Marta Gómez editó Seré guitarra y lo presenta en una gira por Argentina que comienza el jueves. “Es un disco que está inspirado en el tiempo y en el miedo de ser mamá y de este planeta que le estamos dejando a nuestros niños”, dice.
La cantautora colombiana Marta Gómez regresa a la Argentina para presentar material de su nuevo álbum Seré guitarra. Durante la gira estará acompañada por los músicos argentinos Andrés Rotmistrovsky en bajo y Pedro Rossi en guitarra. Juntos recorrerán parte de su extenso repertorio musical, explorando nuevos formatos para sus canciones y celebrando las posibilidades que caben en los nuevos comienzos. “Un nuevo comienzo es el hechizo más puro en contra de la amargura y el desconsuelo. Los nuevos comienzos nos recuerdan que debemos estar en constante movimiento”, dice.
Transitar el universo sonoro de Marta Gómez es un verdadero desafío a indagar en los diversos mundos que ella habita. En todos, la poesía y el respeto profundo por la palabra cantada se entrelazan con los sonidos propios de una artista trashumante y curiosa que, a pesar de ello, nunca perdió su esencia de raíz.
Marta, cuyo impulso vital más cotidiano pareciera ser el de escribir y grabar las canciones que le brotan con tanta naturalidad, ha editado 21 discos, casi uno por cada año de vida artística. Cual trovadora que, sin buscarlo, se convirtió en cronista de su tiempo, y de cada situación que le toca transitar, nos convida a recorrer el más nuevo de sus mundos, el de Seré guitarra, un álbum de composiciones originales inspiradas en el mundo de la infancia y en los distintos sentimientos que cargamos los adultos al ver cuál es el mundo que nos toca vivir.
Su trabajo entrelaza los distintos timbres de la guitarra, lo melódico de sus canciones y profundo sentido poético de sus letras, con los principales ritmos folklóricos latinoamericanos. Su música da cuenta en especial de una preocupación por las diferentes realidades sociales que se viven en el mundo, así como de una postura muy clara frente a ellas.
Después de más de 20 años de carrera discográfica, Marta Gómez se ha posicionado como una de las referentes más destacadas de la escena musical internacional independiente: compuso más de 200 canciones, publicó 21 discos, recibió el premio Latin Grammy 2014 y tuvo varias distinciones más. También fue nominada a los Premios Billboard en 2005 y fue incluida en varios discos del importante sello de World Music Putumayo Records.
La gira que la colombiana realizará en diciembre por la región comenzará el jueves 5 en el Teatro Coliseo de Buenos Aires, luego visitará Rosario (sábado 7, Plataforma Lavardén), La Plata (domingo 8, Teatro Ópera) y Mendoza (viernes 13, Teatro Independencia). En charla exclusiva con DeCoplas nos cuenta sobre sus más de 20 años de música, el nuevo disco y su especial amor por la música argentina.
– Hay una temática que atraviesa a casi todas las letras del álbum y es el “tiempo”…
-Sí. Yo creo que es un disco que está inspirado todo en el tiempo y sobre todo en el miedo: en el miedo de ser mamá y de este planeta que le estamos dejando a nuestros niños. Cada disco que yo he hecho tiene como el sentimiento que tenía en ese momento de escribir las canciones y creo que este miedo está presente en ese disco, entonces por eso es que dice: «señor tiempo quédese, siéntese tome un café y déjeme un ratito más en este instante…». Siento que es como una búsqueda personal mía y de los tiempos que estamos viviendo como humanidad que son, en mi caso, tan alarmantes, tan preocupantes… El planeta, el tiempo, ¿no? El no tener tiempo para nada, el querer que el tiempo se detenga para estar más tiempo con nuestros chiquitos. Bueno, sí, creo que el disco está enmarcado en eso.
– Ya que la mencionás en el nombre del álbum ¿Qué representa la guitarra para vos?
– La guitarra es todo, realmente. Es la manera que tengo de comunicarme. Siempre es la guitarra y el canto, pero siempre vamos juntos, casi nunca canto o compongo solita, siempre es con la guitarra. El título lo escogí por la canción Seré Guitarra que para mí es la que resume más lo que te acabo de decir, ese miedo y esa falta de tiempo y el tiempo corto que pasamos por esta vida y cuando una es mamá, pues, es como ese miedo de encontrarnos en cada una de las vidas. Entonces, de Seré Guitarra salió el título del disco porque me parece la canción más bonita y más profunda.
– Hablando de guitarras, en el álbum estuvo muy presente el guitarrista Beto Ojeda…
– Sí. Llevamos muchos años tocando juntos pero es la primera vez que produce un disco, entonces, por supuesto que está enfocado en la guitarra, que también es lo que pasa en vivo: yo siempre tocando con guitarra. Siempre mis acciones como que tienen ese acompañamiento de la guitarra, entonces, claro, me gusta más aún por ser Beto el productor. Me encantó que pusiera otros instrumentos también de cuerdas como el ukelele, el tiple. Suena feo que lo diga yo pero a mí me encanta este disco. Quiero normalizar un poco eso, porque cuando hacemos las cosas mal decimos «qué bruta, qué tonta, esto me salió feo», pero cuando hacemos algo lindo nunca lo decimos, así que hay que decir lo bello que quedó este disco, y en especial porque no lo produje yo. Sería raro que dijera qué lindo quedó producido, pero como lo hizo otra persona puedo decirlo con más tranquilidad.
– En alguna parte te oí hablar de un nuevo comienzo, ¿a qué se debe eso?
– Sí, pero a nivel personal, no por el disco. Es un nuevo comienzo en mi vida personal porque justo cuando empecé a grabar el disco empezó un proceso de separación de quien fue mi compañero durante 15 años, y quien además era quien me guiaba la carrera. Entonces tuve empezar un poquito de cero, pero acompañada por un grupo que casualmente son todas mujeres, entonces este disco está dedicado también a ellas, que es el grupo que me acompaña ahora y que me acogió en su en su seno para ayudarme con todo el trabajo. Me quedé de repente sola en la vida y en el trabajo, entonces sí, y fue justo con Seré Guitarra. En ese sentido es un nuevo y absoluto comienzo, pero musicalmente no. Solo es como el disco que sigue, pero sí lo sentí como un nuevo comienzo a nivel personal.
– Sin embargo, cuando uno repasa tu discografía, queda muy en claro que existe un concepto bien definitorio en cada disco…
– Sí, exacto. Es curioso porque yo no lo pienso así, sino que normalmente cada uno sale del proceso vital que estoy atravesando en ese momento. Como que yo compongo 14 canciones y grabo un disco, y no me pongo a pensar que tengo que grabar un disco o qué concepto debe tener, qué arreglos… sino que es el proceso que estoy viviendo. Es curioso, porque hay un disco como Musiquita, que tiene un montón de canciones dedicadas a la mujer, por ejemplo, pero yo no lo pensé así, sino que como ese año tuve contacto con muchas asociaciones que trabajaban hacia la mujer, entonces salieron esas canciones. Entonces, me gusta, porque es cuando la gente me pregunta y ¿por qué tantas canciones de mujeres? ¿Por qué tantas canciones de la maternidad? Pues, porque en ese momento de ansia de parto salieron esas canciones.
– ¿Y con este disco?
– Este, curiosamente, ahora que lo terminé, siento que no es un disco meramente infantil, pero sí está inspirado en ese miedo de ser mamá, de ser papá y por eso hay tantas canciones con esa temática, ¿no? Pero sí, cada disco tiene como su mundo, su universo.
– ¿Será por ese impulso vital de escribir canciones que grabaste casi un disco por año? De hecho, la gran mayoría son composiciones tuyas. Hay una necesidad muy fuerte de plasmar todo en canciones…
– Sí, y sabes que yo también siento que son muchos discos porque necesito grabarlos. Es como un deseo. Es lo que yo hago y lo tengo que compartir. Siento que muchos colegas no lo hacen y terminan su vida con un montón de canciones que no sacaron y les da como pudor, y no es que no está lista. Yo siento que he grabado más de lo que debería. A veces pienso que de pronto no estaba tan lista, podría haber trabajado un poco más esta canción… Yo, si tuviera un estudio en mi casa con un ingeniero y músicos, grabaría el día en que compongo cada canción. Me gusta esa frescura. Después la canción cambia, se mejora y cambia de palabras, de fraseos o de melodías, pero a mí me gusta el instante mismo en que la compongo. Tengo esa necesidad de grabar como súper orgánica. Me gusta mucho ese proceso.
– Entonces, ahora con las redes, tenés un poco esa oportunidad de compartir al instante cada cosa que hacés.
– Sí. A veces la comparto el mismo día que la estoy escribiendo. A veces digo, de pronto, no he debido compartirla tan rápido, pero me encanta. Por eso, cuando sale un disco ya la gente se sabe las canciones. Me parece bonito compartirlo. No soy así como tan celosa con mis cosas. Me encanta que la gente se entere. Interactúo con la gente cada vez que compongo una canción. Les pregunto qué piensan, les pido ayuda con alguna rima… Ya son como una familia. A mí me fascina esa exposición. No le tengo miedo. Por suerte no tengo mucho hate, y la gente me quiere mucho, por eso comparto tanto.
– Encontraste una vía de comunicación más directa a través de las redes. En especial desde el canal de difusión Ritualitos.
– Sí. Me encanta. De niña, antes de que existieran las redes sociales, yo soñaba con tener un programa de radio, o trabajar en televisión. No tengo ningún problema con la exposición. Me fascina hablar y compartir. Siento que las redes han sido una ventana para los músicos independientes. Por eso hago mi canal de difusión. A quien quiera sumarse: Bienvenido. Me fascina compartir hasta lo que cocino, lo que pienso, lo que leo. Quien quiera acercarse, me parece fantástico, y si no, pues váyanse para Youtube donde solo están las canciones.
– ¿Qué valor le das a la literatura a la hora de abordar las canciones?
– Trato de siempre estar leyendo algo y de que ojalá ese algo se me vaya impregnando en mis canciones. Sino uno cae siempre en los mismos lugares comunes, en las mismas palabras, entonces es bonito leer para aprender de otros, de su oficio, y ojalá que se impregne también en las canciones. La literatura ha estado siempre presente en mí. De hecho, mi siguiente disco es inspirado en una poeta polaca que se llama Wislawa Szymbroska, que me encanta. Llevo años trabajando en estas canciones. Espero poder grabarlas pronto. Será mi segundo disco dedicado a la poesía. Primero fue el de Lorca.
– Viviste en un montón de lugares, tanto en Colombia como en Estados Unidos. Ahora en Barcelona, ¿Cómo influyó esa itinerancia en tus canciones, en tu música?
– Aunque no haya un disco dedicado a Barcelona, o a Nueva York, yo creo que influye. Para mí lo principal es poderme impregnar de otras músicas, que por más que yo no cante flamenco o música española, seguro que hay mucho de Barcelona en mis canciones. Hay una canción dedicada a Barcelona que tampoco he grabado, la tengo que grabar pronto. Pero seguro que me hace ser diferente y también me gusta porque cuando hablo de Colombia o cuando le canto, pues, lo hago con esa distancia. Siento que viajar te hace tolerante. Uno pasa de ser la hija de sus papás en Bogotá o en Cali, para ser una anónima. Cada cambio te hace más humilde.
– ¿Sentiste que fue muy grande ese cambio?
– Sí. En Cali era la reina de mi colegio, era la solista del coro, todo el mundo me conocía, estaba la televisión cantando y me ganaba todos los concursos. De repente, voy a Bogotá a empezar de cero, a entrar a la universidad donde nadie me conoce, hacerme un camino. Después de ahí, viajar a Boston donde tampoco eres nadie. Yo tenía 18 años cuando me fui de mi casa. Eso te hace definitivamente componer diferente. La nostalgia que de pronto hubiera llegado a mi vida a los 40 o 50, llegó a los 20, porque yo ya extrañaba a mi familia. Ya me sentía inmigrante y no sabía lo que es ser juzgado o tildado por ser de otra parte. Entonces, creo que te hace mejor persona, más tolerante, me siento más latinoamericana. Me parece una riqueza vivir fuera y llevar ese paisito de uno siempre dentro.
– Si tuvieses que trazar un mapa de los artistas colombianos ineludibles, sobre todo con respecto a la música de raíz o a la canción, ¿quiénes no deberían faltar?
– ¡Ay!, ¡hay tantos!, Primero tengo que pensar en Carlos Vives, porque ha sido una persona fundamental en nuestra música. Gracias a él, la música colombiana, en especial el vallenato y la cumbia, se ha difundido por todo el mundo. No podemos olvidarlo a él. Es fundamental, aunque sea tan comercial y tan famoso, ha hecho muchísimo por la música de Colombia. El hecho de que pueda seguir cantando cumbia, aunque la industria le exija el reggaetón, o le exija colaboraciones con gente que no tiene ni idea de la raíz, ha sido muy importante. Yo pensaría también en Antonio Arnedo, que hizo lo mismo de Carlos Vives pero con el mundo del jazz, aunque no es tan conocido. Fue el primero en meter la cumbia y otros ritmos en el jazz, a través del saxofón. Él fue también fundamental y abrió un camino muy importante. Hugo Candelario, que es un hombre del Pacífico y que toca la marimba de chonta, que es un instrumento de origen africano, es también una pieza fundamental. Estaría también en Totó la Momposina, que ha hecho grandes cambios y aportes a la música folclórica, y para mí, mi favorito, mi consentido, se llama Jorge Velosa, que es más o menos como nuestro Simón Díaz o nuestro Atahualpa Yupanqui. Un hombre de la montaña que ha compuesto tantas canciones desde un sentido tan sencillo. Es muy parecido a lo que hizo Atahualpa recopilando esa música de montaña con un mensaje directo y profundo. Él es para mí el principal exponente de la música de la montaña y de la canción tan bellamente escrita.
– ¿Y de la escena más contemporánea?
– Ay, pues mucho. Hay unas chicas que se llaman Las Añes, que son gemelas. Ellas hacen una fusión maravillosa. Otra, que es más o menos pariente mía, se llama Briela Ojeda. Es fantástica. Un hombre maravilloso es Edson Belandia, que también es infinitivamente nuevo. Él es una voz como de protesta, como fuerte y directa, que me encanta. Hay un chico de Pasto, del sur de Colombia, que se llama Lucio Feuillet, que es fantástico. Bueno, estamos en un momento en Colombia precioso. Y ya, digamos, más a nivel comercial, está ChocQuibTown, que ya no existe como grupo, pero que es buenísimo, o Bomba Estéreo, que es una bomba. Realmente fantásticos. Hay mucha gente joven haciendo cosas preciosas. Después está todo el mundo de la música urbana, que de poesía nada, y que ahora son como los más famosos, pero los que menos responsabilidad tienen para escribir letras, que las hacen terriblemente. Pero, bueno, me enfoco en lo positivo.
– Contame de tu relación con Argentina, y en especial con su música. Cuando repaso tu repertorio aparecen varios compositores y compositoras de acá como Ana Robles, Juan Quintero, Fander, Spinetta, por mencionar solo algunos.
– Yo a Argentina no sé por qué la tengo tan profundamente metida. Yo creo que es porque cuando era muy chiquita, desde los 4 años, crecí con una maestra que me enseñó a tocar guitarra y a cantar, y quien sigue siendo aún mi guía. Ella tenía por casualidades de la vida una amiga en Argentina que me mandaba casettes con María Elena Walsh o Mercedes Sosa, por ejemplo. Entonces yo crecí oyendo esta música que no era lo normal, es decir, no tenía papás hippies que me enseñaran la Nueva Trova, o la Nueva Canción, pero sí teníamos a esta profesora que nos enseñó mucha música coral, Ginastera, todas las zambas… Cantábamos zambas en arreglos corales. Yo, honestamente, conozco más música argentina que colombiana. De pronto en nuestro país no había tanta repercusión de nuestra música, como por ejemplo, de la música del Pacífico, que hoy día es muy importante. En ese momento no se escuchaba. Aún yo viviendo en el Pacífico colombiano oía zambas, chacareras y con eso crecí. Yo fui a ver a Mercedes Sosa cantar desde que tenía 9 años. Entonces, conozco realmente más eso y cuando ya pude ir a Boston me relacioné con músicos argentinos e interpretaba música argentina, que era la que yo me sabía y que yo cantaba. Yo tuve la suerte de entrar a Buenos Aires invitada por Raúl Carnota, a quien amo y extraño cada día. Entonces yo, realmente, conozco más esa música que la mía, que la música colombiana, y no es que me enorgullezca, pero así pasó, y pude a través de esa relación musical y de amistad con estos músicos viajar también más a Argentina,
– ¿El contexto social y político de Colombia influyó en que, de pronto, conozcas más otros lugares de afuera que de Colombia?
– Sí. Porque Colombia, al ser un país tan en guerra, se nos dificultó durante muchos años conocerlo, no podíamos viajar tranquilamente, entonces por casualidad de la vida también conozco geográficamente más Argentina que Colombia, entonces sí tengo una relación profunda con su música. Para mí Juan Quintero, Raúl, Georgina Hassan, Manu Sija, no sé, y de hecho toco más con músicos argentinos. Acá, en mi banda, no hay ningún colombiano, todos son argentinos y uno chileno, porque mis canciones pues son de allí, son de los Andes.