Por Flavia Campeis | flaviacampeis@hotmail.com

Fotos: Gentileza prensa Susy Shock


Suenan tangos, suenan milongas, suenan huaynos, suenan zambas, suenan chamamés, suenas chacareras, suenan carnavalitos, suenan coplas. Suena el barrio, suenan los bordes, suena el under, suena la trinchera, suena el feminismo, suenan Diana Sacayán y Lohana Berkins, suenan las travas, suenan las infancias libres, suenan todes. No solo suena: baila, canta, brilla, escribe, compone, lucha. Aparece Susy y ¡shock!

Artista, trans, trava, sudaca, así se define a sí misma Susy Shock. Hija de madre tucumana y padre pampeano, nació en Buenos Aires en 1968, a los 14 años comenzó a hacer teatro y desde allí recorrió el arte desde todos los ángulos que imaginó. Profundizó en ellos tratando de encontrarse primero y de crearse al no hallarse después.

Susy está en el cine, en revistas, en libros, en el teatro, en clubes y en la calle. En 2014 editó su primer disco titulado Buena vida y poca vergüenza​ y en 2019 lanzó Traviarca, que está nominado a los premios Gardel.

En una entrevista exclusiva con De Coplas y Viajeros habló de la situación actual de artistas autogestivos como ella y su Banda de Colibríes en contexto de aislamiento, de lo que espera de la “nueva normalidad”, de crear para encontrarse, de las infancias, de su modo de ver y amar la vida.

«Estoy hablando de la capacidad insolente de soñar, que es lo que no tenemos»

¿Cómo atravesas vos y tu arte este contexto particular en el mundo en medio de una pandemia que nos distancia?

En medio de todo eso está la desolación de no poder estar en la calle, junto con otras, que ha sido y seguirá siendo nuestra fortaleza, pero tratando de no perder el espíritu crítico, la serenidad, porque nos esperan montones de batallas más todavía.

No hay metáforas para este contexto, siento y vengo tratando de pensarlo muy profunda pero serenamente, al acompañar este momento de cuidarnos, sin perder la crítica, la duda. Yo no me voy a poner en contra de una cuarentena porque el virus, inventado o no, existe y nos está jodiendo la vida, y sobre todo le cuesta a la gente más vulnerable, más débil, más pobre. Entonces no me hago la loca egoístamente para insistir en romper la cuarentena como ese grupo de gente que quiere que se libere para que salgamos a laburarles.

Creo que tenemos que tener un espíritu crítico de insistir en una discusión general a este capitalismo. Y hay que entender que necesitaremos crear y construir como humanidad, si queremos subsistir, otros sistemas que no son estos tan mezquinos, tan atroces, que nos han traído hasta acá.

No se trata de ver el mundo tan binariamente, que cuando uno critica el capitalismo haya que pensar en el comunismo, estoy hablando de la capacidad insolente de soñar, que es lo que no tenemos, como si como humanidad no tuviéramos la posibilidad de crearnos otra forma de vincularnos y otras redes posibles.

Se dice que luego de esto vendrá la “nueva normalidad”. ¿Cómo te gustaría que fuera esa nueva normalidad?

Yo sé que hay una fortaleza que venimos comprobando dentro de todo esto y tiene que ver con los espacios autogestivos, que son los espacios que construimos en los bordes, de otra manera, con otro tiempo, con otra agenda y que en este momento claramente estamos con muchos problemas, porque la autogestión es la primera que padece si no está en las calles y vinculándose con otres.

Yo creo que la normalidad que llaman, ese mundo capitalista, les sirve siempre a unos pocos y es una gran vidriera enorme y pareciera que tiene contentos y contentas a muchos pero no es así. Entonces cuando aparezca la normalidad de ellos, poner nuestros modos, nuestras redes, nuestras alianzas como escudo para fortalecer y para sumar más gente.

Justamente desde lo autogestivo trabajan en el arte vos y tu equipo, ¿Cuáles son los desafíos? 

Discutirles a nuestros gobernantes, porque en estos momentos estamos peleando para ver si podemos conseguir, al menos en la Ciudad de Buenos Aires, que así como están las ferias barriales de verduras y alimentos, por qué no puede estar instalado uno de esos camiones donde estemos con nuestros libros, nuestra música, nuestras revistas, nuestras canciones y nuestras poesías, con todos lo cuidados y los protocolos.

El teatro, la música y el arte no está solamente dentro de las salas, estamos diciendo que lo saquen afuera, que nos vean como gente que generamos trabajo y necesitamos trabajar, y nos pongan a consideración de los barrios, podemos ir en camiones móviles a cantar por barrios, por cuadras. Hay tantos artistas y tanta posibilidad comunicacional de belleza, que también es salud y que la tienen que entender como política de Estado.

El riesgo de esta época es que hay un discurso heteronormal en hegemonía constante generando el discurso único y tapando tantísimos otros relatos que desde los transfeminismos podemos dar cuenta que nos han sostenido, no solamente nos han salvado la vida, sino que nos han vislumbrado enormes y generosas posibilidades de vivir de otra manera.

En este momento hay una cerrazón a escuchar todo lo que dice la OMS (Organización Mundial de la Salud), justo la OMS que yo la vengo discutiendo, porque hasta hace un año a las personas trans y travestis nos decía que éramos enfermas y hoy yo tengo que escuchar que la OMS sea la que me cuide. Por qué no escuchar cómo nos sabemos cuidar nosotras, cuáles son nuestros relatos y nuestros diagnósticos de la época, a ver si pueden hacer algo más creativo y más significante para una vida mejor en esta época y en esta pandemia.

 

Susy Shock y la Banda de Colibríes están nominados a los Premios Gardel 2020 ¿Qué implica esta nominación y qué permitió que suceda?

Es una sorpresa linda que la tomamos y nos hizo recontra bien a la banda, porque justo es una nominación al trabajo general, como disco conceptual, un concepto general que abraza un trabajo grupal. Y en esta época esto es una caricia, porque a parte votan pares, y eso es re significativo, muy fuerte y conmovedor.

Hacía 20 años que no se premiaba en los Premios Gardel de Oro a una femeneidad, desde la Negra Sosa, y recién el año pasado se la dieron a Marilina Bertoldi. Tiene que ver con que las voluntades femeninas, disidentes, empezamos a copar los espacios y también los jurados que determinan que hay que escuchar, para después premiar.

¿Con qué nos encontramos al escuchar Traviarca?

Traviarca es en principio el título de todo un disco que pertenece a una canción con la que con Aldana Bello compusimos una mezcla de huaynito y diablada en la que homenajeamos a Lohana Berkins, que es nuestra traviarca, y en ella a tantísimas otras que por ahí no tienen el nombre fuerte y potente de una Lohana, pero que sí han pisado y marcado nuestras calles y nuestras historias. Es un disco desde la celebración, es un disco que nos celebra. Nos encontramos con huaynos, zambas, coplas y un montón de invitades.

Hicimos la presentación en noviembre pasado, lo presentamos en Europa e íbamos a estar todo el 2020 de gira, la pandemia modificó los planes y vamos subiendo por redes, con videos como el de Milonga Queer, para que no solamente sean los caminos habituales para encontrarse en las redes, sino también generando otros contenidos a través de las canciones.

Abrazar nuestro niñe interior: «muchísimas estamos necesitando una mirada que no sea desde el adultocentrismo que también fracasó»

 

Siempre contás que empezaste a componer en el folclore porque no te hallabas allí, ¿Cómo fue abrirte camino para encontrarte en esa música?

Yo empecé con el teatro, empecé a escribir dramaturgia, por esa necesidad de que yo estuviera ahí. Porque yo no amo, ni desamo como estos personajes, no miro como estos personajes, no está mi historia ahí.

Y en la música, y específicamente en el folclore, es bella la melodía de la zamba, de una chacarera, pero cuando empiezo a ver qué está diciendo esa chacarera y esa zamba, no me hallo ahí. Entonces fue la necesidad de contar a través de una copla mis relatos, mis vivencias, mi victorias, mis urgencias, mis ternuras, mi mirada. Eso empezó para dar cuenta de la voz propia que no estaba, siempre acompañada por una época, porque yo soy una artista de una época.

Me gusta pensar a Mina Bevacqua, una amiga increíble pensadora de las artes que me dijo “vos sos una artista de la época” y me gustó mucho esa descripción porque me engloba en una época que me gustaría pensarla desde el regreso de la democracia en la Argentina para acá. A los 14 años empecé a hacer teatro y empezaba la democracia. Toda mi formación política, estética, cultural, de oficio, me la dio ese teatro, fue tan generoso que incluso me dio la posibilidad de cantar, escribir y la necesidad de discutir qué estoy cantando, qué estoy diciendo, para qué me paro en el escenario para decir qué, en nombre de quiénes. Y está bueno estar en esta época de esa discusión que es re potente.

¿Qué referentes tenés en el folclore?

Todo lo que ha sido el movimiento del nuevo cancionero para acá, lo que significó, claramente es algo en lo que yo me siento parte, porque tiene que ver con la mirada política, social, pero con mucha belleza. De los Tejada Gómez, de los Hamlet Lima Quintana, de María Elena Walsh, que le han dado belleza a esos discursos potentes en la música popular, me gusta sentirme que una está ahí, soñando que algo de toda esa luminosidad te pega y te llega y podés seguir transmitiendo.

Las infancias están muy presentes en tu obra, ¿Qué recomendás para que haya infancias «más libres»?

Que nos escuchemos a nosotres mismes el más urgente niñe que tengamos, si es que no lo perdimos del todo. Que lo podamos rescatar si está demasiado tapado de adultez, que lo podamos abrazar, para posicionarnos en ese desafío del nuevo mundo del que tanta gente está hablando.

Indudablemente muchísimas estamos necesitando una mirada que no sea desde el adultocentrismo que también fracasó, porque hacemos política desde ahí y tenemos que pensarlo como la necesidad vital de un niño, que resuelve todo para jugar y crear. Volver a esa capacidad que teníamos de que en cinco minutos nos llevaban a la plaza y nos veníamos con el mejor amigo que teníamos en la vida y habíamos jugado tres minutos. Imaginate si eso lo trasladamos a nuestra forma de gobernar, de hacer política, ya tendríamos otro mundo.

Instalarnos desde ahí, porque este mundo adulto con todas sus certezas nos trajo a esto, casi a la hecatombe, así que mirar para adentro, mirar para abajo, mirar para atrás y seguramente hay un niñe, una niña, para acariciar y un montón de cosas para curar que no nos van a venir mal, nos van a eyectar hacia algo nuevo, mejor.

2 comentarios para “Susy Shock: “Soy una artista de una época”

  1. María Cristina Spoto dice:

    Excelente nota!!! Felicitaciones Flavia!!!

  2. Ramiro dice:

    Hermosa entrevista! Hermosa Susy! Vitalidad pura, es decir, mestiza, cashengue, contaminada de juego y creación. En una pañabra: Inspiradora. Chapó!

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