Por Pedro Squillaci | pedrosquillaci@yahoo.com.ar
Ilustración: Enrique Figna
«Hola, buenas noches a todas las personas seguidoras de El foco de Foco. Y digo todas las personas y no soy inclusivo. Y acá no se trata de todes ni de todxs, aquí me refiero a las personas que merecen llamarse tales, y soy bien discriminador. O sea, no incluyo a las malas personas. ¿Por qué habría que incluir a la mala gente, no soy sacerdote ni mucho menos, así que los que saben que son mala leche que cambien el dial, que ni se les ocurra poner Radio Neptuno porque ni Juan Foco tiene nada para decirles ni el Panza tiene ninguna canción para que pasen un buen momento».
Corte y música. Humo sobre el agua, de Deep Purple al palo y el Panza haciendo gestos a Juan para que vaya a la cabina urgente.
– ¡Ey, amigo! ¿qué te pasa, estás loquito vos? ¿Cómo se te ocurre tirar bombas así en pleno arranque del programa?!
– Nada, es que justo antes de entrar a la radio me encuentro con el Negro Tincho y su hijo, al que todos llaman Negrito, los abrazo olvidándome de los protocolos, los quiero mucho y hacía tiempo que no los veía. Y cuando le acaricio los rulos de mota al pibe que tendrá unos 17 años, y me llama tío, y le digo «¿qué hacés Negrito cara de culito?» como le digo hace años porque a ese pibe lo vi nacer, y además él siempre me contestaba «bien, Juanote cara de pavote». Y bueno..
– Dale, Juan, que termina el tema, boludo, dale.
– Bueno, eso, que cuando le digo eso el pibe me mira distinto y le veo lágrimas en los ojos. Veo todo lágrimas, porque el barbijo le tapaba la boca y el resto de la expresión. ¿Entendés? Ellos se van, el padre me dice después te explico y me manda un audio que escuché dos minutos antes de abrir el programa en el que me cuenta que desde que le negaron el ingreso a un boliche por su color de piel, antes de la pandemia, claro, cada vez que le dicen «Negrito» no puede parar de llorar. Bueh, en fin, poneme algo tranqui de fondo que entro de nuevo, dale.
«Bien, después de este clásico de los Purple, creo que el humo sobre el agua lo veo cada vez más cuando me pasan las cosas que me hicieron abrir, intempestivamente, este programa de hoy. Pido disculpas si fui medio fuerte, quizá haya malas personas que son malas personas por un ratito o por un suceso traumático o una circunstancia que no pueden manejar, y, digo, quizá no sean tan malas personas y se les puede dar una nueva oportunidad. Perdón, solo para ese caso, a los que entren en ese segmento, a ellos sí les pido disculpas. Ahora, mi bronca del inicio, y no me mires así Panza pero lo tengo que decir, digo, mi malestar viene porque uno está en un medio y se entera de muchas cosas. A veces te tiran información para que difundas, puede ser un show, un streaming, una nueva película, pero también uno recibe gente que cuenta lo que le pasa y a veces no son cosas tan copadas. Quiero decir, hay cosas terribles. Puede ser un robo de un celular, una mujer que te cuenta que fue golpeada, un tipo que te revela que tiene un jefe maltratador y hasta una cosa no tan grave que es cuando una persona te dice que el dueño del mercadito de la esquina tiene la yerba mate más cara del barrio. Uno, como una persona de medios, trata de canalizar esos reclamos, los comunica en la radio para que se visibilice ese tema o bien se pide la intervención de las fuerzas policiales o, según los casos, de la Justicia. Hasta ahí llega lo nuestro. Ahora cuando te tocan de cerca, el sentimiento de impotencia es intransferible…
Hablo específicamente de “El Negrito cara de culito”, así le digo desde hace años al querido hijo de mi también querido amigo El Negro Tincho. ¿Pero saben qué pasó? Que lo que para mí es un apodo cariñoso, para algunos es motivo de desprecio. Me estoy enterando hace minutos que un señor, que dice ser de Seguridad Privada, así con mayúsculas, le impidió reiteradamente el ingreso a un boliche simplemente por ser negro, pero mirá qué cosa. Bien, aquí me dice el Panza que no paran de entrar mensajes y acá ya los estoy viendo: Nacho, de Barrio Godoy; Kanú de Barrio Parque; Pepe de Barrio Martin; Juanito Canalla de Echesortu; La Chiruza Leprosa de Barrio Centro; Elenita de Fisherton y siguen las firmas, hay insultos, hay bronca en los mensajes, hay muchos, pero muchos casos que, por lo que alcanzo a leer, son iguales o peores a lo que le pasó al Negrito. Por eso, insisto, no hago este programa para el tipo de Seguridad Privada del boliche que echó al Negrito, ni al que dejó afuera a Nacho, a Kanú, a Pepe, a Juanito Canalla, La Chiruza Leprosa y Elenita. El que le dice “vos no porque sos negro, gordo, gorda, feo, fea, pobre” o lo que sea y le dice sí a los lindos, platudos, bonitos, bonitas o lo que sea, no se sientan en mi mesa, que no escuchen este programa, ni se me ocurriría darles un vaso de agua al verlos muertos de sed, no llegan a ser malas personas, no son personas. Bueno, gente, se terminó el programa, gracias por tanto, perdón por tan poco, sepan que se los, las, les quiere a todes. Poné algo bien arriba que levante Panza querido, y hasta el próximo El foco de Foco».
El Panza puso Los dinosaurios, de Charly y Juan no pudo evitar la gastada.
– Menos mal que te dije “algo bien arriba”. Hacé lo que quieras vos.
– ¿Y qué querés? Vos me cargás las pilas con todo lo que contás ¿y querás que yo ponga a Los Decadentes? Los tipos que hacen esas cosas son dinosaurios y algún día, como dijo García, “van a desaparecer”.
Juan le dio un abrazo fuerte y se subió rápido al Focus para irse a casa. El celular no paraba de sonar. Tenía cinco mensajes del Negro Tincho y dos de su hijo. En el último le escribió: “Te quiero mucho, tío Juan, perdón por las lágrimas, pero no dejés de decirme nunca «cara de culito» porque me quitás la posibilidad de que te diga «cara de pavote»”. Juan no pudo contestar el mensaje. Tenía los ojos llorosos, casi tan llorosos como los del Negrito cara de culito.