Desde la columna Las raíces del canto participamos, en el marco de Cosquín Cultural, del taller de danza Kaani, la fiesta tehuelche brindada por las profesoras Ana Giménez y Vicky Osinalde, donde se enseñó la historia y la coreografía de esta danza patagónica de origen tehuelche.

El espacio invita a aprender y acercarse más a la obra de Hugo Giménez Agüero, el cantor de la Patagonia, quién dejó un legado folclórico inmenso a la Provincia de Santa Cruz y a todo el sur argentino. Además de descubrir una danza que no reluce en las carteleras principales de los Festivales, así como imaginar cómo bailaban los tehuelches en el sur, aprender más sobre nuestra cultura y compartir, en este caso, con gente de Neuquén, Río Negro, Salta y Provincia de Buenos Aires.

Para retratar el camino de reivindicación de esta danza y de la música patagónica dialogamos con Ana Giménez, hija de Hugo Giménez Agüero, quien nos narra acerca de la obra de su padre y sobre la militancia cultural que llevan adelante – desde la danza- junto a Vicky Osinalde para difundir la danza tehuelche.

Ana Giménez y Vicky Osinalde

– ¿Te pesa un poco ser la hija de Hugo Giménez Agüero?

– Es un poco ambivalente lo que me pasa, por un lado me llena de orgullo todo el tiempo pero por otro lado se torna difícil, porque uno no sabe por qué se acerca la gente. Si es genuino o solo interesado. Cuando me vine a La Plata a vivir y estudiar fue como un alivio, en Río Gallegos todo el tiempo era «la hija de», en cambio en La Plata al ser una desconocida era yo. Después todo el tiempo me llena de orgullo, me gusta pasar desapercibida en algún lugar y escuchar algo sobre mi papá desde el anonimato me emociona mucho. Entiendo también ahora por el trabajo de bailarina un poco eso queda de lado y debo asumir la referencia obligada de mi viejo. Es un tema que lo pensé bastante antes de encarar la propuesta del kaani, cuando vamos a los talleres yo hablo de Hugo Giménez Agüero, por que admiro al cantor que fue mi papá.

– ¿Sentís presente la obra de tu padre en la música patagónica?

– La obra está presente. Lo más importante es que en la música patagónica se están componiendo nuevos kaanis y chorilleras, mi papá está presente en esas nuevas canciones y camadas que se atreven a jugársela por la música patagónica. En Santa Cruz no cualquiera se anima a decir yo hago música patagónica. Muchos músicos se nos acercaban por que no los contrataban porque hacían música patagónica. Por ello muchos músicos dejan la Patagonia por fuera. No todos se atreven a hacer música patagónica, cuesta más poder estar arriba de un escenario. También hay muchas reversiones de temas de mi papá.

Hugo Giménez Agüero, el cantor de la Patagonia

– ¿Cómo cuales?

– Por ejemplo Nunca mates la flor por Milena Salamanca y Ángeles Mendoza, es una versión tremenda, nosotras con Vicky Osinalde hacemos un ciclo que se llama Aires patagónicos donde convocamos a distintos artistas a hacer música patagónica, en pandemia lo hicimos de modo virtual, en principio era solo músicos patagónicos, después dijimos si invitamos a artistas de otras regiones a hacer música patagónica. Esa versión tuvo un éxito impresionante y comentarios hasta el día de hoy.

– ¿Cómo surge el ritmo actual del Kaani tehuelche?

– A Hugo Giménez Agüero le llega de la mano de Oscar Giménez en la década del sesenta un cassette con alrededor de 40 kaanis tehuelches distintos, eran cantos guturales con percusión que cada uno representaba a las múltiples familias tehuelches, mi papá toma dos de esos cuarenta y los traslada a la guitarra criolla, de esos dos es uno solo el que alcanza mayor popularidad, con el ritmo actual que conocemos, como Chalten, Cacique Yatel, Huahuais, ese es el más popular. Actualmente hay autores que hacen kaanis como Juane Braccalenti de Río Gallegos y Facu Armas de Tierra del Fuego, de ellos usamos también sus temas para los talleres. Milena Salamanca en su último disco grabo un kaani.

– ¿Les quedó material sin editar de Hugo Giménez Agüero?

– Sí. Quedó mucha poesía sin editar ni publicar, en algún momento queremos publicarla en un libro. Hay cantidad de poesía, porque él escribía y guardaba mucho. También nos gustaría poder remasterizar los cassettes, pero es un trabajo inmenso y necesitamos apoyo para hacerlo.

– ¿Cómo surgió la idea de proponer un taller de danza para el kaani?

– Es parte de continuar un poco el deseo de él, el pedía a los profesores que bailen y den kaanis. Cuando surgió la idea de proponer una coreografía individual para el kaani, surgió a partir de eso en una charla un amigo me dice «vos no estás haciendo nada por la obra de tu papa», como que no le respondí, pero me quedé pensando, acompañamos a los músicos más jóvenes sí, pero como bailarina ¿qué estaba haciendo? Yo podía aportar desde ahí y eso es lo que hice. Fue un disparador.

– ¿Cómo nace la coreografía del kaani como danza folclórica?

– Se bailaba en los pueblos tehuelches hace 600 años, existía una estructura que se repetía en cada fiesta, el profesor Horacio Herón de Rawson del Ballet El Indiano creó el paso del kaani en función de los registros históricos, eran los hombres los que bailaban imitando el trote del ñandú, a partir de eso el recrea ese pasito, ese paso es similar al carnavalito pero en verdad lo que cambia es el salto, el kaani no es saltado. El bailó la danza en Cosquín en varias presentaciones de mi padre. Después viene Marcelo Álvarez de Río Gallegos, que por pedido de mi papá crea una coreografía para el kaani, que es grupal, se necesitan 4 parejas para poder interpretarla, la bailé en los noventa en varios escenarios. Finalmente, Juan Carlos Luna, Director del Ballet Folclórico Municipal de Berisso, hace una adaptación por pedido de mi padre para poder bailarla en el programa Ecos de mi tierra de Soledad. Es ahí que nos encontramos con Vicky Osinalde y bailamos el kaani.

El taller sobre Kaani se llevó adelante en varios puntos del país

– ¿Con esa base empiezan a dar los talleres Kaani, la fiesta tehuelche?

– Nos pasaba que íbamos a una peña, y si sonaba un kaani teníamos ganas de bailarlo, pero nadie lo sabía. Un año en Cosquín nosotras lo vivimos, que a Florencia Rupayan (música sureña) la dejaron afuera de una peña porque hacia música patagónica. Ahí nos pusimos a investigar, a leer, «Kaani» significa «fiesta de canto y baile» en lengua tehuelche, nos pusimos a averiguar las cuestiones culturales del pueblo tehuelche, ahí armamos esta figura respetando las propuestas coreográficas anteriores. Con todo ese camino hacemos una propuesta para pareja individual. Nuestro taller lo que busca es difundir la danza y también que cualquiera se anime a bailarlo donde suene un kaani.

– ¿Dónde dieron los talleres y qué recepción tienen?

– El taller lo dimos en Santa Cruz, en varios pueblos, en Río Gallegos, Pico Truncado, Gobernador Gregores, Las Heras, también en La Plata (Bs. As), Glew, Capital Federal, es la tercera vez que lo damos en Cosquín (Córdoba) en el marco del Cosquín Cultural. En la Escuela Provincial de Danzas de Río Gallegos, Ana Lamas la está enseñando y bailando; en Neuquén y Río Negro también se están dando talleres con gente que concurrió a nuestra propuesta, como el músico Pol Guerrero. En el año 2020 tuvimos la suerte de poder coreografiarla en la Delegación Oficial de Santa Cruz en el Escenario de Cosquín.

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