Por Marcelo «Bochi» Muiños | prensanewenmapu@gmail.com
Fotos: Gentileza Prensa Facundo Ramírez
El próximo 16 de Marzo de 2021 Facundo Ramírez se presenta en el Teatro Colón, junto a su Cuarteto y con la participación especial de Teresa Parodi, en un Homenaje a Astor Piazzolla y Ariel Ramírez, organizado por SADAIC. En el mismo, interpretarán Adiós Nonino, La muerte del ángel, Los pájaros perdidos y Balada para mi muerte de Astor Piazzolla. De su padre, Ariel Ramírez, harán La equívoca, El Choclón, La tristecita y Santafesino de veras. “Es un breve homenaje inicial a Ariel Ramírez como una forma de anticipar toda la celebración por los 100 años”, nos dice.
Facundo Ramírez es un destacado y virtuoso pianista, de formación clásica, estudió en Europa, compositor de música de cámara, arreglador, dedicado a la música popular. Además, es actor y director de teatro. y defensor del legado musical de su padre, el maestro Ariel Ramírez, quién este año cumpliría 100 años (nació un 4 de septiembre de 1921).
Dialogar con Facundo es un regocijo para el entrevistador, sencillo, humilde, sincero, comprometido con las causas sociales. Recuerda a su padre con orgullo y agradecimiento por la obra musical que nos dio como país al pueblo argentino. Rememora emocionado que un 20 de febrero de 2010, a dos días de la muerte de su padre, en una noche muy lluviosa, previo al partido de Independiente Rivadavia de Mendoza con Unión, los jugadores solicitaron al árbitro realizar un minuto de silencio como homenaje al Maestro Ariel Ramírez, hincha de Unión, que además hizo la marcha del club santafesino. “Para mí llevar el legado de mi papá no es un peso, sí una responsabilidad que tomo con conciencia”, afirma con seguridad.
Nos habla de su relación de amistad con Mercedes Sosa, de su carrera, del disco Homenaje por los 50 años de Mujeres Argentinas con la Bruja Salguero en el CCK y de los homenajes que se realizarán por los 100 años del natalicio de su padre. “Este año me dedico a la celebración de los 100 años de mi padre. El año próximo tengo pensado grabar un nuevo disco”, nos dice.
– ¿Cómo serán los homenajes por los 100 años?
– Va a haber muchos conciertos por que su obra lo merece y hay un enorme interés suscitado sobre el centenario de mi padre. Se contactaron conmigo desde el Centro Cultural Kirchner, del Ministerio de Cultura de la Nación, también de la Provincia de Santa Fe, para que hagamos un repaso por toda la obra de él. Van a ser dos conciertos por mes a partir de septiembre. Obras integrales: Mujeres Argentinas, Los Caudillos, Cantata Sudamericana, la Misa Criolla, Navidad nuestra, Misa por la paz y la Justicia, un ciclo de pianistas, de música de cámara, canciones de su repertorio interpretadas por músicos clásicos. Voy a grabar un disco con artistas invitados con una selección de temas (es difícil elegir: compuso más de 400 canciones), la elección final será sobre las canciones más emblemáticas de su obra.
Además de estos homenajes también haré dos obras nuevas, él me encargó hace muchos años que prepare un concierto, me dio unas melodías cuyanas que él tenía, y me pidió que escriba con esa melodía un concierto para piano y orquesta, concierto cuyano. Ya él estaba muy viejito, le quedaba poco tiempo, me las grabó en el piano y yo reescribí lo que él tocó, hice una versión pianística como pieza de concierto y después el arreglo orquestal (primero compuse para cuerdas sola y luego agregué vientos, timbal y guitarra). Esa es una obra inédita de Ariel Ramírez que se va a estrenar, con la que vamos a arrancar los conciertos empezando por lo nuevo para entrar después en toda su obra.
– ¿Quedaron otras obras inéditas?
– Hay una obra inconclusa que se llama Los sonidos del nuevo mundo. Él había empezado a escribirla en los 90 pero quedó sin terminar, aún no reuní todo el material, le faltan algunas piezas, tengo que organizar el material. Algunas canciones las recuerdo y eran hermosísimas, con versos de María Elena Walsh, de Armando Tejada Gómez.
Además, para diciembre queremos hacer un megaconcierto al aire libre (si el covid lo permite). Por ultimo hay otra idea más allá de lo musical que es presentar una muestra en los conciertos del CCK. Hay un Centro Pianístico en Santa Fe con las cosas de mi papá, en su mayoría son las cosas de su infancia, de cuando escribió la Misa Criolla, los ponchos, el piano original que le regalo mi mamá, premios, fotos. La idea es traer esa muestra a Buenos Aires, yo soy el curador, nos gustaría que esté presente en los conciertos para que la gente que vaya tenga una mirada integral sobre Ariel Ramírez. Además, yo tengo material inédito fílmico de los últimos conciertos en Santa Fe que hay que digitalizarlo y queremos que esté como una mini película durante la muestra. Sadaic va organizar un concierto homenaje en el Teatro Colón, junto con el homenaje a Astor Piazzola, que justamente nacieron los dos en el mismo año, son los dos músicos argentinos que con su obra han dado la vuelta al mundo, no hay un lugar donde no se conozca alguna canción de ellos.
– ¿Cómo fue para tu papá crear un repertorio musical argentino?
– Él creó una música para nuestro país. Mi papá fue constructor de una identidad musical del país. Tuvo esa mirada junto a Mercedes Sosa como intérprete, y Atahualpa Yupanqui, que tenían una mirada latinoamericanista, de la conciencia y la lucidez de Latinoamérica, de la trascendencia de los valores de las riquezas culturales de un pueblo, ellos lograron plasmarlo de una manera sublime, porque tomando esas formas populares las reelaboraron, las llevaron a niveles de belleza.
Me acuerdo que Salvador de Madariaga cuando escuchó la Misa Criolla escribió que “el Agnus dei hubiera podido ser escrito por Mozart”, como que ese tema alcanzaba esos niveles de intensidad de belleza. La obra de mi papá es medular, la disfruto mucho, por que además es una obra que no tiene secretos para mí, yo lo vi trabajar, veía cual era la dirección cuando el empezaba a componer una canción, hacia donde iban sus ideas. Pero más allá del trabajo, está la inspiración, él tenía ese don de la inspiración, es uno de los grandes melodistas de nuestro país: él, Mores, Gardel Piazzola, son los grandes de la música argentina.
– El disco la Misa Criolla fue un éxito total en su época…
– Fue uno de los discos más vendidos de la historia. Ya no tengo la cuenta. Fue un disco único, fue un suceso desde que empezó, se editó en el 64, disco de platino; lo invitaron a presentarlo por todo el mundo y vendió millones de copias. El disco recibió el gran premio de la Academia Charles Cros de París y es considerado uno de los mejores 100 discos del Siglo XX. Para mí es un honor y orgullo como argentino.
– ¿Cómo fue la relación de Ariel Ramírez con Santa Fe y la música del litoral?
– Mi papá hizo Los inundados, que primero fue un tema instrumental, Agua y sol del Paraná, El Paraná en una zamba, Tríptico Mocoví, Santafesino de veras, Boca de tigre, también instrumental. La obra del litoral es enorme, cuando empezó como músico sabía tocar la música litoraleña por haber nacido en Santa Fe y con su profesor Arturo Schianca aprendió a tocar las formas musicales de la Provincia de Buenos Aires, él tocaba muy bien eso. Atahualpa Yupanqui lo escuchó tocar cuando mi papá tendría 20 años y le dijo «Ud. toca muy bien esta música pero tiene que tocar el resto» y mi papá le dijo «¿pero cómo hago?». «Váyase a vivir al interior, al norte», le contestó. Pero mi papá no tenía recursos. Entonces Yupanqui escribió una carta de recomendación para la familia Torres Aparicio de Jujuy y le dio plata. Para que lo reciban. El dinero le duró poco, 6 meses, pero la experiencia le cambio la vida, por que él de Jujuy se fue a Salta, luego a Tucumán, después al Chaco con las comunidades tobas, recorrió Mendoza, San Juan. En definitiva hizo un mapa entero de la música argentina que terminó de consolidar el imaginario para componer y su inspiración extraordinaria.
– Contanos sobre tu carrera, ¿hiciste un disco con temas de Astor Piazzola y Ariel Ramírez?
– Sí. Hice un disco en el 2014, A Piazzola – A Ramírez. Grabé las Estaciones Porteñas para piano y orquesta de cuerdas, que las dirigió Gabriel Senanes. En la segunda parte del disco grabé los estudios para piano de Ariel Ramírez sobre las formas folclóricas, que es una obra completa que él escribió en el año 72 y que me la dedicó, yo ya era pianista clásico desde muy chico -7 años-, sin embargo no los toqué nunca, hasta los años 90, y en ese disco decidí grabar a esos dos grandes.
– Antes habías hecho tu primer material titulado Ramírez x Ramírez…
– Ese fue mi primer disco, es un material que tiene la carga emocional de haber sido mi primer cd y haber contado con Mercedes Sosa, Lolita Torres, Domingo Cura, Jacobson y mi papá como padrinos. Pero no es un disco por el cual yo me sienta orgulloso particularmente, tiene por momentos cosas muy logradas pero en otras lo siento un poco atolondrado. La versión de Dorotoea la cautiva con Mercedes es maravillosa, la zamba modernísima tonalidades con Jacobson y Domingo Cura me gusta; la canción Esta es la pampa con Lolita también, pero el resto del material que, si bien está hecho con dedicación, a la distancia lo considero un poco atolondrado por eso después de ese disco pasé años sin grabar. Eso fue en el 93 y no volví a grabar hasta el 2007. «Para que voy a grabar un disco si no tengo nada que decir», pensé. Me faltaba eso de encontrar la propia voz. Era joven, es lógico. Es un disco que no lo tengo tan presente. A mí no me gusta eso de andar grabando todo el tiempo. Siento que mi discografía hubiera empezado con el segundo disco Nosotras, nosotros.
Me pareció honesto como primer disco Ramírez x Ramírez por que hasta ese momento yo no hacía música popular sino clásica, era compositor y actor de teatro, me pareció que hacer un disco con las músicas de mi infancia era lo más honesto, entonces grabé esas músicas que escuché de chiquito. Nosotras, nosotros ya es un disco con repertorio que elegí desde un lugar de plena libertad, donde hay canciones mías y cruces de lenguajes musicales que me resultan más atractivos e interesantes, incluso como experiencia musical fue más complejo pero atractivo a la vez.
– ¿Cómo fue la experiencia de compartir la música y la vida con Mercedes Sosa?
– Todo lo que uno pueda decir de Mercedes es poco, en todos los sentidos. Por que además de ser la artista que fue, la voz, era una mujer moderna, fue una vanguardista en todo sentido, fue una gran mujer. Y mi relación con ella fue cambiando con el paso de los años por que al principio fue como una mamá postiza que estaba en mi casa ensayando, y a medida que empecé a crecer nos empezamos a hacer amigos y terminamos siendo íntimos amigos. Construimos juntos una relación propia nuestra, más allá del vínculo que tenía con mis padres. Ella llamaba a casa para hablar conmigo cuando todavía vivía con mis viejos. Me invitaba a viajar con ella, a comer, a ir al cine. Ella vio algo en mí con relación a la música popular, yo venía con la formación clásica, tocaba en forma más rígida la música popular, porque encontrar las maneras de soltarse de las pautas tan estrictas que te impone la música clásica cuesta. Para tocar una zamba no es fácil el cambio, ella lo percibió y vio que yo podía hacerlo, por eso hay videos que me invita por ejemplo cuando tenía 19 años en el Luna Park. Estaba con un suéter negro como del secundario, ella me dijo que pensaba que me iba a desmayar pero yo estaba encantado. Hicimos Volveré siempre a San Juan.
– ¿Cómo era ensayar con Mercedes Sosa?
– Ella empezó a invitarme, iba a su casa a estudiar repertorio nuevo, me divertía y hacíamos música, después entendí que ella me estaba entrenando. Mercedes fue una mujer sublime, a sus conciertos iba como artista invitado. Compartíamos el escenario como invitados. Grabó en mi primer disco. Yo grabe en Cantora. La vi actuar en el exterior cuando yo estudiaba en Europa y generaba una sensación impresionante, como Marta Argerich. Antes de empezar a actuar, cuando uno las ve entrar, te tiemblan las piernas, uno sabía que estaba frente a un fenómeno artístico sublime, arrasadora. Eso con Mercedes pasaba en todo el mundo. No solo en Latinoamérica, fue furor en Alemania, Austria. La extraño mucho, es una ausencia difícil para mi por que era una protectora, con ella tenía la sensación de que no te podía pasar nada, cualquier problema estaba Mercedes por eso quedamos todos huérfanos, no solo en lo afectivo, también en términos ideológicos, políticos, musicales.
– ¿Cómo fue la grabación de Mujeres argentinas con la Bruja Salguero, en la celebración por los 50 años?
– Grabar en el CCK fue extraordinario. Fue un riesgo enorme que asumimos por cuestiones administrativas de la sala. No tuvimos la posibilidad de hacer dos presentaciones, entonces debía salir todo bien en vivo en la grabación por que en un estudio todo no se puede arreglar, se trata de una obra difícil tanto para la solista como para los músicos, estoy orgulloso de como suena ese disco. Además se lograron arreglos nuevos pero sin perder la obra original, yo quería que la gente se identifique con algunos aspectos sonoros del 69, eso está presente junto a los arreglos nuevos. Creo que hicimos un gran disco, a presión, lo grabamos a fin del 2019.
– ¿Es una carga llevar el legado musical de Ariel Ramírez?
– Para mi llevar el legado de mi papá no es un peso, sí una responsabilidad que tomo con conciencia. Tengo 56 años. Sí me preocupa qué ve la gente de mí en cuanto que muchos todavía piensan en el niño que estaba al lado del enorme Ariel Ramírez, esa es la única parte que me pesa, que no me pueden ver como un adulto que creció. Sobre su obra para mí es un placer defenderla, sería un mediocre si siendo músico no disfrutara de su obra, pero no es un peso para nada.
– Ariel Ramírez tenía una visión de defensa de los derechos del autor, ¿cómo su su participación en SADAIC?
– El aprendió el tema de derechos de autor con Catulo Castillo y verdaderamente logro que Sadaic sea una de las instituciones de autores más prestigiosas del mundo valorada por la SISAC. El tema de defender los derechos de autor fue algo que le preocupó de toda la vida, también Teresa Parodi comparte su visión, María Elena Walsh también, Eduardo Falú, él le dio tanta importancia al derecho de autor como a la música. Hizo un trabajo enorme en ese sentido.