La cantora y compositora catamarqueña habla de su experiencia como conductora del podcast Canto Sideral, sobre las coplas originarias y el pensamiento de Leda Valladares, y que en 2022 produjo y emitió el Ministerio de Cultura de la Nación. Las entrevistas y la conexión ancestral de la caja con las memorias y el futuro.
Corre 2022. La cantora Nadia Larcher acerca su voz al micrófono radial del Centro Cultural Kirchner, para el podcast Canto Sideral, y pronuncia: “Por fuera de nuestra atmósfera, de nuestro océano de aire, hay un silencio inaudito. Y nuestro canto es la rebelión frente a ese mutismo eterno. Es por eso que nuestro canto es sideral: porque viene del centro mismo de nuestra existencia”.
Larcher canta una copla originaria en el inicio de su podcast Canto Sideral y comienza a conducir: “Esta es una excusa para encontrarnos a pensar, a compartir reflexiones, a dialogar y a escuchar la música que viene de la piedra. La música ancestral. La música y el canto originario. Esto es Canto Sideral, y a lo largo de doce programas vamos a indagar en esta memoria hermosa que trae nuestra historia más primigenia”.
El podcast Canto Sideral está en Spotify y en 2022 se difundió, casi secretamente, en diversas radios de todo el país. Un año antes, Nadia Larcher había recibido la invitación, en el marco del programa Sonido Cultura del Ministerio de Cultura de la Nación, para elaborar y conducir este podcast sobre la copla y el canto ancestral: la caja, las voces y las memorias originarias; su fundamento y su proyección al futuro. ¿Cómo fue esa experiencia para la cantora y compositora catamarqueña? ¿Qué secretos y vibrantes memorias pudo descubrir como conductora del podcast Canto Sideral?
“Fue una experiencia hermosa. Me convocó Verónica Fiorito, la directora entonces del CCK, y me dejaron vía libre para que diseñara el podcast: desde la escritura de los editoriales hasta el contenido con sus segmentos y con la gente que decidí entrevistar. Todo está curado por mí. Fue un trabajo precioso de escucha y aprendizaje”, dice Nadia Larcher. El pensamiento de Leda Valladares y su hondo trabajo como recopiladora de coplas originarias es un hilo conductor en el podcast Canto Sideral: todos los entrevistados y entrevistadas por Nadia Larcher reflexionan acerca de su conexión con el legado de Leda Valladares y con el vasto acervo de vidalas, bagualas y demás formas de canto anónimo del Noroeste argentino.
Los doce episodios de Canto Sideral -que duran entre 40 y 50 minutos- se disparan con poéticos y profundos editoriales escritos por Larcher. Luego ella hace reflexiones; canta con su propia caja; hace preguntas; suma voces de copleros que recopiló Leda, y otras canciones, y da pie a los invitados e invitadas según la temática puntual de cada episodio: la transmisión de la copla, el encuentro, la tierra, el viaje, lo sagrado, cuidar el canto, lo universal del canto, lo diverso del canto, aprender y enseñar el canto, la regeneración y la lucha en el canto. ¿Cómo lo recuerda hoy?
Cuenta Larcher: “El punto de partida de Canto Sideral fue pensar el canto más allá de los escenarios. Yo tengo una frase que intento que sea un lema para mi vida artística: ‘Emancipar el canto de los escenarios’. ¿A dónde se realiza? ¿Para quiénes? Entonces hago preguntas sobre el canto en el territorio, en los rituales, en los encuentros, en los viajes y en otras instancias”. Dice, además: “Para el podcast me tomé el tiempo para pensar el canto más allá de lo espectacularizable. Me encantó esta propuesta de ampliar los contenidos y sentidos: dar otro fundamento al hecho de cantar. También, usar la pregunta para conectarme con la gente que estaba escuchando. Necesitamos profundizar el pensamiento a través de la metáfora, porque abre los sentidos de la política, de la poética y de la estética. La metáfora es muy poderosa”.
Así, con Leda Valladares y el canto ancestral como disparadores, Nadia Larcher entrevista en el podcast a distintos referentes sonoros: las copleras Angélica Reales y Laura Vilte, Ramiro González, Ramón Navarro, Beatriz Pichi Malén, la poeta catamarqueña María Elena Barrionuevo, Luna Monti, Susy Shock, Micaela Chauque, Noelia Gareca y Teresa Parodi. Además comparte los testimonios grabados de Lula Bertoldi, Noelia Recalde, Luciana Jury, Mariana Baraj, Mavi Díaz, Sofía Viola, Verónica Condomí, Julieta Laso, Micaela Vita, Juan Falú y Coqui Ortiz.
Prosigue Larcher: “Yo trabajaba la temática de cada episodio desde mi casa, formulando la línea de coherencia del contenido, y después iba a grabar al estudio del CCK. Es muy interesante, porque desde Sonido Cultura se hicieron podcasts de todo tipo y se distribuyeron por la red nacional de medios a emisoras de todo el país. Todo está guardado en un gran banco de datos de la Nación”.
En Canto Sideral, Larcher planteó en forma radial esos disparadores, esas posibilidades de indagación (“que también son las mías como cantora”) y “fue hermoso comprobar que para cada aspecto del canto había una persona para charlar. Ahí te das cuenta de la belleza, la complejidad y lo expansivo de una noción del canto que vaya más allá de los escenarios”, dice.
Por ejemplo, “Luna Monti nos cuenta lo que fue para ella haber ido a buscar el canto de África, de la India. Beatriz Pichi Malén nos habla del canto en la memoria, en lo sagrado, y de cómo las machis del Sur lo usan como medicina. Micaela Chauque piensa acerca de la regeneración del canto y cómo ella se piensa en una tradición de muchos años atrás. Teresa Parodi habla de la lucha al cantar y, Susy Shock, de la diversidad del canto y lo multicolor”. A Larcher le interesa, puntualmente, “el canto en su realización física: no se puede ver, no se puede tocar, pero una voz puede atravesar la sensorialidad, la memoria, y conectarte con algo muy anterior, muy atávico”.
Leda Valladares publicó en 2000 el libro Cantando las raíces – Coplas ancestrales del Noroeste Argentino. En el prólogo escribió: “Grito y canto convergen en el indio, en el negro, en el asiático o en el criollo de cualquier continente. Salen juntos casi trenzados en el rito primero. Allí se pierden las nociones de prudencia sonora y todo está permitido si sirve para expresar, calmar, convocar, suplicar, y llegar a oídos supremos”.

Nadia Larcher. Foto: Rocio Coelho
¿Cómo lo recobró Larcher para el podcast? “Me gustó mucho lo que pasaba cuando les enviaba segmentos del prólogo a los distintos participantes, porque eso generó preguntas nuevas sobre las reflexiones de Leda -rememora-. Fue muy bueno lo que volvía: las ganas de dialogar. Algunos discutían con Leda, estaban más de acuerdo con ella o reflexionaban desde el hoy. Estuvo buenísimo”. En esa instancia, “me encantó el diálogo que entabla Noelia Recalde con Leda Valladares, porque ella va tomando las palabras de Leda para pensar su propio presente en torno al ser en la cultura, el yoga, la naturaleza y la comida natural. Fue una intervención muy hermosa”.
Larcher amplía: “También fue determinante el episodio con Beatriz Pichi Malén, porque ella abre una conciencia de lo sagrado del canto, y como medicina, algo que yo no había terminado de dimensionar. Eso me hizo pensar mucho en la importancia de volver a escuchar a las abuelas y a las comunidades que llevan adelante esas prácticas, para tener cuidado, precaución, y ser respetuosos cuando hablamos del canto como medicina. Tiene que ser una herencia cultural e instalarse en una comunidad que atesore esas prácticas”.
Para el lenguaje radial, la cantora tuvo “la ayuda fundamental” de la comunicadora y productora santiagueña Estefanía Cajeao. Otro momento gravitante del podcast, recuerda, es el episodio sobre la diversidad: “Ahí, Susy Shock nos habla de todo el movimiento LGBT+, que también trae una memoria muy antigua: una memoria no binaria. Allí pude entender que las tímbricas -la voz de la mujer y la voz de los hombres- son divisiones culturales. Pero en definitiva se trata de la voz de un ser, de la voz de la humanidad, y ahí no hay colores femeninos o masculinos. Eso también fue una expansión hermosa para mi mente: pensar en la voz multicolor más allá de un registro femenino o masculino”.
–Gracias al podcast, ¿qué pudiste repensar en torno a la obra de recopilación de Leda Valladares?
–Algo que se puso en discusión es que lo que Leda Valladares hizo en relación con la música antigua es sólo un accionar. En su momento se tomó la acción de Leda como lo final y total, ¿no?: lo único sistematizado que teníamos para comprender nuestra música del Noroeste. Pero lo que quedó de manifiesto en el podcast es que la música originaria sigue estando viva en tiempo presente. Siguió mutando, cambiando, y sigue estando en las manifestaciones culturales de la chaya, del carnaval, de la fiesta de la Pachamama: en todas las fiestas populares que se hacen en el norte.
Larcher lo grafica: “Esto también fue algo hermoso del trabajo radial con Canto Sideral. Para seleccionar las músicas del podcast escuché mucho los registros que hizo Leda Valladares. Y me queda claro que lo que hizo Leda fue sacar la fotografía de un momento. En la sistematización que ella hizo, por ejemplo, del ritmo en las coplas, se abren muchas preguntas nuevas en el presente. Es muy clásica la clave de la vidala tocada así: “Tún, tún, tún, tún”. Incluso Leda lo pone en las figuras musicales que acompañan el canto. Pero, después, cuando escuchamos las grabaciones, nos damos cuenta de que hay una diversidad rítmica muy sutil, pero mucho más poderosa.
Hace largo tiempo que Nadia Larcher ideó el proyecto y espectáculo Tinya Raíz, para atesorar el tambor andino y celebrar el pulso de la memoria ancestral que resuena en el cuero de la caja -la tinya-. En Tinya Raíz, Larcher explora sus raíces andinas y su linaje diaguita-calchaquí como ventana sonora al Noroeste argentino y al resto de Latinoamérica. Lo presentó el 28 de junio de 2024, en el marco del Smithsonian Folklife Festival de Washington, acompañada por Manu Sija (en bombo, charango, bandoneón y violín) y Pablo González (en percusión) y lo replicó en diciembre en Buenos Aires. Una experiencia en conmoción musical.
–¿Cómo conectás Tinya Raíz con el podcast Canto Sideral?
–Tinya Raíz se basa en poder abrir un poco ese cofre que nos dejó Leda Valladares, y volver a poner en discusión la sistematización de la rítmica de las tinyas. Cuando Leda guarda una forma musical, lo que hace, naturalmente, es cristalizar. Pero, en verdad, cuando escuchás la música decís: “Tal vez ahí suena un golpe más, que le da otra realidad rítmica a la frase”. Creo que Leda está ahí para que volvamos a tomarla y volvamos a pensar esa sistematicidad. Y, sobre todo, para volver a escuchar los originales. Porque lo que ella hizo fue construir un arte y crear su propia manifestación en función de lo que recopiló. Entonces, hay que volver a los lugares donde esas expresiones de las coplas se manifiestan en vivo, en forma contemporánea, y volver a escuchar e interactuar.
Para Larcher, aquella es una certeza que habilita preguntas constantes: las respuestas están en la experiencia. “Si vas a una ronda de copleras, de copleros, volvés con la certeza de que tenés que aprender y regresar al año siguiente, y al otro, y al otro, y eso te hace que participes del encuentro: de la comunidad. En el acontecimiento cultural concreto ya cambian todos los papeles de cómo aprendemos la música, y te das cuenta de que necesitás estar en constante estado de práctica. Eso me pasó a mí y lo pude cotejar al hablarlo con otros cantores y cantoras”.
Y brinda un ejemplo: “Nos pasó de ir al encuentro de copleros de Purmamarca, querer participar en una rueda, y darte cuenta de que tenías que volver al otro año e intentar aprender las coplas, como pudieras, durante todo el año. Luego llegabas al lugar y aún así te quedabas corto, corto, corto, con lo que copleabas. Entonces decías: ‘Ah, no, claro, cuando yo tenga 70 años voy a poder cantar coplas como Doña María, como Doña Juana, como Doña Norma. Entonces, lo importante es ir siempre a la comunidad”.
Hay un lazo vivo del podcast Canto Sideral con otra experiencia de conducción que tuvo Nadia Larcher: la serie documental El país de la vidala (2011), de cuatro episodios de 26 minutos, con dirección de Ignacio Lovell. Allí, la cantora parte de su Andalgalá natal, recorre las montañas y valles donde fluye la vidala, entrevista a copleros y copleras, escucha, aprende, canta y explora los misterios de los pueblos entre los cerros. “Me pone feliz que exista El país de la vidala como antecedente del podcast Canto Sideral -siente Larcher-. Creo que el podcast fue pensar sobre lo que había hecho en la serie documental, hace tantos años. Esa experiencia me sigue brindando información a lo largo del tiempo: aún decodifico cosas que me fueron dadas en El país de la vidala”.
Por eso mismo, Nadia Larcher confía en los múltiples roles del canto más allá de los escenarios. “Yo insisto mucho con la idea de que el intérprete tiene que llevar adelante otras acciones: no sólo pararse en un escenario y ofrecer ‘comida procesada’, como le llamo yo. Eso de cantar una obra y que la gente diga ‘¡mirá cómo entiende la canción!’. El intérprete también necesita ir a las comunidades, participar de las fiestas, guardar memorias, generar documentos, preguntas, e interrogar su presente: caminar y escuchar la música de las calles. Canto Sideral también fue un encadenamiento de eso”.
–¿Qué ideas te dejó el podcast para el futuro?
–Me encantaría hacer otro podcast, por ejemplo, con todas estas ideas de la interpretación y el proceso creativo. Entrevistar a grandes intérpretes de nuestra música popular desde la perspectiva de alguien que canta: ampliar un poco más la pregunta de qué es lo que estamos haciendo nosotros cuando tomamos la obra de otras personas para manifestar nuestras propias inquietudes artísticas. Me interesa el acto de la traducción. Y mi sueño también sería que se arme una red de gente que esté dialogando a través de Canto Sideral. Que el podcast sirva como un disparador, o un punto de partida, para poder conversar en comunidad.
Foto de portada: Martina Perosa