La jornada tenía un pronóstico de lluvia que no se cumplió y finalmente, a plaza llena, Cosquín recuperó su marco histórico de público. Los Nocheros y Los Tekis fueron las figuras de apertura y cierre, respectivamente.
En la apertura, Los Nocheros salieron con toda la energía a conectarse con el público. En el inicio participó el Ballet Camin y completaron el arranque con la chacarera La guitarreada, un tema de los más recientes. De allí hasta el final, una sucesión de clásicos infalibles.
El cuarteto salteño, que prepara una próxima gira por España, sigue acudiendo a la eficaz fórmula que combina canciones con formas folklóricas tradicionales con baladas románticas de notable factura que hacen vibrar a las fanáticas de otros tiempos. El público y la crítica le reconocen la calidad artística, lo cual sustenta su vigencia.
Rubén Eizaguirre se comunicó acercándose a cantar cerca de la platea y Mario Teruel en el saludo agradeció al público la fidelidad a Cosquín y a Los Nocheros. Cerraron con Canto nochero, la letra que les dedicó Teresa Parodi y cuya música compuso Kike Teruel.
Roxana Carabajal inició el lote de artistas santiagueños que ofrecía la noche. Defendiendo el lugar de la mujer santiagueña, Roxana mostró sus canciones con una puesta en escena vertiginosa. La producción musical sonó demasiado potente, las letras quedaron ocultas cubiertas por la instrumentación elegida. En el cierre, invitó a la gente a tomar conciencia y a aportar al cuidado de la naturaleza y el medio ambiente.
La puesta de la delegación de Misiones, una de las escasas siete que tiene Cosquín este año, fue prolija y representativa. Basada en obras de Ramón Ayala y otros creadores misioneros, sonaron Posadeña linda y El mensú, entre otras. La embajada oficial estuvo presidida por el músico Joselo Schuap, ministro de cultura de la provincia.
El segundo artista santiagueño de la noche fue Néstor Garnica. El violinista bandeño, hoy radicado en La Plata, sigue mostrando su novedosa formación. La estructura musical tiene un formato camarístico apuntalado por la suma de dos violines más y un contrabajo. La nueva banda incluye la presencia de su hija Malena, que está haciendo sus primeros conciertos junto a su padre. Con chacareras populares y con zambas que pegan hondo, ofreció un sonido nuevo. «Contento por volver, lo cual hasta hace poco parecía una utopía», dijo en el saludo. Y luego invitó a seguirla en La fiesta del violinero, la peña que lo tiene como principal figura.
Mario Álvarez Quiroga dedicó su presentación a uno de sus hijos, que anoche cumplía años y lo veía desde Santiago del Estero. El público se sumó a la idea y el artista quedó conmovido por la respuesta. Entre las canciones auto-biográficas de su repertorio está Identidad santiagueña, una chacarera que escribió para él el santafesino Miguel Ángel Morelli. Su fuerza interpretativa y el arreglo musical la hacen especial. Fue la elegida para el bis pedido por el maestro de ceremonias e insistentemente por el público.
La provincia de Jujuy también mostró el trabajo de su delegación. Una colorida puesta con ritmos tradicionales del norte fue la previa a la gran fiesta con carnaval jujeño que luego traerían también Los Tekis. La versión cantada y danzada de Me gusta Jujuy cuando llueve y el colorido del auténtico carnaval jujeño fueron lo más destacado del contenido.
Horacio Banegas completó la presencia santiagueña de la segunda jornada. Siempre a la vanguardia, Banegas sigue sus búsquedas con el aporte fundamental, en lo musical, de sus hijos Enzo «Jana» y Cristian «El mono». Reconocidas canciones como Canción del quenero, Mi origen y mi lugar y otras, tienen nuevas versiones, refrescadas con sonido actual, con la impronta que ofrecen sus hijos.
Pasadas las dos de la madrugada, subieron al escenario Los Tekis. Sin perder la raíz, la puesta musical del grupo jujeño está montada sobre bases electrónicas. El volumen subió notoriamente y la plaza se transformó en una gran fiesta carnavalera. En tramos del show, generosamente compartieron escenario con Camila Garay, Jujeños y, en el final, con Coroico. «La idea es apoyar a los artistas nuevos», explicó Sebastián López, charanguista y cantante del grupo. Cruzando sonidos urbanos con ritmos norteños, el público los acompañó hasta el cierre. Con voces en off, también estuvieron presentes Cacho Castaña y Luciano Pereyra. En la platea, todos disfrutaban, entre ellos Álvaro Teruel, su hermana Jimena y el ex-futbolista Mario Lobo, otro jujeño ilustre. Cerca de las cuatro de la mañana, se despidieron del escenario y luego, en el encuentro con los periodistas, anunciaron que la seguían en una peña hasta que amanezca, para recordar viejos tiempos.
La fantástica noche tuvo la ansiada convocatoria y se ratificó aquello que manifestaba Julio Márbiz en el escenario, citando al gran poeta César Perdiguero: «Cosquín es el gran congreso de la coincidencia nacional», una lectura precisa de lo que significa y ofrece este festival.