– Panza, ponete las pilas que en cinco ya salimos al aire con la encuesta.

– ¿Qué encuesta, bolu?

– Dale, amigo, despertate….

– Ah, ¿la de qué se habla cuando no hay nada que hablar?

– Sí, esa, poné Calamaro al aire cuando dice “de qué hablamos cuando hablamos de amor”, hacé el corte en esa parte y jugamos a partir de ahí, dale.

– Pero el amor es mucho y vos querés hablar de nada.

– No me hagás juegos de palabras que el reloj corre, después también jugamos con Un montón de nada y el tango Nada, pero clavá la versión de Baglietto/Vitale porque me deprimo con la original. Ah, y poné también Parole parole, la de Mina y Alberto Lupo.

– Dale, Juancito, ok, mando la tanda y arrancás, va…

 «Hola excelentísimo público de El foco de Foco, siempre ahí con la oreja y el corazón abierto, no toquen el dial hoy, no, por favor, ¿saben por qué? Porque abrimos los teléfonos y el Whatsapp para que llamen y manden mensajes para debatir el tema del día. No, no, claro que no vamos a hablar de la guerra de Rusia-Ucrania, ni del papelón de los Oscar, ni tampoco del sorteo del Mundial de Qatar, no, pero nada de nada de eso. Porque precisamente lo que quiero tirar al aire es de qué hablamos cuando no tenemos nada de qué hablar. A ver, tiro un ejemplo, te encontrás con el huevero que está en la vereda de tu casa, ese señor buena onda que a veces te pide diarios que te sobren para envolver la docena de huevos. Justo el tipo te vende una docena, vos le das mil pesos y él sale a buscar cambio a la panadería. Entonces te dice, «¿me cuidás el puestito que voy hasta el negocio de la esquina y vuelvo?» Y no tenés otra que decir que sí, es tu plata y uno es solidario, qué te cuesta cuidar un puestito cinco minutos.  Pero en esos fucking cinco minutos llega Doña Hipólita, la señora del 9º A, que una vez te cruzaste mal porque no te limpió la cacona de su perro justo enfrente de tu casa y tenés que hablar con ella. Entonces después del «buen día, buen día» medio entre dientes, ella preguntará por Don Carlos, habrá que decirle que fue a buscar el vuelto de mil, ella dirá que el tiempo cambió y uno dirá que sí, porque empieza el otoño y ahí la nada invade todo ese momento. Y mientras El Panza nos hace escuchar al aire a Calamaro,  lo que menos se nos ocurre es hablar de amor con Doña Hipólita, y claaaaaaaaaaaaaaaro. Al final llega Carlitos, situación tensa, medio que faltan cinco pesos para el vuelto, pero se lo dejás y te vas corriendo como si se te escapara el bondi, bueno, algo así.

Y mientras digo esto, ya tengo mensajes de todos lados, de aquí y de allá. Empecemos por los de allá, porque tenemos a Gaby, una amiga de Santa Clara del Mar, que la adoro, y me escribe que acá, en referencia a esa localidad costera, la gente habla “de los turistas, de los pozos de la calle, de que antes las calles estaban mejor, o peor, según el partido político del interlocutor” dice, “de la basura, del viento, de la sequía”. Claro, Gaby, tal cual, pero ah, está escribiendo, banquen los trapos un ratito, acá entró el mensaje, ah, jajajajaja, tiene razón, “la gente habla de boludeces, bah”, y claro que sí, Gaby querida, gracias por escucharnos. Bien, acá Julián, de Echesortu, me escribe y me dice “de la nada misma, de qué vamos a hablar, ¿de aeromodelismo, de física cuántica?”. Y si, Juli, gran batero y mejor persona este pibe, creo que sé quién es, es cierto, es difícil hablar de un tema atípico con alguien que no se conoce. A la gente hay que conocerla para empatizar y para ver si hay coincidencias o no, porque como una vez me dijo el Zampita, sí vos, no abras los ojos así desde la cabina, vos, amigazo querido, me dijiste que las coincidencias son las que te acompañan para toda la vida. Quizá en ese viaje de vuelta de la radio, en mi Focus, él hablaba de las parejas, pero también de las amistades, los primos, las primas. No, Panza, sácame el tema de Las Primas, no, uh, los que nos siguen por la web me empiezan a mandar el video de Sacá la mano Antonio, en el que el camarógrafo enfoca cien veces las colas de las chicas, qué televisión basura, mi Dios.

Bueno, siguen los mensajes, acá Dominga, de La Florida, dice que ella cuando no tiene nada que hablar con alguien directamente no habla. Ah, Ok, mirá la Dominga. O sea, hace silencio. Y el Panza clava el tema de Los Tipitos, cómo te quiero Zampita. “Hoy que mi corazón se aturde en silencio/ hablando solo cuando es tarde/y ya no hay nada más que hablar/hoy que mi corazón se agita en silencio/por los gritos del amor”. Qué letra tremenda. Y cortamos ahí. Nos quedamos ahí, ¿puede ser? No leemos más mensajes, cerramos las líneas de teléfono y abrimos el corazón. Se trata de eso, creo, humildemente, desde acá, que es mejor no hablar por hablar nomás. Silencio. En lo profundo de la noche, cuando estás cansado, en las mañanas cuando te despertás y no sabés ni qué día es, hacés silencio, te estás ordenando un poco la cabeza y el alma, bajamos el volumen y nos escuchamos un poquito. Shhh, no digas nada si no hay nada que valga la pena decir. Dale, buenas noches a todos y todas, vayan a dormir, descansen y si se van a largar a hablar que sea en sus sueños».

 

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