La Bruja Salguero acaba de editar Mujer de albahaca, un disco que sigue potenciando la fuerza de su voz. Con producción de Gabriel Pedernera, está lleno de invitados de lujo: Lula Bertoldi, Raly Barrionuevo, Lisandro Aristimuño, entre otros. 


La provincia de La Rioja fue y es una de las más abundantes. A pesar de su pequeña superficie, nos entrega paisajes maravillosos; una historia cuyos protagonistas han sido fundamentales en la independencia de nuestro país, y una cultura que más allá de sus fronteras, dignifica y nutre la de nuestro país. La Rioja tiene la chaya, esa celebración que impulsa el calor de febrero, los poetas que desde siempre han relatado la emoción de un pueblo enharinado en las voces de las cantoras y cantores que largan al viento todo el poderío cultural riojano. Por último,  la «erre» que se arrastra e imprime sensualidad a la palabra esdrújula, es patrimonio intangible de La Rioja. 

María de los Ángeles «La Bruja» Salguero es parte de ese patrimonio riojano. La calidez y potencia de su voz transmite la emoción de la chaya, sus pies bailan al ritmo de las cajas, su acento, esa erre sensual de su hablar, encarna en esta artista cuya carrera ha sido siempre hacia arriba, incorporando todo lo que el camino le ofreció.

Portada de Mujer de Albahaca.

La Bruja acaba de lanzar su nuevo disco, Mujer de Albahaca. Un trabajo que maduró en este tiempo para ser un bálsamo necesario. Con producción de Gabriel Pedernera (Eruca Sativa) y participaciones de Lula Bertoldi, Lito Vitale, Raly Barrionuevo, Lisandro Aristimuño, y el gran cantor Enrique Espinosa, el repertorio que eligió se nutre una vez más de compositores de su tierra (Ramiro González, Pica Juárez), clásicos (Arsenio Aguirre, Yupanqui, Olivera) y contemporáneos (Topo Encinar, Ica Novo, Juan Saraco), incluyendo Negra de Albahaca una saya de su autoría junto a Bruno Arias. La presentación oficial será en La Trastienda de Buenos Aires, el 17 de julio. Mientras el disco comienza a sonar, De Coplas y Viajeros conversó con La Bruja sobre este trabajo, su presente y su historia

– ¿Mujer de Albahaca es tu disco más personal?

– Cada disco es una fotografía del instante de mi vida. Este tiempo me encuentra rodeada de muchos movimientos, en lo social, en lo personal, en las relaciones en general. Lo ganado que se va, lo que parecía inmortal que se quiebra y cae, el gris que empuja el nuevo impulso. La sorpresa de lo nuevo,  lo que llega multiplicado, en apabullantes luces de colores. Mujer de Albahaca se asienta entre esta corriente actual y aquel comienzo de hace más de 30 años, el constante andar en  la búsqueda de canciones que sigan acompañando el despertar de la esperanza.

– Sos generosa eligiendo autores y compositores independientes, y muchas veces de tu generación. Lo mismo, en los escenarios, sos de invitar a tus colegas. Es una forma de nutrir tu carrera, ¿cómo van llegando esas propuestas?

– Siento que estamos en el mismo camino, tuvimos los mismos maestros guardianes de la belleza de la cultura ancestral, reflejado en poesía y melodías. Es una necesidad compartir, nutrirnos y seguir siendo eslabones que se fortalecen, del cual en el futuro se nutrirán los nuevos movimientos de nuestra voz, la del pueblo. Los caminos siempre nos van cruzando y es una celebración cada vez que podemos enriquecer juntos a nuestra música argentina.

– Hay una canción en este nuevo disco de tu autoría con Bruno Arias. No es la única que mostraste, desde hace tiempo soles escribir en tus redes poemas y canciones. ¿Imaginás en un futuro un disco de composiciones propias?

– Creo que es una llama que tenemos todos, ser creativos en todo sentido, y la palabra está latente siempre, quizás solo necesita un tiempo especial para que salga a la luz,  en mi caso, fueron tiempos de sacudones muy fuertes los que la despertaron, ganas de decir mucho, pero que no encontraba en los escritos de otros. Mi padre Tino y Bruno Arias alimentaron ese comienzo.

Tengo una gigantesca admiración y respeto por los que tienen el don de la palabra, los poemas que recito o canto de nuestros grandes referentes, alimentan mi alma de éxtasis, siempre me resulta muy difícil elegir solo algunas canciones para grabar. Un disco con temas propios no lo he pensado aún, teniendo tanta belleza ya creada, pero la vida siempre me sorprende.

– ¿Cómo llega Gabriel Pedernera a la producción de este disco? ¿Pensás que le dio otro aire musical a la producción? ¿Cuál fue?

– Conocí a Gabi en un encuentro junto a Eruca Sativa. Compartimos varios escenarios del que destaco el Festival Cosquín Folklore y el de Rock, donde algunos rumoreaban y pretendían levantar compartimentos y paredes, el recibimiento de la gente fue hermoso. Con Gabi tenemos unidas nuestras raíces, el orgullo por la cultura de nuestras provincias, La Rioja y Córdoba, eso fue lo fundamental. Desde esa base, tomamos como eje prioritario los sonidos de la caja, del bombo, la tonada, y elegimos la palabra que se necesitaba compartir en este tiempo. Trabajo aparte el de engarzar las texturas armónicas, rítmicas y la coloratura de la música de raíz folclórica con la de sus producciones más cercanas al rock, que junto a toques especiales en arreglos de Seba Enrique.

 

 

– La versión de El Camión de Germán es antológica. Ya la habíamos escuchado en los festivales,  la grabaste en el disco. Una versión distinta, de un tema muy festivalero pero con una letra especial. ¿Cómo fue la concepción de esta versión?

– El amor por la palabra muchas veces me lleva a otros planos, esta canción más allá de la alegría que irradia y por la que es conocida, encierra un aroma especial, en ella convergen tantas imágenes bellísimas, que cuentan de la magia de la fiesta de la chaya, el volver a recordar que somos una misma energía, el permiso, la muerte y la vida, el amor, la esperanza, necesitaba que todos pudieran detenerse a sentir la riqueza de volver a valorar lo minúsculo.

– Vivís hace muchos años en Buenos Aires, tu carrera ya está afincada en la ciudad. Pero la esencia riojana nunca se pierde. ¿Cuál es tu manera de regresar a la provincianía?

– La vida me trajo hace años a esta gran ciudad, no por lo artístico, acompañaba, junto a mis hijos, a quien era entonces mi compañero, que se vino a trabajar. Quedaron mis alumnos, la casa al lado del cerro, hermanos, padres adultos, amigos… me quedé tan pequeña, quizás fue la vida misma que dijo «ya es hora de hacerte cargo», el momento había llegado, el compartirme en el don del canto. Desde entonces cantar tomó otra dimensión, todo se ha resignificado y cada vez que lo hago revive una y otra vez cada átomo de lo que me alimentó y me alimenta como riojana. Tengo en mi mesa de luz un pequeño altar, un libro riojano nuevo, piedras, vainas de algarroba, un trozo de tela de mi má, etcétera. En cada noche y cada despertar el aroma de mi tierra me acuna.

– Tu carrera ha ido siempre en ascenso. Cada disco es un escalón más. ¿Pensás en un techo para la Bruja Salguero? ¿Cuál sería ese sueño por alcanzar, qué te falta concretar en tu carrera?

– Cada día es un tiempo prestado, no sabemos cuál será el último,  agradecer, valorar y estrujar cada segundo es lo que me enciende cada mañana. El canto me persiguió, yo me fui tras otras aristas -quería ser bailarina por ejemplo-, hoy es mi vida y también ahora mi profesión, por lo que le entrego un cuidado diario muy especial, la búsqueda, el hilo conductor fue el mismo siempre, un camino que se entrecruza con lo que a veces pide lo masivo. Tengo de la mano, un sinfín de bellas canciones, que nos acompañaron, que están  y las que se están creando, el techo no existe para ellas y  La Bruja solo es una más de todos los que las comparten con ella, fortaleciendo el orgullo por lo nuestro, por la identidad argentina. El sueño que tuve lo he cumplido. Cantar en un escenario con el creador de lo que soy, mi padre Tino Salguero.

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