Por Pedro Robledo | pedritoro@hotmail.com
La reconocida cantante Lorena Astudillo dio a conocer recientemente Crisálida, su séptimo disco. Se trata de doce canciones, todas propias, con textos profundos vestidos con ritmos latinoamericanos, flamenco, rock, jazz y algunas en formato canción.
Constanza Meinero, pianista del grupo, compartió la responsabilidad de la producción musical y también se ocupó de los arreglos. La formación instrumental se completó con Sebastián Castro (guitarra), Lucas Homer (bajo y contrabajo) y Gaspar Tytelman (percusión) y todos aportaron en los coros.
“No soy creyente en entidades, dioses o diosas, pero sí creo en la capacidad de la humanidad”, afirma, sintetizando las premisas que sostienen su lírica. Es un disco esperanzador, porque las canciones hablan de un mundo hostil y refiere a circunstancias traumáticas, pero con dosis de optimismo y proponiendo el despertar y el hacer. “No se puede negar la realidad, pero sí se le puede poner un norte, aprendiendo y yendo para adelante”, expresa.
“Muchas de las situaciones que están descriptas en este disco tienen que ver con pérdidas de amigas muy queridas o gente que me ha contado cosas y nos hemos sentado a hablar del tema y a abrazarnos y de ahí salieron canciones”, refiere. Crisálida, el aire de huayno que titula al álbum, refleja no solo su estado, sino el de una persona muy querida que perdió a su pareja después de una relación de muchos años.
Cada canción posee su rítmica emparentada con géneros, aunque la labor de instrumentación y arreglos tienen mucho que ver con la impronta libre que ofrece el jazz en todas sus variantes. El solo de piano de Meinero en Resiliente, en la resolución del tema, posee justamente un claro guiño a ese estilo. En lo vocal, el rumbo desemboca naturalmente en el flamenco.
Mariposa de seda fue una de las canciones mostradas como avanzada del disco. En este aire de chacarera, están claras las posturas y las denuncias, con perspectiva femenina. “Sin excluir a nadie, aplico conceptos de paridad, sin ser sexista ni feminista a ultranza”, aclara.
Su mirada reconoce el cambio de paradigmas que muestra este tiempo y propone actitudes introspectivas, un necesario primer paso para reducir el vértigo y luego deconstruir y construir. El aire de milonga Llueve tiene esa atmósfera melancólica.
En otro disco anterior (Mar de flores), también puso temas propios, pero recién ahora está creyendo firmemente en el valor de escribirlos. Se sorprendió cuando el disco fue nominado a los Gardel porque aún no terminaba de creer en las posibilidades de sus creaciones. “El siguiente fue Cuchi de cámara, ahí terminé de meterme en la pasión que significa escribir y componer”, reconoce.
“Me resulta interesante la diversidad”, manifiesta. En la balada Como Ulises, se acerca al rock y muestra otra letra contestataria vinculada con una cuestión de género. “No soy de viajar mucho, pero cuando lo hago me traigo todo. Además de los imanes para la heladera, me traje mucha cultura y esos viajes y esas relaciones con la gente de otros países influyeron a la hora de componer y elegir ritmos”, explica.
Hay historias que la inspiran, pero también hay un valor otorgado al desafío de crear partiendo sin ideas previas. La letra del vals La nada resulta esclarecedora al respecto.
Es su primera experiencia produciendo y decidiendo. Con el sólido acompañamiento de su banda, Lorena se ocupó de manera integral de la producción artística, además de hacerse cargo de las composiciones. El nexo que vincula el repertorio apunta al rol femenino en la historia contemporánea impulsando a que las mujeres tomen las riendas del presente y lo transformen.
El prolijo plan arrancó con una oferta de pre-guarda adelantando canciones, en sintonía con los actuales códigos de la industria de la música. Es un álbum con letras atravesadas por los conceptos de amor, libertad y diversidad, con discursos firmes.
Su compromiso con el universo femenino va más allá de su disco. Armó una lista en Spotify, con la idea de visibilizar el trabajo de cientos de propuestas femeninas. Nuestras músicas. Mujeres e identidades no binarias argentinas, así figura en la plataforma, contiene 281 canciones de 160 intérpretes y creadoras.
Por momentos, su calidad interpretativa resulta abrumadora. Hace años que las cualidades técnicas de Lorena Astudillo ya no se debaten. Su perfecta dicción y la exquisitez tímbrica y el color agradable de su voz significan una garantía de calidad, en este caso aportadas al enriquecimiento de sus propias canciones.