El nuevo disco de la música y compositora Teresa Parodi reúne a familiares y amigos, entre los que se destacan León Gieco, Nadia Larcher, Juan Falú y Ana Prada. “Uno es un receptor sensible que va tomando del entorno un montón de mensajes maravillosos”, dice.
“Con la esperanza siempre adelante de los ojos y muy viva en el sentimiento de seguir luchando por un mundo mejor”, resalta la cantora y compositora Teresa Parodi antes del ciclo de conciertos que brindará en junio en Torquato Tasso (Defensa 1575, CABA) para presentar su nuevo disco, Retrato de familia (2023). En su nuevo trabajo, la emblemática creadora correntina entrega doce nuevas canciones, algunas en colaboración, que recorre diferentes paisajes sonoros, desde el noroeste argentino hasta el Litoral, pasando por el centro del país y la región de Cuyo. En diálogo musical, imaginario y poético con autores como Cuchi Leguizamón, Ramón Ayala, Ramona Galarza y Atahualpa Yupanqui, Parodi ofrece un repertorio sentimental y político que versa sobre la memoria, el feminismo, el amor, el terruño y la patria. “Encuentro para decir en la vida misma, en la vida compartida, en la vida plural de la comunidad a la que pertenezco”, explica sobre su vocación de incansable compositora. “Esa patria amorosa a la que pertenezco subyace en todo lo que hago y lo que siento. Esa patria y sus habitantes más entrañables, algunas veces demasiado olvidados”.
Como su título lo indica, este disco es un verdadero retrato familiar. No porque las canciones cuenten historias sobre su círculo más íntimo, sino porque en la grabación participaron varios integrantes de su familia, que también conforman su banda en vivo. “Retrato de familia es más que un disco para mí: es un encuentro circular entre mis canciones, mis hijos, nietas, nietos y todas las personas amorosas que hacen posible mi música y que por eso también son mi familia”, explica. En concreto, participan en el disco Camilo Parodi en bajo; Emilia Parodi en piano, teclados y sintetizador; Ezequiel Parodi en guitarra; Lautaro Parodi en guitarra, ronroco y charango: Federico Parodi en guitarra eléctrica; Joaquín Parodi en saxo; Luciana Parodi y Amanda Linares en coros; Facundo Guevara en batería y percusión; Fernando Correa en acordeón; Juan Manuel Colombo en guitarra y Manu Sija en sintetizador, violines y bandoneón.
Además, hay un elenco de invitados e invitadas especiales: Fernando Barrientos en Vidala del amor sincero; Víctor Heredia y León Gieco en Siempre viva; Lula Bertoldi, Ana Prada, Nadia Larcher, Ivonne Guzmán y el grupo Otra Ronda en Donde quiera que van; Juan Falú en guitarra en Zamba por la Natalia y la cantora colombiana Marta Gómez en Canción con luna. “Van a ir pasando algunos de los invitados del disco en las distintas noches en el Tasso. La idea es compartir las grabaciones que hicimos en un clima familiar, como si estuviéramos en un gran living. Por eso elegí un lugar intimista”, dice sobre las fechas que realizará el 15, 22 y 29 de junio a las 20 en el espacio de San Telmo. “Tenderemos puentes amorosos desde el escenario y los cruzaremos con ilusión y alegría buscando el abrazo reparador tan necesario para seguir adelante en estos difíciles días”, promete.
“Pensé de hacer este disco en familia porque estoy disfrutando profundamente de este tiempo de mi camino de autora, compositora y cantora de música popular”, le dice Parodi a De Coplas y Viajeros. “Desde un lugar muy distinto y con toda la experiencia adquirida a lo largo de tantos años de compartir mi música con el público argentino y de otras partes del mundo. Es como un momento de mi vida de mucha intensidad porque lo estoy haciendo con mis nietas, mis nietos y dos de mis hijos. Es como ver cómo mi música descansa o se multiplica en cada uno de ellos y ellas. Porque han tomado también este oficio y este arte de hacer música y canciones como algo central en sus vidas. Todos son muy dedicados a esta pasión; entregan horas de estudio e investigación a la música”, resalta. “Entonces, sentí que era el momento oportuno para hacer un disco más interior, más reflexivo y no solamente con la música de mi región cultural y geográfica, sino también mostrando composiciones que tengo de otras regiones culturales del país”.
– ¿Por qué sentiste esa necesidad en este momento?
– Porque yo me formé muy joven como folklorista, en todas sus formas musicales, y estudié con grandes maestros. Y eso me permitió conocer y querer este lenguaje y buscar también esas formas expresivas para hablar del país que necesito retratar en las canciones. Entonces, se juntó todo eso. Y también se juntó con la celebración de estar tocando con músicos como Facundo Guevara o Fernando Correa, porque ellos también son parte de mi familia musical. De este modo, se crea una comunidad, una familia, a raíz de los caminos recorridos y de las cosas que se comparten. Por eso se llama Retrato de familia, porque sentí la necesidad de que fuera una celebración de la reunión afectiva entre nosotros. Y eso también le damos al público: un clima familiar y cariñoso, de ida y vuelta, en donde se apela a la memoria de una patria que subyace en todas las canciones que cantamos juntos. Hemos aprendido de las grandes voces y compositores de la música argentina.
– ¿Cómo fuiste encontrando el repertorio para este disco?
– El repertorio lo voy creando permanentemente. Es más, ya tengo un puñado de canciones nuevas que estoy cantando en familia. Las estoy preparando y amasando para empezar a cantarlas y compartirlas con el público antes de que lleguen a otro disco. El repertorio siempre está ahí a mano, porque escribo mucho y porque todavía tengo muchas cosas para decir sobre lo que nos pasa cotidianamente como país, como comunidad que vibra en un sentido plural y con una necesidad colectiva de integrarnos. Me aparecen canciones que tienen que ver con cosas que me conmueven. A lo mejor algunas cosas pasaron hace mucho y de golpe aparecen canciones surgidas por emociones que me provocaron diversas situaciones. Siempre siento la necesidad de dar testimonio de eso que veo y que tiene que ver con momentos muy especiales que vivimos en conjunto. Me gusta mucho escribir canciones nuevas y reencontrarme con esa tarea fascinante que es la composición. La composición no solo musical sino también de los textos. Me hace bien, siento mucha necesidad de escribir y de cantar. Entonces, le doy rienda suelta a esos sentimientos que me han sustentado a lo largo de tantos caminos. Todas son nuevas y hay dos que tienen solamente letra mía. Una es la que escribí con Juan Falú, Zamba por la Natalia. Y la otra es la que escribí con Popi Spatocco, que es un homenaje a Mercedes Sosa y a su hijo Fabián, Los dos solitos.
– Hay un aire de huayno, Donde quiera que van, en el que hablás de «mujeres pioneras, tercas, valientes, feroces e insurrectas» y compartís con invitadas como Ana Prada, Nadia Larcher, Ivonne Guzmán y Lula Bertoldi. ¿Es una reivindicación del feminismo en tiempos de regresión social como el actual?
– Esa canción es un homenaje a las pioneras, a las gloriosas pioneras, como dice una parte de la letra. A esas mujeres que fueron faro, luz, que mostraron un camino y que nos empujaron a andar al mismo tiempo. Hoy el movimiento de mujeres ha recuperado muchos derechos y ha alcanzado otros que eran impensables tiempo atrás. Ese movimiento de mujeres es imparable; es un movimiento revolucionario que ha movilizado a la sociedad entera. Pero para llegar ahí hay una larga historia construida antes por tantas mujeres. Lejanas y no tan lejanas. Todavía sigue siendo difícil ser una autora y compositora mujer. Aunque seamos muchas las que estamos ejerciendo el oficio y sea conocido nuestro trabajo, no somos tantas, pero sé que hay muchas más que siempre han trabajado y compuesto canciones. Y que están allí peleando su lugar en la nómina de mujeres autoras. Lo cierto es que siempre nos cuesta mucho más. En aquella época en que yo aparecí en la canción se notaba mucho más todavía. Hoy hay muchísimas jóvenes que tomaron la posta y escriben canciones con alegría. Por eso escribí esa canción: para recordar a aquellas que fueron faro. Quise compartir la canción con una generación posterior a la mía: todas estas muchachas jóvenes que me acompañaron son maravillosas cantoras de música popular argentina y latinoamericana. Cada una con un estilo particularísimo y una marca registrada en su modo de cantar.
– ¿La canción Siempre viva, con la participación de León Gieco y Víctor Heredia, es un homenaje a Hebe de Bonafini (madre de Plaza de Mayo fallecida en 2022)?
– Sí. Esta canción, que compuse especialmente para Hebe, no podía ser cantada por otros que no fueran Víctor y León. Porque los tres fuimos muy cercanos durante muchísimos años a Hebe de Bonafini. Esta canción fue escrita precisamente para ella después de su muerte, un hecho que me produjo un enorme impacto emocional. Sentí eso que dice la canción: «Con tu blanco pañuelo como un faro alumbrando/ estarás siempre viva en la Plaza de Mayo«. Por lo mucho que dejó en nuestros corazones y conciencias. Y pensé en estos dos amigos queridos, compañeros de años, con los que compartí tantas veces los escenarios, como los 24 de marzo a lo largo de muchísimos años. Momentos inclusive en que era poca la gente que acudía a esas marchas. Por suerte eso cambió con el tiempo y ahora son miles y miles los que van el 24 de marzo a la Plaza para decir Nunca Más y recordar a los 30 mil desaparecidos. Fue muy hermoso compartir el momento entre los tres. Siento que es el mejor homenaje que le podía hacer a Hebe.
– ¿Qué importancia tienen los invitados en tus discos y cuál es el criterio para invitar a alguien?
– Siempre me gustó mucho compartir la música con colegas que admiro y me enriquecen. Necesito ese diálogo en todos mis discos. Porque siento que aprendo mucho de cada uno de ellos. En este disco hay muchos invitados, además de las cantoras. Está el querido Fernando Barrientos en la Vidala del amor sincero y la maravillosa guitarra de Juan Falú en la zamba que compusimos juntos, Zamba por la Natalia. También está la voz dulcísima y con tantos matices armónicos de Marta Gómez en Canción con luna. A la luna correntina le escribieron mucho, pero yo tenía la necesidad también de hacer mi canción para la luna. Marta le agregó una maravillosa intervención, porque se multiplicó en voces. Es una artista hermosa y llena de sensibilidad.
– La música del Litoral siempre está presente en tus discos. En este caso, a través del chamamé en Paisaje, Canción con luna y Canción para un solo acorde, ¿eso se da de manera natural o cómo litoraleña sentís, de algún modo, el compromiso de poner en valor y difundir la música de tu tierra?
– La música del Litoral está siempre presente en mis discos porque un altísimo porcentaje de lo que escribo tiene que ver con esa región cultural. Para mí era muy importante hacer un aporte a esa música; un aporte concreto, buscando un estilo y una voz propia para decir la música de mi tierra desde la composición.
– ¿A quién está dedicada La mamadre, dueña de esa melancolía dulce?
– Es una canción inspirada en un poema maravillosa de Pablo Neruda que se llama justamente «La mamadre», que él le dedicó a la mujer que lo crió, que era la esposa de su padre, pero que no era su madre. Él la llamaba mamadre. Habla de ella con una ternura y una belleza tan conmovedora que me inspiró esta canción. Está dedicada a las mujeres que ocupan un lugar importante en las familias; mujeres silenciosas que están todo el tiempo conteniendo, amando, cuidando a los suyos y a los ajenos también. Se entregan y son todo amor y comprensión. He encontrado muchas de esas mujeres en mi vida. Hay muchas mujeres en la letra de esta canción. Es increíble cómo un poema puede provocarte una canción, al igual que un libro o una película. Los lenguajes se invitan unos a otros a la creación permanente.
– ¿Cuál creés que es el rol del artista popular en tiempos agitados a nivel social y político como el actual?
– Creo que el arte siempre sintetiza en todas sus formas la vida de los pueblos. Quizás más los que asumen el compromiso de dar testimonio. Pero aún aquellos que dicen «de esto no hablo» o eligen otra forma de expresarse son parte de un todo, de una manera de vivir, de soñar, de plantarse en el mundo. Y en los tiempos más críticos de los pueblos el gran refugio siempre es el arte en todas sus formas. En todos los momentos críticos de cualquier sociedad y país del mundo el arte es el gran refugio. Y es desde donde después volvemos a decir tantísimas cosas, a sacudirnos; el arte vuelve para interpelarnos, preguntarnos, conmovernos y provocarnos. Entonces, es maravilloso ese rol, que está, que es, que sucede. Porque uno es un receptor sensible que va tomando del entorno un montón de mensajes maravillosos que generalmente son emociones. Y es lo que al final va a parar al trabajo que hacemos, cada uno de la forma artística que eligió. Entonces, es un rol muy importante el del artista.