La pianista, compositora y arregladora adelanta cómo será su nuevo disco Unión y Perseverancia, en el que dialogan el tango, el chamamé y la improvisación, y en el que sumaron sus voces Ricardo Mollo, Mocchi, Leo García y Daniela Herrero. Además, cuenta cómo la inspiró trabajar con Mocchi en su flamante disco El frío que nos convoca.
Noelia Sinkunas eligió las calles de su vieja casa en Berisso para titular su nuevo disco: Unión y Perseverancia. Cuenta la pianista y compositora: “Antes se les llamaba por el nombre. Ahora cambió y es 153 y 13. Pero a la Unión se le sigue diciendo así, entonces yo siempre digo que vivía en la 13 y la Unión. Supe que Unión y Perseverancia era el nombre ideal para este disco porque habla del hogar, de encontrar el límite y la intersección”.
¿Cómo se expande el concepto? “El disco se pregunta qué es el hogar. Si es un lugar físico, o no, y dónde lo encontramos. Me lo replanteé a partir de cosas que me pasaron en este último tiempo: separaciones, viajes, mudanzas y búsquedas de la vida”, dice Sinkunas, nacida en 1988. En lo musical, el disco se pregunta “qué significa sentir hogar en el tango y en el chamamé. O cómo yo me lo planteo. Es buscar para reconstruir y reconfigurar esas inquietudes”.
La referente del tango y del chamamé del siglo XXI acentúa la idea. Unión y Perseverancia será un disco “con sonoridades clásicas y nuevas; con tango, chamamé, improvisaciones libres, voces del rock y amigos de la música”, adelanta Sinkunas sobre este proyecto, en el que participan -con sus voces- Ricardo Mollo, Mocchi, Leo García y Daniela Herrero. Además, varios compañeros músicos en sonoridades desafiantes para la música popular argentina sin barreras.
Unión y Perseverancia tendrá doce canciones con letra y música de Sinkunas: serán seis obras cantadas y seis instrumentales. “Hay una improvisación de piano y guitarra con Nana Arguen: un track de nueve minutos. Y hay improvisaciones con cuarteto de bandoneón, contrabajo, violín y piano. También hay un track de piano solo”, adelanta la creadora berissense, radicada en Buenos Aires hace años.
Sinkunas pudo cumplir varios sueños con el disco. Ricardo Mollo canta en Árbol, “un chamamé medio canción, ¡tremendo!”, a dúo con Tomi Llancafil. Leo García canta Formas, “un tango medio oscuro”. Daniela Herrero puso su voz en Vamos, corazón y el uruguayo Mocchi grabó una nueva versión de la canción Tradición, con las guitarras de Diego Rolón y Lucas Martelli, y con cuerdas. “Y el violinista Alex Musatov dejó su instrumento y cantó en otro tango, que se llama Volar. Es un gran encuentro con muchos amigxs”.
Noelia Sinkunas repasa, de memoria, el nombre de todos los sesionistas del disco: “Está Milagros Caliva en bandoneón. Hay tres contrabajistas: Belén López, Julia Subatin y Patricio Cotella. Alex Musatov y Christine Brebes tocan violines, Caro Rodríguez interpretó viola y Marcela Vicente el cello. También se sumó Mateo Castiello en guitarra. Espero no olvidarme de nadie”.
En algunas charlas previas, Sinkunas dijo que varias de las obras de Unión y Perseverancia surgieron a la par -y como un desprendimiento- de su anterior disco Salve, que ganó el Gardel 2023 como Mejor Álbum de Folklore Alternativo. “Sí, hay temas de la época de Salve y sumé otros, como A Don Páez o El errante, que son tangos de mi primer disco Escenas de la nada mirar, de 2018, de piano solo. Pero aquí fueron grabados en formato de cuarteto de bandoneón, contrabajo, violín y piano”.
También hay otro chamamé, Nostalgia de juventud, “que veníamos tocando e incluso presentamos en el Festival del Chamamé de Corrientes, con Caro Rodríguez, Belén López y Milagros Caliva, en 2022. Estoy contenta y bastante ansiosa. Unión y Perseverancia es un disco muy importante para mí porque está ligado a cosas que me pasaron. Me cuesta separarlas”, revela Sinkunas. El single adelanto será Vamos, corazón, en el que canta Daniela Herrero, “y después voy a sacar el disco entero”.
–¿A qué apuntaste con las improvisaciones?
–El juego fue “vamos a contar chistes de tango y chamamé”. Cuando armamos el cuarteto propuse eso: “Bueno, chicos, contemos chistes de tango y chamamé. Escuchémonos, mirémonos. Hay que sentir por el lado más rítmico de las células folklóricas”. Estuvo buenísimo porque empezamos medio tangueros, haciendo unos marcatos y cosas raras, y en un momento nos fuimos al chamamé. El planteo fue conectar el tango con el chamamé y con la improvisación. ¿Cuál es el límite que define a una música, a un estilo? Ese límite que desdibujamos es la forma canción. Y lo hicimos desde la improvisación libre.
–¿Qué rasgos afines encontrás entre el tango y el chamamé?
–Encuentro que cada género es muy rígido en sí mismo para verse: en los parámetros texturales, la rítmica, la melodía o las formas de ser. Y noto que de los dos lados se piensa medio parecido: “Bueno, esto es un tango y esto es un chamamé”. Es como si fuesen primos que se reconocen en sus rasgos identitarios distintos. Pero mi intención es que jueguen en la misma cancha. Que todo conviva: pensar el límite entre uno y otro para que puedan estar juntos.
Legado, vuelo y destino
En 2023, en una residencia musical en el estudio cordobés Sonorámica que compartieron Noelia Sinkunas, Nadia Larcher, Mocchi, Lucy Patané, Milagros Caliva, Flor Bobadilla, Manu Sija y Tomi Llancafil, entre todxs ya habían registrado la primera versión del enorme chamamé Tradición. La letra es compartida entre Sinkunas y Mocchi, que canta: “Me duele la tradición, porque la llevo en el pecho. La música no tiene techo, ni derecho ni revés. Y aunque no sé bien cuál es mi destino ni mi casa, a veces me siento tango y otras veces chamamé”.
Y sigue cantando Mocchi, junto a los coros de Nadia Larcher y de Flor Bobadilla: “Se siente la tradición, aunque no sé de mandato. Contrato tengo conmigo, voy borrando como escribo. En el piano encuentro nido, el despecho y el consuelo. El legado me dio alas y ahora no entiende mi vuelo”.
Así, el chamamé Tradición condensa el programa y la búsqueda del disco Unión y Perseverancia. Dice Sinkunas: “Haber grabado aquel tema en este disco fue un momento increíble. Íbamos a registrarlo en formato instrumental, pero apareció Mocchi con toda su inspiración; estuvo la residencia musical en Córdoba y la idea se redefinió. Es uno de los puntos altos de Unión y Perseverancia”.
Otro momento definitorio de la grabación del disco fue Vamos, corazón, el tema con Daniela Herrero. “Una semana antes de grabarlo cerré la canción y me la imaginé en la voz de ella, con quien yo ya había trabajado. La llamé, se lo pasé con pocos días de margen, Daniela dijo ‘¡me encanta!’ y en el estudio lo pasamos y lo grabamos. Lo cantó increíble y no lo podíamos creer. Ariel Lavigna y Pelu Romero, en la producción, estaban como locos. Yo ya tenía el disco cerrado, pero este tema le dio otro sentido”. Suceden cosas inesperadas “y eso también tiene que ver con la improvisación libre. A veces es bueno dejarse llevar, sin tener el control de todo. Por ahí aparece algo mágico”.
Otra experiencia reveladora, para Sinkunas, fue haber sido parte de El frío que nos convoca, el flamante quinto disco de Mocchi. La pianista y compositora de Berisso hizo arreglos de cuerdas en cinco temas del uruguayo y fue “algo inolvidable”. “Mocchi te puede decir: ‘Amiga, ¿estás para hacer unos arreglos? Es miércoles y hay que grabar el lunes’. Yo justo volvía de gira por Europa y me había guardado unos días para descansar. Pero me puse a hacer los arreglos. Luego pensé que podía mejorar o cambiar algunas cositas, pero me mandaron unas mezclas y dije ‘¡está bueno!’. A veces salen emergencias musicales y tenés que ver cómo resolverlas”.
En ese sentido, trabajar con Mocchi “es muy inspirador para mí -concede Sinkunas-. Me genera admiración, porque él tiene una forma de hacer las cosas que te hace quedarte con las ganas de más. Y te decís: ‘Mirá qué bien, cómo resolvimos esto’. Eso me inspira en mis procesos y en mi camino. Me contagia mucho las ganas de hacer. Yo en muchos aspectos soy bastante parecida a Mocchi, pero en lo creativo por ahí tardo más en bajar una idea. Y Mocchi es muy de concretar y resolver. Tiene las ideas muy claras y dice: ‘Este es el mensaje y necesitamos llevárselo a la gente. Hay que salir ya’”.
Así que “cuando viene una persona así, con ganas y decisión, me da muchas pilas. Entonces yo me conecto con eso, voy y hago. Me cambió un montón haber conocido a Mocchi y compartido con él en la residencia musical en Córdoba, donde entre todxs grabamos un disco en tres días. Eso me ayudó en mi proceso creativo: los compañeros me hicieron cambiar la forma de ver y creo que me hicieron ser mejor”.