es aquel que alimenta el suelo más fértil y poderoso del país, como es el suelo santafesino, que eso le permite tener la siembra, la flora y la fauna. El río es símbolo de vida”.
Sobre sus influencias, Efraín contó: “Julio Migno fue el poeta más grande del río Paraná, le escribieron muchos al río, yo soy hijo de esa poesía, por eso lo último que escribí se titula Hijos del río, porque me siento hijo del río, yo soy hijo del Jaaukanigás, miro el río y miro la vida, miro la tierra, el agua, el barro, el indio, el canto nativo, desde el río. Una persona con agua al lado puede empezar a crear cosas magníficas. El río es el que siembra la semilla en la canción, sin que uno lo busque, por habernos criado acá”.
Y en este paisaje, que hoy se incendia y duele, resuenan las voces que tantas veces cantaron versos:
“Canto, canto
Tan débil soy que cantar es mi mano alzada
Y fuerte canto, canto
No sé más qué hacer en esta tierra incendiada
Sino cantar”.
(Canto versos – Jorge Fandermole)