El pianista y compositor Carlos «El Negro» Aguirre dio a conocer un nuevo disco titulado Va siendo tiempo, un compendio de composiciones que llevan consigo un contundente mensaje social y de cuidado de la naturaleza.
El pianista y compositor entrerriano Carlos Aguirre creció escuchando el sonar de la guitarra de su hermano. Si bien el piano siempre fue su instrumento de referencia y estudio, las cuerdas tomaron presencia en su vida cuando de adolescente, en la escuela de música de Paraná, tuvo que optar por un instrumento complementario. Tenía 14 años cuando empezó a tomar clases con Walter Heinze, “fundador de la escuela guitarrística local”, apuntó Aguirre. El Negro siempre estuvo cerca de la guitarra, muchas de sus canciones fueron gestadas desde ese instrumento y compuso piezas y un concierto para guitarra dedicado a un gran intérprete y maestro llamado Eduardo Isaac. Pero hace algunos años comenzó a sentir especial atracción hacia los ensambles de guitarra, esos que “dan al folclore de algunas regiones del país una sonoridad particular”, dijo contando la génesis del quinteto que integra junto al santafesino Luis Medina, el mendocino Sebastián Narváez y los entrerrianos Mauricio Laferrara y Mauro Leyes. “Me habitaba el fuerte deseo de experimentar desde adentro aquellas atmósferas que escuchaba en los vinilos que sonaban en la casa de mis padres”, apuntó.
El último día de marzo, a tres años de lanzar La música del agua, álbum para el que escribió arreglos sobre composiciones de diversos autores que trabajaron sobre músicas del litoral y el posterior CD En el jardín a dúo junto al guitarrista israelí Yotam Silberstein con composiciones de ambos, Aguirre dio a conocer a través de su propio sello discográfico Shagrada Medra un nuevo registro discográfico: Va siendo tiempo.
“La chacarera que da nombre a nuestro álbum se llama Va siendo tiempo y tiene por motivación el amor, esos amores que se demoran en llegar a nuestra vida. Pero más allá de eso me gustó pensar en ese título como una expresión que podría referir a varias otras cosas que me desvelan”, dijo el músico en un diálogo vía mail con De Coplas y Viajeros.
Pero ¿de qué Va siendo tiempo? “De muchos pendientes que tenemos como especie. El vínculo con la naturaleza, por ejemplo, ese vínculo que el sistema en el que vivimos se ha encargado de re significar y darle un carácter único de usufructo sin medir las consecuencias. La humanidad ha llegado a vivir escindida de la comunidad de los seres vivos e inclusive ha llegado a sentirse dueña y no parte”, explicó.
Y agregó: “Es el tiempo de religar con esa comunidad, de replantear por ende todos nuestros patrones de consumo que han instalado el plástico con único envoltorio para nuestros insumos entre otras cosas. Es tiempo de participar, de defender el planeta de nuestro propio ataque”.
El disco contiene un homenaje a Niní Flores. “Además de una enorme admiración hacia él y hacia el trabajo que desarrolló por muchos años con su hermano Rudi, me une a su persona el recuerdo de conciertos que alcanzamos a dar a dúo. Soñamos en ese momento con un proyecto a dúo y envuelto en esa ilusión es que compuse ese chamamé dedicado a él y en agradecimiento a toda la música que tanta inspiración nos irradió”, contó. Y agregó: “Pero vino su partida triste e inesperada y no alcancé a entregarle el regalo personalmente. Así es que cada vez que lo tocamos en los ensayos o en los conciertos de nuestro quinteto de guitarras pensamos mucho en Niní e intencionamos que esta música viaje en el espacio y lo encuentre para contarle todo lo que lo queremos”.
– Canción por Santiago se relaciona con tu militancia por propiciar un volver a mirar la tierra, su cuidado y el respeto a los pueblos originarios. ¿Cómo vez la actualidad en tanto toma de conciencia sobre esas temáticas?
-La canción que mencionas tiene esa intención y también la de poner a la luz la lucha silenciosa de todas las naciones indígenas que habitan este país y a las que se las ha sometido a todo tipo de vejaciones, siempre justificadas por un concepto de “progreso” que no admite la diversidad y elimina a su paso la inmensa riqueza de quien piensa diferente. Siento que hay mucho por hacer, como me imagino que ha sido siempre, sólo que ahora no hay margen. Que nuestra vida en este planeta está pendiendo de un hilo muy delgado y no hay cambios de base para que ese viaje tome otro rumbo. Es desesperante ver como las gestiones gubernamentales siguen funcionales a una lógica que propicia la muerte en pos de los ingresos económicos que supuestamente nos salvarían de quedar afuera del mundo. Por otra parte, veo con esperanza como muchas personas se van sumando a organizaciones que vienen pulsando esta vuelta a una práctica hacia la vida. Pero la militancia ambiental aún sufre una estigmatización marcada por parte de la sociedad que la ve a esas personas como “revoltosas” o enemigas del progreso. Es triste y, hasta por momentos, desesperante. Pero no pierdo las esperanzas. Tenemos que ser muchxs.
– ¿Cuál sentís que es el rol de la cultura en esas luchas?
– La cultura, es otra crónica posible y complementaria a la periodística o histórica. Es muy valioso que alguien cuente este momento, como una suerte de espejo en el que, a través de su reflejo, nos veamos y podamos mudar todas las cosas que hacemos mal. Todos los oficios son importantes e idealmente deberíamos desarrollarlos con consciencia de la responsabilidad de hacer el bien a las otras personas. Cambia considerablemente cuando atravesamos nuestro quehacer con esa sola consigna de pensar colectivamente. El arte viaja y lleva un mensaje, como una paloma mensajera o una carta o una botella al mar. Cuanta más indignación haya en quien escribe ese mensaje más puertitas puede abrir en propia alma y el alma y la mente de quienes consumen ese alimento.
– En tiempos en que las redes sociales y las plataformas de música parecen ir dejando de lado los discos físicos ¿Cuáles son las motivaciones que mantienen en funcionamiento el sello autogestivo Shagrada Medra?
– Al igual de lo que te mencionaba del valor de la crónica, sentimos que este catálogo funciona como una especie de acervo de este presente. Se congregan aquí una serie de lecturas de nuestro lugar y nuestro tiempo. Y así como nos interesa propiciar su permanencia nos interesa que esos mensajes corran, se conozcan, se disfruten, siembren reflexión, nos ayuden a repensarnos. Siempre fue ese el motor de Shagrada Medra. Si lo pensáramos como negocio ya lo hubiéramos cerrado hace rato (risas).
-Siempre se te ve en relación con otros artistas de distintas generaciones ¿Cómo vez la actualidad de la música del litoral?
-La música no tiene edad y pensarlo así nos habilita la hermosa posibilidad de constituir proyectos con músicos y músicas de diferentes generaciones y aprender de cada persona. Y específicamente en relación a la música del Litoral, miro con mucha esperanza muchos proyectos que hacen dialogar el legado con otras estéticas más actuales. Otros abordajes súper respetuosos hechos desde un profundo conocimiento del lenguaje heredado, pero a la vez con frescura y hasta cierto desprejuicio.