Por Pedro Robledo | pedritoro@hotmail.com

Fotos: Facebook Oficial Victor Heredia


 

Al ingresar al escenario del teatro El Círculo, Víctor recibió una gran ovación de pie.
El auditorio estuvo colmado de público que sigue al artista desde sus comienzos , además de los que se sumaron desde la década del ochenta, ratificando su convocatoria y la importancia de su trayectoria y coherencia.

 

“El pueblo victorioso”, “Cuerpo de mujer” y “Viejo ciego”, poemas de Neruda musicalizados por Víctor, significaron el inicio de un concierto compuesto por canciones que la gente reconoce como propias. Las cantó con la autoridad que le otorga aquella decisión del poeta chileno de avalar su plan de componer utilizando su poesía conmovedora, profunda y comprometida.

 

“Muy buenas noches Rosario, qué maravilla este encuentro! Gracias por venir a escuchar estas canciones que son una celebración”, saludó, agradeciendo el cariño y el afecto, después de elogiar la obra de Neruda.

 

“Mara”( a su hermana desaparecida ) y “Supongamos”(a Malvinas), recibieron aprobación mientras sonaron, sin esperar el final de la canción.

 

Antes de seguir, mencionó que “50 en vuelo”, el disco de duetos con el que celebra su trayectoria, tiene como uno de sus fines colaborar con diversos comedores infantiles, además de darse el gusto de cantar con amigos. “Si participo, quiero cantar El viejo Matías”, fue la respuesta de Ricardo Mollo de Divididos, después de rechazarle todas las que le propuso.
La tecnología permitió que Víctor concretara el dueto con Mollo y Franco Luciani en pantalla. Después de “Un día de gracia” y “Mientras tanto”, regaló un estreno: “Amnesia”. Para distender, contó anécdotas vinculadas a las canciones, provocando risas cómplices.Grabó con Chico Buarque “Novicia”, la obra que denuncia la prostitución infantil, en el disco “Entonces” (2001).
Víctor confió que Mercedes Sosa le reprochó “nene, por qué no grabaste esa canción conmigo?”
“Los celos de la Negra terminaron cuando me invitó a grabarla con ella en su disco Cantora”, comentó entre risas.
Rescató “Nos vamos poniendo viejos” y el joropo“Dulce madera cantora” y luego mutó a un clima sonoro más calmo, intimista, pero siempre reflexivo.
Pocas canciones cobran tanta actualidad como “Informe de la situación”, punto alto de la noche en que la respuesta fue eufórica y generó las consignas que dispara su lírica. El mismo tono de respuesta generó la aparición en pantalla de Serrat, para el “dueto tecnológico” con Víctor cantando “Razón de vivir”, un arreglo de Lito Vitale.
En el huayno “Ojos de cielo”, lució la banda, dirigida por el tecladista Babu Cerviño.
Cuando Roberto Chavero, hijo de Yupanqui, encontró poemas inéditos de Atahualpa, Víctor se ocupó de repartirlos y pedirle a sus colegas que los musicalizaran para aquel disco “Yo tengo tantos hermanos”.
El eligió ponerle música a “El adiós”, un poema de amor escrito por Don Ata en Japón en 1963. “Sentí que golpeaban las ventanas. Debió ser Yupanqui, enojado porque no le gustaba que le toquen sus cosas”, confió antes de interpretar el tema.
Mientras presentaba a la banda, versionó “Bailando con tu sombra”, la canción que consagró a Abel Pintos en Viña del Mar.
En el final de “Vuelve al campo”, el grupo “rockeó” fragmentos de “Post Crucifixión” (Spinetta) y luego Víctor elogió a Silvio Rodríguez con quien completó los duetos elegidos para la noche. “Una maravilla, como todo lo que hace”, se refirió a su colega cubano, antes de ofrecer “Mandarinas”.
El público se conmovió hasta las lágrimas en el cierre, con imágenes de las Madres de Plaza de Mayo, cuando comenzó la despedida con la emblemática “Todavía cantamos”.Para los bises eligió “Aquellos soldaditos de plomo”, “Como la cigarra”, “Sobreviviendo” y “El misterioso dragón”.

 

Lejos del panfleto, mantuvo su impronta contestaria con bellas melodías. Con el tiempo, la obra de Víctor Heredia resulta fundamental para el sostén de la memoria colectiva. Tanto sus tragedias personales como su mirada incisiva de la realidad argentina siguen apuntalándolo en esa misión.

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