En busca de la “desconocida Buenos Aires” el periodista Leandro Vesco anduvo muchos kilómetros de rutas comprobando que la agonía del trazado ferroviario era el mayor factor determinante del éxodo de habitantes de la provincia hacia las grandes ciudades. Tal vez una resurrección de las vías haría recapacitar a los hijos e hijas de la meseta bonaerense a retornar a la calidad de vida del interior. A los almacenes de ramos generales, a la pulpería, al clima de rocío y campos helados de los amaneceres, a la bruma sobre las rutas y al descanso obligado de la siesta. Esa geografía plácida de largas puestas de sol, calles de tierra y caseríos genera una melódica que no desentona con las extensiones. Por eso la huella, lenta para danzar, por eso la cifra inquisidora, herencia de la rebeldía gaucha, o la elegancia del triunfo más colonial si se quiere. Sin embargo, si es esto lo que buscamos, no lo estamos encontrando acá.
En las nuevas producciones musicales predominan los tópicos de actualidad. Mujeres compositoras arriesgando las historias de personajes femeninos como banderas de proclama, o evidencias de reclamo por agrotóxicos, pero sobre todo lo que hallamos es la hegemonía del relato intimista. Eso es lo que podemos observar en constante renovación: la letrística. Y a través de ella, la intención de perpetuidad. Algunos utilizando ritmos puros, tradicionales, y otros fusionando y creando una estructura musical que afiance lo intrínseco de la palabra, de la poesía, como base para cada canción.
Nacida en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, Nati Berasategui pone a prueba la temática femenina en la composición. Junto a la producción, guitarras, arreglos y efectos de Renzo Baltuzzi armaron Otra, su tercer trabajo, ahora con nueve temas propios. Brillante disco conceptual con sonoridades novedosas que van del rock al folklore dentro del formato canción.
Nati nos interpela a la escucha de historias de mujeres. Lo hace con una voz templada donde prevalece el decir. Las letras se lucen y nos invitan a descifrar la trama de cada una de ellas.
A través de la lírica posiciona su mirada y evidencia las luchas, reclamos, dolores, desdichas y vivencias de personajes femeninos.
En Queman las semillas está el núcleo de estas historias alertando sobre los agrotóxicos; Arropada es una descripción sentida de las trabajadoras textiles y en Lo frágil sorprende con ritmos bien rioplatenses para hablarnos de la pobreza en las calles. Por aquí va la importante búsqueda de esta compositora profunda de la provincia.
El regreso de la mañana – Débora Infante
Apreciar la calidad interpretativa de Débora Infante y la potencia de su voz es re encontrarse con el género canción que muchos extrañamos, como bandera, vinculada a la palabra comprometida, donde la letra se pregonaba, se interpretaba con el ímpetu de la esperanza. Así nos llega el sonido electro-acústico de esta obra que además abre las puertas al mundo poético de Juano Villafañe, escritor, gran trabajador de la cultura.
Débora, poeta, cantante y compositora, convirtió parte de la obra de Juano en canciones donde el universo lírico asienta referencias a Pablo Neruda, María Elena Walsh y Leda Valladares.
En la dirección musical estuvo el músico Hugo Dellamea, quien ya había trabajado el disco anterior de Débora, 17 cicatrices, y que delineó el concepto de todo el disco con reminiscencias del folk y de la nueva canción iberoamericana.
«Abres la ventana donde vive la sombra y la niebla de la mañana. Una brisa de luz trae tu cuerpo a la entrada de un jardín». Temas construidos con precisión sobre la poesía misma que transmiten vivencias de infancia, paisajes oníricos y sentimiento.
Canciones para descubrir – Andrea Bollof
Bellísima producción, esta vez como solista, de Andrea Bollof. Sus orígenes de abuelos rusos y europeos la llevó a cantarle, con esa nostalgia del inmigrante, a los barrios de Buenos Aires. Pero esta vez se asoma a la letrística con sus propias vivencias, junto a músicos reconocidos del ambiente con los que se la siente muy cómoda trabajando. Hay letras y músicas que le pertenecen y va compartiendo ese lugar a través de los temas del disco con ritmos variados y excelentes arreglos aportados por Néstor Basurto. Músicos como Víctor Carrión, Leandro y Agustín Marquesano, o Víctor Simón en el piano de Aquella niñez, apoyaron magistralmente sus convicciones musicales. Eterna buscadora de nuevas letras, alejándose del tango se fue acercando a la raíz folklórica y lo demuestra con canciones frescas, armónicas y nada pretenciosas. Componer es el camino y por allí transita Canciones por descubrir sumando a los repertorios que prometen.
Descubrimos su ADN en Primera quincena, o en Cosas de mi pueblo, donde apunta: «Será tal vez por eso que si canto me viene siempre el nombre de mi pueblo, perdónenme este amor por mis raíces, yo nunca me olvidé de donde vengo».
Ofrenda – Griselda Dominelli / Juan Martín Scalerandi
Despojado, solo guitarra y voz, una apuesta certera, como el título propone: una ofrenda a la provincia es este material de Griselda Dominelli y arreglos y dirección del guitarrista también bonaerense, cultor del estilo criollo, Juan Martín Scalerandi.
Van surgiendo las letras de Griselda como una necesidad de visibilizar relatos propios y ritmos a los que no muchos asoman: cifras, milongas y huellas bien características de la zona así como la interpretación de estilos, como Conjuro nocturno que comparte con el guitarrista Leonel Iglesias; la mazurca Amasa tristeza en llanto y la huella Negrita bonaerense, ambos del maestro Omar Moreno Palacios, o la vidalita Las ilusiones de Alejandro Gutiérrez del Barrio, que integran también este disco.
Ambos compositores lograron una combinación de extrema originalidad, digna y respetuosa de las raíces sureras y pampeanas, sin olvidar sonetos y décimas declamadas, una especie de investigación musical, con guiños en la improvisación que nos proponen una sonrisa y la frescura de una renovación letrística necesaria.