El músico y compositor rosarino Agustín Priotto editó El transa atlántico, su nuevo disco. El material engloba 13 canciones que narran historias de la ciudad con una mirada profunda y contemporánea. Fue grabado junto al quinteto de tango Masmédula y cuenta con invitados como Nadia Larcher y Martín Tessa.
Se presentó en la ciudad de Rosario el disco El transa atlántico de Agustín Priotto. El material – que contiene 13 canciones- fue puesto en escena en el Centro Cultural Atlas a fines noviembre, a sala llena y con invitados que, además, participaron de la grabación como Nadia Larcher, Leonel Capitano, Martín Tessa y Joel Tortul. La música transita por los caminos del tango, la milonga, la raíz litoraleña. Todos los temas son de autoría de Priotto, quién le imprime un aire de renovación a la música folklórica de la ciudad, con un lenguaje actual que cuenta las cosas que suceden en esta región a la costa del Río Paraná.
El disco fue grabado íntegramente a finales de septiembre en el estudio Sonorámica, ubicado en Traslasierra (Córdoba). La grabación fue junto a Diego Zavalla, Inés Dotto, Martín Carr, Cecilia Zabala y Manuel Asato, integrantes del quinteto de tango Masmédula, que viajaron especialmente para el registro del material. La propuesta e idea de que lo grabe una banda estable de músicos fue dada por Martín Tessa al autor. El álbum está disponible en las plataformas digitales desde el 31 de diciembre.
Su tema El transatlántico ya ha tenido un rodaje y camino propio en la ciudad de Rosario, donde es interpretado por Vicky Alancay, La llevada, Másmedula, Orquesta Típica Mur y otros músicos que le han dado difusión a esta canción en tono de protesta, la cual está siendo reconocida como una composición popular de estos tiempos.
Agustín Priotto desde hace muchos años toca la guitarra, estudió en distintos lugares tanto públicos como particulares. Su fuerte, según él mismo lo dice, es la composición, es lo que a él más le gusta. Viene desde hace muchos años participando de distintos grupos, en movidas autogestivas, independientes, de la actividad cultural de la ciudad de Rosario, la cual sigue siendo un lugar en donde la cultura está viva a pesar de todo.
– El nombre del material se desprende del tema El transatlántico pero, ¿sentís que esa temática atraviesa todo el disco? Es decir: el tono rosarino, milonguero tanguero, de denuncia social.
– El nombre del disco juega un poco con el transatlántico que es ese ser que está del otro lado del océano que puede llegar a ser un semejante, ese semejante que vino en tiempos de guerra allá en Europa y son los inmigrantes que construyeron muchas de las costumbres y culturas que tenemos en este mestizaje que somos los rosarinos. Pero también es el tirano de la espada y la cruz de 1492 que vino a pisotear la cultura y fue la fundación de eso y también se inauguró el tráfico en 1492, por lo menos con este continente, que fue el tráfico de esclavos. Esas carabelas son tranquilamente lo que es el transatlántico, el barco: un medio que siempre sirvió para contrabandear. En su momento para llevar a la gente, a los que tenían que exiliarse y a la vez también al transa.
El disco está separado porque justamente el transa para nosotros es el dealer, el que hace el maneje, que puede ser en una motito, en un taxi con la cuestión de las drogas, pero también son los grandes transas de la Bolsa de Comercio, entonces toda esa temática atraviesa el disco desde distintos lugares porque el tema hace una denuncia. El tema que lleva ese nombre es una denuncia hacia esas cosas, pero también el disco tiene canciones que rescatan barrios y personajes de la ciudad que justamente es el resultado de toda esta transmigración que sucede todo el tiempo porque es una condición inherente a la humanidad.
– En el disco transitas por ritmos como el tango, vals, milonga, chamamé, canción. ¿Lo sentís como una síntesis de la identidad musical de Rosario?
– Sí, de alguna manera siento que es una síntesis, porque una de las características de la ciudad de Rosario es que es una ciudad urbana, por eso el tango, por eso el vals, la milonga. Inclusive en uno de los tangos hay un tinte a trova rosarina, a Fito Paez, porque es medio rockero. Si bien está el tango, es como una pequeña cita a eso, a esa forma rosarina del rock, porque el rock y el tango son como padre e hijo, o como abuelo y nieto. Y después también hay una milonga que en el interludio suena como una cumbia tumbada, porque también somos eso, la cumbia. Quería rescatar en todos esos géneros folclóricos una identidad compleja: la identidad urbana; la identidad litoraleña, por eso los chamamés, la guarania; y después algo de la pampa húmeda también, por eso la huella y el estilo.
– En el tema Asalto en el cercano oeste hablás del Barrio de Empalme Granero, de balaceras, bandas narco, haciendo un retrato de la realidad actual de Rosario. ¿Creés que hacía falta contar estas situaciones en nuevas composiciones?
– En Asalto en el cercano oeste me había interesado mucho una historia que me contó un amigo: en el año 1995 se hizo un asalto al Banco Nación, que fue el que originó la idea de lo que después se habló mucho, que es el asalto en el Banco Río. La idea era usar el arroyo Ludueña, en este caso para meterse con una balsa que armaron ahí con elementos de la isla. Durante meses estuvieron haciendo un boquete que iba todo por abajo, para desembocar en el piso de la caja fuerte del banco y llevarse la plata; una hermosa película.
Si bien no es bueno nunca la criminalidad, la canción habla desde ese lugar pintoresco, eso que se extinguió un poco, rescatar que hay formas y formas de robar, como los bandoleros y bandidos y no como ahora que es todo muy violento. Por lo tanto la idea del Asalto en el cercano oeste es primero arrancar contando aprovechando las décimas del estilo, mostrando ese lado todavía romántico. Ahora los narcos tienen una forma de violencia y de robo que es muy poco creativa, es simplemente ir al hueso y creerse los más picantes, y eso afecta mucho a los barrios porque están sometidos a esa violencia, a las balaceras, a la inseguridad. La canción busca contar una historia donde los ladrones se metieron, usaron el ingenio y no lastimaron a nadie, por eso termina diciendo: «se fueron quemando caucho, no arando en el auto, sin tirar un tiro». Si vamos a hablar de ladrones, yo me quedo con esos bandoleros, es un poco la idea de ese tema.
– En el chamamé Al Saladillo evocás las luchas obreras, los inmigrantes y los obreros del barrio, ¿quisiste hacer un homenaje a un barrio emblemático de zona sur?
– El Saladillo es un barrio muy encantador, que fui conociendo a través de amigos y de gente, que tiene una desembocadura hermosa también y una historia muy impresionante, desde sus orígenes más oligárquicos si se quiere, por eso las mansiones. Después tiene un momento de la época del peronismo, o antes también, con las inmigraciones de Europa del Este, cuando aparecieron los anarquistas y fue entonces que hubo un momento de anarquismo y lucha en el barrio. Con el peronismo y el SWIFT se volvió bien obrero y popular, ahí se empezaron a mezclar los conventillos con las mansiones. También estaba esa idea de que era un arroyo con propiedades curativas, porque el agua tenía gran contenido de sal y de yodo, como decía mi abuelo, entonces eso lo convertía en curativo y la gente iba a bañarse para curarse. Y hoy día necesitamos curarlo nosotros al arroyo porque está totalmente contaminado.
Ese arroyo nace allá por los pagos de Casilda, y me enteré hace poco, tocando por allá, que hay gente que le dice el arroyo «Candelaria» y otros que le dicen «el Zanjón». Entonces me pareció que ya de por sí ese arroyo alberga las contradicciones de un montón de cosas: de la lucha, de la oligarquía, del curar y ser curado, de las mansiones y los conventillos. Además, es una linda postal y la idea era plantearlo desde ese lugar. Es muy rico ese barrio y es como un homenaje.
– ¿Cuánto tiempo hace que estás trabajando estas composiciones?
– Hay algunas composiciones del disco que las habré hecho hace 5 o 6 años. A mí me gusta componer y tengo muchas canciones de muchos géneros, cuando empecé a habitar el mundo del tango y a conocerlo hice alguna canción, entonces había algunos temas que ya estaban compuestos. El transatlántico nace ya de la pregunta de quienes somos los rosarinos, una pregunta identitaria, y eso con el tiempo fue habilitando la idea de englobar algunas canciones en un concepto para poder grabarlas.
Quería hablar también de las personas que fui conociendo a lo largo de mi vida, personas con ciertas estructuras mentales que acá en la ciudad quedan excluidos. Quizás en los pueblos a los que he ido al que llaman «el loco» entra al almacén y lo saludan, se junta con la gente. Pero acá en la ciudad conocí gente que perdió el lenguaje, que tenía comportamientos extraños para los demás y eso es porque la sociedad lo excluye. Es muy dura la ciudad y yo quería hablar de eso. Ese tema se llama A tu salud y es un poco sobre la noche rosarina y las estructuras mentales. También quería hablar de los cafetines, de esa generación que se está perdiendo, el café, ese lugar de reunión. El disco trata de rescatar cosas que son valores de una ciudad y que relatan una ciudad distinta. También, aparte de lo que se dice del narcotráfico, hay un tema que habla del fútbol, pero desde la vivencia de la gente que viene de los pueblos y les gusta jugar al fútbol y armar un equipo. Ese es Milonga para la peste negra y está abordado desde esos lugares, desde los lugares de resistencia de la ciudad.