Julieta Laso se destaca por su voz y su particular manera de habitar las canciones. Se trata de una artista que propone, que abre, que lleva la música popular a un terreno personal. Recientemente ganó Mejor Álbum Artista de Tango y Mejor Diseño de Portada en los Gardel y está por lanzar disco nuevo en septiembre. Llega a Rosario este jueves para convidar músicas de Cabeza Negra, La Caldera, tangos y otras canciones prestadas.


Julieta Laso hace mucho tiempo que ha trascendido el universo del tango. Después de su recordado paso por la Fernández Fierro –una orquesta no tan típica-, entre 2013 y 2018, la cantante y actriz lanzó su segundo disco solista, Martingala (2018), y abrió la cancha: hay vals, blues, candombe, cumbia, aires de flamenco y alguna milonga. Pero casi ningún tango. Esa búsqueda, con un anclaje en la música popular latinoamericana, la profundizó en La Caldera (2021) y en Cabeza negra (2022) parece haber encontrado una síntesis entre el folklore y el tango (¿no es acaso el tango un folklore más?). De hecho, Laso está dispuesta a subir la apuesta y se encuentra trabajando en un disco íntegramente dedicado al folklore latinoamericano, que cuenta con la producción artística del chileno Macha Asenjo, líder del grupo Chico Trujillo y también de Bloque Depresivo.

“No me molesta para nada porque yo siento que vengo del tango y nunca hubiese cantado si no hubiera sido por el tango”, resalta Laso cuando se le pregunta si a esta altura le molesta que la relacionen únicamente con el tango. “Aunque en mis discos solistas no hay muchos tangos clásicos, sí aparece en todo lo que hice con la Fernández Fierro. Pero también canto otros géneros. Lo que pasa es que mi timbre de voz o la forma de cantar me lleva mucho a ese lugar y la verdad es que no me molesta tener esa referencia. Porque es real que vengo de ahí”, se explaya la intérprete, que transitó muchos años de su vida por barrios porteños como Almagro y Villa Crespo. Ahora, su proyecto musical la traerá a Rosario: tocará este jueves 6 de julio a las 21 en Casa Brava (Pichincha 120). Y el viernes 7 de julio se presentará en Club Legrand (San Lorenzo 163), Córdoba.

En 2020, Laso se radicó con su pareja, la cineasta Lucrecia Martel, en Salta, en el paraje La Calderilla, ubicado a doce kilómetros de la capital provincial. Allí se encontró –o reencontró- con la música folklórica del noroeste. De hecho, su último disco, Cabeza negra, incluye una baguala, Flor morena de luz (de Alfredo «Tape» Rubín), interpretada con una caja, con bandoneón y su voz siempre dramática y espesa. “Me conectó un poco más (con la música del noroeste) porque estoy ahí y participo más. Pero desde chica tengo una gran conexión con el norte del país, siempre fue el lugar que más me atrajo”, confiesa Laso. “He ido mucho a los carnavales y nunca pensé que iba a terminar viviendo ahí. El folklore siempre me gustó pero quizás se incrementó ahora. Y soy muy fanática del canto con caja y escuchar a las copleras”.

En Cabeza negra, su cuarto disco solista, que contó con la dirección musical y los arreglos de Yuri Venturin (músico clave de la Fernández Fierro), Laso encuentra un equilibrio entre autores clásicos o tradicionales (Horacio Guarany, Alfredo Zitarrosa, Violeta Parra, Daniel Toro) y contemporáneos (Mocchi, Alejandro Guyot, Edgardo González, Tape Rubín). “Me interesa que siempre haya composiciones nuevas. En casi todos los discos fue así. Y siempre estoy atenta a lo que están haciendo los compañeros y por supuesto que los autores que elijo son autores que me interesan muchísimo”, resalta. En el disco, Corazón maldito de Violeta Parra, Canto de nadie de Alfredo Zitarrosa o Ámbar violeta de Fito Páez conviven en armonía con Ejercicio de Mocchi o Nadalina de Tomi Lebrero. Por supuesto, el hilo conductor del disco es la voz miloguera, urbana y misteriosa de Laso. Y algo más: la particular formación con cuatro bandoneones y un contrabajo (el de Yuri, claro).

– ¿Y qué tiene que tener una canción para que elijas interpretarla?

– No sé cuál es la regla, pero digamos que hay canciones que están buenísimas pero a mí no me quedan bien. Entonces, tiene que ser una canción que sienta que es para mí, para que yo la cante y que me identifique. En este disco, las canciones tenían que adecuarse a la formación con bandoneones y contrabajo. En general, elijo el repertorio con el productor artístico con el que esté trabajando en ese momento. 

Cabeza negra sigue siendo un disco muy reciente, ¿Acá encontraste una síntesis en comparación a los discos anteriores? Porque aparece el tango y también el folklore del noroeste.

– Siento que encontramos un sonido particular, con muchos elementos de la música de nuestro país de distintas partes. Es un disco del que estoy muy orgullosa. También sé que es un disco muy trágico y que no es para todo el mundo. Yuri y Walter Chacón (quien grabó y mezcló el disco) fueron fundamentales para Cabeza negra. Fue el reencuentro con Yuri después de unos cuatro o cinco años. Y la verdad es que salió todo re bien.

– ¿Y de dónde viene ese componente trágico en este disco?

– Supongo que la conjunción entre Yuri y yo iba a resaltar esa cuestión trágica. Y también el fueye, los arreglos, cómo están hechos; hay algo telúrico. Tiene mucha importancia el bandoneón en este disco y la forma de los arreglos, que suena como una orquesta. Es medio teatral y envolvente por momentos.

 – Por ese disco, este año ganaste dos Gardel en las categorías Mejor Álbum Artista de Tango y Mejor Diseño de Portada, ¿Tienen un significado especial para vos los premios?

– Cabeza negra es un disco difícil, extraño y tenía un poco de miedo… Pero fue una alegría el premio. Lo tomo como un halago y como algo que ayuda en el trabajo.

– ¿Miedo de que no sea bien recibido?

– Sí, que sea muy difícil de escuchar. Ya el hecho de que sea un disco con la misma formación todo el tiempo es algo bastante audaz.

A juzgar por todos tus discos, tu mirada está enfocada en la obra y el concepto, ¿Qué tanta importancia le das al afuera?

– Nunca es el primer lugar de pensamiento, siempre está primero la idea que yo quiera explorar o la mirada de la otra persona con la que elijo trabajar. De todos modos, siempre me interesa cómo lo reciben las personas cercanas. Pero nunca es el motivo central preguntar qué es lo que querrían escuchar.

Julieta Laso no descansa. En este momento se encuentra ultimando detalles de lo que será su quinto disco solista, con la producción artística de Macha Asenjo. “Me puse en este último tiempo un poco fanática de grabar, pero ahora voy a parar un poquito”, dice. El disco está centrado en el folklore latinoamericano y saldrá en septiembre, si todo sucede como lo planeado. Hasta ahora mostró dos adelantos: una versión en castellano de No me arrepiento de nada –pieza popularizada por Edith Piaf- y un bolero inédito escrito por Asenjo y que aquí Laso canta con Vicentico, su “cantante favorito”, El mago y la publicidad. “Es un lujo que Vicentico la haya grabado, porque es un artista que súper admiro”, enfatiza Laso. Y en cuanto a la versión de No me arrepiento de nada dice: “Es una idea que se le ocurrió a Macha y me pareció interesante la propuesta. Edith Piaf sí es una cantante que escuché mucho y la canción estaba en mi radar, pero no es que tenía una relación particular con la canción ni creo que se me hubiese ocurrido a mí hacerla”.

– ¿Por qué pensaste en Macha Asenjo para trabajar el disco nuevo?

– Lo conocí hace muchos años cuando cantaba con la Fernández Fierro. Compartíamos muchos festivales de world music alrededor del mundo. En seguida nos llevamos muy bien y yo lo admiro mucho. Además, junto con el Bloque Depresivo me invitaron muchas veces a Chile, también inclusive a grabar en sus discos. Y en el medio de la pandemia se me dio por grabar porque estaba terminando Cabeza negra (2022). Entonces, me llamó Macha para invitarme a cantar y le dije que era una de las personas con las que yo quería trabajar desde hace mucho tiempo, porque me gusta mucho la música de raíz folklórica latinoamericana. Me hice muy fan de Macha y del Bloque Depresivo. Este disco que se viene está grabado con los músicos del Bloque, en Chile y con la decisión artística de Macha. Es un sueño para mí. Fue un disco difícil de lograr porque ellos están allá y yo acá. El disco no tiene una sola canción argentina. Tiene muchas canciones chilenas, mucha trompeta, otro sonido totalmente diferente a lo que vengo haciendo. No hay tango tampoco.

– En esta gira, que te llevará de visita por Rosario y Córdoba, volvés a las fuentes y estás acompañada por el trío de guitarras. ¿Qué podés adelantar?

– Del nuevo disco no voy a tocar canciones hasta que no lo presente completo con la banda correspondiente. Ahora estoy tocando con los muchachos con los que arranqué. Vamos a hacer temas de Cabeza negra, de La Caldera y también algunos tangos reos que hacíamos cuando empezamos a tocar. Algunos temas de Mocchi que se suman, algún vals. Es muy emotiva la situación de tocar juntos con Juan Otero, Leandro Ángeli y Germán Montaldo. Son los tres guitarristas con los que empecé a tocar hace quince años. Ellos me hicieron el aguante desde los inicios y fueron las primeras personas que me dijeron que tenía que cantar tango y grabar discos. Fue antes de la Fernández Fierro. Y ahora los llamé para dar unas vueltas por ahí. Las canciones van a estar adaptadas a las tres guitarras.

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