Si bien siempre estuvieron haciendo música, las ultimas conquistas como le Ley y la Ordenanza local de cupo femenino contribuyeron a su visibilizaron, pero la unión y reunión entre ellas fue lo que las potenció. Hablamos con cuatro autoras sobre cómo es hacer y crear en la región.


En Rosario son muchos los géneros musicales que la habitan, que la cuentan. El tango, con su semillero en la Orquesta Escuela que dirige Javier Martínez Lo Re, y la música litoraleña con sus grandes exponentes y las peñas que se llevan adelante en los distintos barrios de la ciudad, forman parte de esa banda de sonido de una ciudad que, más allá de las dificultades, sigue produciendo. Las mujeres siempre formaron parte de esas escenas, muestra de eso es que Nélida Argentina Zenon trabaja desde el barrio Belgrano de Rosario llevando adelante peñas y encuentros que nutren el chamamé y la música litoraleña, y que cuando el imaginario popular ponía el mote del género más “machista” del país al tango por algunas de sus líricas, el primer “Martes Verde” local (evento cultural organizado en 2019 para pedir la despenalización del aborto) convocó a más de 30 mujeres del género. La última ola de los feminismos, la ley y la ordenanza de cupo (sancionadas en 2019) funcionaron como una lupa, dieron luz, la posibilidad de mostrarse y el hacer colectivo la confianza para llevarlo a cabo.

“Las mujeres siempre estuvimos haciendo música, ahora somos más”, dijo Valen Druetta. La cantautora lleva adelante una prolífica carrera emparentada con ambos géneros. “La última gran ola de los feminismos nos empoderó y nos dijo que si queríamos podíamos componer, podíamos interpretar, podíamos ser tangueras o chamameceras, no ser adorno, ser nosotras el centro del escenario”, agregó. Lo que se produjo fue un efecto contagio. “Y poco a poco fuimos copando los escenarios, animándonos a profesionalizar nuestro quehacer musical. Que haya más mujeres en escena también es gracias a un Colectivo de Mujeres Músicas que impulsó que el cupo en esta ciudad sea de 50/50, esto hoy nos hace bien y en un par de años vamos a ver con claridad esos frutos”, apuntó sobre la Ordenanza número 10.004 que fue sancionada en la ciudad en 2019.

Entre otros proyectos Valen Druetta lleva adelante un dúo junto a Vicky Durand Mansilla quien también es comunicadora, gestora cultural y un poco menos optimista: “Como mujer chamamecera creo que está habiendo cierta presencia, pero proporcionalmente en Rosario creo que seguimos siendo muchísimas menos. El hecho de que haya sancionada una ordenanza que habla de la paridad hace que el estado ponga la mirada y procure lograr la paridad dando mayor visibilidad. Pero históricamente la mujer chamamecera era más bien la que cantaba, casi en un lugar de ornamento o de altar. Sin embargo, las instrumentistas han ido pudiendo abrirse paso y particularmente en lo que a mí respecta, con el tiempo también, la insistencia y la tozudez ha logrado que podamos trazar lazos con otras mujeres que fueron muy importantes”, apuntó y nombró a compañeras como Maíia López con quien el año pasado participaron de los festejos del Día del Chamamé en el Anfiteatro Municipal Humberto de Nito; Marilen Martínez que es de San Lorenzo y toca el acordeón; las hermanas Jorgelina y Florencia Sorrequieta y Dani De La Isla, mujeres que desde sus lugares y estilos llevan adelante proyectos de músicas del litoral. “Nos fuimos «enchamigando» y pudiendo encontrarnos con otras mujeres y hacernos esos lugares”, graficó la compositora.

En un momento el tango obtuvo el mote popular de machista por algunas de sus letras y estéticas y aunque reconoce que hay temas que ya no pueden cantarse (como Contramarca), Eugenia Garralda Lazarte, cantante, compositora y miembro de la formación local Pasaje Noruega, se manifestó sorprendida por la gran cantidad de mujeres del tango que se juntaron en el primer “Martes Verde” en 2019. “La noche del 11 de diciembre del 2019 éramos más de 30 mujeres del tango en escena. Compositoras, arregladoras, violinistas, bandoneonistas, cantantes. Fue increíble. Nos dimos cuenta que hace mucho tiempo que veníamos transitando el tango. En eso tiene mucho que ver la orquesta escuela que dirige Lo Re y el MuTaR (Músicos Tangueros Rosarinos Cooperativa de Trabajo) que surgió en 2011. Considero que, en el tango, a pesar de que se lo tilda de machista por su lírica, las mujeres en el tango siempre tuvimos una buena bienvenida”. De hecho, Garralda Lazarte ve que en estos últimos tiempos las mujeres son las que más se animan a cantar tango. “En estos últimos años fuimos las que más nos habilitamos”, dijo.

Para Gise Stival, también cantautora de tango, la visibilización cada vez mayor de las mujeres en el arte, como en muchos ámbitos, “va totalmente de la mano con el movimiento feminista”. “Gracias a esto muchas voces pudieron ponerle palabras a vivencias, emociones, pensamientos e historias que antes estaban totalmente reprimidas, y creo que la forma más natural y sincera de transmitirlo es a través de nuestro lenguaje más cotidiano y a través de nuestra música popular, cómo lo es el folklore y el tango”, opinó.

En lo que respecta al tango Durand Mansilla coincide con Garralda Lazarte en el semillero en el que se transformó la Orquesta Escuela que dirige Lo Re. “Muchas músicas y músicos, después de atravesar el proyecto de Escuela Orquesta o del Quinteto de Guitarras, siguen tocando, componiendo y arreglando”, apuntó. “Pero también, es consecuencia de tantas organizaciones de musicxs del tango o de mujeres tangueras. Que existan esas organizaciones siempre abre la puerta a que sea una posibilidad, un camino a tomar el hacer tango, que componer no es cosa de gente iluminada sino un ejercicio cotidiano de ver como plasmar desde esta estética lo que queremos decir y lo que vivimos a diario”.

En el chamamé, género con que Druetta trabaja hace años, no pasa lo mismo. “No abundan tantos proyectos que se dediquen exclusivamente a éste género (no tanto como el tango o el rock, la canción). La mayor producción de chamamé no está en el centro de Rosario, sino más bien hace como una especie de «cordón» a la ciudad. Si bien son muchas los proyectos musicales que incorporan algún que otro chamamé, no conforma el repertorio total. Si suele aparecer muchas canciones litoraleñas que bordea al chamamé, que es y no es, y eso es muy bello. Abundan chamameces escondidos en canciones”, dijo.

“Tal vez las instrumentistas han tenido más difícil el camino. Pero en los últimos 15 años con la aparición de Milagros Caliva que es una bandoneonista excepcional, La Pilarcita en Corrientes, no les queda otra a los muchachos que aggiornarse”, agregó Durand Mansilla.

“Hay todo un debate sobre qué aporta al arte la mirada de las mujeres”, apuntó Duetta. “Muchas veces nos ponen a hablar de «mujeres y la música» (o lo mismo en otras disciplinas), esto pasa hace años, muchos años. Yo creo que la mitad de nuestra población es mujer: si ellas no componen, no escriben, no pintan, algo falta. Es decir, falta la expresión de la mitad de la población (y solo esto hablando de género, esto se complejiza aún más cuando hablamos de género y clase). Sin duda lo que viene a aportar es un decir de denuncia, de aclarar los tantos, de abrir los ojos más ligado al feminismo qué, aunque esas mujeres no se consideren feministas, es un clima de época; ya no se puede cantar el tango 34 puñaladas, ya no se le puede cantar a la mujer que espera quieta a que aparezca ese galán que la haga feliz”, explicó.

Para Druetta espacios conservadores hay, pero las cosas se cambian en tensión. “En lo personal no me he cruzado con resistencia explícita (como no permitirme tocar) pero sí hay una mirada que cuesta identificar. Como guitarrista o guitarrera me tocó hacer, por ejemplo, la carrera de guitarra con muy pocas mujeres o sola, en aulas de 40 ser 1 o 2 o 3 mujeres. Pero también supe rodearme de docentes, compañeras y compañeros que me enriquecieron y lo siguen haciendo. De todos modos, suelo preferir habitar espacios de mi quehacer musical con mujeres, no de manera exclusiva, pero terminan derivando todos los proyectos en eso. Como el proyecto con Vicky Durand Mansilla donde componemos en su mayoría música del litoral o Mamaquilla, un trío que componemos y versionamos temas de otras mujeres de Latinoamérica. También estoy en el Quinteto de Guitarras del Tango donde hay una paridad hermosa. El simple hecho de la paridad no «hace a la música» pero sí habilita y genera libertad a que si hay mujeres que se quieran dedicar a la música lo hagan”.

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La inspiración

La primera canción de Druetta la hizo a los 18 años con la nostalgia de su abuelo paterno recién fallecido. Pero dejó de escribir. “Lo retomé después de nuevos duelos y de nuevos empoderamientos: componer no es una cuestión de que te baja la inspiración, es una cuestión de trabajo, de corrección, de buscar la claridad en algo que querés narrar. Y cuando lo hago hablo de cuestiones que siento personales, pero principalmente de conflictos que vemos o vivimos, de narrar las injusticias. Hacer un chamamé, una chamarrita, un tango es una forma de relatarnos las vivencias simbolizándolas, es como vernos desde afuera, pero reconociéndonos. Y el arte cuando logra eso, genera en nosotrxs una fuerza inmensa”, describió. Druetta está trabajando en un primer disco con Durand Mansilla y su composición tiene que ver con el habitar esta ciudad de cara al río. “Haciendo una música que históricamente fue rural. Empezar a incorporar lo que pasa en la ciudad. Trabajo en un centro de día e hicimos una canción con historias que pasan ahí. Es ir incorporando lo que nosotras creemos que tenemos que decir”, contó.

Stival empezó a escribir hace unos años como una necesidad. “Necesidad de canalizar mi forma de ver la vida”, confesó. Y Garralda Lazarte se animó a publicar sus canciones en los discos de Pasaje Noruega pero antes de hablar de su trabajo aclaró: “Hay que tener en cuenta que grabar un disco o subir una canción a las plataformas cuesta dinero, entonces hay muchas composiciones nuevas que no escuchamos si no vamos a algún show en vivo”.

“Con Pasaje Noruega empezamos a hacer arreglos originales de ciertos clásicos y empezamos a mechar con algunas composiciones nuestras en el primer disco, Mestiza, que salió en 2014 y después en 2017, Febril, ya fue todo de composiciones nuestras. Para Febril compuse un chamamé”, contó y reconoció: “En la composición la inspiración de los temas siempre es la vida cotidiana. El artista es un ser sensible que necesita necesariamente observar lo que pasa a su alrededor para poder decir algo desde un lenguaje poético, artístico musical. Los mundos propios son interesantes de ir descubriendo, pasa por cómo te interpela lo que pasa afuera”.

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