A 50 años del debut de La Negra en NY, se editó el documental Mercedes Sosa en Nueva York, 1974, con material inédito. También se publicó el concierto completo junto al guitarrista Pepete Bértiz.


A fines de noviembre se conoció un valioso registro inédito de Mercedes Sosa. El contenido de la placa es el concierto que la cantora tucumana ofreció el 16 de febrero de 1974, en el Teatro Town Hall de Manhattan, Nueva York.

Con la idea de celebrar el 50° aniversario de aquel debut en Manhattan, se publica este maravilloso material en tres formatos: digital, CD y doble vinilo. La publicación incluye un documental donde se cuenta el origen del hallazgo, el proceso de decisión de darlo a conocer y algunos tramos del concierto.

En 1969, con la presencia de Jorge Luis Borges, se inauguró en Nueva York la librería Latin American Books. Allí funcionaba el Centro Argentino de Información y Difusión Cultural de Manhattan con el cual estaban vinculados Pedro Pujó y el fotógrafo Jorge Pardo, los productores de ese concierto de Mercedes. Luego del rescate, las cintas se restauraron y se digitalizaron y, con la aprobación y licencia de Araceli y Agustín Matus, además del apoyo de la Fundación Mercedes Sosa, el registro pudo editarse.

Hace tres años, Damián Amato, el presidente de Sony Music, que había trabajado con Mercedes en el disco Cantora, les propuso a Araceli y a Agustín Matus (hijos de Fabián, nietos de La Negra) realizar una reunión virtual y es ahí donde les comenta acerca de la existencia del material. “En esa misma reunión, nos pasan un pequeño videito del concierto. Yo me puse a llorar, entonces Amato dijo algo así como “vamos a comprarlo”. Yo no me lo esperaba para nada, nunca pensé que iba a poder ver algo así”, señala Araceli.

El guitarrista mendocino Santiago «Pepete» Bértiz fue el único acompañante de Mercedes en ese recital en Nueva York. Ambos compartieron proyecto artístico hasta 1978, año en que Pepete falleció cuando sólo tenía 34 años. De esa etapa, los memoriosos recuerdan una visita a Rosario de Mercedes con Pepete  en 1970 para una actuación en El Círculo y luego en la peña “A los caños”.

“Me parece que adquiere valor, no solo por el tiempo transcurrido, sino por la calidad sonora y visual. Hoy que lo visual es tan importante, contar con este registro es lo que lo hace relevante. Después, sin dudas, la calidad musical de mi abuela y de Pepete, además del repertorio que hacían ellos en ese momento, hacen que sea una joya.”, expresa Araceli.

En 1973, un año antes, Mercedes había publicado el álbum Traigo un pueblo en mi voz. Excepto Vidalita de la paz y la obra Terceto autóctono, aquel concierto de Manhattan incluyó todo el repertorio de ese disco. El resto de los temas ya estaban casi todos en su cancionero conocido. Muchos de los temas adquieren la categoría de clásicos del folklore argentino, temas que siempre formaron parte de su exquisito y cuidado repertorio, entre ellas El manco Arana, El alazán, Juana Azurduy.

El material posee un plus porque en él, además de la interpretación de los temas, Mercedes comenta detalles de las canciones y ofrece algunas dedicatorias. Plegaria a un labrador está dedicada a Víctor Jara. El público también participa activamente cuando es convidado a cantar Canción con todos.  “Aunque canten fiero, por favor”, dice la cantora.

Además de la calidad técnica del registro, el repertorio de Mercedes contempla autores y compositores que reflejan y sintetizan toda su trayectoria. Yupanqui está presente desde el inicio con La pobrecita y a su tierra tucumana dedica Al jardín de la República, con el aporte vocal de Pepete. De Horacio Guarany incluye Si se calla el cantor.

Faltaban todavía seis años para que Mercedes grabe por primera vez un tango. Sucedió en el disco A quien doy de 1980, allí registró su versión de Los mareados. La nostalgia y la presencia de argentinos en el concierto de Nueva York la animó a cantar y dedicar La última curda.

Ya transformada en “la voz de Latinoamérica”, Mercedes tomó parte de la obra de Violeta Parra y Víctor Jara, incluyendo en ese recital Gracias a la vida y Te recuerdo Amanda. Aún en territorio norteamericano, sus elecciones estaban vinculadas con la Argentina profunda, dejando para el cierre sus inigualables versiones de Balderrama y Alfonsina y el mar.

El contexto político no se la hacía fácil a Mercedes. Muy vigilada por sus ideas comunistas, cuando hablaba del hombre, su paisaje, sus sentimientos y sus duras vivencias, su voz penetraba y calaba profundo. Mercedes ya sufría la censura y las presiones y comenzaban las amenazas de la Triple A. En los días previos al concierto en Nueva York,  hubo intentos de sabotaje y paredes pintadas que desaprobaban la realización del recital.

El documental que acompaña la edición, cuenta con la mirada y la opinión de artistas que compartieron parte de su camino: Víctor Heredia, Teresa Parodi. También dejaron testimonio Soledad Pastorutti, Abel Pintos y Araceli Matus, todos dando su impresión de qué significa la figura de Mercedes en sus trayectos.

Mercedes Sosa en Nueva York, 1974 es un disco que permite explicitar las bondades del minimalismo y que demuestra que, por sobre las innovaciones técnicas, hay una dirección estética. Si la canción sirve para crear conciencia, la obra interpretativa de Mercedes  cumple ampliamente con esa premisa.

 

El legado de Mercedes

Hoy la Fundación Mercedes Sosa no tiene un espacio físico. Es una dificultad que no desalienta a sus herederos. “De a poco voy encontrando soluciones: un convenio con el municipio de Avellaneda, un poncho que estará en exposición durante tres años en el Museo del instrumento musical en Phoenix, Estados Unidos son dos ejemplos de lo que puedo concretar”, cuenta Araceli, su nieta.

Al cumplirse cincuenta años de la primera visita de Mercedes a Cuba, se realizó este año la edición número XIII del Festival de Arte Popular “Mercedes Sosa”. El festejo se realizó en Casa de las Américas, que fue donde Mercedes actuó en aquella ocasión junto a Pepete Bértiz.

Araceli y Agustín Matus son los dos únicos herederos universales. “Mi hermano (Agustín) se ocupa de la parte artística de  mi abuela, está poniendo orden con el mundo virtual, algo que antes no teníamos que contemplar porque no existía. También está la idea de posicionar el nombre de nuestra abuela como marca, ya que muchos en Argentina y en el mundo usan su voz y su imagen sin ningún tipo de permiso. En eso andamos, con muchos proyectos que ya están en marcha e intentando hacer valer los derechos de Mercedes”, explica Araceli. “Por mi parte, cada vez la extraño más y me hace mucha falta, pero así es la vida”, concluye.

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