Cafrune es una película que aborda al músico no desde el orden biográfico sino a partir de sus mayores paradigmas. Nos muestra al Turco en imágenes inéditas, nadando en una pileta y haciendo una nota recién salido del agua, entrevistas poco difundidas y grabaciones que reflejan la época de gloria del Folklore argentino. En una toma, podemos ver a Cafrune cantando Quién me enseñó, un tema profundo de un joven José Larralde; en otra se lo ve rodeado de gente a caballo en Cosquín y su guitarra.
La película indaga en el rol del juglar en la cultura popular, la forma del intérprete, la incidencia del artista en la política, las convicciones del camino y el repertorio frente a la historia. Para ello el documental va recorriendo su guion con los siguientes entrevistados: Yamila Cafrune (su hija y heredera del canto), Luis Nogues (histórico sonidista de Cosquín), Sergio Pujol (historiador, periodista e investigador de música popular), Guillermo Byrne (historiador y testigo de las primeras 15 actuaciones de Cafrune en Córdoba), Mario Perrota («Marito», el niño que grabó y giró junto a Cafrune. Su voz fue masiva con el tema Virgen Morenita), Santiago Giordano y Gabriel Plaza, periodistas especializados en folklore que trabajan en Radio Nacional Folklórica, entre otros medios.
El punto de partida de esta historia es un hecho inconcluso: su viaje final a caballo rumbo Yapeyú luego de su actuación en Cosquín en 1978. Año en el que fallece tras ser arrollado trágicamente por una camioneta. Sin nunca esclarecerse del todo la investigación sobre su muerte, y a pesar de ser un tema cerrado para la familia, para el pueblo sigue latente el mito sobre su trágica muerte en plena Dictadura Militar.
La película está dirigida por Julián Giulianelli, Director de Cine, que realizó Puentes (2009) y Otro verano (2018), especializado actualmente en postproducción. El rodaje contó además con la producción ejecutiva de Nastassja Bischitz, la producción periodística de Facundo Arroyo y la dirección de fotografía de Alejo Maglio. Tiene el apoyo del INCAA y del Fondo Nacional de las Artes.
Nos dice el realizador que lo que más le sorprendió al abordar la vida de Jorge Cafrune en el contexto de su tiempo fue “el reflejo y la necesidad de la gente de esa época de un repertorio comprometido». Y amplía: “lo estrenamos en el Cine Gaumont; lo queremos pasar en espacios Incaa, en Festivales en Argentina. Queremos tener el encuentro con el público, el debate, el espacio donde la gente va a la sala”.
– ¿Cómo te atrajo la historia de Jorge Cafrune para realizar un documental?
– Lo que sucedió con esto viene de largo. En mi familia siempre hubo mucha cultura por lo popular, el folklore, libros y música. Yo nací en el año 1977 -Cafrune muere en el 78-; mi papá juntaba los recortes del diario del año de mi nacimiento y, hace un par de años, revisando esa carpeta, encontré los que narraban la muerte de Cafrune en febrero. Si bien siempre escuché folklore, a partir de estos recortes empecé a investigar un poco más en la vida de Cafrune, en su historia más allá de lo musical y nació la idea del documental. En el medio hice una película, porque un documental lleva su tiempo desde que comenzás a escribir. Primero preparé el primer guion para solicitar fondos, después el guion inicial se fue transformando a medida que avanzamos en el rodaje.
– ¿Cuál es el eje del documental? ¿La muerte trágica de Cafrune?
– No, la muerte es un disparador. Si bien no es una biografía, sí me centro en la época de los años sesenta y setenta, en su relación con el público y Cosquín. Además, analizo la relación de Cafrune con artistas de la época como Mercedes Sosa, «Marito», José Larralde. Estudio la perspectiva musical y folklórica del momento, es decir, a Cafrune en relación a su época. La muerte la tomo como un disparador, pero ya no hay demasiados elementos para confirmar que fue una muerte encargada por lo militares o no, es un tema que se habla pero tampoco hay elementos nuevos o pruebas contundentes que confirme una u otra teoría.
– ¿La polémica sobre su muerte esta cerrada?
– El libro de la investigadora Jimena Nespolo (¿Quién mató a Cafrune?), que está entrevistada en la película, toma algunos elementos y hace algunas entrevistas en el sentido de comprobar los hechos, pero tampoco puede ser demasiado certero y contundente en esa dirección. Yamila Cafrune en su entrevista habló del tema, ella nos dijo que era una cuestión cerrada para la familia, nosotros también por una razón de respeto no insistimos, uno no quiere remover ni buscar en cosas que ya están determinadas. Es difícil de comprobar por el paso del tiempo, por el involucrado que se borra, no se sabe nada más de él, es una historia difícil. Más allá de la polémica nosotros queríamos reivindicar a la figura de Cafrune y su tiempo, con el boom del folklore, el nuevo cancionero y lo que representó en el pueblo.
– ¿Cómo elegiste los entrevistados?
– Los entrevistados se fueron dando con el rodaje del documental, entrelazando la historia. Hablamos con Yamila Cafrune, el periodista Sergio Pujol, «Marito», el sonidista de Cosquín de aquellos años. No pudimos entrevistar a Chiquito Gutiérrez que iba con él en la cabalgata porque está muy mayor ya. Los entrevistados que fueron quedando en la película sirven al eje argumental que hablamos antes.
– ¿Cómo tratas el tema de las canciones de protesta en el repertorio de Cafrune?
– Accedimos a material de archivo por ejemplo de su última actuación de Cosquín en 1978. Un tema importante es su elección del repertorio ya que no era autor, recolectaba canciones de toda índole con una fuerte impronta política, como El Orejano. Zamba de mi esperanza no tiene impronta política sin embargo estaba prohibida. Me interesa indagar el repertorio y selección de sus temas en el contexto cultural y político de las 60/70, las implicancias que tenía para el público, lo que Cafrune necesitaba para comunicarse con el público. Él era un artista masivo, participaba en películas, tapas de revistas, vendía muchos discos, actuó en el exterior, era popular. Pero qué hacia él con eso, esa es nuestra pregunta. La selección del repertorio es algo muy notable, porque había una necesidad del público de escuchar y cantar esas canciones. El reflejo y la necesidad de la gente de esa época de un repertorio comprometido, eso es lo que queremos mostrar.
– Pudiste acceder a material de archivo, no hay muchos documentales al respecto ¿no?
– Tratamos a cubrir un vacío, todavía hay bastante para hablar sobre Cafrune. Uno pone un punto final a su proyecto por que sino no termina nunca. Accedimos al Archivo del Festival de Cosquín, al archivo en Córdoba de la familia Cervalli, con fílmico, que nos cedieron el material en forma generosa. También Canal 12 y 13 de Córdoba, TV Pública, Museo de Cine, AGN. Hay poco material en fílmico. Hay pocos documentales de Cafrune. Ese fue un poco el empujón para hacer el documental también. Hubo un material de Joselo Schuap. Está bueno verlo cantar y en las entrevistas.
– ¿Qué te sorprendió al desarrollar la investigación y rodar el trabajo?
– La verdad es que todo lo que fuimos haciendo se iba amoldando a lo que habíamos pensado. Pero hay una entrevista en particular, la de Daniel San Luis, que fue amigo de Cafrune y es bastante menor a él, y esa nota me hizo entender un poco más la época, habla del programa de Miguel Franco, Un alto en la huella, que era el programa más escuchado en esos años. Estaba sentado Franco conduciendo y en el mismo estudio había 40 personas, payadores, folkloristas, él los llamaba y cantaban, eso representaba saltar a la fama. Me pareció atractivo por descubrir otro momento histórico y cultural.
CAPO BOCHI GENIAL TODO , LO TRATE MUCHO EN COSQUIN , UNA PERSONA MUY COMPROMETIDA CON SU PUEBLO, SU GENTE. ABRAZO BOCHI