Por Pedro Robledo | pedritoro@hotmail.com
Cuando crece la expectativa por llegar al día después de la pandemia, la cantora correntina Teresa Parodi publica Después de todo, un disco que contiene diez canciones que invitan a valorar los gestos humanos.
A cuarenta años de su primer disco (Desde Corrientes), Teresa se encuentra plena, creativa, ratificando ser la mejor intérprete de su propia obra. Sus viajes musicales atraviesan lo rural y llegan a lo urbano con temáticas y letras que luchan contra el acechante naufragio universal.
En la última entrega de los Premios Gardel, se hablaba de discos pandémicos para definir el contexto en que éstos se producen. “Disfruté enormemente haciendo este disco. La música terminó siendo un refugio para todas las personas, no solamente para mí y para mis colegas”, comenta Teresa.
En los primeros días de Junio, Teresa estrenó el videoclip de Distinto, el tema que abre el disco que produjeron Matías Cella y el multi-instrumentista tucumano Manu Sija. Con la labor de los productores, el disco refleja nuevas búsquedas sonoras que acompañan la lírica de Teresa. “Estando encerrada en mi departamento, el aislamiento me llevó al sol y al paisaje de mi tierra. Eso está en mis canciones”, explica.
En soledad, Teresa recibió muchas imágenes fuertes que la impulsaron a escribir mucho. Anclada en la profundidad de sus orígenes, interpreta en este disco Pynandi (pies descalzos). “No necesito viajar para ir a Corrientes porque a mi tierra la llevo dentro mío”, afirma.
Su versión de Musicagua posee la energía que impulsó a la cantautora a amar la música de su enorme región litoral. En su interpretación, la obra del cordobés Lisandro Ponzetti refleja justamente ese espíritu combativo y esperanzador que caracteriza a la música del litoral.
A los 19 años, siendo maestra en la selva, vivió experiencias que le cambiaron la vida y la canción. El chamamé La Palmira va cuenta padecimientos, pero también alienta a la lucha. “Es una historia de esos hombres y mujeres de mi tierra que siguen trabajando en condiciones muchísimas veces detestables. Vi chicos con tantas carencias y, sin embargo, ellos me transmitían esperanza y alegría”, recuerda.
Milonguita compañera tiene una estructura compositiva que reúne los estilos de Zitarrosa y Carnota, lo cual implica un homenaje de Teresa a estos recordados e inigualables creadores. En Las coplas de Don Aledo , otra milonga, Teresa pone de manifiesto la consideración que le destina a la labor del poeta chaqueño Aledo Luis Meloni. La construcción de la letra está basada, precisamente, en coplas del reconocido poeta.
Canoíta pescadora ofrece un sonido camarístico apuntalado por el desempeño de Che Chelos (Ramiro Zárate Gigli y Mauro Sarachian), el dúo de violonchelistas que, además de participar como ejecutantes, se ocuparon del arreglo de la canción. Oración de lluvia cuenta una historia de su región y, en este chamamé, Facundo Guevara (percusión) y Fernando Correa (acordeón) aportan eficazmente a la sonoridad del tema.
En la diversidad de su propuesta están impresas sus opiniones y su mirada lúcida sobre la canción latinoamericana. “La música de mi región, el chamamé por ejemplo, se parece mucho a la de Nicaragua ó a la del sur del Brasil. Y el rasguido doble se parece a la habanera o al tango, como dice El rancho e la cambicha cuando habla del “chamamé milongueao” o “chamamé de sobrepaso”. Es hermoso lo que ha producido la mezcla de músicas de los países, con lo africano y los pueblos originarios y lo europeo. Fueron armando un lenguaje musical riquísimo que emparenta todo el continente.”, reflexiona.
En Botella en el mar, participan sus nietos Emilia y Ezequiel (hijos de Camilo). “Es una canción que tiene un ritmo más urbano. Veía desde mi departamento la ciudad, a espaldas del río, las flores en los balcones. La situación de encierro me hizo imaginarme a mí misma lanzando un mensaje en búsqueda del otro”, relata. Agrega que “tengo muchos nietos que se dedican a la música y, hacer un disco con ellos, es mi próximo sueño a cumplir. Ellos aman la música, estudian con seriedad y asumen ese compromiso. Quiero dialogar con esa generación nueva que tiene la posibilidad que la mía no tenía de estudiar música popular en la universidad”, piensa.
Matías Cella y la venezolana Cecilia Todd suman sus voces para El amor volverá, tema que cierra el disco. “Con Cecilia nos queremos mucho. Nos hablamos muy seguido. Ella está en Venezuela, grabó desde allá.”, comenta.
En su trayectoria, Teresa amplió los límites de su abordaje musical. Partiendo de los ritmos musicales de la región guaranítica, visitó cancionero de toda América. Toda la energía que transmite su obra viene del chamamé, eso está claro. “Pude ver, estando en la última Fiesta (del chamamé) lo que ésta música le da a mi gente, cómo los representa y les otorga identidad”, destaca.
Teresa Parodi vuelve a rescatar en este disco su vínculo con la música y la cultura de su lugar. Lo ofrece como un modo de acompañar la expectativa por lo que vendrá luego de la pandemia. “Veía, durante el aislamiento, cómo en Europa los músicos tocaban en los balcones para la gente y, por ese lenguaje especial que tiene la música, termina siendo un refugio”, destaca.
Después de todo es un disco esperanzador porque Teresa Parodi confía en que la humanidad reflexionará y habrá amor después de todo, por eso así se llama el disco. “Ojalá la gente tome conciencia y podamos lograr la inmunidad de rebaño para poder volver a vivir de manera parecida a como vivíamos antes de esta pandemia”, expresa con optimismo.