La guarania es, sin dudas, la banda sonora del Paraguay. Aquel género que creara y popularizara José Asunción Flores allá por 1920 está muy cerca de convertirse en patrimonio inmaterial de la humanidad. Para acompañar ese objetivo surgió el proyecto de La música más linda del mundo, a cargo del maestro Sergio Cuquejo.
Cuquejo es pianista, productor musical y director de orquesta. Dirige uno de los más importantes estudios de sonido del Paraguay, el Spirit and Sound Studio, por el cual han pasado las más importantes figuras musicales de su país e incluso algunas internacionales. Recientemente lanzó el disco La música más linda del mundo. Volumen 2, una enorme producción que, junto con el volumen 1, tiene como objetivo universalizar a la música paraguaya a través de versiones de clásicas guaranias ejecutadas por destacados solistas junto a la Orquesta Sinfónica Nacional. Dicho trabajo se enmarca en la campaña que desarrolla ese país para que la guarania, género creado por José Asunción Flores, sea reconocida como patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO.
De dicho disco participaron destacadas figuras internacionales como el saxofonista Ed Calle, el trompetista Ramón Flores, o los argentinos Luis y Juan Salinas, Los Nocheros, Javier Lozano, Pipi Piazzolla y el maestro Jorge Caldarelli, además de destacadas figuras de la escena musical guaraní como Andrea Valobra, Sol Pérez, José Gaona entre tantas otras.
– ¿Por qué la grandilocuencia del nombre La música más linda del mundo?
– El proyecto La música más linda del mundo hace referencia a la música paraguaya que, para mí, es la más linda y romántica del mundo en el sentido de la belleza musical. Obviamente, también la grandilocuencia tiene que ver con el marketing, para que te llame la atención y le des la importancia la que merece. Muchas veces la guarania está situada a lo mejor en un lugar escondido, ahí en el corazón de Sudamérica, en Paraguay, pero yo quería justamente pasar esas fronteras y que llegue a otros mercados. Que vos escuches un bossa nova, escuches una obra sinfónica y no te des cuenta que hay diferencias, por eso también la grandilocuencia tiene que ver con el formato sinfónico que tiene el disco, con una gran orquesta y grandes intérpretes de jazz, por ejemplo. En el caso instrumental y en el caso cantado también, busqué cantantes que tengan un gran caudal vocal.
– La guarania es la banda de sonora del Paraguay. ¿Cuál es tu experiencia personal con el género?
– La música paraguaya, en general en mi vida, se presenta de una manera un poco diferente. Yo tuve la oportunidad de capacitarme en el extranjero, en México específicamente. Obviamente tenía un repertorio de música paraguaya en mi cabeza que tocaba como pianista, pero cuando voy allá a estudiar música popular contemporánea con referencia al jazz yo quería ser el mejor pianista de jazz y tener ese repertorio o esa música como aprendida.
En una ronda de peña, con los alumnos, cada uno iba tocando sus canciones o proponiendo una interpretación nueva de una canción antigua de su país o de México mismo, y en un momento me preguntan cuál era la música de mi país. Ahí yo me di cuenta lo importante que es poder tener ese repertorio de tu país como bandera. Entonces empecé a interesarme por las canciones, no tan sólo por la guarania sino las polcas también, y tratar de darle un sonido un poco más actual. Hace 20 años más o menos de esa historia, y desde ahí empecé a sentir como mi sonido, como mi cultura, como que soy embajador musical de mi país.
Esa fue mi experiencia con la música paraguaya en general y la guarania obviamente surge después de cuando empiezo a hacer el álbum y me doy cuenta del poder que tiene una canción. Yo agarro una canción que se llama Soy de la Chacarita, por ejemplo, que es una guarania de Maneco Galeano y que tiene una letra muy poderosa, muy fuerte, que todos conocen, pero yo decido hacerlo instrumental. O sea, como dejando la letra tácita. Y lo que hago es hacer un cambio de ritmo y darle una versión instrumental con elementos de jazz. Invito para ello a Ed Calle, que es un saxofonista de jazz impresionante, y le doy un giro inesperado a la canción. Para mi sorpresa tiene mucho éxito, funciona, le gusta a la gente y se empieza a interesar el público por esa versión, ese tipo de orquestación. Ahí me doy cuenta que la guarania no tiene límites, o sea, no solo se basa en el ritmo sino en la canción misma. Y más adelante hago una versión cantada porque el poder de la letra también tiene sus frutos. Decido hacerla con Andrea Valobra en pandemia. Eso fue otra vez el doble de aceptación. O sea, fue impresionante. Luego la lanzamos, el año pasado, en un concierto con Ed Calle acá, en Asunción, en vivo. También fue muy, muy lindo.
– ¿Cómo fue producir este trabajo, donde participaron tantos artistas internacionales, en pandemia?
– En realidad el proyecto arrancó en el 2017, mucho antes de la pandemia, con este mismo lenguaje o formato, donde busco tener siempre un solista importante de jazz que interprete las melodías de la guarania o de las polcas de la mejor manera posible y que se luzca después con un solo, por ejemplo. De esa misma manera también trato de escoger a los cantantes. Me sorprendió el tener éxito con lo jazzístico y clásico. Normalmente esos dos géneros no son tan comerciales. Entonces, lo que hago es unir esas tres vertientes, o sea, el jazz, el clásico y lo popular. Invito a un cantante muy popular a hacer una versión diferente de una guarania. Por ejemplo, al cantante de Tierra Adentro, que es un grupo muy conocido acá, o un ingrediente internacional, Los Nocheros, por ejemplo, cantando una guarania, combinándola con un cantante de Paraguay, por ejemplo. O un Pipi Piazzolla tocando una guarania espectacular a su estilo, como él la interpreta. O Luis Salinas también, que ama mucho la guarania, sonando con su sonido, dando su aporte al arreglo original. Entonces, todos esos ingredientes para mí son importantes. Va por ahí, más bien por tratar de reunir dos géneros diferentes o tres géneros. Ya el clásico y la música popular tienen más gente, me funciona a mi a la hora de hacer los conciertos para presentar canciones instrumentales pero también canciones cantadas. Ese formato ha sido muy bien aceptado en Paraguay.
– Hace un tiempo se iniciaron gestiones para que la guarania sea declarada Patrimonio Intangible de la Humanidad ¿Cómo viene eso? ¿Estás participando de alguna manera de ese proceso?
– Sí, de hecho el año pasado se lanza el disco La Música Más Linda de Mundo. Vol. 2 y abre justamente esta campaña que fue en agosto, en la Semana de la Guarania. Entonces abre todo este abanico de opciones que se están presentando ahora por el tema de la postulación de la guarania como patrimonio inmaterial de la humanidad. Y también hemos estado en el Comité de Salvaguardia dando nuestra visión, nuestro aporte y nuestro apoyo a la postulación. Además, este año tuvimos la oportunidad de grabar en Abbey Road Studios, en Londres, la guarania por primera vez en el estudio más importante del mundo. Grabamos la guarania de José Asunción Flores y de Demetrio Ortíz, celebrando los 80 años de la canción Mis noches sin ti.
Es un hito muy importante para la música paraguaya y para los músicos paraguayos poder pisar esos estudios llevando nuestra música como se hacía originalmente, con elementos como el arpa paraguaya, con voces bien formadas y con un formato pequeño, justamente, para hacer un rescate de cómo se tocaban las guaranias. Después yo me encargo de hacer la orquesta aquí en Paraguay, o sea, darle un ropaje diferente ya con esa base hecha en Londres. Entonces ese es mi aporte, por decir así, a toda esta campaña de la guarania que se está haciendo.
– ¿Cómo recibieron los artistas internacionales la propuesta de grabar guaranias? ¿Conocían el género? ¿Cómo fue esa experiencia?
– La verdad es que no conocían el género. Recuerdo que hablábamos de canciones emblemáticas, por ejemplo Recuerdos de Ypacaraí y una artista me dijo que no sabía que estaba 6×8, que ella siempre la conoció como bolero. Entonces sucede eso también, que las canciones más populares se conocen por versiones de Julio Iglesias, Nino Bravo, o como boleros en México, por ejemplo, y son canciones bellísimas que están en 6×8, en ritmo de guarania paraguaya.
José Asunción Flores le dio ese título de guarania y tiene que ver con lo que sucede en Paraguay con el idioma guaraní, con la cultura guaraní, con lo que uno siente como asunceno o como paraguayo en general. Si bien nace en Asunción el género, se va expandiendo por todo el interior de la República, y creo que eso se contagia. Entonces, cuando presento a un músico invitado, esa belleza se contagia y empieza a darse cuenta de la belleza de la canción. Son canciones que ya no se escribe así, o sea, los compositores ya no escribimos de esa manera, es un sentir muy romántico.
Las canciones paraguayas normalmente hablan de una distancia con tu patria. Se compusieron estando fuera del país, en el exilio, hablan de extrañar a su patria, a su amada o a su madre. Ese tipo de sentimientos ya son diferentes en la actualidad pero marcan muy fuertemente una esencia, un sentimiento que se contagia. Entonces, cuando uno escucha Mis noches sin ti y empieza a percibir lo que dice la letra, automáticamente uno dice ¡wow!, yo quiero cantar esa canción. Eso me pasó con varios artistas internacionales, que escuchaban la canción y quedaban encantados. Inclusive cuando le pedí al maestro Jorge Calandrelli que me haga un arreglo, le propuse hacer India o Mis noches sin ti. Y él me dijo: «conozco Mis noches sin ti, es una canción bellísima y quiero hacerla». Entonces, es como que cada invitado elegía la opción o su canción para participar en el álbum.