Los mapuches consideran que la vida es una etapa de búsqueda del Tahiel, el canto interior, el canto sagrado. Todos llevamos dentro confesiones de ríos anteriores a los idiomas; consejos de montañas previos al alpinismo; melodías de selvas precedentes a Tarzán; vidalas de vientos anteriores a las alertas meteorológicas; ecos de la humanidad, previos a la revolución francesa; balbuceos de dioses precedentes al dios que vino en barco con Colón y a los dioses subtitulados de las películas de Hollywood; rumores de vida, mucho antes de que la publicidad le pusiera precio a la vida; cantatas de nuestros muertos, tanto antes de las invenciones de las empresas funerarias y de los seguros de vida. Los mapuches consideran que todo eso, que desde hace siglos habita en nosotros, es el canto interior, el Tahiel.
Hermosamente, Tahiel, además de canto sagrado, significa: «humano libre», por lo que podemos inferir que aquel que alcanza su canto interior, su canto sagrado, logra también su libertad.
No podemos irnos al silencio, sin haber descubierto nuestro propio canto, nuestro Tahiel.