Parecía una noche más para Juan. Llegó a la radio a la hora señalada, prendió las luces, calentó el agua para unos matienzos, y le extrañó un poco que el Panza le haya dicho «no me pases a buscar, vengo demorado, llego con lo justo». Mientras pensaba eso, puso el aire acondicionado, toda una obsesión para Juan, siempre el aire tiene que estar en 24 y con las paletas para abajo, para que le dé bien en la cara. «Eso me rembembera el espíritu», suele decir. Nunca supo qué es, nadie sabe, no existe en la RAE la palabra rembembera ni tampoco el verbo rembemberar, pero él siempre lo asoció como algo que le levanta el ánimo. O sea, un buen mate te rembembera, una peli copada, un asadito, una charla de amigues, un chiste, cosas pequeñas pero gigantes. Eso, a Juan, como el aire acondicionado, lo rembembera. «Piripín. Piripín». Dos veces sonó el chirimbolito del WhatsApp. El otro día en una nota a Nicki Nicole que salió en La Capital, dicen que cuando el periodista le preguntó a la jefa de prensa Silvina Lusardi, «¿me das el chirimbolito?», la intérprete de Wapo Traketero abrió los ojos sorprendida y dijo «¿qué es un chirimbolito?». Y le explicaron, tanto la Lusardi (Lusa para los amigos y la gente que la quiere bien) y el periodista (un tipo cualquiera, ya me saldrá el nombre) que era una palabra con la que se suele citar a las cosas que no tienen nombre. «Ah, un cosito!», «Sí, eso, un cosito», le contestaron al unísono para referirse a una birome o un lápiz, que tiene nombre, claro, pero podría haber sido un pie de micrófono, un papelito o trapo que tape la luz de la ventana para que el resplandor no arruine la foto, ahí está. Eso es un chirimbolito. De lo contrario cómo decís «dame un papelito o trapo, o mantel o algo que tape la luz de la ventana para que el resplandor que proporciona el sol no me dificulte la calidad de imagen en la fotografía que le vamos a sacar a Nicki». Es un montón de palabras, claro, entonces decís «dame un chirimbolito» y todo se entiende. Y cuando todo se entiende, a Juan se le rembembera el espíritu. ¿Se entendió?
Bueno, el tema es que el «piripín, piripín» volvió a escena y ahí es cuando a Juan no le quedó otra que reparar en los mensajitos. Y era el Zampa nomás. «Juancito querido», decía el primer piripín. «Malas noticias», el segundo. «Pataleta al hígado», el tercero. «Hoy te tengo que abandonar, gracias por tanto, perdón por tan poco», el cuarto piripín. Juan puso cara de pocos amigos cuando leyó el mensaje de su gran amigo. Le preocupaba la pataleta del Zampa, pero también le jodía que iba a tener que hacer el programa más solo que Pinochet en el Día del Amigo, y perdón por ensuciar la palabra amigo con ese apellido. «Dale, Pancita querido, mejorate, está todo bien, recupérate para la próxima, eso te pasa por chuparte todo el tinto con tu Maitena, abrazo a los dos», le escribió.
Con la joda joda ya estaba por arrancar el programa. Y en un momento, Juan piensa en voz alta: «Y ahora qué hago?». Ahí nomás manoteó Jazz and `80s, esa edición de The NYC Series, que tenía temazos de esa época cantados en tiempo de jazz por musicazos no tan conocidos que la rompían. A Juan siempre le aburrió bastante el jazz, y hasta se sentía medio nabo cuando decía que el jazz y la música brasilera no le movían un pelo, pero este disco, y otros más que salieron de esa serie, lo habían hecho reconciliar con el aire jazzero, debido también a que el motor de las canciones era nafta rockera y popera, eso que a Juan lo ponía en foco, valga la redundancia. El disco arrancó con Should I Stay Or Should I Go, de The Clash, íconos del punk, pero cantado por la dulce vocalista de The Cooltrane Quartet.
Y Juan arrancó: «Hola a todes, esto es El foco de Foco, como todas las noches por Radio Neptuno, a la misma hora y en el mismo dial de siempre. Lo que hoy no es igual que siempre es lo que saldrá por la consola. Es que hoy, por un temita personal, no estará en los controles mi querido compañero y amigo El Panza, por lo tanto, tendremos un solo disco de fondo. A ver quién adivina, les sugiero que me manden al WhatsApp del programa, que lo voy a estar manejando yo esta vez, así que iré leyendo mientras le parloteo algo sobre la vida misma. Roxana de Bella Vista me escribe, y me dice que es un disco de Norah Jones, no, qué buena idea Roxana, me encanta Norah Jones, pero este no es el que suena al aire. Javier, de zona centro, dice que es Joni Mitchell, mmmm, no, amigo, no es así de jazzero lo de la Mitchell, pero el color de voz te pudo haber sonado parecido, sigan participando, jaja. Bueno, mientras tanto les cuento, no es nada fácil hacer un programa solo, pero no porque haya que laburar el doble o esas pavadas, digo porque estar con el otro, con otra, con un par en un proyecto te ilumina la jornada, o sea te rembembera. Es algo que…»piripín, piripín, piripín». Uy, empezaron a llover los mensajes, se ve que descubrieron cuál es el disco. Ah, no, a ver, es otra cosa. Ah, sí, qué quiere decir rembembera pregunta Julia, Raquel, El Vasquito canalla, Virginia de zona centro, Marcela, del Centro de salud de Empalme, a ver, esperen un cachito. Vieron que dije cachito, ¿y qué es un cachito? ¿un Cacho pequeño?, no, es un poquito, como decir un chirimbolito, que es como decir un cosito, bueno, cuando digo que algo me rembembera, es algo que me alegra, me satisface, me da ganas de seguir adelante. Ustedes me rembemberan la vida, por ejemplo, mi novia Maite también, mi amigo/hermano El Panza claro que también, hacer este programa, mientras suena Jazz and ‘80s, ya está, lo dije, se acabó el misterio. Bueno, se les quiere, besos cariños y abrazos y hasta el próximo programa, gracias por rembemberarme mis días».
Juan terminó el programa y respiró hondo, por el WhatsApp del programa seguían llegando mensajes a montones, usando la palabrita nueva de varias maneras, divertidas y no tanto. En su WhatsApp había dos mensajes. Uno del Panza que decía «Al gran rembemberador argentino vaya mi saludo y felicitaciones por el programón que hiciste. Sos el one». El otro era de Maite: «Estoy en la puerta de la radio. Bajá que tengo un plan para rembemberarte la noche». Juan apagó las luces y el aire. Bajó las escaleras apurado, con una sonrisa, y totalmente rembemberado.
Hay palabras inventadas que sirven para inventar más palabras . Cuenten aquí sus palabras inventadas, los leo.