Jorge Fandermole realizará este viernes en el Galpón 11 un show titulado Saldos y novedades en el que interpretará sus últimas composiciones junto a aquellas que, sin importar de cuándo datan, fueron menos interpretadas en vivo.


Con textos que hacen referencia al entorno histórico y social de la época, este momento “conflictivo y crítico que toca vivir”, Jorge Fandermole presentará un concierto titulado Saldos y novedades en el que repasará las últimas incorporaciones a su amplio repertorio y junto a aquellos temas que, sin importar la época en la que aparecieron, fueron poco interpretados en vivo y comparten el abordaje de temáticas que convocan a repensar la actualidad. “De ninguna manera es una crónica ni nada por el estilo, pero tiene referencias con la realidad”, dijo el compositor en una charla exclusiva con De Coplas y Viajeros previo a su presentación de este viernes 14, a partir de las 21, en el Galpón 11 (Estévez Boero 980). Las entradas están a la venta en tickets4lovers.com y en Amadeus (Córdoba 1369 – Galería Melipal).

Fandermole es, y lo fue a lo largo de toda su carrera, un creador de canciones que cuentan la región, sus costumbres, profesiones y momentos, y que incluso plantan cara a muchas problemáticas sociales. “Las temáticas que se sostienen y que están en situación de crisis son los sentimientos y los valores, son temáticas que están permanentemente revisándose, esas que tienen que ver con la idea del trabajo, el amor, la lucha, la violencia, es decir, todo aquello que nos está interpelando y rodeando en este momento. Es que como decía (Juan José) Saer, todo lo que ocurre en la espesa selva de lo real, de alguna manera, nutre la ficción y la poesía”, apuntó el músico.

 

 

Y aseguró: “El mismo lenguaje está en crisis, en relación a lo que es verdadero y lo que es falso. Y del mismo modo que hay una crisis en los diversos lenguajes, el de la economía o el de la política por ejemplo; hay así mismo una crisis en los lenguajes artísticos. Entonces creo que del mismo modo que a veces la literatura indaga en la misma literatura, la canción también debe indagar sobre su propio contenido y sobre la voz que la canta. Todas esas cosas están presentes ahí en lo que quiero decir y en lo que lo que voy armando como repertorio”, adelantó el músico nacido en Pueblo Andino que en la década del 80 formó parte de movimiento informal de creación y producción musical conocido como Trova Rosarina.

A lo largo de su carrera Fander, como se lo conoce popularmente, asegura no haber llegado nunca a juntar 20 canciones que no escuchó nadie. Siempre sus nuevas composiciones tienen un ida y vuelta con el público antes de entrar al estudio para ser grabadas. “Se van agregando al repertorio en vivo. En algunos momentos uno tiene la posibilidad de agregar mayor cantidad de temas, en otros menos. Pero es un animarse un poco a desequilibrar con cosas más nuevas. Eso es lo que intento hacer en este caso”, dijo.

 

El arte como caja de resonancia

“Las cosas que pasan resuenan en todos los lenguajes del arte de una u otra manera”, aseguró el compositor que lleva, hasta el momento, editados siete discos solistas, siendo el último Fander que data de 2014. “La pandemia fue algo que nos aisló y, de algún modo, transformó a toda la sociedad ese aislarnos, pero de alguna forma algunos pudimos ir sobrellevándola con el intercambio. Ese compartir letras con compañeros que fueron apareciendo, a los que le mandaba letras o me mandaron música o uno intentaba completar esas ideas, que fue lo que hicimos en esta situación de pandemia, así que ahí salieron algunas cosas nuevas. Como una forma de agarrarse de algo durante ese momento tan crudo”.

«Cada uno con la energía que tiene va viendo cómo arma su camino expresivo frente a lo que acontece».

En los últimos años el covid-19 fue tema ineludible y el aislamiento, distanciamiento o cuarentenas como formas de contenerlo pusieron al arte como compañía necesaria. “En ese contexto uno no sabía hasta qué punto lo que estaba haciendo y ofreciendo u ofreciéndose a sí mismo era parte de un mecanismo de distracción y en qué porcentaje era un modo de, cómo se dice, transfigurar el mundo o la realidad con algún tipo de resultado poético”, se preguntó Fandermole.

“Hemos consumido una cantidad de información y de ficción durante todo este tiempo de pandemia, como no debemos haber hecho nunca en nuestra vida. Hemos estado en frente de las pantallas todo el tiempo. La realidad, la ficción, el trabajo y la imaginación estuvieron puestas permanentemente sobre las pantallas y también sobre otras posibilidades instrumentales, pero bueno, de ahí salieron algunas cosas interesantes”, apuntó.

“También fue y sigue siendo una época de mucha discusión porque terminada la pandemia empezamos a sufrir fuertemente situaciones críticas a nivel local y regional que las seguimos padeciendo. Y por otro lado pareciera que no se hubiese terminado la gravedad de lo pandémico si uno mira la geopolítica y ve que tenemos una guerra muy importante en curso más una gran cantidad de conflictos en diferentes lugares”, analizó y puntualizó: “No es una guerra, son múltiples guerras híbridas desarrollándose en diferentes lugares. Estamos viviendo un panorama crítico extremo, yo lo siento de esa manera. Y en el medio de eso uno intenta, desde eso que le ha tocado como modo de expresión, de alguna forma expresar algo, interpretar algo, explicarse algo, o desarrollar o transformar algo”.

Pero Fander no sólo hace frente a esas guerras desde sus canciones, sino que está en aquellos lugares de disputa como se lo pudo ver en uno de los últimos cortes del puente Rosario-Victoria cantando y acompañando el pedido por la Ley de Humedales que pueda detener el ecocidio de la región. “Siento que a medida que me voy haciendo viejo y cada vez los tiempos se acortan la responsabilidad que uno puede asumir en relación a montones de conflictos en los que está inmerso, de manera individual, grupal o socialmente, esa responsabilidad pareciera que se acrecienta. Que uno no puede sacarle el cuerpo. Hay un momento en que, se supone, uno ya no tendrá más energía y no podrá decir nada y se quedará encerrado esperando, pero no es este momento digamos. Cada uno con la energía que tiene va viendo como arma su camino expresivo frente a lo que acontece”, reconoció el músico.

 

Los herederos y la herencia

Desde hace ya varios años aquel colectivo cultural que dieron a conocer como La Trova Rosarina, integrada por Juan Carlos Baglietto, Rubén Goldin, Adrián Abonizio, Silvina Garré, Fandermole y actualmente Fabián Gallardo, volvió a los escenarios. Consultado sobre la herencia de ese grupo de artistas rosarinos que irrumpió en Buenos Aires en 1982, Fandermole aclaró: “Tengo la idea, un poco por mi experiencia y un poco por la de mis compañeros más cercanos, que las influencias que uno va recibiendo son múltiples, son muy diversas y no se dan para todos en un solo sentido ni desde un solo lugar. Ni tampoco se dan en forma lineal como para que uno pueda generalizar. Yo siento que la tradición y las rupturas se han dado en cada uno de nosotros de diferentes maneras porque hemos recibido una influencia fuerte del rock, en español y en inglés, del folklore y del tango en diferentes proporciones. Pero cada uno ha asimilado eso de manera diferente y creo que las generaciones nuevas, esos que vienen después de nosotros, han tomado de todo ese panorama una parte de una manera que no se puede generalizar”.

“Ahora por ejemplo están los nuevos lenguajes del trap que al mismo tiempo que, desde un punto de vista, reducen el léxico también amplían el modo y la síntesis en que lo expresan. Sin entrar a valorar si está bien o está mal, se pueden ver las diferencias. Y del mismo modo aparecen nuevos creadores, más jóvenes que yo que están en plena creación como Sandra Corizzo o la producción vieja y nueva del Chula Venegas que ahora sacó un disco (Ambulantes) con José Santucho que es precioso. Menciono esas cosas porque son las que tengo más cerca y más escuchadas. No tengo perspectiva para saber de qué manera nosotros hemos influido en ellos, pero reconozco en eso, una potencia musical y poética que me emociona. Pero puedo encontrar una emoción parecida, aunque un poco más distante tal vez, con lo que he escuchado de Niki Nicole por ejemplo”, analizó.

Y amplió: “Siempre hay una parte de la experiencia y una parte del lenguaje que aflora un poco en todas las generaciones y que uno debería estar más atento a lo que pasa, algo que a veces es difícil porque el tiempo no alcanza para escuchar todo. En Rosario hay mucha diversidad. Hay mucho folclore, mucho tango nuevo, uno se queda hablando solamente de la canción, pero en realidad el panorama musical es muy amplio. El rock está permanente generando cosas, el pop también”.

 

 

Lo que se viene

“Tengo cosas empezadas que necesariamente tengo que, en un momento, plantear un cierre y decir bueno hasta acá, vamos a ir terminando todo lo que está bocetado y hecho. Ojalá que sea pronto”, dijo Fandermole consultado sobre la posible salida de un nuevo disco con su firma. “Lo que pasa es que, al no tener obligaciones contractuales o discográficas, a veces me voy dejando llevar por lo inmediato, por escribir, tomar apuntes y no voy pensando en lo que puede ser registrado”, agregó.

“Hay una tendencia actual que es la de componer, grabar, registrar y editar inmediatamente pero no es un ejercicio o una costumbre que yo tenga. Puedo componer y mostrarlo, meterlo en el repertorio en vivo, pero no tengo esa urgencia inmediata de producirlo para grabarlo, editarlo y difundirlo”, dijo y sobre las novedades que imperan en su repertorio actual y sus presentaciones en vivo adelantó: “Incorporo un poco los textos desde el lugar no del que habla con el público sino del que pone el texto en el lugar de la escucha, de la lectura. Después uno siempre trata de innovar en esos dos lenguajes de la canción que son la poesía y la música, que son demasiado amplios. Desde el punto de vista de lo armónico uno va siempre buscando lo nuevo y desde el punto de vista de las especies musicales va tratando de transformar algo, de buscar alguna herramienta a nivel de lo lingüístico que te dé una oportunidad diferente. Eso es una búsqueda de siempre. En algún momento pude pensar que yo era un tipo rupturista, pero ahora creo que no, creo que soy bastante tradicional. No siento que hoy la innovación sea el camino urgente por el que yo deba buscar cosas. Por ahí alguna cosa sale. Siempre hay como un camino que va movilizado, moviéndose, al menos pretendo hacerlo porque tengo la certeza de que compositivamente las puertas de ingreso son demasiado diversas como para que uno se quede en dos o tres”.

“La experimentación a nivel de los lenguajes es una cosa que yo voy proponiéndome y proponiendo a los demás. Eso se da como consecuencia a cierta diversidad en lo que uno hace. Sigo con la idea del solista, ahora ando por ahí, pero desde que empecé a trabajar con grupos estuve con un montón de gente y la verdad que si puedo jactarme de algo es de ese haber compartido repertorios y proyectos con todo el que tuve a mano. Lo que aprendí, lo aprendí porque tuve al lado toda esa gente, ha sido el modo en que me he nutrido y lamentaría mucho no haber podido hacerlo”, dijo quien entre muchos otros y otras supo compartir proyectos con Lucho González, Iván Tarabelli, Juancho Perone, Marta Gómez y Fernando Cabrera.

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