Se trata de apenas una muestra de la inmensa obra del poeta riojano Ariel Ferraro. En un puñado de sus poemas, musicalizados por reconocidos compositores argentinos, queda claro el por qué es considerado una de las plumas fundamentales de La Rioja.

Nacido como José Humberto Pereyra en 1925 en Llanos de La Rioja, Ariel Ferraro falleció muy pronto, a los  60 años, en 1985 en Buenos Aires. Había regresado hacía muy poco del exilio en España. También estuvo radicado un tiempo en el sur argentino y en Uruguay. “Mi padre fue un tipo polifacético, poeta principalmente, pero también hizo dramaturgia, periodismo, fue docente de adultos y de chicos en el exilio. Estuvo muy vinculado a las actividades culturales, a los grupos de teatro, escribió ensayos”, explica Ariel, su hijo.

Portada de El canto del poeta 2.

El disco fue producido y dirigido musicalmente por el guitarrista Luis Chazarreta y el vientista Víctor Carrión, ambos músicos de La Rioja. El trabajo incluye la participación de músicos y cantores argentinos especialmente convocados para esta obra. La producción tiene una estética magnífica con la ilustraciones de las artistas plásticas riojanas Patricia Aballay y Diana Guzmán y el brillante diseño gráfico de Sara Paoletti.

El material, publicado en formato físico, contó con el fundamental aporte de la familia del poeta, cuyos integrantes pusieron a disposición el archivo fotográfico donde se puede observar parte del derrotero personal y familiar de Ferraro. La idea original fue de Ariel Pereyra, hijo de Ferraro, y de su madre Alba, sumando luego la fundamental participación de los directores y arregladores.

“Este trabajo recoge una inquietud que teníamos en la familia de dar a conocer la obra musicalizada de mi padre”, explica Ariel. “Todo empezó con un guion de un proyecto de espectáculo poético musical que mi padre había escrito con algunas de sus canciones, pero que nunca pudo llevarse a escena. El exilio y otras cosas pusieron el obstáculo para eso. Teníamos ese material y todo lo registrado y grabado por distintos artistas y algunos textos a ser musicalizados, además de lo que apareció en aquel disco hermoso que hizo Ramón Navarro y algo más en cassettes. Junté todo y me propuse que eso sirva para hacer un homenaje a él y a su obra”, refiere.

Ariel, su madre y su hermana se reunieron con Ramón Navarro y músicos riojanos que también se entusiasmaron con el proyecto. “Juntamos unos doce temas para ese primer volumen y de pronto aparecieron amigos compositores maravillosos que nos hicieron conocer obras compuestas con la poesía de mi padre que nosotros desconocíamos  y también aparecieron textos que habían publicado en los libros de mi padre y al final teníamos dieciséis canciones maravillosas que forman parte de este segundo volumen”, cuenta. “Son textos con la métrica exacta para ser musicalizados que entregamos a amigos músicos,  nos pusimos a prepararlo y a buscar a los intérpretes y a los instrumentistas y así logramos hacer este disco-libro hermoso”, concluye al respecto.

En el texto introductorio, Alba Rosa, hija del poeta, relata aspectos de la intimidad de su padre, confiando detalles de la personalidad de Ariel y de cómo se desarrollaba su labor diaria, lo cual permite contextualizar la obra. También son relevantes los textos de Juan Falú, Jorge Boccanera y Pancho Cabral, quienes ofrecen su mirada sobre la obra de Ferraro. Las composiciones muestran una importante diversidad rítmica y las músicas logran el ensamble necesario con las letras. Hay poemas musicalizados con ritmos de vals, zamba, tango, huayno, chaya, milonga. También un aire del litoral y temas en formato canción.

El vals Cielo de alfarero, Zamba de la desterrada, Cuando toque el olvido, Canción para un adiós imperdonable, A Pablo Neruda y la chaya Prodigio del carnaval poseen música de Ramón Navarro, el compositor que más ha trabajado con la poesía de Ferraro. “Cuando yo empecé a juntarme con Ariel para hacer canciones teníamos un grupo que se llamaba Los Llaneros del Quillovil, él puso el nombre y nos bautizó. Teníamos una relación profunda, Ariel era como un hermano”, cuenta Navarro.

Algunas obras habían quedado guardadas en un cajón, otras las tenía su hijo Ariel y algunas fueron registradas con la partitura en la Editorial Lagos, además de cassettes que la familia fue acopiando. “Con Ramón Navarro componían enviándose cassettes por encomienda y así los temas iban tomando forma, lo mismo hacían entre Bs As y Madrid cuando estuvimos en el exilio mediante algún viajero o algún correo”, comenta el ideólogo del proyecto. Ramón Navarro, el histórico integrante de Los Quilla Huasi, afirma que “Ariel fue un hombre de convicción absoluta y creyente, incapaz de golpear en la mesa para hacerse escuchar, un hombre sereno, tranquilo y un poeta enorme. Una de las primeras canciones que hicimos con Ariel fue Baguala del Quillovil, que quiere decir «de tierra seca». Me sorprendió la belleza de su poesía. Una de las primeras que hicimos juntos también fue una especie de tonada mezclada con una cueca, vendría a ser una especia de tonada riojana -se ríe-.  Así que bueno, tengo para él el mejor de los elogios”, explica.

La temática poética de Ferraro es lo suficientemente amplia como para hablar del amor, del carnaval, del Chacho Peñaloza, de Neruda. “ La poesía de Ferraro tenía música, cada palabra tiene una rítmica que ayuda a construir la melodía”, afirma Pancho Cabral en un texto que se incluye en el disco. “Sí, realmente es así, él escribió poemas que tenían destino de canción”, coincide Ramón Navarro, quien también grabó un disco con poemas del libro de Ferraro Ceremonial para arqueólogos ebrios, una obra referida al suceso de Hiroshima y Nagasaki que fue dedicado a Alba Rosa, la esposa de Ariel, fallecida muy recientemente a los 94 años. “Siendo realistas, podemos decir que mi padre no es un poeta popular como su obra merecería, como le pasa a tantos en nuestro país. Fue un poeta que siempre tuvo a La Rioja en sus textos, a la greda, a los personajes históricos, a las mujeres luchadoras, al país, a América. Como tantos otros creadores, merece que el pueblo los conozca y los admire. No es un poeta masivamente conocido, pero sí es reconocido en el noroeste como un gran renovador de la poesía en La Rioja”, señala Ariel.

Ariel Ferraro.

Las voces elegidas para El canto del poeta 2 son diversas. La nómina de cantantes incluye a Germán Gómez, Jorge Fandermole, Patricia Andrade, Juan Carlos Varela, León Gieco, Julián Baglietto, Pablo Aldonati, Mery Murúa, Lapacho Dúo, Marcelo Chanampa, Peteco Carabajal, Hernán Robles, Paulina Carreño, Sisa Willka (Agostina Peralta y Santiago Vega), Luis Baetti, Carlos Ferreyra y Nadia Larcher. También participan con recitados Liliana Daunes en Zamba de la desterrada y Ramiro González en Cuando toque el olvido, poema del libro La Rioja innominada (1960). Del mismo libro, en la zamba De Chepes al sur, extracto del poema Oda para un desvelo campesino, el recitado es de Carlos Ferreyra. “Nos decían que ya no iba el formato físico, por los costos y porque todo se maneja por redes sociales, pero nosotros queríamos dejar un objeto donde, además de la diversidad de músicos y arregladores, haya información y testimonios que hablan de su vida y su poesía”, resume Ariel.

A las composiciones de Ramón Navarro mencionadas, se suman las de Raúl Mercado, Argentino Galván, Pablo Aldonati, Luis Chazarreta, Camilo Matta, Pablo Claudeville y Alberto Castelar. “Muchos dicen que hasta que él llegó, la poesía en La Rioja era una poesía tradicional un poco quieta en el romanticismo ó en el folklorismo , en la cosa figurativa y Ferraro trajo ese bajaje de las vanguardias, el surrealismo, lo abstracto, pero siempre con los pies bien en la tierra y en la historia”, dice su hijo.

“Mi padre es reconocido como un transformador de la poesía de La Rioja y como alguien muy influyente en la cultura del noroeste argentino. Hamlet Lima Quintana dice que si existiera la poesía nacional, la de Ferraro tendría que ser reconocida como fundamental por la forma en que va tallando ese lenguaje, palabra por palabra. En colegios y universidades de La Rioja se estudia su obra, pero todavía no tiene el lugar que merece no sólo él, sino que merece el pueblo para encontrarse con sus mejores cultores”, afirma Ariel.

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