Por Paola De Senzi | paodesenzi@gmail.com
Fotos: Carlos Paul Amiune
Cualquier día, en la siesta provinciana, uno puede elevar su mirada al cielo y encontrarse con el azul. Es el color de la inmensidad que no es igual en todos lados, ni para todos. Hay un azul distinto al de la ciudad, por ejemplo y es el que tiene el cielo tierra adentro de la más profunda provincianía.
A ese cielo le compuso el riojano Adolfo “Pancho” Cabral una de las obras más hermosas de nuestro cancionero. Si ya desde el inicio, con la exclamación «Ay este azul/ que les quiero contar como fue/por momentos se queda en mi piel…» arrastra una expresión de amor, placer, sosiego, felicidad y también nostalgia, el resto se intuye pura belleza.
“El tema Azul Provinciano llegó del mismo modo que puede llegar cualquier otra canción –cuenta Pancho Cabral-, con la diferencia que su temática tocaba en ese mismo instante lo más profundo de mi alma, que era esa palabra y eso de mirar su tierra a los lejos, extrañando precisamente tus azules, tus colores, tus aromas de cocina y tus simples yuyitos provincianos por donde transcurrió y transcurre la vida de un ser provinciano. Esa palabra se llama nostalgia. Como verán, no dije nada original, y sin proponérmelo desahogué en ella «mi coral a ella misma», más allá de pertenecerme. Es una hija muy querida, pues, creo haber logrado la comunicación en muchos lugares del mundo adonde asienta su vuelo, y eso para un autor es extremadamente bello”.
Compositor, poeta, escritor, músico extraordinario, que puede recorrer melodías infinitas a través de los géneros, sin fronteras musicales. Es uno de los pocos artistas que lleva en alto, más allá de los límites musicales, el folklore y tradición de su provincia. Pancho Cabral es un juglar de esos que casi ya no existen. Durante más de cinco décadas, su carrera fue surcando diversos caminos, como integrante de agrupaciones vocales (Los Huanca Hua, Los Andariegos), como solista, como escritor con varios libros editados (El Hombre de los veranos en la frente, De la Vidala a la Chaya, Hombres de Albahaca, Kakano y las Divinidades Diaguitas, Mujeres de Agua, entre otros), como compositor. En este tiempo, afortunadamente para nosotros, la tecnología abrazó su vida, y puso a disposición en Spotify, las últimas producciones discográficas.
Un dato importante es que el autor de Como esperando la vida, Pedacitos de agua y Serenatero de bombos (junto a Ica Novo), no se rige por las normas comunes de cualquier folklorista a la hora de componer. Escapa a las melodías tradicionales, vuela en los sonidos del jazz, la bossa y vuelve a sorprender cuando atraviesa una vidala con su voz, desde siempre y hoy, de las mejores.
Parece como si siempre estuvieras en la búsqueda. De una canción, de un poema, de alguna historia escondida en los símbolos, de algún sonido. ¿Cuál es la razón?
La razón, la verdadera razón de estar siempre componiendo, es que «para eso estoy», es el sentido más bello de mi vida interior estar buscando permanentemente una frase, una palabra que sirva como disparador para crear algo, una bella metáfora, decir lo mágico de un personaje singular de mi provincia, de mi región. Dediqué toda mi vida a ello, no podría abandonarla así porque sí, creo que allí mi espíritu perdería su verdadero sentido y estaría mintiéndome y a la vez mintiéndoles a los que escuchan mis canciones. Lo interesante de esta parte es cuando alguien dice una frase y no se da cuenta que tiene una bella poesía: Quien por sus gustos padece/ paguen sus ojos llorando, o: Grapita curadora/ Callada milonga; Te voy a enseñar hacer un hoyo dentro un aujero, (esta última, surrealista). Y que son frases de otros que tomo del saber popular para darles una nueva vida, para que nunca desparezcan en nuestro decir provinciano.
¿Por qué es necesario todavía rescatar esos personajes cotidianos y traerlos a las canciones, como sucede en Retratos Provincianos, tu nuevo disco?
Los que componemos tenemos la mirada alerta siempre para captar la magia de esos personajes provincianos y como estamos en el tema es difícil que se nos escapen esos modos, esos duendes, esos ángeles que llevan los hombres y mujeres que hacen nuestro paisaje cotidiano. Creo que simplemente los adorno a mi modo y tomo lo bello de ellos para que siempre sean nombrados, pues el hecho de verlos todos los días nos hace caminar hacia un no-ver de esos duendes que poseen hombres y mujeres nuestros.
La Música
Tu paso por los diferentes grupos de folklore de la historia, dejó huella. Luego iniciaste tu carrera solista, y esto comenzó a pegar más en los músicos jóvenes, para quien sos un referente. ¿A qué que se deberá este acercamiento?
El haber transitado por dos grupos vocales fundamentales en el canto vocal de nuestro país y totalmente originales, fue un regalo que la vida me dio y siempre estuve agradecido, pues como solista que era, aprendí a ubicarme en los acordes de una exquisita armonización y no es poco todo ello. Después, llegó mi carrera de solista y compositor, cantautor, que también fue un difícil y bello aprendizaje, ya que tienes que creer en ti mismo más allá de tu ego y valorarte y tener lectura de los otros y pedir correcciones a los maestros como Hamlet Lima Quintana, Armando Tejada Gómez, Ariel Ferraro (quien leyó mis primeros poemas). Para todo ello se necesita una cuota de humildad, sencillez y poner tu cara frente a los que tu creías que iban a dar el mejor consejo y a la vez hacerte crecer como ser humano en el mejor sentido de la palabra.
Sos un buscador de sonidos. Las melodías que acompañan tus poemas no se quedan en los modos musicales tradicionales, más bien suenan contemporáneas, hasta innovadoras. ¿En dónde se encuentra esa simbiosis?
Pienso que todo ello que enumeré permitió un aprendizaje que los jóvenes detectaron en mi canción, pues el haber fusionado mi raíz con los ritmos de nuestra América, le fui dando a mi «vidala chayera» una impronta que las nuevas generaciones la ven a su lado, muy cerquita de lo que ya están produciendo y me resulta placentero interpretar con ellos a mi alrededor y componer, hasta podría decir que me siento más seguro de lo mío con esos «ángeles guardianes de la música». El haber viajado con mi canto por diferentes lugares del mundo y encontrarme con músicos excelentes me rompieron los moldes, las estructuras que uno trae para su música y podría asegurar que de allí aprendí bastante, tomé un alto porcentaje para la rítmica de mi canción e ir cambiando la cara o renovando mi genero de mi vidala chayera y podría definirlos con esta frase de una de mis canciones: Cómo cambiar el grito/ sin destrozarte el alma/ y que sigas vidala en mi nueva palabra/, creo que por ese camino estuve definiéndome como autor y compositor.
¿Qué tiene de distinto y especial la vidala chayera en relación con la santiagueña, y las de otras regiones?
La Vidala Chayera es un género relativamente nuevo en comparación con la zamba o la chacarera, pero tiene su ancestro en la vidala propiamente dicha. Luego tiene la influencia de los ritmos cuyanos que nos llegan desde San Juan, pues nuestros llanos limitan con esa región; de allí toma la vidala chayera su transformación que sintetizando sería: vidala-tonada y cueca cuyana. Pues la rítmica de nuestro género es casi similar a la cueca de cuyo, nada más que con diferentes acentuaciones, pues ellos tienen su canto al hablar y nosotros: «tan natural que hablamos». Por eso nuestras vidalas son diferentes a la que se cantan en Santiago, Tucumán, Catamarca y Salta que también es una vidala, pero se le llama baguala para diferenciarla por región.
Les contesto con palabras de la musicóloga Isabel Aretz, que en su tesis doctoral nos comenta: «pero mucho más ricas desde el punto de vista tonal y melodiosamente más variadas. Son las vidalitas andinas, cuyo foco central está sin duda en La Rioja, y que por sí solas pueden caracterizar musicalmente a la provincia. Son a nuestro entender las canciones más bellas que posee el país; las más bellas y extrañas, en cuanto no se ajustan a un ritmo único, ni a una escala determinada, como ocurre con las bagualas, e inclusive con muchas vidalas».
La Chaya
La chaya es lo fundamental en la cultura riojana, y Pancho Cabral es parte de ello. Cada febrero, en su casa y en toda la provincia se celebra una de las fiestas más simbólicas y bellas de nuestro país, y como no podía ser de otra manera, debió tener su bandera, inspiración del artista junto con su compañera de toda la vida, Beatrice.
“La bandera de la chaya tiene los colores que consideramos con Beatrice, eran y son fundamentales para simbolizar un ritual agrario: El verde de la albahaca, el blanco de la harina y el amarillo ocre de la vaina del algarrobo, la algarroba. En el centro una caja chayera representando el canto ancestral con sus palos de toque cruzados para que el canto de las nuevas generaciones vaya hacia los cuatro rumbos, custodiado ese canto por los ramos de albahaca, que no están cerrados, significando que el decir de los nuevos vidaleros renueven sus coplas, que vuelen y digan lo suyo, en definitiva que tengan su nueva palabra”.
A principios de este año se te rindió un homenaje sobre el escenario, como a otros poetas y cantores de La Rioja. Es una de las pocas veces que se da tanta importancia a esto. Se te vio feliz y agradecido, ¿sentiste que era una deuda?
Si, fue un bello homenaje, inesperado y no esperado, pues el cantar y componer no espera este tipo de acontecimientos, uno lo hace, lo hace en soledad, en su lugar, creando, recreando paisajes y personajes singulares, por eso siempre me digo: que entre pasar y pisar/ prefiero cantar estando. No puedo dejar de agradecer desde luego al gobierno de mi provincia que a través de la Secretaría de Cultura nos puso frente al pueblo chayero con nuestro canto.
La fiesta en los últimos años se ha tornado multitudinaria y ha atravesado fronteras, ligada a los jóvenes. ¿Ves este hecho como algo auspicioso?
El saber y ver que nuestros jóvenes están interesados en los sonidos de su región, es realmente auspicioso. Me enorgullece ver la cantidad de artistas de estas nuevas generaciones cantar lo suyo y engrandecerlo con su nuevo sentir, ya que esta fiesta, la fiesta de todos los riojanos va alcanzando lentamente la aceptación de un género como la vidala chayera, que lleva en su ancestro un sentir puramente regional.
Este año, la fiesta cambió sus formas y se acopló a los reclamos sobre violencia de género. Hubo detractores por la forma en que se trató, incluso la leyenda del Pujyai. ¿Cuál es tu opinión?
Creo y así lo siento, que en una fiesta popular se tienen que abarcar temáticas que vivimos en nuestros tiempos, son realidades que vemos día a día y este vivir de ahora va tomando su forma, su sentido. Ahora bien, las leyendas y las fabulas son como su nombre lo indica, leyendas y fabulas, cada uno puede crear sobre una temática que le pertenece, pero de allí a darle un rigor de investigación o científico, por así decir, no lo comparto. Las fábulas son fábulas y los cuentos son cuentos.
Sos uno de los que también tiene su chaya personal. ¿Cómo es una chaya en lo de Pancho Cabral?
La chaya en nuestra casa comenzó con el sentir que tenemos los riojanos hacia esa celebración y cuando menos esperábamos con Beatrice Dayot, mi compañera, se nos fue llenando el Patio de Chaya. Y después nos dijimos: tenemos que simbolizar este festejo de canto, alegría y también de penas… y así se nos ocurrió crear una bandera para los amigos con los colores que creíamos eran los adecuados para representar nuestra fiesta mayo, después este símbolo fue extendiéndose por los barrios y el Consejo deliberante de la capital riojana la oficializó y aquí está en nuestro patio junto a la bandera argentina, la riojana, la de los pueblos andinos y la nuestra. A esos símbolos de nuestra América morena, los elevamos, les decimos coplas antiguas y las de las nuevas generaciones, que son las que vienen andando junto a la dinámica de la música ancestral y la nueva música. Feliz encuentro en nuestro patio donde el cariño junto al canto es grito elevado de amistad y celebración.
Pensás que las identidades de los pueblos están visibilizadas por el estado (el actual, sobre todo, que es más populista)?, ¿Qué hace falta para lograr descentralizar la cultura?
El hablar de un poder central quiere decir que el federalismo en su amplio sentido de su palabra, no se ha cumplido y ha invisibilizado muchos hitos de nuestra historia; entonces al tener dirigentes que siempre miraban hacia Europa, nuestra lucha fue siempre defender y reivindicar identidades. El tener un Sarmiento xenófobo, un Rivadavia entregador de soberanía y este último gobierno que pasó que nos dejó más pobres de lo que éramos, tengo la urgente necesidad de apoyar a este gobierno y poner toda mi lucha, mi pensamiento al servicio del presente gobierno, más allá de ideologías. La identidad es el color, y el modo de los pueblos, su tono de canto, el propio y original mirar. No puedo decir que el gobierno que pasó haya defendido nuestra identidad, todo lo contrario. Sé y afirmo que este nuevo gobierno va a defender nuestros colores y nuestros modos, es decir, irá limpiando las calles, los senderos por donde pasa nuestra identidad.
Compartimos unas décimas escritas por Pancho en el comienzo de la cuarentena, allá por el mes de marzo:
“Si el sol llega a tu patio y abraza tu
cintura, quédate en casa.
Si pasa sobre tu viña y besa tus
sentidos, quédate en casa.
Si esta mañana una hebra de luz y
un pedazo del día entraron por tu
ventana, quédate en casa.
Si esa luz se asienta sobre tu
piano, tu guitarra, tu cocina, por favor
te suplico, quédate en casa.
Pues, ya lo dijo un niño: si el virus
no nos encuentra por la calle,
se va a quedar solito, muerto
de aburrimiento, y va a disparar
a su morada, al infierno de su casa.
Por favor te ruego, te suplico:
¡quédate en casa!.”
Hermosa entrevista. Gracias!!