Juan prendió la tele y apareció Fito. Sí, Páez. Y pasaban algo sobre El amor después del amor, ese disco que es el más vendido de la historia de la música popular argentina. Se veía a Fito en un posteo de Instagram donde reflexionaba acerca del 30º aniversario de la salida del disco: “Lo primero que dije fue qué rápido que pasa el tiempo, lo segundo que no te gusta nada y lo tercero que es una realidad y es inapelable”. Atención con esto: realidad inapelable. Y lo último, en un posteo posterior, y que es lo que cala hondo en la sensibilidad de los que entienden que hay canciones que son la banda sonora de las biopics de los mortales, fue admitir “qué hermoso es sentirse parte de la vida de tanta gente”. «Hoy tengo tema cantado para el programa», se dijo Juan mientras se le cruzaban las imágenes de Mercedes Sosa, Charly García, Luis Spinetta y Andrés Calamaro, algunos de los invitados de lujo que tuvo ese clásico del rock argentino. Mientras tarareaba las canciones que recordaba, casi con piloto automático buscó en sus contactos a Zampita, que es como tiene agendado a El Panza.
– Hoooola, Zampita querido, mateando, mirando tele, escuchando radio, ¿qué onda?
– Despertando, Juancito. Son las 9 y cuarto de la mañana, tengo la almohada encima todavía.
– Bien, bien, es cierto, che, pero lo mío es breve. Coordinamos en un toque lo de esta noche, ¿te parece?
– Sí, dale, intensidad, uuuuuuh, qué neblina hay hoy. Prendo la estufa y vuelvo, lo pongo en altavoz. Vos decime, dale.
– Uy, loco, la prendés después, dale, no te vas a congelar tampoco por un ratito.
– Pero al menos aguantá que me tomo un mate.
– Sí, te aguanto Panza, siempre te aguanto.
– Qué pasa que no me decís Zampita, ya me decís Panza, ¿estás enojado?
– No me hagás la de Quico cuando Doña Florinda lo llamaba Federico. Dale, bolú, así lo resolvemos.
– Bueno, dale, insistencia caminando, dale, dale.
– Claro, loco, no la hagamos tan larga. Bueno, El amor después del amor, ¿te dice algo?
– Sí, discazo.
– No, pero vos además de estar re dormido sos un pelotudo importante.
– Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeepa, ¡qué agresión!
– Pero claro, amigo, me decís «discazo», hay mil discazos de cien mil cantantes, ¿pero qué particularidad tiene ese disco hoy?
– Es de Fito.
– No, mirá, hagamos así, yo corto la llamada porque me estoy calentando en serio, dejá. Chau Panza, llamame cuando te despiertes.
– No, pará pará, ja jajajajajjaajaja, no te enchivés. Ya sé que cumple los treinta años, incluso escuché que hace una gira, sé todo.
– Y, boludo, ¿por qué no me decís?
– Porque te acelerás y te calentás como agua hirviendo, rapidito, che.
– Dale, Guasón, no soy tu Batman. Escuchá, 14 temas tiene el disco, es uno mejor que otro, no podemos clavar los 14 porque tenemos invitados al aire, hay músicos y productores que participaron ahí que los vamos a llamar. Pero tenemos que elegir seis temas.
– ¿Seis nada más? Uy, qué difícil.
– Sí, viste, «discazo» diría un amigo.
– Bueno, che.
– Claro, en cualquier disco tenés que elegir seis temas buenos y no encontrás cuatro, acá te faltan otros seis por lo menos. Es el disco más vendido de la Argentina, no es joda.
– Bueno, mirá, hagamos tres bloques de dos temas cada uno, arrancamos temáticamente con El amor después del amor y Tumbas de la gloria, después bajamos decibeles con Pétalo de sal y Un vestido y un amor y cerramos arriba con Dos días en la vida y A rodar la vida, para revolear las remeras.
– Por eso te quiero tanto, ¿te das cuenta? Es como decía Sacheri en su libro Papeles en el viento.
– ¿Cómo decía?
– Que nunca se sabe si sos un tipo lúcido con algún momento de pelotudez o sos un pelotudo con algún momento de lucidez.
– Ah, bueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
– Pará Quico, pará, jajajajajaj. ¿No te bancás una jodita, eh? Bueno, ya está, lo armamos así, quedan temas afuera, pero esa selección es lúcida, pelotudo, te lo digo en serio jajajaja. No te vas a olvidar eso sí…..
– ¿De qué no me tengo que olvidar ahora lúcido 24×7?
– No te olvides que te quiero, amigo de mi vida. Abrazo de gol, dale.
– Andá turrito, andá. Abrazooooooo.
La charla terminó, pero siguieron cruzando audios y emojis un rato más. Hay discos que son tan grandiosos que hasta sirven para tener un buen momento con un amigo/hermano. Y todo eso mientras la vida transita detrás del muro de los lamentos. «Uy, al Panza se le olvidó ese tema, ¡lo voy a llamar!».