Nadia Larcher, Noelia Recalde y Micaela Vita hablan juntas de las emociones, las inspiraciones y las búsquedas que se revelaron, con deslumbrante potencia de rock, en Mutántica, el segundo disco del proyecto Triángula. El feminismo como ética y bandera, el sonido colectivo y un invitado inolvidable: Ricardo Mollo. Lo presentan en Córdoba y Buenos Aires.


“Las canciones trajeron la mutación”, revela Triángula con fe autogestiva, cuerpo popular y vanguardia de rock: “Mutántica es feroz”. Es la belleza colectiva y la iridiscente energía que aunaron Nadia Larcher, Noelia Recalde y Micaela Vita en sus voces y en las diez obras del segundo disco de Triángula: “Tuvimos que trabajar mucho para ponerles el cuerpo a estas sonoridades nuevas. Fue un largo proceso de creación grupal”.

Lo dicen las tres en un mismo testimonio -sensorial, emocional y eléctrico- , a la par de las guitarras de Juan Saraco, el bajo de Lucas Bianco y la batería de Jonatan Szer, entre más sonidos secretos. ¿Por dónde comenzar a descifrar las canciones de Triángula en este disco, este vuelo esdrújulo llamado Mutántica? Por su magma revelador: “Descubrimos un sonido más estridente para alzar nuestras voces en el poder de la unión, lejos del universo galáctico, místico y volador del disco anterior”, cuentan las tres.

Portada de Mutántica.

Nadia Larcher, Noelia Recalde y Micaela Vita se elevan cantando y componiendo en conjunción: se hacen una y se distinguen, para pronunciarse en conexión ancestral y en este encendido espesor de rock llamado Triángula, junto a las texturas de Saraco, Bianco y Szer. En un disco que es, también, un espejo de época: “Mutántica imprime la belleza sobre los pedazos de un mundo roto. Ante la fractura, la grieta, el caos y el colapso, un puñado de melodías buscan convocar nuevamente a la manada para juntar fuerzas, porque las batallas continúan”, dicen.

Y los hitos avanzan a la par del proyecto: el sonido que revela el segundo disco de Triángula fue, además, el fruto de la alianza con el ingeniero y productor Facundo Rodríguez (Divididos, Eruca Sativa, Escalandrum). Allí surgió otra coordenada de emoción: el propio Ricardo Mollo sumó su voz y un solo de guitarra eléctrica en la canción Pájaros, de Nadia Larcher. ¿Cómo lo vivieron? “Fue un aporte fuertísimo para nosotras. Con toda su buena onda y su humildad, Ricardo Mollo se puso a cantar y fue impresionante. Quedó grabado para la eternidad y es una alegría que esté en el disco de Triángula”.

El pulso de Mutántica es sonoro, pero también conceptual: un disco a modo de manifiesto estético y político sobre estos tiempos (“un grito sobre los escombros. La realidad como fuente para la construcción de mundos posibles”), con el transfeminismo como ética y bandera. Lo explican: “La realidad espantosa de este presente transformó el encuentro en una necesidad vital, para no ser ruinas humanas. Mutántica trae lo transfeminista desde un lugar diferente al disco previo: con otra temperatura. El grito es más furioso, más urgido, pero pudimos conservar la ternura y la mirada amorosa. El mundo no es el mismo que en 2019, cuando creamos el disco anterior. En Mutántica aparecen preguntas nuevas, como la del colapso ambiental, y otras impostergables, así como las ausencias dolorosas de nuestros compañeres”.

Para poder plasmar Mutántica requirieron tres años de trabajo de laboratorio entre Buenos Aires y Córdoba -adonde vivían Micaela Vita y Juan Saraco-. El disco se grabó en julio de 2024, por fuera de límites y convenciones, y el mapa sonoro se hizo paisaje social y político urgente. Ahora el futuro espera: Triángula presentará Mutántica el 22 de noviembre en la Sala Formosa (de Córdoba), y el 29 y 30 de noviembre tocarán en el Maquinal Espacio Cultural (en Buenos Aires) para más de 350 personas. Allí las voces de las tres se fundirán con este organismo grupal sideral. ¿Cómo lo viven? “Mutántica nos puso de frente con algo muy crudo e incómodo, con una potencia más asociada al rock e, incluso, con algunos guiños hacia el metal. Esto abrió un nuevo camino para Triángula”.

–¿Cómo definieron el concepto de Mutántica?

–A la obra llegamos por distintos lugares: por una parte consciente, una parte inconsciente y una parte intuitiva. Mutántica no es muy fácil de explicar, pero, simplemente, encontramos algo que coincide para las tres. Verlo en retrospectiva es hermoso: este proceso nos encontró a nosotras en distintas etapas de la vida y de la concepción del arte. Así, pudimos hallar las temáticas que nos movilizaban y que queríamos cantar. También logramos definirlo porque teníamos más opciones: hubo muchas canciones y cosas que al final no quedaron en Mutántica. El proceso es muy difícil de delinear, pero fue un período largo, muy consciente y muy fructífero.

 

Sincronía triangular

El disco Mutántica es un cuerpo de voces estalladas, insinuadas y liberadas al goce esdrujular. Arranca, espectral, con Esbrújulas, con letra y férrea música de Noelia Recalde (y texto adicional de Nadia Larcher). Allí pronuncian, como en un aquelarre: «Pregunto si somos todas maléficas, magníficas, titánicas, salvájicas…«. Siguen con la poderosa cadencia de Tu animal, con letra de las tres y música de Micaela Vita, con las guitarras vibrando en su álgida potencia. Luego está Pájaros, esa belleza enérgica y sutil de Larcher, con la elevada electricidad de Ricardo Mollo conjurando tempestades. Mutántica continúa con Día 26, de Recalde, en la que el bajo marca el espesor del pulso: «Miremos juntas toda la historia. Despídeme de los errores de la injusticia«.

Ya en la titánica Ninfas vuelven a una letra colectiva con música de Vita: la mezcla de voces amerita, como en el resto de las obras, una microscópica escucha con auriculares. En ¿Dónde estás?, Larcher se confirma como una melodista y cancionista de gran brillo: «Cómo estás, pregunta mi alma, quién se roba tus mañanas», entonan, gritan, vuelan. La siguiente canción, Dos gotas, tiene letra de las tres y una pegadiza música de Vita, quien luego aportó su catártico tema ¿Qué nos pasa?. Se acerca el final de este viaje mutántico con Silencio, otra gema reposada de Larcher, y el cierre sucede con la balada coral ¿Qué es la vida?, de Recalde: «Qué es la guerra para usted y cómo se vive sin amor«. Así, los procesos creativos personales se entremezclan y recombinan en la triangular visión colectiva.

–¿A qué nuevos senderos llegaron como equipo?

–Juan Saraco, Lucas Bianco y Jonatan Szer hicieron un gran laburo para que pudiéramos sonar así. También nosotras, desde las voces, las temáticas y las letras fuimos encontrando el lenguaje de Mutántica. Fue un proceso de creación grupal de muchos años, con formas extrañas o nuevas, pandemia mediante, entre Córdoba y Buenos Aires. Pero seguimos adelante sin soltar la obra y eso nos enseñó mucho. Después llegó Facundo Rodríguez, que fue clave para terminar de armar este equipo y hacer sonar así el nuevo disco. Facu trajo toda su sapiencia del rock, su experiencia y su pasión. Fue maravilloso interactuar con él.

Y acentúan las tres: “Todos trabajamos en función de que la obra emerja y de que las voces digan lo que necesitamos. Nos mantuvimos alertas, despiertas y con mucha apertura. No hubo barreras. Cuando apareció el tinte más metalero fue una sorpresa, y fue evidente que todos queríamos ir hacia ese lugar. Allí, el aporte de Facu fue muy respetuoso. Ya en la etapa de edición de voces, con Facu mano a mano, tuvimos unas jornadas hermosas. Pudimos ver su amabilidad y apertura para sostener esta obra, respetando y sintiéndose parte de la idea que nosotras queríamos trasladar. Logramos un resultado que nos satisface y tenemos muchas ganas de salir a tocar Mutántica”.

«La conmoción, la alegría y la sensibilidad son la esencia de este segundo disco». Fotos: Rocío Coelho

–¿Qué fue lo más dificultoso y lo más gratificante de este nuevo trabajo creativo?

–Lo más dificultoso fue haber pensado, deseado, creado y gestionado el disco desde dos provincias diferentes, Córdoba y Buenos Aires. Esta dificultad trajo al proceso creativo un ordenamiento mucho más interesante para crear, porque pudimos destinar momentos precisos e intensivos de estos tres años, y eso permitió una focalización y una atención distinta. La dificultad fue también una posibilidad: el obstáculo nos permitió tener un proceso creativo más rico para generar un trabajo autogestivo, independiente y colaborativo. Y lo más gratificante es que lo hicimos en conjunto: en la totalidad de la banda. El primer disco había sido mucho más fragmentado, con grupos de trabajo definidos, pero este segundo trabajo tiene la esencia del laburo en conjunto en función de una idea. Mutántica tiene al grupo sincronizado en un mismo tempo y eso se escucha en el disco.

–¿Cómo fue la elección del repertorio, repartido entre las tres?

–Siempre tuvo que ver con la idea de obra que estábamos tramando y con lo que la música nos empezaba a pedir. Así como en el disco anterior nos fuimos compartiendo canciones o bocetos, ahora trabajamos maquetas que podían ir con el espíritu de este nuevo disco y, en algunos casos, esto incluyó moldear canciones que ya estaban más planteadas de inicio a fin, cambiando estructuras o quitando o agregando partes. En otros casos, el trabajo fue más de pulir letras o reescribir letras juntas. También hubo canciones que llegaron y así, tal cual, se quedaron en Mutántica.

–¿Recuerdan un momento conmovedor del proceso en el estudio?

–Hubo muchos momentos conmovedores. La conmoción, la alegría y la sensibilidad son la esencia de este segundo disco, que nació de la emoción de cantar y tocar juntas, y del deseo de grabarlo. Más que un momento conmovedor es un estado conmovedor: todos en Triángula nos agradecemos por haber puesto tiempo y vida en este proceso. Y Facu Rodríguez nos brindó, incluso, mucha contención. Eso fue precioso para un proceso tan largo, sostenido y dificultoso: fue muy importante contar con ese compañerismo. Y la frutilla del postre fue escuchar a Ricardo Mollo cantando y tocando Pájaros en el estudio. Estábamos la mayoría de los Triángula presentes y hubo emoción tras emoción. El estado de inspiración que vimos en Ricardo nos llenó de alegría: nos dio mucha fe, mucha esperanza y mucho amor por este segundo disco.

¿Cómo llegaron al ícono del rock? Según recuerdan, fue el propio Facundo Rodríguez el que propuso que Ricardo Mollo participara en Mutántica: “Y fue fuertísimo para nosotras, porque es uno de los referentes musicales más grandes del país, y en nuestras historias individuales cualquiera de los Triángulas tiene anécdotas respecto de cuando escuchaba a Divididos. Es muy significativo para la banda que haya venido Ricardo Mollo con todo su aporte y su humanidad. Cuando se puso a cantar dijimos ‘ya está’, y cuando se puso a tocar fue impresionante. Su presencia es un honor permanente, y constante, en este horizonte de rock que es Mutántica. No podemos pedir nada más”.

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