El charanguista y cantautor jujeño, radicado en Córdoba, celebra diez años como solista, se prepara para completar su disco Eterno Umbral y habla del proyecto educativo El Club del Charango: “Para descansar, en vez de irme al río me voy a tocar el charango con toda la gente”.


El charango es un misterio colectivo. El jujeño Pachi Herrera abraza ese pequeño cuerpo desde los once años y se proyecta desde su hondo universo hacia el mundo. En el pueblo cordobés de Cuesta Blanca, de “puras sierras, ríos maravillosos, aromas alucinantes y muchísimos pájaros”, el charanguista y cantautor capta los ruidos de los grillos bajo las estrellas y sigue en camino: el Pachi Herrera celebra diez años de trayectoria solista, prepara su nuevo disco Eterno Umbral y inspira a otros desde El Club del Charango. ¿Cuántos destinos abarcan sus manos charangueras?

Habrá tiempo para revelarlo en pleno diálogo. Ahora el Pachi Herrera, de 45 años, piensa en el misterio del charango, en las diez cuerdas que abarca su década solista, y dice: “No hay dos charangos iguales, como no hay dos personas iguales. Pero sí pueden tocar muchos charangos juntos, y con otros instrumentos, y hacer en armonía algo muy hermoso. Y nosotros podemos tratar de copiar eso en nuestras vidas. Eso para mí representa el charango”.

El 4 de abril, Pachi Herrera festejó sus diez años como solista en el Teatro Gastón Barral de la UOCRA (Rawson 42, Buenos Aires), con entrada libre y gratuita. ¿Qué se condensó en esa fecha tan sentida? “Yo estuve quince años con el grupo Inti Huayra, más estos diez años de una etapa muy hermosa y muy fructífera en música, en discos y en canciones nuevas. Y eso es lo que quiero mostrar en estos festejos continuados: tocando canciones de todas las etapas, desde el primer disco hasta el último, más las nuevas. Me refiero a los temas del disco Eterno Umbral: se editaron cuatro y quedan cuatro más por salir, pero ya están listos para ser presentados”.

En el concierto de Buenos Aires, con apoyo de la UOCRA y de SADAIC, “muchas personas que tocan el charango fueron a acompañarme al final. En el último concierto de Córdoba había sido espectacular, porque había más de veinticinco charanguistas tocando. Así que los cierres de mis shows son siempre un fiestón charanguero”. El 13 de abril, en el pueblo punillense de Mayu Sumaj, donde se hace el Festival del Pan Casero, “la idea fue repetir la celebración con varios invitados: el Dúo Coplanacu, Raly Barrionuevo, Paola Bernal, María Fernanda Juárez y varias sorpresas”.

–¿Qué imagen elegís para sintetizar estos diez años?

–Las diez cuerdas del charango. El charango me resume en todos los aspectos. Fijate, incluso con estas declaraciones desafortunadas que hizo el diputado Miguel Pichetto, de que el charango no es argentino, cómo el instrumento se puso tan en boga. Yo toco el charango desde los once años y nunca hice otra cosa en mi vida. A todo esto lo podemos llamar militancia cultural, o camino musical con el charango. Mi vida está vinculada al charango y toda la gente que conocí por la música, por la prensa y los viajes, fue a través del instrumento.

–¿El charango, para vos, es un fenómeno metafísico?

–Me gusta tratar de ponerlo en palabras. El charango es un resumen de una época donde confluyeron los pueblos originarios con la gente que vino de afuera, ya sea que se los llame conquistadores o de otra manera. En América, uno de los instrumentos que nace de ese criollismo es el charango. Y mirá qué alucinante: el charango sufrió algunas mutaciones, pero sigue siendo un instrumento que se hace a mano. No hay dos charangos iguales. Y en los talleres de El Club del Charango yo le digo a la gente: “Miren, el charango llegó a sus manos quizá por el mensaje de algún ancestro, pero tiene que ver con la identidad de todos nosotros. No es casualidad que tengan un charango en las manos”.

«El charango sufrió algunas mutaciones, pero sigue siendo un instrumento que se hace a mano. No hay dos charangos iguales». Fotos: Gentileza del artista

Respira el Pachi Herrera y piensa en su disco Eterno Umbral, con ocho canciones nuevas hechas en coautoría. Las primeras cuatro se editaron entre 2023 y 2024, y a las cuatro restantes las habrá editado en breve. ¿Cuál es el concepto de Eterno Umbral, en base a ese tema que compuso con el Chaco Andrada, del grupo La Callejera, y en el que canta con Manu Orellana? Pachi espera unos segundos y conecta con el sentido de Eterno Umbral: “Tiene que ver con una mirada amorosa sobre las cosas: un umbral o un pasaje hacia algo. Las ocho canciones del disco condensan una etapa en mi vida en la que sentí un quiebre artístico, emocional y personal. A cada una de las canciones las hice con mucha felicidad: con una mirada constructiva sobre la vida”.

Y cada una de las melodías de este álbum “de sonido compacto, muy maduro” tiene que ver “con esa mirada amorosa de construcción de un mundo más lindo y más simple: más en armonía. Yo creo que este es el disco que más me identifica en este tiempo, y en el que siento, desde mi corazón, que más sensibilidad le puse, también para cantar. Es, quizá, el más profundo de mis trabajos”. Por eso el Pachi Herrera se toma el tiempo, aquí, para analizar los temas, uno por uno, del álbum Eterno Umbral:

Muraleando: “Lo compuse con Lucrecia Ortiz, una de las cantoras más divertidas y creativas de Córdoba. Es una cumbia y la letra está inspirada en toda la gente que pinta murales. Yo tengo en Jujuy un primo muralista que es muy grosso, y una vez escuché allá que alguien decía que los murales ensuciaban las paredes. Entonces me dije que tenía que hacer una letra que reivindicara esa labor: los murales son muy hermosos y le dan vida al cotidiano. Cuando le mostré el tema a Lucrecia, después me mandó la música en el ritmo de cumbia y me pareció alucinante cómo quedó, en ritmo de cumbia fiestona. Lo pudimos tocar juntos un montón de veces”.

Carnavalito santiagueño: “Lo grabé con Jorge Luis Carabajal. Ahí fusionamos el carnavalito y la chacarera. Queríamos hacer un tema juntos, y como yo soy jujeño y el santiagueño, hicimos un miti y miti. Nos pusimos a ver cómo mezclar ambos ritmos y extrañamente funcionaban las dos métricas distintas: el carnavalito es en dos por cuatro y la chacarera en seis por ocho. Se mezclaron espectacularmente y es buenísimo cómo lo canta Jorge Luis, con ese fraseo bien santiagueño. Yo había compuesto con Adrián Temer, que es de Jujuy, el carnavalito jujeño. Con Mariano Luque, que es de La Rioja, hicimos el carnavalito riojano, y ahora con Jorge Luis el carnavalito santiagueño. Así, voy haciendo un carnavalito con cada amigo que tengo de una provincia distinta”.

Chacarera de Icho Cruz: “Nació hace un año y semanas, al final de la gira de 2023. Una de las últimas presentaciones de la temporada veraniega fue en Icho Cruz, el pueblo de al lado de Cuesta Blanca. Veníamos de viaje con toda la banda y paramos en mi casa: hubo amigos, familia, un montón de gente. Luego fuimos a tocar y fue un concierto memorable. Volvimos todos muy emocionados y entonces me dije que tenía que hacer un tema de agradecimiento a la gente de Icho Cruz. Lo escribí de un plumazo en letra y música. Y cuando se la fui mostrando a alguna gente del pueblo, dijeron que la querían adoptar como himno. Eso para mí sería un halago muy grande, porque el tema es una devolución de agradecimiento a la hermosa noche que me hicieron pasar cuando tocamos en los carnavales”.

Hermano Monte: “Las tres canciones que siguen son una trilogía. Conceptualmente van a ir juntas en el disco Eterno Umbral. La chacarera Hermano monte, que hice con el Chaco Andrada, sienta nuestra postura ante todos los incendios que hubo, en la Patagonia y antes en Córdoba: el fuego llegó hasta a cinco cuadras de mi casa. Llegó el incendio voraz, quemando toda la sierra y los árboles. Hay que imaginarse la tristeza que teníamos ante todo eso que se quema: al fuego lo hacen para hacer calles, rutas y emprendimientos inmobiliarios. Son todos intereses económicos: lo mismo que pasa en la Patagonia. Entonces, Hermano monte es mi respuesta a eso. No es fácil, sobre todo para quienes habitamos estas tierras, convivir con esa violencia de los desastres naturales provocados. Por eso quiero que Hermano monte, a quien la escuche y quien la baile, pueda generarle empatía y conciencia ante la Pachamama”.

Son la luz: “Es un bailecito que hicimos con el Mati Rojas, un cantor jovencito de esa familia de cantores increíbles que tenemos en el folklore argentino. Yo lo invité a una presentación en una peña en Córdoba, le pregunté si componía temas y le di esta música para que él le pusiera letra. Él me preguntó en qué pensaba a la hora de hacer la melodía y le dije que me inspiré en toda la gente que, en los incendios cordobeses, salió al monte con su baldecito de agua, sacando agua de las piletas, junto a un montón de brigadas y de los mismos bomberos que arriesgaron su vida para apagar el incendio. La canción homenajea, además, a la gente que todo el tiempo está cuidando los yuyitos, haciendo su huerta. Está dedicada a todos los que hacen prevención en el monte y que ponen el cuerpo en el momento de los incendios”.

Florecer: “Es un chutunki boliviano que compuse con la cantante cordobesa Mery Murúa. También le mostré la música en un encuentro, ella me preguntó en qué había pensado, y yo le dije que estaba inspirada en que todo lo que nace pueda ser una canción, ya sea una persona, un animal o una planta. Ella escribió la letra y me conmueve un montón, porque habla del renacer y del florecer. Después de que nos incendian y nos hacen desastres, aparece la gente buena que es la luz y las cosas florecen. La letra dice: «Nace desde el fondo la canción, como nace el sol por los cerros. Crece como un niño el resplandor, como crece aquello que siembro. Caminar, resistiendo al dolor, persiguiendo a la flor que sostiene mi andar. Caminar, descifrando el poder, que me lleva a cantar una vez más»”.

Chacacharango: “Surge de los talleres que doy en El Club del Charango. Yo empecé a darlos hace tres años y, como mucha gente no sabía nada, yo les decía: ‘Bajen la mano y rasgueen hacia abajo. Ahí tienen para comenzar’. Luego lo repetí y me dije que eso tenía que ser un tema. Entonces armé esta chacarera pensando en toda la gente que quiere aprender a tocar el charango, y, por lo menos, pulsando para abajo, a la parte de la introducción la puede hacer para compartir la música: esa es la verdadera magia. Aunque sea, con un poquito. Es una chacarera sencillita y que bailan en todas las peñas; se puede tocar fácil con el charango y está pensada para eso”.

Pachi Herrera junto al Club del Charango. Fotos: Gentileza del artista

Del Club del Charango, que el Pachi Herrera formó a partir de un subsidio del Fondo Nacional de las Artes, también brotó un disco inspirador: el 22 de febrero de 2025 se editó El Club del Charango Córdoba en Concierto, con diez canciones que reúnen repertorio popular para el instrumento y algunos temas del propio Pachi Herrera (entre ellos, el himno Pachamama, que compuso con el riojano Ramiro González). ¿Cómo surgió la posibilidad de este disco? “Nació con la historia del Club del Charango, que comencé en marzo de 2022 en Icho Cruz: en ese momento se sumaron más de sesenta y cinco charanguistas. Ahora ya pasaron más de doscientos ochenta charanguistas por El Club, y cuando llegó el fin de año hicimos el concierto final en una sala muy hermosa. Aprovechamos que al Club lo integra gente de todo tipo: hay algunos que no saben mucho del instrumento y que llegaron con su charanguito, y también tenemos profesionales músicos y docentes”.

Ocurrió que uno de los charanguistas “grabó el concierto y dijimos ‘tenemos que editarlo, porque está buenísimo’. Es un material muy puro, sin filtro. Lo subimos a las plataformas y fue impresionante la repercusión que tuvo: con toda la maquinaria de edición que hay hoy en día, subir algo puro es casi revolucionario. Es un disco que quiero mucho porque abarca una etapa muy linda de mi vida, con un montón de gente querida que ha confiado y sigue confiando en el proyecto de El Club del Charango Córdoba”.

Pachi Herrera lo recuerda bien: tras el subsidio del Fondo Nacional de las Artes, para armar El Club del Charango le salió otro proyecto, en aquel caso del programa Cuestionar Futuro, de Cultura de Nación. “Lo presenté allí porque era un presupuesto más grande y eso me permitió ampliar el rango territorial del Club del Charango. Tras Icho Cruz, que queda a 180 kilómetros de Córdoba, llevamos el proyecto a Carlos Paz, a Córdoba capital, y agarramos Mendiolaza y Río Ceballos, en Sierras Chicas. Ahí se sumó cualquier cantidad de gente. Hoy no tenemos ningún apoyo estatal: el proyecto se mantiene solamente por la gente del Club. El año pasado armamos la Fundación El Club del Charango para que este proyecto no se caiga. Los mismos integrantes son socios de la Fundación y aportan para que esto se mantenga”.

Y este año “la municipalidad de Córdoba nos ofreció un lugar fijo, en el Teatro Comedia, para que se desarrolle El Club del Charango, una vez al mes, hasta fines de 2025”. ¿Cómo funcionan los talleres que coordina el Pachi? ¿Cómo transmite los saberes del charango para gente tan diversa? “Los coordino de una manera muy sencilla -dice-. Armo tablaturas y hago explicaciones prácticas, y los mismos integrantes se ayudan unos a otros. Es también un trabajo social: ayudar al que menos sabe. Muchos puntean en el charango y tocan mucho, y otros tocan poquito, y se arma un ensamble de acompañamiento. Es una cosa espectacular y lo disfruto mucho: el Club del Charango es el recreo de mi actividad musical. Para descansar, en vez de irme al río me voy a tocar el charango con toda la gente”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *