Después de estar casi 20 años al frente de Rosal, de sacar un disco a dúo con Darío Jalfín, hacer la música de la película de Lxs Mentirosxs; de haber participado en discos de Rosario Bléfari, Pablo Dacal y Luca Martí, María Ezquiaga durante el 2021 publicó su primer disco solista, Interacción. El álbum está compuesto por ocho canciones que demuestran que solo bastan 18 minutos y dos guitarras (la de la propia cantautora y Leo Fernández) para hacer un gran disco.
– Llevas varios años en el mundo de la música compartiendo con músicos como Pablo Dacal, Rosario Bléfari, Darío Jalfín y formaste Rosal. ¿Cómo surge la necesidad después de tantos años de dar rienda suelta a esta nueva etapa solista?
– Rosal siempre fue mi espacio y mi punto de partida. Salir en grupo al mundo siempre fue mi postura. Rosal estuvo activo como quince años o más. Después como cada etapa llego a su fin. No es que yo decido ser solista, a mí los grupos me encantan. Por ejemplo ahora estoy tocando con un guitarrista que si bien yo vengo con las canciones terminadas, los arreglos de guitarra los vamos planteando entre los dos.
Rosal en un primer momento empezó siendo mi proyecto y se fue convirtiendo en un proyecto colectivo por la participación de mis compañeros que fue súper enriquecedor. Gracias a su participación se terminó convirtiendo en algo más grupal de lo que era en un principio. Rosal fue creciendo hasta que llego a su fin y volví de vuelta a un proyecto más personal. Igual me encantan los grupos, yo podría armar un grupo ahora. Me gustan algunas carreras solistas, pero me gusta mucho trabajar en grupo, creo que una idea muy chiquita se enriquece un montón cuando trabajas con otras personas. Por lo menos eso me paso a mí.
Creo que en el momento que salió Interacción yo necesitaba reforzarme más a mí. Estuve demasiado tiempo en grupo y necesitaba hacer algo sola para reafirmarme en ciertas ideas.
– Para esté disco elegiste a Leo Fernández como compañero. Músico que viene más del palo del jazz y algunas colaboraciones con Lucio Mantel. En lo personal creo que se nota la impronta de Leo y la interacción…
– Habíamos compartido una fecha con Rosal y Lucio Mantel en la Sala Siranush hace unos años. Ese día cuando toqué con Leo algo de su actitud me gustó mucho. Después lo empecé a seguir en Instagram y ver todas las cosas que tocaba con la guitarra de jazz. Yo escucho cosas de Leo que están muy influenciados por Bill Frisell y pensaba que mis temas tenían que tener algo de eso. Veía que mis canciones iban más por el lado de las guitarras eléctricas. Por eso le propuse tocar y el enseguida me propuso muchas ideas que iban perfecto con lo que yo quería.
Siempre me pasó que las canciones las pensaba en función del grupo. Siempre hay canciones que funcionan en un grupo y en otros no. Yo sabía que mis canciones iban para este tipo de formato. De hecho al disco los grabamos los dos juntos enfrentados con las guitarras que era algo que yo necesitaba porque todos los discos de Rosal habían sido grabados por capas. Ahora necesitaba de vuelta tocar en vivo los dos al mismo tiempo.
– El disco sigue manteniendo cierta melancólica rítmica podríamos decir. Algo que se ve en toda tu etapa. Es una impronta tuya esa melancolía pero no triste.
– Es algo que lo tuve siempre, incluso con Rosal las canciones que eran más oscuras. Es algo que me caracteriza y re-beatlero. Los otros días hablaba con Martín (ex integrante de rosal) que los Beatles plantearon esa cosa que la música en el fondo tenía que tener algo de alegría en algún punto. Yo siento que hacer una canción y mostrársela al mundo es poner algo positivo por más que estés contando algo triste o melancólico.
Me paso que Interacción está como finalizando la etapa de Rosal y empezando algo nuevo. Creo que el disco tiene una sensación de pérdida por el pasado y a la vez sigo yendo para adelante. Siento que el disco caracteriza mucho este momento de mucho crecimiento por una etapa que se terminó, es como separarse de alguien. Eso es algo que te lleva a tener una sensación de pérdida y duelo.
– Te escucho y me da la sensación que el disco lo planteas como una transición a una nueva búsqueda…
– Yo creo que eso se da en lo sonoro y especialmente desde que lugar hago música. De algún modo me costó ir al estudio aunque después cuando estaba en el estudio quisiera hacer quince discos. Si bien estábamos en pandemia y no se podía ir, siempre estaba buscando una excusa para no ir porque el pasado pesa demasiado. Encontré muchas excusas para no ir al estudio hasta que hable con Martín y me dijo: «si vas al súper también te podes contagiar…». Era muy gracioso, estábamos los dos grabando con barbijos alejados a dos mil metros con un terror de contagiarnos. Cuando llegué al estudio me di cuenta que estaba poniendo excusas para no hacerlo. Quizás ahora el haberlo hecho ya me para en otro lugar. En ese sentido tiene algo de transición.
– ¿Las canciones en que momento fueron compuesta?
– Todas las canciones fueron compuestas antes. Solamente la última fue compuesta durante la pandemia. Las otras fueron cerradas durante la pandemia. Hay algunas que vienen de hace mucho. Me pasaba que en la última etapa de Rosal me costaba mucho entrar las canciones al grupo porque estaba decaído el ánimo y llevaba algunas canciones que no entusiasmaban porque cada uno estaba en otra cosa. De ese momento me quedaron algunas canciones que las elegí por el tema de la guitarra, yo quería que ese planteo de la guitarra estuviera presente.
– Una de las canciones está compuesta con Guadalupe Gaona, vieja conocida porque compusiste con ella para Rosal…
– Esa canción la teníamos hace un montón. Tenemos miles de canciones que nunca grabé porque para mí nunca hay que publicar todo. Siento que ahora es época en que cualquier cosa es publicada pero ¿para qué le querés mostrar al mundo todo lo que se te ocurre? Hay que hacer una breve selección. La canción en un momento en que queríamos hacer algo un poquito menos pesado de lo que veníamos haciendo y quedo ahí… Cuando la empecé a tocar de nuevo la llamé y le dije que no teníamos la letra terminada pero como nunca nos encontramos la termine yo. Se la mostré y me dijo que estaba buenísimo y quedó en el disco.
Es la canción que se separa un poco del resto de las que forman parte del álbum. Es la única que tiene más capas de loops y esas cosas.
– Recién me hablabas de la necesidad de mostrar todo. ¿Cómo te llevas con la idea de mostrar todo lo que uno graba? Hay artistas que están constantemente mostrando todo lo que hacen o temas en vivo sin importar la calidad y demás...
– El tema es como las usamos, me parece que siempre fue así. Me parece que está bueno ser una su propia selección, ser su propia voz y decidir. Creo que eso es lo más difícil del mundo incluso en la vida. Si vos salís a este mundo y compras todo lo que hay es angustiante. Si no haces una selección no desarrollas nada personal. Está bueno hacer el intento por lo menos de decidir con qué quiero estar y con que no.
– El disco se llama Interacción ¿De dónde surge el nombre?
– Me pareció que el fin de la etapa de Rosal me dejaba bastante en la intemperie. Fue como estar protegida en un grupo y ahora salir al mundo sola a ver con que me encuentro y con que cosas hago interacción. En ese momento estaba pensando que había en el camino y con que iba a interactuar.
– ¿Cambio algo en la actitud a la hora de plantarse este proyecto solista? Si bien Rosal era tu proyecto ahora decidiste poner tu nombre adelante.
– En el fondo siempre voy a ser Rosal porque es algo mío. Por ahí fue cambiando todo, pero la esencia con la que arme el grupo, la idea de conexión con la música que yo tenía cuando empecé el grupo sigue estando.
No siento que sea otra persona, tal vez se diferencie en que hay más tomas de decisiones sobre lo que voy eligiendo. Si es cierto que con la edad voy tomando decisiones de que es ser músico. Por ahí a veces cuando uno es joven no piensa donde vas a tocar, por ahí con Rosal nos proponían tocar en algún lugar y íbamos. Ahora me preguntó si quiero ir a ese lugar, para qué y por qué. La parte externa de la música, fuera de hacer música propiamente dicho la estoy mirando con distancia. Por ahí con Rosal seleccionábamos pero muchas veces no sé si nos encantaba ir a tal lugar. Ahora trato de ir decidiendo, hay que hacer en este momento lo que a uno le parece mejor.
– En el mundo de las redes y Spotify abunda la música. Hay tanta que muchas veces uno ya no sabe que escuchar o se pierden realmente cosas interesantes por dejarnos llevar por los algoritmos… ¿Por qué haces música hoy?
– Hoy vez que alguien sube un posteo sobre su nuevo disco y pone lo mismo que puso otro… Hay que plantearse que tiene uno para decir. Yo tuve como como una crisis con el hecho de salir al mundo a tocar, pero me di cuenta que es como la necesidad de nombrar las cosas. El placer que me da la música de nombrar las cosas que me aclaran, de encontrar un espacio mío. Creo que eso porque me expreso con la música. La música tiene muchos espacios el de estudiar, dar clase, juntarme con otros artistas, el de hacer un disco y como lo voy a presentar. Todo eso es la música y es algo que se enriquece con la vida. Tampoco está bueno pasarse cien horas grabando y componiendo pero sin cultivar otras ideas. La música se enriquece de las relaciones también.
– Interacción tiene 8 canciones y una duración total de 18 minutos. Esa elección tiene algo de político, lo tomaste como un manifiesto…
– Esa puede ser una diferencia con lo grupal porque cuando tocaba con Rosal, mis compañeros eran más de extender todo y yo de acortar. Íbamos a tocar y yo quería tocar doce canciones y ellos dieciocho. Ahora que soy solista hice todos los temas re corto. De hecho el disco La casa de la noche de Rosal iba a tener como 18 canciones y yo les dije por favor no y que quedaron trece. Es algo muy mío hacerlo cortito.
Lo que creo que es algo político o que dialoga con el momento del disco, es que tiene pocas palabras. Yo quería que las canciones tengan dos frases porque siento que estamos invadidos por información y palabras todo el tiempo. Quería que la canción sea lo más breve posible. De hecho hay una canción que tiene una frase y después es todo instrumental.
– Andar mi camino puede acercar mi cuerpo, mis manos a una verdad…. ¿podemos decir que el disco plantea un poco la búsqueda de tu propia verdad?
– Lo que pasa que los escenarios van cambiando, una verdad que te cerraba cambia y decidís ir por otro lado.
No sé si la encontré, si creo que estaba un poco anudada y la fui desenredando. La acción como consecuencia de lo que vas pensando va a un poco desenredando todo.
– La pandemia te ayudo un poco a plantearte donde estabas y hacía donde querías ir…
– El párate a todos nos obligó a parar y decidir ciertas cosas. Hay momentos en que tomas una decisión musical que no estás muy seguro y recién la vez descantar tiempo después. Yo sentí que accione con el disco. Aún hoy sigo accionando y encontrando cosas. De hecho ya estamos trabajando con Leo en canciones nuevas.
– A lo largo de tu carrera participarse en discos de Rosario Bléfari, Pablo Dacal, Lucas martí. Sacaste uno a dúo con Darío Jalfín… ¿De estos proyectos sacaste algo para este momento solista?
– Siempre lo pienso como actores que trabajaron detrás de cámara, que saben el desarrollo de todo el equipo. No saben solamente lo que es el roll del actor porque también hicieron otras cosas. Conocen un poco cada espacio… El haber tocado la guitarra con Rosario o con Lucas me hace tener una visión más global de la música. Sobre todo con Rosario que la admire por sus ideas, la visión que tenía y la toma de posición a ciertas cosas. Yo cuando tocaba con ella tenía 17 años y por ahí no las entendía. Hoy digo está bueno eso que pensaba Rosario…
– Para terminar… ¿Cómo sigue el año para María Ezquiaga?
– Por ahora tengo una fecha y probablemente a mitad de año comparta otra con dos músicas que todavía no está confirmada por eso no quiero decir nada. Seguro tocaré en más fechas…