Con la premisa de mostrar parte de la valiosa obra del gran pianista y compositor rafaelino en un formato diferente, Lucas Querini, produjo el disco Remo Pignoni. Música para cuerdas Vol. 1. Querini desarrolló originales arreglos y orquestaciones de diez piezas que forman parte de la rica labor compositiva de Pignoni, considerado por sus pares como uno de los grandes creadores del siglo XX.

Lucas Querini, también pianista y oriundo de Rafaela, encaró el desafío de establecer un puente entre lo académico y lo popular con el abordaje de un puñado de obras de Pignoni, creador que en un breve lapso de su carrera (cinco años) compuso doscientas cuarenta y seis piezas musicales con ritmos argentinos diversos.  “La apuesta de este trabajo es versionar la música de Remo, que es casi toda para piano o para voz y piano. Proponemos re-visitar la obra desde un ensamble de cuerdas con la idea de potenciar las características de la música de Remo, que es una música muy particular porque tiene el swing de la música popular y la técnica de escritura de la tradición académica”, señala el pianista y productor.

En este disco, Querini es el responsable de la producción artística y los arreglos y toca piano en dos temas. Para conformar el grupo, él mismo convocó a instrumentistas con formación clásica que tienen experiencias con lo popular: Pablo Farhat (primer violín y voz), Simón Lagier (segundo violín), Cristián Cortés (viola), Leo Sturam (violoncello) y Cecilia Zabala (contrabajo). “Lo que me parecía muy importante para hacer este trabajo era que la gente que participe tenga experiencia en ensamble de cuerdas, en formato de cámara y que también sean músicos populares, que conozcan la manera de pensar y de trabajar con música popular, que entiendan la función del swing y el groove, de que se baile”, explica el director.

Los inicios musicales de Lucas Querini están asociados a la figura de Remo Pignoni. A los nueve años era alumno de María Clara Maine en “La Remo”, la escuela de música que fundó el maestro Pignoni en Rafaela y, a los catorce, su primera presentación importante en público fue tocando música de Remo. “Gran maestra y gran escuela. Habiendo yo transitado ya muchos espacios institucionales y conociendo mucho cómo se trabaja en distintos lados, pienso que lo que se hace en esa escuela es muy destacable, han salido muchos músicos que hoy son profesionales y se sale con un piso de formación muy alto”, expresa.

La diversidad rítmica, presente en toda la obra de Remo, está plasmada en este trabajo de selección que realizó Querini. En el recorrido están contemplados sonidos típicos de diferentes regiones de Argentina: chacarera (Cielo de Añatuya, En séptima y Lágrimas de nubes), cueca (Vino nuevo), zamba (Ramaje y Como queriendo), gato (Pa´la Lilucha/Pa´la Dorita), malambo (Tientos cruzados), chamamé (Amargo me gusta) y canción pampeana (Desde el sur). “Cada una de estas danzas tiene su swing propio, sus «secretitos» tanto de la escritura como de la manera de tocarse, no es lo mismo el acento del chamamé que el de la chacarera. Me interesaba que no sea solamente una aproximación superficial a las danzas, sino meternos en cada lenguaje, siempre desde las cuerdas”, explica.

En la historia de Remo, hay colaboraciones creativas con los poetas Alfonsina Storni, Margarita Durán, José Pedroni, Armando Tejada Gómez, Hamlet Lima Quintana, León Benarós y Ariel Petrocelli, entre otros. Con solidez y notable expresividad, Pablo Farhat (violinista santiagueño, músico del Chango Spasiuk), interpreta el único tema cantado que tiene este disco, el que inicia la lista: Cielo de Añatuya, la chacarera que Remo compuso con una letra de Tejada Gómez. “Me interesa destacarlo a Pablo porque es un violinista tan académico como popular, a las dos cosas las hace con mucha excelencia y tiene un trabajo pedagógico de pensar y de transmitir los yeites de la música popular que, sinceramente, fue fundamental en este trabajo. A mí, al no ser cuerdista, hay una parte en la que se me termina el lenguaje y Pablo hizo un laburo increíble al interpretar lo que estaba buscando y después transmitírselo al resto de los músicos”, refiere el productor.

El proyecto recibió el apoyo de la Beca Creación 2018 del Fondo Nacional de las Artes y también del programa Plan de Fomento de la Subsecretaría de Industrias Creativas del Ministerio de Cultura de Santa Fe. “Es una época incómoda y difícil para los artistas, es raro estar volviendo a la discusión de por qué es importante la cultura. Si a alguien que escucha este disco se le ocurre pensar «qué buen trabajo o qué bueno es rescatar a este artista», tiene que saber que estas cosas al circuito comercial no le interesan mucho, no se pueden hacer sin la ayuda de un estado presente”, reflexiona.

Se sabe que aún existe obra inédita de Pignoni, casi un centenar de canciones, incluso algunas con letras, también composiciones escritas para dos guitarras y estudios para bandoneón. “Le puse Volumen 1 a este trabajo porque sueño con seguir trabajando con la obra de Remo, así que espero que este disco sea un punto de partida”, dice Querini entusiasmado y satisfecho con el resultado.

Hamlet Lima Quintana lo apodó a Remo Pignoni «habitante del silencio» y así se llama uno de sus discos. “Al parecer era un tipo muy recatado, no de muchas palabras, de silencios importantes, pero cuando apareció dejó una obra trascendente”, define Querini. “Parece que últimamente todo pasa a partir de la fama. Remo no fue famoso, pero es interesante rescatarlo porque fue un tipo de artista que trascendió desde algo más profundo que la fama. El hecho de que nosotros sigamos escuchando y nos sigamos emocionando con su música certifica que hacer las cosas bien tiene sus frutos y es más importante que ser famoso”, agrega.

El disco está editado por Shagrada Medra, el prestigioso sello del músico entrerriano Carlos «Negro» Aguirre. Se puede acceder a la escucha de presentación en el canal de YouTube del sello, en la misma se incluyen imágenes del documental El habitante del silencio, audiovisual de homenaje a Remo Pignoni producido por los realizadores rafaelinos Paula Kurschnir e Ignacio Esborraz.

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