Cantante, compositor, guitarrista y productor artístico. Su recorrido por la música pivotea entre la murga, la milonga, el tango y el rock, una conjunción de sonoridades que pintan sus raíces rioplatenses a través de cada canción. Dará conciertos en Buenos Aires y La Plata junto a Diego Matturro en guitarra, “un artista exquisito, montevideano, muy amigo”.


“El público, en esta oportunidad, se va a encontrar con el cantor, su guitarra y los 44 años que hace que me dedico a esto”. Así es como Alejandro Balbis describe lo que ocurrirá en los escenarios que visitará, durante el próximo fin de semana. El cantautor, que viene de ganar el Carnaval 2024 junto a la murga Nos Obligan A Salir, ya prepara un nuevo material discográfico. Mientras tanto, se brindará en una serie de conciertos donde repasará los discos ya grabados y también algunas canciones que aún no forman parte de ningún registro fonográfico.

Nacido en Montevideo, dio sus primeros pasos en la música cuando era muy joven.  “Mis comienzos se remontan a la primera infancia, a los discos que sonaban en la casa de mis padres. Clásicos y populares, empezando por Beethoven, Mozart, Bach, Wagner y pasando por Yupanqui, Zitarrosa, Dorival Caymmi y Edith Piaf”, precisa el artista uruguayo cuando recuerda aquella etapa y que tuvo como primer maestro  de música al «Choncho» Jorge Lazaroff. “Aprender el legado de Jorge no es para cualquiera”, reflexiona y agrega: “él fue un artista con un nivel de compromiso con su arte y su albedrío artístico que es difícil de encontrar”. Así comienza la historia de aquel niño murguista y cantor que se ha convertido en un referente de la canción de ambas orillas del Río de La Plata. El músico estará presentándose hoy sábado 23 con doble función en Buenos Aires (en Hasta Trilce) y mañana domingo 24 en La Plata (en el C. C. Los Lobos), completando la primera etapa de su gira por Argentina.

 

– ¿Cómo lo recordás a Jorge Lazaroff?

– Él está muy presente desde siempre. Es muy difícil para mí desprenderme de la imagen que tengo hoy del Choncho, después de haber vivido la vida y después de haber aprendido su legado. Sus grabaciones y su música son un laboratorio que aún sigue dando descubrimientos y resultados para todos los artistas que tenemos a su persona como ejemplo. Lo que pasa es que yo fui alumno de él teniendo menos de 10 años y un día cantábamos, al otro tocábamos la guitarra, al otro tocábamos la quena, la flauta o dibujábamos simplemente. Era un momento fermental en donde se descubre la posibilidad de dedicarse al arte como profesión. Ese quizá ha sido su principal legado: que era posible. Remontémonos a la década del 70 donde el mundo era muy distinto y la visión que se tenía del arte como profesión era muy distinta a la que se tiene hoy. Por siempre, ¿a qué te dedicas? A la música. Y bueno, ¿y de qué trabajas? No, no, me dedico a la música y trabajo de la música. Eso en ese momento era mucho más complejo de construir, de generar credibilidad, sobre todo en tu propia familia, y esa credibilidad se fue creando con el correr de los años. Lo que pasa es que a mí me agarra tan temprano, sobre todo el género murga, a los 12 años, y me sumerjo en el género durante décadas. Eso fue también, logrando un autoconvencimiento de que eso era posible en mí y en mis padres. Pobres padres, los míos, que en ese proceso de convencimiento la sufrieron mucho, y les agradezco tanto a ellos. Personas iluminadas y que en su momento me vincularon con las personas indicadas. Por ejemplo, Jorge Lazaroff

– ¿Cómo fueron aquellas primeras experiencias con la murga?

– Empieza desde muy temprana edad. Se empezó jugando a la murga, jugando a que éramos murguistas. Jugando, jugando, jugando, y nos gustó tanto ese juego que un día nos dimos cuenta, nos miramos entre nosotros y dijimos, este juego terminó hoy y se convirtió en otra cosa. Porque ahora han pasado 45 años de ese momento y la mayor parte de los gurises que estábamos en ese grupo hoy día siguen dedicándose a lo mismo. Por más que muchos de ellos tienen otros trabajos, en verano suben a los tablados en alguna murga, y muchos de ellos son artistas que viven de esto, como Edu «Pitufo» Lombardo, Edén Iturrioz, Marcel Keoroglian, Raúl García, el «Lolito» Iribarne, «Batata» Cánepa, un montón de muchachos que de ese grupito nos dedicamos para siempre a esto.

– Y éste verano subiste a los tablados con Nos Obligan A Salir, campeona del Carnaval 2024 ¿cómo fue la experiencia de volver al Carnaval, y además de haber sido parte del espectáculo campeón con esta murga histórica?

– Esa experiencia tiene un montón de costados, todos positivos. Yo tenía, casi desde el vamos, un convencimiento, no de que íbamos a ganar, porque ganar es casi una circunstancia de los conjuntos que también hicieron un buen espectáculo, pero sí de que teníamos un gran espectáculo, por cómo estaba conformado, por la mentalidad de las personas que lideraban ese espectáculo, que son Jimena Márquez y Jimena Vázquez, y con quienes yo he desarrollado otros proyectos en otros momentos. Entonces, ya nos conocíamos y yo sabía de su profesionalismo, de su mentalidad para crear espectáculos y para llevar adelante los grupos humanos que hacen el espectáculo, y fue exactamente como me lo imaginaba y mejor aún, porque se ganó. Más allá de que el concurso tiene todo ese costado competitivo, que a lo largo de los años logró fatigarme bastante, esa competitividad que presiona y que a veces genera inconvenientes en las relaciones interpersonales con personas de otros conjuntos, personas con quienes yo he salido en otros conjuntos, porque un día estás en esta murga, otro día estás en otra, y esa competitividad que te hace tener como rival a tu amigo, el año que viene capaz que vos estás en la murga de él o él en la murga tuya, y la verdad que esa parte del Carnaval no la extrañaba. Lo que extraño es a las personas con quien he compartido décadas adentro del género, y que nos veíamos casi más que con nuestra propia familia, porque nos veíamos todos los días durante muchas horas, y de repente nos íbamos de gira días y días enteros por Uruguay, por Latinoamérica y por el mundo. Después yo me fui a vivir a Argentina 20 años y no es que perdí contacto con esas personas pero nos veíamos mucho menos. Esa parte me encantó, volver a carnaval y vernos todos los días con estas amistades que son mucho más cercanas que gran parte de mi propia familia. No del riñón, hablando de mi esposa y mis hijos, pero después la parentela no es tan cercana como lo son mis amigos y eso me gustó mucho.

Alejandro Balbis. Fotos: Gentileza del artista

– La mencionaste a Jimena Márquez, con quien no hace mucho grabaste el álbum Bal Bom Bú, ¿cómo es trabajar con ella y cómo fue la experiencia de grabas ese álbum?

Bal Bom Bú es mucho más que un álbum, mucho más que un simple disco, que una recopilación de canciones, es una historia, es un universo, creado por nuestra inquietud y por la increíble mente creativa de Jimena Márquez, con quien nos juntamos para ver de hacer algo que tuviese que ver con las infancias. Esa fue la premisa, pero no teníamos muy claro qué hacer. Y hablo “no teníamos” porque es en plural, porque nos embarcamos en este proyecto con Nahuel Betancur, uno de mis productores artísticos, con quien estoy desarrollando proyectos en este momento, que es muy joven y que tiene mucha creatividad, y entre los tres emprendimos la creación de ese universo musical y visual. Junto con Jimena Márquez fuimos componiendo las canciones, ella escribiendo las letras y los textos de la obra y se fue conformando una cosa muy linda, muy linda, y llena de satisfacciones para todos los que lo hicimos.

Así que junto a Nahuel y Jimena estamos desarrollando este trabajo que, además, es una obra de teatro para las infancias, que ha tenido mucho éxito y que vamos a reestrenar en estas vacaciones de julio en el Teatro Solís con nada menos que 18 funciones en la Sala Grande.

– Hablando de proyectos, tu primer álbum solista fue El Gran Pez, y lo editaste a los 42 años, ya con todo un recorrido hecho como músico y productor ¿Por qué se hizo esperar tanto?

– Digamos que salió tarde, de hecho se iba a llamar cosecha tardía, como el vino que se hace con esa uva que queda más tiempo en la planta y logra un sabor especial pero bueno, la canción El Gran Pez fue tomando tanto protagonismo que al final del proyecto se terminó llamando como así y así fue quedando. Se tardó en llegar porque hubo un montón de cosas muy divertidas que fueron entreteniéndome en el camino y cada una de esas cosas duró años. Innumerable cantidad de proyectos que no sé ni cómo empezar porque tiene que ver con la murga y no tiene que ver con la murga, con el tango, con el rock and roll, con la milonga, con el teatro, con el cine, con el ballet, con la publicidad, yo qué sé, con un montón de actividades que he desarrollado a lo largo de la vida y que fueron literalmente retrasando la necesidad de plasmar mi propio material en una placa discográfica.

– Luego vinieron Sin Remitente y Sin Maquillaje ¿Qué significó cada uno de estos álbumes para vos?

– Cada uno salió en diferentes momentos de la vida y que cada disco, a cada artista, es como una especie de ventanita a la vida misma del autor. El Gran Pez fue una cosa, Sin Remitente otra y Sin Maquillaje otra, y no solamente tiene que ver con la época distinta que uno está viviendo, sino también con la producción artística. Cada uno de esos discos tuvo un productor distinto. De El Gran Pez fue producido por «Pelu» Romero, Sin Remitente por Rodrigo Gómez y Sin Maquillaje por Julio Berta. Todos productores amigos hermosos con quienes se hicieron trabajos increíbles y cada uno distinto con su impronta y con su forma y eso quedó más que plasmado en cada una de las placas. Aparte, a lo largo de los años, uno ha ido cantando esas mismas canciones tantas, cientos y cientos, tal vez miles de veces, entre los 160 y 200 shows que hago por año, que cada vez le va encontrándole más cosas a la canción, en las respiraciones, en la impostación, en la colocación de las vocales, en todas cosas que van mejorando el desempeño vocal del cantante. O sea, humildemente, las canciones de El Gran Pez las canto mucho mejor ahora que cuando las grabé, porque pasaron 14 años en el medio o más. A eso yo lo veo y lo escucho personalmente más en el desempeño vocal de Sin Maquillaje, que es el último disco de canciones mías, que con El Gran Pez, que tiene otra inocencia, otra inexperiencia plasmadísima y sí lo tiene otra sapiencia, otra tranquilidad, otra serenidad en el canto en Sin Maquillaje. Se llama madurez o tal vez vejez, no sé, como prefieran.

– Sé que estás por grabar un nuevo álbum ¿qué otros proyectos, en lo inmediato, te tienen ocupado?

– Proyectos son unos cuantos en este momento. La semana pasada tuve la primera reunión de producción para la próxima placa discográfica que vamos a grabar con Nahuel Bentancur, que son milongas y canciones que vamos a empezar a grabar a la brevedad. También tuve la primera reunión para el arranque del reestreno de Bal Bom Bú en julio y ya arrancan ensayos y toda la preparación de un proyecto grande en una sala grande con un montón de gente trabajando y un montón de funciones por delante. Luego de esta gira por Argentina, solito con la guitarra y junto a Diego Matturro, me voy para Europa, en octubre y noviembre, para lo cual estamos armando toda una parafernalia importantísima, lindísima, que tiene que ver con lo que se va a mostrar en el escenario, con Cádiz, con las Chirigotas, con la Murga uruguaya, con la Milonga y bueno, ahí estamos en el armado de eso todavía.

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