El ícono de la música argentina habla del proyecto con el que celebra cincuenta años de trayectoria: Legado Popular. Cuenta cómo serán los festejos en Cosquín y en qué instancia está su novela Cien años de chacarera. Reflexiona sobre la muerte y el poder de la canción y dice: “De a poquito se va a ir perfilando una retirada de los escenarios”.


Hay una pintura multicolor de Santiago del Estero detrás de Peteco Carabajal. El referente de la raíz folklórica mira al horizonte y celebra cincuenta años de música con su disco Legado Popular. Cierra los ojos un instante, en su casa de Paso del Rey, y dice: “Este disco es una apertura hacia los compañeros y compañeras: ya lancé 12 temas, de un total de 35, para festejar mi medio siglo de trayectoria musical. El Legado Popular es el motivo total”.

¿A dónde se proyectan las huellas de un artista en expansión permanente? ¿A quiénes abraza, en sus nuevas creaciones, con su certera apuesta de futuro? “El legado popular es justamente eso -dice Peteco-. Son canciones que van a ocupar un espacio de tiempo de aquí para adelante. A veces digo en broma que va a haber temas hasta el año 2300. Y también es una forma de decir que esta es mi visión de la canción hoy en día, en letra y música. Sobre todo en letras: estoy trabajándolas como no lo había hecho antes”.

Un primer disparador de este nuevo proceso creativo que engloba el concepto Legado Popular “fue la pandemia: las canciones son todas desde 2020 hasta la fecha. Esa situación que atravesó la humanidad ha golpeado muy fuerte en mí, porque hemos perdido mucho. Pero yo saco algo positivo: a mí me hizo replantearme muchas cosas”, cuenta Peteco.

A partir de ahí, Legado Popular es un disco “más desapegado -amplía Peteco-. Yo estoy presente más que nada como autor: les di temas a compañeros como Jorge Rojas, Raly Barrionuevo, Cóndor Sbarbati -de La Bersuit- y Los Nocheros, entre muchos otros, para que ellos hicieran una versión. Yo a lo mejor toco algún instrumento o canto, simplemente. Algunos otros temas sí tienen un poco más de participación mía, pero cada uno es distinto en el sonido porque está grabado en estudios diferentes”.

Tras haber editado los primeros siete temas de Legado Popular el 1º de julio de 2024, Peteco presentó el 17 de diciembre los nuevos cinco “con mujeres invitadas que pusieron sus voces solistas y yo me uno a ellas”, cuenta. Está Anabella Zoch en Canta; Emilia Danesi, una artista tucumana radicada en Barcelona, hace la bellísima zamba A Tucumán; Marisol Otero aborda el tema romántico Para hacer tu canción y Carolina Peleritti entona El suspiro. También se sumó Jorge Rojas en Deja el agua correr. Evoca Peteco: “Ha sido muy lindo todo este proceso de grabación, porque hay una participación muy amplia de compañeras y compañeros. Ese es justamente el Legado Popular”.

Las primeras siete canciones del proyecto, de gran potencia melódica y letras conmovedoras, abarcan tópicos comunes en la obra de Peteco. Hablan de la creación, la belleza, la tierra, la felicidad, el poder de la canción, el destino, la libertad, la tierra y un tema abarcador: la certeza del fin de la vida. Peteco oye la idea y reflexiona antes de responder: “Como digo, las canciones salieron de 2020, en pandemia, en adelante. Ahí se ha planteado en mí esa situación de ver que al lado tuyo se muere alguien y pareciera que se te escapó de las manos. Yo mismo he andado con ese miedo de quedar en el camino, así, tan de golpe. Entonces, sí, puede ser que haya un tema recurrente como es la posibilidad de morir”.

El tema de la muerte “me interesa mucho en lo personal, pero para plantearlo no como una cosa que te lleva por la mala, sino tomar, si se quiere, lo mejor de eso. Mientras estamos aquí, tratemos de dar y buscar lo mejor siempre. Apoyémonos en esa idea de la muerte, pero no para sufrir ni para estar tristes ni para tener miedo, sino para poder ver un poco más de belleza realmente profunda. Ante la muerte todo se revaloriza”, dice Peteco.

–¿En qué sentido?

–En el de aprovechar la posibilidad de estar aquí y ahora. De darle valor a todo lo que hacés y a la cuestión física: cuidarte, estar bien para cantar, para viajar, para vivir cosas y para estar con mis hijos. María y Benicio son chicos, tienen 16 años, y Homero tiene 33. Yo estoy con ellos, viviendo todas estas situaciones de vida y de trabajo, y lo voy llevando bien. Todavía tengo muchas ganas de estar sobre los escenarios y me gusta ejercer esto que hago: esta vida que tengo, ahora en que estoy cumpliendo cincuenta años con la música, desde que en 1974 editamos el disco homónimo de Santiago Trío con mi primo Roberto Carabajal y con Shalo Leguizamón.

También piensa, Peteco, en su presente con el grupo Riendas Libres, que comparte con Homero Carabajal en voces y guitarras, Martina Ulrich Carabajal en batería y percusión y Ricky Chazarreta Carabajal en bajo, y con quienes editó los discos El amor como bandera, en 2017, y El viaje, en 2022, con un sonido experimental al compás de su vívida impronta santiagueña (en su repertorio compartido con su hijo Homero Carabajal).

¿Cómo conecta, con Riendas Libres, su legado popular? “Siento que es un momento pleno porque puedo brindar mi experiencia -dice Peteco-. Compartir con los chicos una energía más joven en la que no quedo descolgado, y entre todos hacer una propuesta linda. Me gusta mucho lo de Riendas: estoy enamorado de ese grupo; de la posibilidad de poder tocar con Homero y de crear canciones con él. Es repetir un poco lo que se dio con mi viejo y conmigo y hacerlo juntos. Homero me brinda una disposición musical muy buena. Yo puedo atreverme a volar y sé que sus alas son fuertes y nuevas: me pueden llevar. Yo le pongo la experiencia y es muy lindo contar con un compañero que resuelve virtuosamente las cosas y que pone el sonido de la guitarra”.

Peteco sonríe y busca ejemplos musicales sin fronteras: “Pienso en las guitarras de Pink Floyd, en el sonido de Queen, en la voz de Los Manseros Santiagueños, en la guitarra de Kali Carabajal. Podría poner más ejemplos en la música argentina para llegar hasta Riendas Libres. Entonces, todo en este momento me hace bien. Estoy llegando feliz a este tiempo y de a poquito creo que se va a ir perfilando, no sé si un adiós, pero sí una retirada de los escenarios. Pongámosle cinco años, cinco años más de poder estar bien: de poder saltar todavía en el escenario”, bromea.

Y dice que ya va practicando para ese momento decisivo: “Ayer y hoy estuve todo el día en mi casa tocando la guitarra, quedándome afuera sin hacer nada, pintando un poco, escribiendo. Siempre hay algo para hacer con uno mismo”. Brilla detrás de Peteco Carabajal la pintura multicolor de Santiago del Estero. Su legado popular vibra en el presente y se imprime en los deseos por delante junto a los demás: el público, y los compañeros y compañeras, también son parte de esa transmisión artística sideral.

 

Legado Popular: primera fase

El 1º de julio, Peteco Carabajal había estrenado los primeros siete temas de Legado Popular siempre en compañía de otros: canta la chacarera En esta vida con Santiago Trío; aborda la balada Mariposa con Matías Chapiro en piano y la voz de Luciana Jury; celebra la chaya riojana con la cantante Gloria de la Vega en Ceniza y albahaca; entona la reflexiva Doce cuerdas junto a Raly Barrionuevo; rockea Raíz y flor junto a Cóndor Sbarbati e interpreta La primavera junto a Motta Luna. Pero habrá que volver al comienzo: el disco Legado Popular abre con la chacarera Magia maternal, con la potencia tímbrica del grupo Riendas Libres.

¿Qué cantan, Peteco y Homero, allí? «Esperando estaré, antes que amanezca. Escapemos de aquí, ya no quiero penas. Dejaremos atrás las horas oscuras. No le entregues un sol, a tanta amargura. Es posible cambiar, mundo y existencia. El jardín natural de nuestra conciencia. Es la gloria de Dios, jugar con la vida. Sólo verte feliz, mi eterna alegría».

–Peteco, ¿cómo surgió la chacarera Magia maternal?

–La música es de Homero. Él estaba aquí en mi casa un día y la empezó a tocar. Me gustó mucho: es una melodía hermosa. Entonces escribí «esperando estaré antes que amanezca. Escapemos de aquí, ya no quiero penas», sin saber hacia dónde la iba a llevar. Podría haber sido algo para una mujer, un amor, y después la empecé a leer y a cantar con la melodía, y se me ocurrió crear una historia sobre espíritus, ya que Diego Maradona había muerto cuando hicimos esta canción. También hablábamos acerca de que la primera que se le hizo a Diego fue La canción del brujito, y jugamos con cerrar un círculo con esta: la primera y la última canción sobre él. La llevamos para el lado del encuentro espiritual, en el sentido de que Maradona estaba esperando a su madre y ella vino a buscarlo para que descansara de toda una vida de ser Maradona.

En Magia maternal, a Peteco lo fascina “el toque hermoso que le da Homero a la obra, con las guitarras”. “Magia maternal está muy bien producida, con el sonido de las guitarras, de las voces, la percusión y las cámaras. Magia maternal suena con toda la jerarquía del grupo”. Ya en la rockera Raíz y flor, Peteco y el Condor Sbarbati cantan: «Raíz y flor, latido y pensamientos lleva la canción. Es natural, es canto de los pájaros con luz solar, y tiene voz que podrá decir que siente el corazón. Hoy la canción es necesaria como en la mesa el pan. Para borrar prejuicios que enceguecen nuestra humanidad«.

–¿Cómo resuena esta frase de Raíz y flor en el contexto argentino actual?

–Yo siento que este es un tiempo mentiroso y que fue manejado a propósito para esto: para la desorientación total del pueblo, cada vez más desinformado, con más engaños y con una dominación de parte del poder. Cuando digo el poder, incluso puede estar ahí gente que se dice estar bien con el pueblo, pero que es parte del poder que maneja las cosas. Además, estoy convencido de que nosotros como humanidad estamos afuera de las murallas: no podemos cambiar nada; no podemos hacer nada.

–¿Tiene la canción el poder de abrir mentes?

–Sí, la canción tiene ese poder. Pero sé que vos no vas a solucionar las cosas o lograr imponer un cambio a través de cantar canciones. La canción, a la larga, con el tiempo, en el camino, también cumple su misión. Ahora hice una canción dedicada al Mediterráneo, tomando en cuenta la de Joan Manuel Serrat en lo musical y rítmico. Escribí la letra y la música, y la canción, en el final, dice: «Los pueblos de ayer no deben llorar, sino cantar a la emergencia». Se trata de salvar lo que se puede salvar, aún, de este mar que se está muriendo. A lo mejor, yo no haga nada específico por el mar, pero la canción va a ir hacia allí. Creo que esa es, un poco, la forma en que una canción es tan importante como en la mesa el pan.

Otra de las canciones gravitantes de las primeras siete de Legado Popular es Doce cuerdas. Peteco la escribió inspirado en Charly, un argentino que vivía en Europa desde los años ’70 y que nunca regresó al país. “Lo conocí en la calle, en una feria donde había un puesto de comida china. Él empezó a cantar entre las mesas, hasta que se acercó a la nuestra y me dijo que había estado muy mezclado con Los Tucu Tucu, Argentino Luna y el Chango Nieto. Me preguntó por ellos y le tuve que decir que habían partido. El tipo andaba con una guitarra de doce cuerdas. Homero se la pidió y arrancó a tocar un tema de Spinetta. El tipo se sorprendió y le tuve que decir que el Flaco también había partido. Se ve que eso también lo afectó. Cuatro días después nos volvimos a encontrar, de casualidad, y él le regaló su guitarra de doce cuerdas a Homero. Para mí fue una señal de que el tipo abandonaba todo. De hecho, falleció unos meses después”.

Entonces, a Peteco se le ocurrió hacer una canción que hablara de la memoria a partir de la historia de un señor argentino que cantaba en la calle, en Europa, y que por la distancia y por la soledad no se conectaba con cosas esenciales de su ser y de su identidad. Así que nació el tema Doce cuerdas, que canta con Raly Barrionuevo y que dice: «De tanto ser extranjero, sin barrio ni referencia, ni origen y pertenencia, se olvidó hasta de sus nombres familiares (…) Cielo ajeno, tiempo irreal, y todo lejos, cada vez más. La guitarra le da su pan. Supervivencia, peregrinar. Chango Nieto, Spinetta, Los Tucu y Argentino Luna se han ido al misterio final, sin esperar. Volar, volver atrás. Allá y más allá. Detrás del sol».

 

Cosquín y el libro pendiente

El 29 de enero de 2025, en la Quinta Luna del Festival de Folklore de Cosquín, Peteco va a celebrar “50 años con la música, con invitados”. ¿Cómo será el festejo? “Van a acompañarme Martina, Homero y Ricky. También llevaremos algún violín, algún bandoneón, algún bailarín, y cantaremos las canciones clásicas con la gente. Creo que es la mejor manera de festejar. Me hubiera gustado traer a Demi, Roxana, Graciela y Walter Carabajal: la formación de mi primer disco solista Encuentro, de 1991. Y después invitar al Mono Izaurralde, a Verónica Condomí y a Juancho Farías Gómez para recrear Músicos Populares Argentinos (MPA). Pero no tengo la estructura de producción para armar los grupos e invitar a todos. Se hace difícil. Pero festejar, claro que voy a festejar”.

Así que “no sé cómo lo voy a plantear, pero yo llegué una conclusión: la estrella de los cincuenta años es el repertorio. Tengo todas las canciones, ¿viste? Si me piden Mi abuela bailó la zamba, San Cayetano, Arde la vida, Borrando fronteras, Andando, Encuentro, Movimientos del amor, Los indios de ahora, Volveré a Salavina, El embrujo de mi tierra, están todas las canciones. Están en la memoria y en la posibilidad de cantarlas ahí al toque. Eso es lo lindo, porque la gente corea: se las conocen a todas. Se da un canto colectivo y también se arma la posibilidad de bailar. Así que se va a armar una verdadera fiesta en Cosquín”.

En otra tesitura, Peteco sigue escribiendo el libro Cien años de chacarera, sobre la historia de la familia Carabajal ligada al ritmo emblemático de Santiago del Estero: su manifestación, su misterio y sus personajes clave. ¿En qué instancia está el proyecto? “Me frené un poco con el libro -asume-. Dejé de escribir y me está costando mucho retomarlo. Por eso, una de las cosas que se me ocurrió es hacer un audio-libro. Ya probé de grabarlo: registré varios minutos. Está lindo, porque también le puedo poner música. Podría decir que está terminado y, si lo editara en dos partes, ya tendría una parte para dar a conocer”.

Pero “aún sigo pensando lo del audio-libro. Hay famosos libros que están en ese formato. Por ejemplo Cien Años de Soledad, de Gabriel García Márquez, o Las enseñanzas de Don Juan, de Carlos Castaneda. Vamos a ver. Creo que puede ser lindo, sobre todo porque la temática de la novela Cien años de chacarera tiene que ver con la música: las letras de las chacareras son una parte importante del texto del libro. Veremos qué sucede en el futuro”.

 

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