Por Pedro Robledo | pedritoro@hotmail.com
Fotos: Luciana Demichelis
Considerado un referente de la música de Santiago del Estero, Fortunato Juárez dejó obras de gran valor poético y musical. En el disco Qué me has hecho chacarera, Silvia Gómez, sobrina nieta de Fortunato, seleccionó un puñado de esas obras y las elevó con su notable labor vocal y el aporte de los músicos y arregladores del disco.
El trabajo inicia con Loretano soy, una chacarera en donde Fortunato se autodefine, marcando firme su origen loretano y dando pistas de su sentimiento hacia Santiago del Estero. En la letra, como en casi toda su obra, conviven vocablos castellanos y quichuas.
Con ritmos del Perú, Tristezas de un corazón muestra su labor colaborativa en lo autoral, en este caso con Ezequiel Espíndola y suma el aporte de Néstor Garnica en el violín. Otra invitada, Lilián Saba, aportó piano y arreglo en Para mi pago, en una versión despojada de adornos musicales que pone al frente la obra, la voz y el instrumento.
Fortunato escribió la letra de Inti Sumaj, pero cedió la composición a José Alberto Pérez. Acá en lo vocal, Silvia Gómez alterna el protagonismo con el bajista Nicolás Marini, su hijo mayor. En la zamba Qué te pasa corazón, Fortunato dialoga con su «sonkoy», lo interpela y lo invita a seguir juntos la ruta de la vida.
Uno de los tantos aciertos en la producción del disco es rescatar la voz de Fortunato. Un aro incluido en Chacarera de los bichos ofrece una mínima muestra de la picaresca que lo caracterizaba.
Onofre Paz, el líder los Manseros, le aportó música a dos líricas de Fortunato. En el gato El sacha chango, la voz del homenajeado introduce el tema con una glosa y en Qué me has hecho chacarera, la letra relata la honda relación entre el santiagueño y el ritmo que lo identifica culturalmente.
En Sol de mayo, con música de Raúl Maldonado, ofrece una mirada a su tiempo de infancia. Los tramos instrumentales permiten el lucimiento del guitarrista y arreglador Bernardo Bogliano. Lo musical logra el mismo nivel que lo vocal en Por tu culpa, bailecito en donde se suman brillantes desempeños de Marcelo Chiodi (flauta traversa y quena), Néstor Gómez (guitarra y arreglo) y Omar Gómez (bajo).
El trabajo va cerrando con dos letras que no pertenecen a la pluma de Fortunato, aunque sí son suyas las melodías. Bogliano vuelve a mostrar su capacidad guitarrística acompañando en Zamba para Chiquita, escrita por Fausto Segovia. El recorrido culmina con la chacarera Pancho Raco, escrita por el gran Cristóforo Juárez.
«La yapa» del disco reúne la voz de Silvia y el piano de Lilián Saba nuevamente. La vidala Mentido amor, música de Orlando Gerez, muestra la profundidad y la expresividad de Fortunato al ponerse a escribir canciones, en este caso contando una historia de desamor.
No sólo el parentesco le da autoridad a la cantora para el abordaje de la obra de su tío abuelo, también su sólida trayectoria. El disco, grabado en La Plata, muestra un cuidado trabajo técnico y de diseño que permitió plasmar las ideas creativas de Silvia Gómez, responsable de la producción y coordinación general.
Obras fundamentales de la música santiagueña
La familia Juárez era oriunda de Loreto. Con sus hermanos Antonio, Higinio, Juan, «Antuco», Sabino y Esteban, Fortunato conformó el inolvidable conjunto familiar Los Hermanos Juárez en el cual tenía funciones de guitarrista, cantor y autor de un rico repertorio.
El difusor, coleccionista e investigador José Luis Torres cuenta que “la obra de Fortunato describe con precisión los paisajes de su tierra, reinvindicando además no sólo a los mayores, sino también a la lengua quichuista. En sus canciones están los pensamientos y el sentir de los loretanos.”
«Fortunatata», como le decía el papá de Silvia Gómez, era humilde y sencillo y eso reflejaban también sus canciones. “Su música es auténticamente criolla y más específicamente santiagueña, porque refleja su pensamiento y su sentir musical”, nos dice Torres.
Varias de sus obras hoy se inscriben como clásicos de la música santiagueña, sobre todo sus chacareras. El reconocido historiador Torres también refiere que “su obra es fundamental y muestra cómo componían y se expresaban aquellos músicos tan talentosos como Fortunato y sus hermanos. Poseían la herencia musical de sus abuelos ya que su abuelo «Tatacu» era violinista y su padre era guitarrista. Fortunato recogió esa herencia, lo expresó en sus canciones y su manera de componer obedece a esos parámetros”.
Falleció en el año 2000. Una calle del barrio Huaico Hondo lo inmortaliza a él y a sus hermanos merced a una iniciativa de los concejales de Santiago que en 2004 denominaron a la misma «Los hermanos Juárez». Su obra sigue vigente, firmemente instalada en el repertorio de la mayoría de los artistas populares de la Argentina.
Bello homenaje a un gran creador.