El séptimo álbum del dúo santiagueño muestra nuevas canciones. Con un tratamiento musical que respeta las ideas estéticas originales, los artistas ratifican los compromisos asumidos desde el inicio de su sólida trayectoria.
Así como Orellana Lucca reconoce las influencias de Jacinto Piedra y Peteco Carabajal, luego de más de veinte años de trayectoria muchos grupos contemporáneos ya los tienen a ellos como referentes. Entre sus logros más importantes están las consagraciones en Cosquín (2016) y Jesús María (2017), entre otras distinciones.
Desde los comienzos, el dúo sostiene las premisas: el compromiso con su provincia y con los derechos humanos. En las letras del repertorio están el paisaje y el hombre. “Nosotros tratamos de que lo que cantamos esté relacionado con lo que somos: personas simples, comprometidas con nuestro pago, de eso hablan nuestras canciones y seguiremos en esa línea”, comenta «Pelu» Lucca.
El disco se terminó de grabar en la primera semana de Noviembre. Después vino el proceso de mezcla ymasterización y se publicó en las plataformas digitales en el primer minuto del 24 de diciembre. “Una linda apuesta, con canciones nuevas, nuestras, algunas compartidas con otros autores, que queremos presentarles a la gente que nos viene siguiendo durante tantos años”, anuncia el guitarrista y cantor.
Con algunas instrumentaciones emparentadas estilísticamente con el rock, las búsquedas sonoras de Manuel Orellana y Rodolfo “Pelu” Lucca no se detienen. Sendas, tema que titula e inicia el disco, ofrece un novedoso arreglo con una base camarística. El trabajo del talentoso violinista santiagueño Pablo Farhat, al frente de un cuarteto de cuerdas, enriquece la composición de la chacarera escrita por Rodolfo Lucca.
Orellana demuestra nuevamente sus virtudes como melodista en Fiesta en mi pueblo, la chacarera cuya autoría comparte con Marcelo Mitre, otro creador santiagueño que enriquece la escena creativa de la provincia. En el tema, vuelve a destacarse la labor de Pablo Farhat.
Mi canto y tu danzar, encierra una mirada afectiva a la tierra y a los bailarines. La rítmica de este “gato sacherito” se acelera y se hace eficaz mediante la impecable labor del virtuoso Benito Serrano (bombo y percusión), pieza fundamental en el sonido del dúo. “Benito cada vez nos sorprende más, en los discos cuando entramos a grabar es increíble, con un tempo tremendo, no hay que editar nada de lo que hace. Felices de tenerlo, sería irremplazable. Con él y con Ale Cortez (bajista) hemos logrado un grupo bien amalgamado. Son 20 años de tocar juntos y ya nos conocemos bien”, explica Rodolfo.
La zamba Otoño y soledad presupone desafíos en el armado del tema. Las complejidades de Horacio Banegas, autor de la letra, implican justamente una búsqueda de la excelencia interpretativa. La participación de Marcela Morelo, de perfecta afinación, con el ensamble de voces logrado, deposita esta canción en el lote de futuros clásicos del repertorio.
Ampliando los límites, el dúo siempre se acercó a ritmos de otras regiones. En Florcita del cielo, el poema de Noelia Floridia, la composición de Orellana tiene el pulso y los colores del huayno, con atmósfera norteña aportada por Franco Abán (vientos) y Fernando Borjas (charango). Con el mismo aire, pero en formato canción, Orellana le puso letra y música a Decirte cantando.
Marcelo Mitre vuelve a sumar su pluma en la chacarera doble Amarillos veranos, que podría sub-titularse “chacarera del verano”, un elogio al paisaje y a las sensaciones que genera un típico verano santiagueño. Y de nuevo me encuentro, letra y música de Rodolfo Lucca, reúne las voces del dúo y del grupo salteño Ahyre. El texto de la canción resume sentimientos en tiempos de espera y disfrute de los hijos. La temática está presente también en Isabella, obra dedicada por Lucca a una de sus hijas.
Otro invitado, Jorge Rojas, suma su solidez vocal en Chacarereando, letra de Juan Carlos Carabajal y
música de Orellana, una obra que refleja pertenencias y deseos con la potencia que aportan las tres voces.
De un sueño, es de esas zambas para “bailar y escuchar”. Orellana pone en pausa una de sus funciones y cede el protagonismo a Luis Salinas para los punteos. El notable instrumentista bonaerense deja su sello y multiplica la calidad de la obra escrita y compuesta por Lucca.
La arista testimonial se manifiesta en Memorial del fuego. Orellana compuso esta chacarera simple y le pidió al poeta y docente chaqueño Diego Brandán que le pusiera letra. El resultado es una obra que reinvindica el valor simbólico del fuego en nuestra identidad. Para la versión del disco, el invitado es el jujeño Bruno Arias.
El sentido de pertenencia se ratifica en Sentir santiagueño, la chacarera que cierra el disco. Para esta letra de Lucca, acá hay un compositor invitado a quien el dúo considera un importante referente: Mario «Musha» Carabajal. En la figura de «Musha», Orellana Lucca manifiesta su reconocimiento a las generaciones que le precedieron y que fueron construyendo la rica historia del folklore santiagueño.
Luego de instalarse sólidamente en su lugar de origen, buscaron posicionarse también en otro sitios. En 2019, visitaron España, Suiza, Italia, Francia y Alemania. “Después de sembrar aquí, siempre hemos tratado de ir a lugares nuevos, donde no nos conocen mucho. Hicimos ocho actuaciones, la primera en Barcelona y la última en Colonia, en lugares pequeños donde la mayoría no era público argentino, gente que le gusta mucho bailar el tango y el folklore”, explican.
Orellana Lucca es una de las propuestas artísticas que predominan en las escuchas en las tiendas digitales. Según un informe de la empresa sueca Spotify, la música del dúo se reproduce en 75 países. Sendas es el disco que sucede a Alma maternal, Tierra que espera, Presagio, Habitantes de mi tierra, Hermanos y Cantando desde el río Dulce (concierto en streaming del 19/12/20).
Excelente nota! Com.o todas las de Pedro Robledo. Saber y saber comunicar, dándole relevancia a nuestros artistas.