Vamos dejando lentamente atrás la etapa del mirar hacia adentro, modificados sí, con nuevas experiencias cada cual, con elecciones y lecciones aprendidas, para entender que de todos modos fue muy productiva. Es en las canciones donde se nota ese extraño sentimiento de nostalgia que queremos despegarnos pero ahí está, adherido a la piel. “…Se hace largo, se hace extraño y sin embargo yo cantando”, se defiende Carlos Paredes mientras añora encuentros de disfrute y creación en su La Rioja natal.
La pertenencia, ese sello en el orillo que acarreamos, a veces presumiendo y otras con honor, se nos vuelve carne cuando se nos rasga el papel de regalo con el que nos vestimos para la ocasión y nos arroja a la arena tal cual somos. Esa marca tallada nos acompañó entre risas y cariños virtuales, nos impregnó de su aroma y en el campo cultural los artistas la han dejado traslucir en melodías y canto.
Estos trabajos nuevos pertenecen a artistas de Catamarca y La Rioja, casi una región. Se caracterizan por sus rótulos de añoranza aunque cada uno venga de universos disímiles. Parecen no tener nada en común y sin embargo expresan un mismo sentimiento. Sólo hay que escucharlos para descubrirlos. Música alternativa, Tango, Folklore , Fusión, parecen tan diferentes hasta que hallamos la cepa del árbol del que provienen y la huella por donde su búsqueda los lleva.
Luno es un trabajo con excelente calidad de sonido que cruza el pop y la música alternativa con algo de jazz. Obtiene los colores brillantes de una etapa adolescente donde descubrir en lo musical, paisajes y caminos que nos lleven a nuestra identidad, se torna un desafío que Gastón se propuso enfrentar con seriedad.
Si bien Gastón Fontenla es catamarqueño, con cuna clásica, hijo y nieto de reconocidos directores de orquesta, su formación y su primer disco son prácticamente cordobeses, con aporte de músicos del jazz de la ciudad y también de Villa María. Está compuesto por 7 temas donde él habla de la búsqueda de un nuevo YO musical. Se nota en todo el disco un trabajo importantísimo de grabación de la mano de Gustavo Sacchetti, que tiene consigo varios Grammys, y una serie de músicos que avalan sonido y virtudes.
Luno se acerca mucho a lo que hace falta desde hace rato en el terreno del pop, un sentido, una intención de vínculo trascendente con los astros y los fenómenos de la naturaleza, tal vez por una necesidad de sustentar creencias que hagan de basamento para estos hermosos temas bien construidos. Hay instrumentales como La relación de las cosas y otros temas de corte más setentista como: Horizonte o De diamante, ambos con la voz de Juliana Mosoni que crean climas nuevos. Luno es un gran aporte a la música alternativa.
Noelia Díaz – Mi tango norteño
Mi tango norteño es una creación de Noelia Díaz, pianista catamarqueña, pionera y decidida a regionalizar el género. Grabó este material de diez temas en el estudio Fin del mundo, en Flores, Buenos Aires, con una formación de tres violines, una viola, un chelo, contrabajo, bandoneón y piano. El disco busca la identidad de su región con ansias de sembrar el ánimo a nuevas producciones. Lo produjo el músico Pablo Jaurena del Trío MJC, de Córdoba.
Noelia Díaz, que tocaba clásico desde los 7 llega al tango a los 18 años y se afianza en la composición para demostrar que uno puede pintar su aldea del color musical que desee. Ella lo hizo describiendo a Catamarca, sus paisajes, los cerros, los cactus, inspirándose en el olor a tierra pero sobre el lomo del tango. A partir de la pérdida de su hijita Valentina compuso Valentango y lo presentó en la Fiesta del Poncho con el bandoneonista Daniel Binelli, del Octeto Buenos Aires de Astor Piazzolla. Ese tango le abrió muchísimas puertas.
Los diez temas, entre tangos, milongas y algún bolero, guardan absoluta fidelidad al origen, conservan la fuerza rítmica y la pasión necesarias para la danza y son interpretados por cantores que impulsan cada tema con su impronta.
También la voz femenina dice presente en Aún, o en Corajina de circo, relato teatral interpretado por un actor y donde canta Lía Gómez Castellanos, allí sobrevuela una historia de amor prohibido entre payaso y colombina que reivindica su condición de mujer. O en Ñustacha apasionada («ñusta» en quichua es «princesa» y «cha» es el diminutivo: «princesita»). La primera orquesta femenina del NOA, Las Milonguitas, creación de Noelia, generó un antes y un después en la realidad tanguera de la región.
Cuánto de árabe, de mundos gitanos hay en este nuevo trabajo. Tendrá que ver con raíces que se apoderan intensamente del cantautor y que nos recuerdan, por ejemplo, que existe un La Rioja también en España. Tal vez el hilo que atraviesa el todo sea ese sonido purificador que logra Juan con las cuerdas de su guitarra hilvanando imágenes.
Este cuarto disco del músico y productor discográfico riojano Juan Arabel es sin duda de los más sensibles y de los que más sensibilizan. En Trigo encontramos su cotidiano, su casa en el tema que se instala como vertebral: Plegaria; sus deseos, el interior o la infancia en el tema homónimo.
Digno producto world music, Trigo nació destinado a lo universal. Hallamos un efecto de sonido etéreo en esas fusiones, en el tema Verano, en Viajar y en las reminiscencias moriscas o españolas que conforman Creación o Deseos. Nos abrimos con este disco a un mágico y luminoso modo de construcción de canciones, de principio a fin.
Grabado en pandemia se puede leer este momento en cada canción. No faltan los ritmos bien riojanos, en la sonoridad de las cuerdas una presencia folk y el recuerdo que va dejando Juan en formas poéticas cuando refiere a la chaya, a la huerta, a la albahaca o a las mañanas en el track Casa. Habría que darse el lujo de escuchar estas 13 canciones separando la música de la letra porque son dos caminos completos que pueden disfrutarse individualmente, mientras una lírica desplegada y libre consigue regresarnos siempre a La Rioja.
En el final nos sorprende Semilla, una consistente tensión sostenida que va in crescendo y que se manifiesta con la palabra desnuda: “…Lame su herida / se pudre sola / cuando la muerte se olvida y arde su luz en la sombra…cuando la sangre se desparrama/ no tiene dueño, piel ni mañana/ tierra de nadie o de unos pocos/ cuando el gatillo dispara sordo/ sordo de miedo ciego de entrañas/ no hay desconsuelo pa’ la guadaña / nieve en el caucho de los borcegos / y el asesino juega con fuego/ juega con fuego la putrefacta mente jugosa de quien no pacta / pacta una bala su suerte sola/ cuando la vida pierde su aurora”.
Carlos Paredes – Las mieles del carnaval
Le sobra identidad riojana a Carlos Paredes, conocedor de cada una de las coplas del cancionero de la chaya como si fueran propias. El amor por sus tradiciones y su pasión poeta lo impulsan a escribir con el lenguaje de la tierra. En cada una de los temas de Las mieles del carnaval late su corazón chayero. Este es un EP de cuatro canciones que muestran firme ese sentimiento de fidelidad al canto y a la caja.
Bajo el entramado de cada tema, un sonido bien riojano deja ver las raíces típicas que aluden al carnaval de febrero: “…mi sinfonía de soles / va madurando el calor, para que chayes mejor/ en las membranas sedientas susurro / vidalas de amor”. Es casi un glosario de conceptos chayeros, significantes que remiten a lo ancestral de la musicalidad de la región. Carlos forma parte de un círculo de músicos que renuevan constantemente estos rituales con sus voces y sonidos. Creadores como Josho González, Ramiro González, Juan Arabel, Monchi Navarro, a quienes podemos oír revelados apenas; más íntima la palabra, más hermanados entre sí. …“Desde que soy en el tiempo vengo del fuego ritual, esa memoria por dentro quemando al cantar, retumbo quemando al cantar”.
Conocer a Carlos Paredes a través de sus canciones es entender sentido y necesidad, nostalgia viva de regresar a febrero y en el encuentro volver a calmar la sed del canto vidaleando junto a los amigos.