El arranque de la edición 2022 del festival mayor de América tuvo importantes presencias artísticas. La lluvia impidió el mejor marco de público para los últimos artistas de la noche.
La plaza Próspero Molina estuvo cubierta desde el inicio en un cuarenta por ciento, con la lluvia ya anunciada, que llegaría cerca de la medianoche cuando actuaba en el escenario el dúo Baglietto-Vitale.
La bendición del cura párroco, el himno nacional interpretado por el cuarteto rosarino Karé, la arenga de Claudio Juárez y el himno del festival con la puesta del Ballet Camin, formalizaron el inicio de la primera noche.
La correntina Ofelia Leiva abrió la noche artística. Luego de veintiún años de ausencia en el festival, con mucha emoción y nervios, la enorme cantora popular conmovió con clásicos del chamamé. Inició su repertorio con Kilómetro once, se conmovió hasta las lágrimas con Cielo de Mantilla y cerró con Lucerito alba. La dirección musical fue responsabilidad de su hijo y bajista Ariel Palacio. Se recordó en el escenario su primera vez en Cosquín (formando parte de la delegación de Corrientes) y se le formalizó la entrega del “Camin Cosquín”, premio que recibió en la edición virtual del 2021.
El prestigioso grupo vocal Opus 4 siguió en la grilla de la primera noche. Con treinta y dos presencias en el festival, el grupo surgido en 1968 demostró su vigencia. Con el liderazgo de Federico Galiana, miembro fundador, el cuarteto lleva cincuenta y tres años de trayectoria. “Estamos en el último tramo, le dejamos la posta a este grupo que parece que continuará con la historia de los grupos vocales”, dijo Galiana al invitar a los rosarinos de Karé. Juntos arrancaron una versión de Alfonsina y el mar a ocho voces y, en un gesto histórico, cedieron la última parte de la canción a los rosarinos liderados por Diego Petrelli.
La solidez y el presente artístico, además de la respuesta del público, aportan y sostienen la presencia ininterrumpida de Karé en este festival. Canciones del disco Yuyay otras formaron parte de su presentación. Cuando aparecía la llovizna, fueron cerrando con La avenida de los tilos y Canción con todos.
Cerca de la medianoche, el público comenzó a buscar refugio ó a retirarse de la plaza porque aumentaba la intensidad de la lluvia. En el escenario se mostraba Sofía Assis, la artista tucumana radicada en Córdoba, ganadora del Pre Cosquín en el rubro “solista vocal”.
La presencia de Baglietto-Vitale enriqueció la grilla luego de la cancelación de las actuaciones de Jairo y Jorge Rojas por los contagios de Covid. Con Zamba de Lozano, el dúo inició un repertorio compuesto por clásicos argentinos en brillantes versiones. Baglietto ya había cantado junto a Los Huayra, de allí se conoce con Juan Fuentes, el ex integrante del grupo salteño. Con Fuentes como invitado, el dúo versionó Oración del remanso, la obra de Jorge Fandermole que también había interpretado Karé. Con la llovizna transformada en diluvio, recibieron en la despedida la ovación merecida.
La muestra de la delegación oficial de Santa Cruz tuvo altos picos emotivos. Dedicaron un tramo a tributar a la figura de Rubén Patagonia con la participación de los hijos del cantor que está en pleno proceso de recuperación de su salud.
El santiagueño Martín Paz, ya consolidado como solista luego de su paso por Los Manseros Santiagueños, no tuvo el mejor marco de público, pero ratificó sus condiciones como cantante, autor y compositor. Eterno amor, la obra creada con Miguel Arce, ya tiene más de trescientas versiones, por ejemplo. Canciones propias interpretadas por él y por otros, fundamentan su presencia en festivales importantes como Cosquín.
Juan Fuentes ya cuenta con un lote de fanáticos. Muchos de ellos siguen su camino desde su salida de Los Huayra. Con un público escaso pero efusivo, que le hizo frente al clima adverso, el cantor salteño cerró bajo la lluvia un impactante show. Además de los temas propios nuevos, sumó sus versiones de clásicos de Los Huayra y de históricas canciones como Zamba para olvidarte, una que nunca falla a la hora de capturar la atención y el aplauso. De no ser por la plaza semi-vacía, podría considerarse a Fuentes como un artista consagrado en esta edición.
La expectativa está puesta en el ritmo de venta de entradas, que vaya de menor a mayor la convocatoria. Esta primera noche no tuvo el marco que merece Cosquín, aunque la grilla, armada con la dificultad mencionada, fue impecable desde el punto vista de la calidad artística.