En «La noche de los consagrados», artistas de nuevas generaciones sostuvieron la noche con nuevos repertorios. Lucio «El Indio» Rojas desató la fiesta en el final de la penúltima jornada del festival.
Con la inclusión de un mensaje de Luis Landriscina, el Ballet Duartango, dirigido por el profesor Santiago Duarte, concretó una brillante apertura. La agrupación ganadora del Pre Cosquín en el rubro «conjunto de baile folklórico», obtuvo el derecho a inaugurar la jornada. Llegaron a Cosquín luego de triunfar en la sede Resistencia (Chaco).
Orellana Lucca abrió la grilla de conciertos con parte del nuevo disco y algunos clásicos de la música de Santiago del Estero. La potente base rítmica de Alejandro Cortez (bajo) y las sutilezas y el swing de Benito Serrano (percusión), enriquecieron la propuesta. Para «Sentir santiagueño», chacarera de Rodolfo Lucca y Musha Carabajal que cierra el nuevo disco, sumaron a Pablo Farhat, el virtuoso violinista santiagueño que también integra la formación del Chango Spasiuk. La zamba «Otoño y soledad» tuvo una invitada muy especial: Haydée, la mamá de Rodolfo Lucca que bailó en el escenario y encantó a la plaza, además de conmover a su hijo. «Pelu» Lucca invitó a escuchar «Sendas», el disco nuevo, en las plataformas digitales y luego el dúo invitó al chaqueño Germán Kalber para interpretar «El hacedor». Para el bis volvió Farhat y cerraron con «Chacarera del patio».
Mario «Musha» Carabajal protagonizó un acto simbólico en un improvisado, pero emotivo momento. Habló de la renovación en la música folklórica, pidió por la enseñanza de folklore en las escuelas y cedió simbólicamente la posta del género a las nuevas generaciones. Musicalmente, ilustró el acto cantando «Zamba del cantor enamorado» y «Mensaje de chacarera» junto a Orellana-Lucca, Lele Lovato, Ariel Andrada (La Callejera), Bruja Salguero, Adrián Maggi e Indio Rojas. Una vez más, la magia de Cosquín lo hizo posible.
María de los Ángeles «La Bruja» Salguero, antes de cantar «Cuando tenga la tierra», pidió por las postergadas leyes de humedales, de glaciares y de bosques. Se acercó a la platea cantando «Salamanqueando pa´mi» y dedicó un tema a los músicos muertos en pandemia, entre ellos su papá «Tino», ícono del folklore riojano. Con Gloria de la Vega como invitada, concretó una selección de chayas marcando ambas su pertenencia. ¡En el final pidió “que se levanten las mujeres!» y se despidió con «Juana Azurduy», de la obra «Mujeres argentinas».
Con la dirección general de Florencia Díaz, la delegación de Río Negro produjo una impactante puesta en escena que incluyó una gran bailanta rionegrina. La misión fue encabezada por Ariel Avalos, secretario de Estado de Cultura de la Provincia, el bailarín santafesino que ostenta el título de Campeón Nacional de Malambo.
El dúo Los Videla acercó a Cosquín música cuyana. La propuesta sanjuanina compuesta por los hermanos Noemí y Claudio, ofreció cuecas, gatos y tonadas con el aporte del reconocido guitarrista Jonatan Vera. Con la inclusión de un texto de Jorge Sosa, invitaron al público a acompañar la versión de «Cochero e´plaza», dedicada a nuestros queridos abuelos. El dúo sanjuanino justificó ampliamente el premio «Destacado de espectáculos callejeros», distinción obtenida en 2020.
Con nuevo repertorio, Leandro «Lele» Lovato encendió el auditorio con su violín y su voz y la potencia de su banda compuesta por Cristian Guzmán (guitarra), Daniel Bogado (bajo) y Gastón Massignani (batería y percusión). «La voz del violín», «Difícil será volver» y otras, son las nuevas canciones del músico y cantor santafesino. También rescató «Rumor de salamanca» y otras obras de discos anteriores. Antes del bis, Lovato se fundió en un gran abrazo con Claudio Juárez y los locutores le recordaron al público su consagración de 2007.
La coscoína Paola Bernal rescató la figura de los poetas, Tejada Gómez, Pancho Cabral, entre ellos. Con una propuesta estética de fina elaboración, le costó hacerse escuchar, no logró capturar la atención a su exquisito armado musical. Los sonidos afro-americanos que mostró fueron apuntalados por la labor del percusionista invitado Minino Garay.
El ballet Duartango regresó al escenario para la puesta denominada «El adiós». Santiago Duarte, responsable de la idea y la dirección general, vivió una noche especial de cumpleaños y recibió una plaqueta de reconocimiento por el logro de la agrupación en el Pre Cosquín.
Emiliano Zerbini vive un momento particular. Con el anuncio ya realizado de su despedida de los escenarios este año, al menos con este nombre, concretó su última aparición en Cosquín. Con formato de orquesta criolla (bombos, guitarras y bandoneón), rescató danzas nativas antigüas y poco difundidas. A los viejos serranos les dedicó la zamba «Soy serrano». En la plaza, lucieron los bailarines del Espacio Cultural La Trunca (Rosario) y los protagonistas del «Patio del festival». Bailando arunguita y firmeza se lucieron las agrupaciones de Murphy, Los Quirquinchos y Venado Tuerto. El creador y cantor cordobés (criado en La Rioja) no se pudo ir, el plato volvió a girar por la presión del público y, con llanto sincero, se despidió hasta un nuevo proyecto.
La familia Pacheco de Deán Funes sigue dando músicos y cantores. Con el liderazgo de Claudio Pacheco, ex-bajista y director musical del Chaqueño Palavecino, Los Pacheco cruzaron sonidos folklóricos y rockeros. Las chacareras «Don Amancio», «Del norte cordobés» y «Chacarera del rancho» formaron parte del repertorio elegido. Levantaron la plaza en el final contagiando la euforia con el huayno «Festivalera».
Con un previo texto y relato en pantalla, ingresó a escena La Callejera, el grupo liderado por Ariel «Chaco» Andrada. Chacareras del monte y mensajes para la humanidad fueron partes fundamentales de la presentación. Los padrinos y custodios del poncho coscoíno recordaron a Coco Gómez con chacareras de su estilo. Invitaron al charanguista «Pachi» Herrera para compartir «El encuentro» y propusieron un abrazo latinoamericano con «Soy América».
La madrugada fue propiedad absoluta del Indio Rojas. Con su hermano Alfredo en la segunda voz y con un cuarteto de bailarines, Lucio reunió múltiples chacareras, huaynos y tinkus. «Yo soy el indio», tema que lo define, fue una de las elegidas. En el saludo, interactuó con el público, mencionó a los consagrados de la noche y ofreció un discurso esperanzador. En el lote de invitados estuvieron el formoseño Lázaro Caballero (volvió a Cosquín luego de siete años de ausencia), el cordobés de Monte Maíz Jorge Herrera (veinte años ausente) y Lautaro Rojas, hijo de Jorge. También Adrían Maggi, desde la platea, recitó unas décimas a pedido del Indio. Alfredo cantó coplas y luego la banda transformó en huayno «Madrugada» de La Beriso. En casi dos horas de show, el Indio consolidó su propuesta y se instaló definitivamente como un artista convocante dentro del folklore argentino.