Hace un tiempo el INAMU lanzó una convocatoria para registrar músicas y músicos argentinos e integrantes de comunidades originarias. A partir de ese registro surge un Catálogo Musical plasmado en lo que llamaron la Fonoteca de Arte Sonoro Indígena Argentino, con curaduría y coordinación de Charo Bogarín. Ya se registraron 628 personas (julio 2024) pertenecientes a 21 pueblos originarios de territorio argentino y entre esas personas se encuentra Liliana Claudia Herrera Salinas.

Así llega a nuestros oídos la voz de esta militante y luchadora mujer huarpe; su canto en rogativa y en ceremonial en lengua millcayac, su lengua materna. Ella es además escritora y poeta y vive en la montaña, junto a su comunidad, afuera del pueblo de Uspallata (Mendoza). No tiene señal para llamada telefónica, por eso el contacto se hace difícil pero llega.

Se presenta: “Helguy xumuc, hene tire Liliana Claudia Herrera Salinas, Zac Zac carigue Huarpe Guaytamari, ven Mahuel Turata lo que hoy es Uspallata, Huentota, Mendoza, Argentina. Buenos días, les he saludado en nuestro idioma huarpe millcayac y me he presentado en esta lengua, soy parte fundadora de la comunidad «Warpe Guaytamari», estamos aquí en lo que antiguamente se llamaba «Mawalturata», «zona o lugar del puma» y luego se le denominó Uspallata y hasta el día de hoy sigue teniendo ese nombre. Soy «omta», autoridad de esta comunidad Huarpe. Nuestra comunidad Huarpe ha sido la primera comunidad en obtener, para la provincia de Mendoza, un reconocimiento institucional como persona jurídica, que es específicamente para comunidades indígenas”.

Escuchar su historia es parte del trágico relato de América y de Argentina, pueblos olvidados, ocultos, invisibilizados, masacres, quita de territorios y escamoteo de su cultura. Por muchos años se dijo que los Huarpes estaban desaparecidos. Mas no es así: ella está aquí con su canto y palabra, reivindicando su comunidad y su lengua ancestral.

Liliana Claudia Herrera en la presentación de su libro Millcayac Mayena – Decir Millcayac. 

Contanos un poco sobre tu historia, formás parte de la comunidad huarpe Guaytamari (Uspallata). ¿Cómo surge tu militancia?

– Nuestra comunidad Huarpe ha sido la primera comunidad en obtener, para la provincia de Mendoza, un reconocimiento institucional como persona jurídica, que es específicamente para comunidades indígenas y está dentro del derecho indígena en la Argentina. Se venía por décadas negando la existencia del pueblo Huarpe como un pueblo indígena existente hoy, un pueblo vivo. En el año 1997, a pocos años de la reforma de la Constitución Argentina, cuando se incorpora el Artículo 75, inciso 17, el Estado Argentino nos reconoce como pueblos preexistentes. Ese fue un momento especial en mi vida personal y que pasa a ser parte de la historia también de la lucha indígena en la provincia de Mendoza, para el reconocimiento del pueblo Huarpe como un pueblo vivo, como un pueblo también actual.

Mi militancia con respecto a los pueblos indígenas surge prácticamente en la época de mi adolescencia, recuerdo los 12 de octubre por ejemplo en las etapas más oscuras de la Argentina durante la dictadura, que hacíamos junto a otros compañeros y compañeras (inclusive también del pueblo indígena Huarpe) eventos culturales, y en mi caso desde la escritura, la poesía, la prosa, que siempre fue un instrumento de resistencia con respecto a la temática de las identidades.

– Escribiste el libro Millcayac Mayena – Decir Millcayac, que es un libro de poesías y escritos en lengua huarpe millcayac. ¿Cómo fue el rescate de la lengua ancestral y que recepción tuvo en el público?

Durante décadas se negó la existencia del pueblo huarpe y uno de los argumentos de algunos sectores científicos fue de que eso pasaba por no continuar la práctica del habla de nuestro idioma huarpe. En el caso de lo que hoy es la provincia de Mendoza es el «millcayac«; y en el caso de San Juan y parte de San Luis es «allentiac«. Dos ramas del idioma huarpe o lo que se denominó en algún momento dialectos, rescatados por un escrito realizado en Santiago de Chile por un Jesuita en el año 1607.

En mis escritos y en mis poesías comencé a incorporar algunas palabras en millcayac, de a poco. Hasta que me animé tímidamente a comenzar a escribir todos mis escritos en mi idioma. Mi sentimiento interno fue como encontrarme o reencontrarme conmigo misma. Fue durante muchos años este rescate, ir incorporando no solamente en la poesía sino en la vida cotidiana esta lengua ancestral que es el huarpe millcayac. Ir revitalizando, rescatando y reproduciendo y recreando la lengua huarpe milcayac me llevó más de 30 años, hasta que en el 2018 pude editar mi primer libro y lo presenté en la feria del libro de Mendoza. Hice muy poquitos ejemplares, ya que económicamente no podía enfrentar ese gasto, y tuvo una repercusión muy importante. Ahí me di cuenta de la necesidad, no solamente de las propias comunidades, sino también de la sociedad en general, y sobre todo en los ámbitos educativos, de tener un acercamiento a la lengua huarpe.

Yo soy parte de la organización indígena de Mendoza, Martina Chapanay, que está compuesta por muchas comunidades huarpe.  Y también el libro está compuesto por lo que tiene que ver con los derechos indígenas y apuntes sobre la historia huarpe pero contada por nosotros.

Se logró también que la juventud de la comunidad, se presente ante la FILAP, que es parte de uno de los organismos de Naciones Unidas (ONU), y lograron ganar también un proyecto con la creación de una app, una aplicación para computadoras, donde se enseña la lengua a través de juegos, tres ventanas, una con juegos, otras con canciones mías y también con dibujos. Esto realmente me da esperanza de que las generaciones que están viniendo, ya desde pequeños, tienen un acercamiento real y concreto a la lengua.

«Me di cuenta de la necesidad, no solamente de las propias comunidades, sino también de la sociedad en general, de tener un acercamiento a la lengua huarpe».

– Además de escritora y militante del pueblo huarpe, grabaste música en lengua originaria. ¿Cómo nace el canto huarpe, las canciones? 

–  Las palabras en lenguas indígenas, y en realidad en todos los idiomas de esta humanidad, tienen música, tienen una melodía. Estando aquí, en la montaña, con el viento, con el agua, con la nieve, con la lluvia, en un territorio donde hay mucha presencia de nuestras ancestras y ancestros, yo digo que son ellos y ellas que van dictando cuál es la melodía que le corresponde a cada poema. Así surgen las canciones, pero sobre todo, canciones que son cantadas y expresadas en los momentos de las rogativas, de las ceremonias. Estas canciones en huarpe millcayac, me han acompañado por distintos territorios, han ido conmigo cuando me tocó ir a Canadá a encuentros de mujeres indígenas; en Brasil; en distintas provincias de la Argentina; y así han recorrido muchos países también de Latinoamérica. Esto manifiesta que nuestras lenguas no están muertas y por consiguiente que el pueblo huarpe no está desaparecido, como dijeron por décadas los historiadores. Entonces la poesía y la música que tiene cada palabra, primero en los momentos ceremoniales y luego en los distintos encuentros y hoy replicados por muchos jóvenes y niñeces de nuestra comunidad y de otras comunidades, han sido también un instrumento de resistencia y de lucha ante sectores negacionistas hacia nuestros pueblos.

Es una lucha revitalizar las lenguas nativas indígenas. Según el último censo hoy ya somos 46 pueblos que se auto organizaron y se auto identifican. Esto también va acompañado con el fortalecimiento y la revitalización de todas las lenguas indígenas aquí en la Argentina. Para que no se hablara más el idioma huarpe lo que se hizo en la primera época de la colonia en todo este territorio era cortarle la lengua a las personas, literalmente cortaban la lengua cuando escuchaban a algún ancestro hablando el idioma huarpe. Por eso ha sido una lucha y sigue siendo una lucha importante para el fortalecimiento de nuestra identidad, pero también para visibilizarnos como como pueblo vivo aunque todavía hay mucha resistencia con respecto a esto.

– Formas parte de la Mesa Indígena del Camino Ancestral Qhapaq Ñan Argentina y asesoría ad-honoren del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, ¿cómo ves la situación de las comunidades originarias? ¿hay una revalorización o un retroceso en la visibilidad de los pueblos?

– Aquí, donde nosotros vivimos, que estamos en este valle, que está entre la precordillera y la cordillera, en los cordones, en la cordillera frontal, hay muchos glaciares, y como en muchos lugares del planeta y muchos lugares y territorios ancestrales indígenas, el impacto del cambio climático y las sequías están impactando de una manera muy negativa. Por eso una de las luchas que hemos levantado junto con organizaciones defensoras de la biodiversidad y del agua es justamente levantar la voz y decir no a estos proyectos como es la minería a cielo abierto, que gasta millones de litros de agua, siendo que le está faltando a todas las formas de vida que existen en los territorios, incluidos los seres humanos. Entonces es una lucha permanente y es en ese sentido que por allá, por el año 2009-2010, se acercan aquí al Valle de Uspallata desde Cultura de la Nación, desde el INAPL, que es el Instituto de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, se acercan porque se comienza a recorrer todas las provincias por donde hay presencia de lo que se conoce como Camino del Inka, pero que en realidad es el Camino Ancestral Qhapaq Ñan, Argentina. Es en esa época, en el año 2010, donde la lucha de la población mendocina estaba resistiendo ante el avance de estos proyectos extractivistas. Así es que conocemos al Instituto y con el correr de los años se conforma esta mesa indígena del Camino Ancestral Qhapaq Ñan, que es el único país que tiene una mesa indígena con una participación real y concreta en todos los ámbitos, en todas las estructuras del Qhapaq Ñan o Camino del Inka

El Camino del Inka se declara Patrimonio Mundial en el año 2014. Un tiempo antes pasó por acá la veedora de la UNESCO y nosotros como comunidades le entregamos un protocolo donde expresamos que antes de ser de la humanidad, este patrimonio material e inmaterial, es de las poblaciones indígenas. Así que con esta visión y entendiendo que también el patrimonio es un instrumento, también son políticos y es un instrumento de lucha y de resistencia, se conformó esta mesa integrada por distintas comunidades desde Jujuy hasta Mendoza. Han sido muchos años de avances y de logros, de un diálogo intercultural y de participación para la ejecución de las políticas y de los derechos adquiridos, como les expresaba en este último año. Como en otros momentos también han habido retrocesos, pero como en este último año ha sido mucho mayor el retroceso y diríamos que hay un avance en el intento de invisibilización de nuestros pueblos como sujetas y sujetos de derecho y como pueblos actuales.

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