El Dúo Eliseo presenta la Cantata «Oyé Ndén Chaná» en la ciudad de San Lorenzo el sábado 26 de marzo, en la Sala Bernardo Perrone del Centro Cultural Estanislao López. La misma es una obra musical que relata y cuenta la historia de la Cultura Chaná en el litoral, la traducción del título es «guarda memoria chaná». Se trata de una tarea que el Dúo Eliseo viene realizando hace años de recuperación de la cultura del pueblo Chaná que habitó la costa santafesina.

El grupo está conformado por Gabriel Cepeda, artesano y músico de la ciudad de Granadero Baigorria (con quien dialogamos para esta nota), junto a su hermano Alejandro. Además participan del disco, Hernán Flores en bajo, Daniel Aquino en percusión y José Luis «Jori» Balbuena en vientos, junto a otros invitados.

Siempre llevaron adelante un camino de aporte musical en la creación de una obra nueva, siempre fueron compositores e interpretaron sus canciones, en ese devenir fueron divulgando y trasmitiendo la cultura Chaná. Por otro lado, Gabriel realiza talleres de Alfarería Chaná y la difunden en toda la Provincia de Santa Fe y parte del país, visibilizando la cosmovisión de esta cultura de los ríos.

Portada del disco con ilustración de Ruperto Fernández Bonina

Gabriel Cepeda estudio y aprendió la lengua chaná de parte de Blas Jaime, ultimo hablante de la lengua, declarado Patrimonio Cultural de Entre Ríos y reconocido por la Unesco. En charla exclusiva para De coplas y viajeros, nos cuenta sobre el nuevo material, su trabajo como artesano y músico y el labor que realizan junto a su hermano para mantener vigente y difundir la cultura chaná.

– ¿Cómo surge la realización de la Cantata Chaná?

– Es una obra musical que se abre a partir del trabajo con Blas Jaime de 88 años, como defensor de la lengua chaná y ultimo hablante de la misma. Dentro de ese proyecto de lengua y cultura chaná, yo hago los talleres de alfarería, la obra se suma a ese proyecto, la empezamos a escribir con mi hermano en el año 2016. La cantata estaba en proceso, nos agarró la cuarentena y nos encerramos los dos en la sala de ensayo, nos dedicamos el 2020 y 2021 a grabarla, invitamos a amigos de la zona para participar, algunos pudieron venir y otros enviaron sus aportes musicales por celular, procesamos los sonidos en la computadora. La presentamos en la Provincia de Santa Fe donde recibimos apoyo del Ministerio de Cultura y se ganó un premio también en el Ministerio de Cultura de la Nación como proyecto general. Después sucedió que no la podíamos presentar por la pandemia, al final en noviembre la presentamos en Puerto Gaboto, fue impresionante, lo hicimos en un espacio lindo, íntimo y quedo gente afuera.

– ¿Cómo está formada la Cantata?

– La obra está formada como Cantata por 14 relatos y canciones. Se halla planteada en 3 movimientos, el primero sobre la cultura chaná, el segundo la llegada del español y el etnocidio, el tercero es la recuperación de la lengua y la cultura, tiene una duración de 1 hora. Rítmicamente hemos tomado libertades pero hay músicas con color litoraleño. Significa «guarda memoria», es el mantener vivo la cultura, la mujer era la «guarda memoria» que transmitía en forma oral, era un pueblo matriarcal, era el sujeto principal de la comunidad y transmitía el saber. En la presentación en San Lorenzo llevamos la obra del ilustrador de la Cantata, es un libro de Ruperto Fernández Bonina, reconocido artista plástico, que era de la agrupación de los años 60 Tucumán arde, Tito tiene 80 años e inició este movimiento. Llevamos los originales de la obra de él, que ilustró la tapa del disco.

– ¿Desde cuando estudias la Cultura Chaná?

– Estudio cerámica chaná desde los 12 años, luego Don Blas Jaime (ultimo hablante de la lengua) en el año 2013 me empieza a pasar información, después estudié con él desde el 2015. El territorio chaná era para la caza, la pesca y la recolección, realizaban cerámicas, y tenían un sistema de defensa muy interesante que era el silencio. Su zona, «ngori» en lengua chaná, era el sur de Corrientes, parte del Uruguay, litoral Santa Fe, y Entre Ríos. Hay parcialidades como Chaná timbú, Mocoretas, pero tenían el mismo patrón cultural que se encuentra en su arqueología. Yo trabajé muchos años con Raúl Domínguez, el traía restos de las islas del rancho que tenía, me iba al museo de la Fluvial y él me contaba sobre los chaná, yo escuchaba, era todo suposición. A su vez estudiaba con el libro del antropólogo Antonio Serrano. En los 80 yo vendía alfarería chana pero no la sabía explicar, ahora sí, luego de lo que aprendí con Don Blas Jaime.

– ¿Qué experiencia rescatas de los talleres de Alfarería Chaná?

– Los talleres los he dado en toda la provincia de norte a sur, en otras provincias del país también. Mucha gente se acerca porque necesita recuperar la cultura nuestra, en los talleres mucha gente ha recuperado su identidad, no sabían que eran chaná, se van autoreconociendo, con un trabajo para ver su ancestralidad. Aprenden de alfarería y a valorar la historia. Para la cerámica chaná, utilizaban barros de las costas, preparados, con recetas con elementos naturales, en el taller no se compra nada, lo hacemos como si fuera hace 500 años atrás, con los elementos que había en ese periodo de la historia, las arcillas son del lugar donde estamos. Vamos al río, hacemos un reconocimiento de flora y fauna para ver los colores, la idea no es hacer una réplica chaná, si no darle una continuidad como serían los chanás hoy, poner nuestra propia identidad. Si le pongo taller chaná, les doy lengua chaná y los envío a comprar a la esquina no va.

Blas Jaime, último hablante de la lengua chaná

– ¿Lo tomas como una lucha la de reivindicar la cultura chaná?

– Es una lucha colectiva, que empezó repentinamente y se tornó comunitaria, hemos intervenido en muchas escuelas de la provincia de Santa Fe, ya no es una lucha personal, la idea es multiplicar, sumar gente, ayudando a Blas Jaime en Santa Fe, él vive en Entre Ríos y hace su trabajo donde vive. Nosotros desde aquí.

– ¿Cómo surgió el Dúo Eliseo que conformas junto a tu hermano Alejandro?

– Con el Dúo Eliseo empezamos en el año 81, como folk rock, siempre fuimos compositores con nuestro propio repertorio, en el año 85 ganamos en Cosquín como revelación, no pude subir por que me había quedado sin voz. Nos queda el haber hecho un buen papel. Aparecimos descalzos, mal vestidos, medio como rockeros, el Diario La Voz del Interior de Córdoba puso “dos rockeros ganan en Cosquín”; imagínate, después tuvimos problemas con Marbiz y le rompimos el diploma en cara, estamos felices de no haber aceptado ciertas cosas. No es fácil el camino de la música pero son decisiones que uno toma y mantenemos la coherencia. Respecto del nombre, ambos éramos jugadores de fútbol, tenía que jugar un clásico en el baby, estaba ansioso y no podía dormir, dibujé la cara de mi hermano como si fuera un disco, hice el dibujo y le puse “Dúo Eliseo”, después con alguna mudanza se perdió ese dibujo, pero el nombre quedó, cantamos en Cosquín la primera vez y no teníamos nombre, ya en Rosario nos pusimos como nombre Dúo Eliseo.

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