De las producciones discográficas del 2023, el equipo de De Coplas eligió algunos discos para recomendar.
El año que pasó de todo
Por Lara Pellegrini
No se si comparten esta sensación, pero el 2023, como pocos años -quizás como nunca- fue un año en el que pasó de todo. Cuando digo de todo no es un simple «de todo» -«de todo» pasa todos los años, me dirán-, sino un «de todo» que amplió los márgenes de lo posible a lugares inexplorados, casi inimaginables: ese portal surrealista que abrió la pandemia siguió expandiendo sus nodos y acá estamos, subidos a un tren que nos obliga a respirar profundo de tanto vértigo y, quizás he aquí la mayor novedad, a hacer imperiosamente algo con eso. Un año en que la vida y la muerte convivieron codo a codo, ya no enfrentadas como viejos rivales, sino cómplices, haciéndose chistes en la mesa de algún bar, mostrando su indisoluble sociedad. Un año en el que de alguna u otra forma cambiamos la fórmula de nuestra composición básica y ya somos otrxs. Sí, soy idealista: me gusta pensar esto nos pasó a todxs.
La música no le escapó a este fenómeno y en esta reseña encontramos prueba de ello: hay muertos que vuelven a la vida, hay vidas que se pierden entre las piedras del camino y retornan por otra senda, la aledaña, la secreta; hay voces que vuelven a decir lo que ya se dijo y voces que dicen por primera vez lo que seguramente alguien va a volver a decir mañana. Una biodiversidad selvática que permite encontrarnos en la mezcla que convive, hay una «música popular argentina» que se expande, que se mira a sí misma y se reconoce enseguida. No necesita dar explicaciones: activa, avanza, hace. Hay artistas que se animan, que pujan el debate del mainstream y saltan al vacío del deseo propio. Hay identidad en la rebelión, hay comunión -eso que nunca nos suelta la mano a quienes queremos seguir jugando a la rueda mágica-; hay locura, estridencia y hay un tendal de sutilezas, vitales, que nos recuerdan que todo al final se reduce al sonido de un arroyo, al volar de las garcitas en verano. No hay tibieza, porque este año tibio no fue. Hay fuego y hay glaciar. Hay sequía, psicodelia, rincones llenos -llenísimos- de oscuridad, hay luces de un color desconocido. Hay, hay, hay. Hay de todo y lo celebramos así: estos son los discos recomendados por el equipo de De Coplas y Viajeros del 2023. No es un ranking, es apenas un camino posible.
Por Nacho Babino
Es fama. Y hay que decirlo cada vez que se presenta oportunidad: la obra de Julieta Laso es un escándalo; el lugar que, sigilosa pero rabiosamente, ocupa en el plano de la canción popular argentina. Se torna obligatorio y necesario reposar sobre su obra, su recorrido, sus búsquedas. Así las cosas, luego de su tremendo disco anterior, Cabeza Negra (2022), ahora se despacha con uno que sigue abriendo el panorama. Si en aquel trabajo el territorio señalado era la ciudad de Buenos Aires y alrededores, los suburbios, las provincias, y el sonido apuntaba, de alguna manera, al tango; ahora en Pata de perra la musicalidad apunta al continente. Del pago chico a la patria grande musical. Por eso el bolero, el folclore trasandino, el vals peruano, el aire de son, la cueca. Por eso el aire de cantina. Por eso el clima festivo, luego de lo trágico del disco anterior. Si todo repertorio es político aquí se revisita a Yupanqui (Guitarra, dímelo tú), a Violeta Parra (Ausencia), Francis Cabrel (La quiero morir, uno de los puntos más altos del disco), Mateo Torres (Mi presidio), Los Golpes (Olvidarte nunca), Edith Piaf (No me arrepiento de nada), Macha Asenjo (El mago y la publicidad y Que me quemen tus ojos) y más. Todo cruzado por esa tímbrica y ese sonido ya dicho. De hecho, Pata de perra encuentra al chileno Asenjo (Chico Trujillo, El Bloque Depresivo, etc.) como productor y tiene a Claudio Pájaro Araya como guitarrista y a Vicentico y a la cubana La Dame Blanche como invitados, entre otros. Hay que volver sobre un detalle. Miren la tapa: Colorida, deforme, casi psicodélica, casi “jodorowskyana”, a cargo de Ale Ros y Nora Lezano. La contracara de Cabeza Negra. Sí: ambos hemisferios de una artista, de una intérprete singular y total. Hondo, cada vez más hondo, Julieta Laso. Ya lo dijo en una canción suya: quiere arder. Y arde.
Lxs Infernales del Valle Encantado – Feli Colina
Por Sergio Sánchez
Lxs Infernales del Valle Encantado, el último disco de la cantante y compositora Feli Colina, es un punto de llegada pero también de inicio. De llegada porque la artista vuelca en este disco su trabajo en estos años por el camino del pop, la canción y la música urbana (o algunos elementos de esa escena). Y de inicio porque Colina retoma y resignifica aquí las raíces folclóricas de su provincia de origen, Salta. Una síntesis perfecta de ése tránsito estético es la original versión de Carnavalito del duende, del Cuchi Leguizamón (música) y Manuel Casilla (letra), una pieza en la que la salteña combina la sensualidad del reggaetón con la tradición del carnavalito.
De alguna manera, el disco continúa una línea de trabajo que abrieron -o profundizaron- en estos años artistas como la española Rosalía con el flamenco en El mal querer (2018) o la mexicana Natalia Lafourcade con el folclore latinoamericano en el disco Musas (2017-2018). Esto es, traducir la tradición folclórica de un territorio a partir de un lenguaje pop y contemporáneo. Traer al presente músicas del pasado y convertirlas en algo nuevo.
Con gesto desafiante, Colina entrega su propio punto de vista sobre el folclore del noroeste. En ese plan, le imprime una fuerza eléctrica y casi punk a la chacarera Chakaymanta, de Los Hermanos Ábalos; y en Avenido, también de Leguizamón-Casilla, la salteña y su banda –Lxs Infernales- sueltan su costado más lúdico y tribal. Luego, en Trigal, de Sandro, la artista despliega toda su sensualidad y erotismo bajo un loop electrónico. La versión más osada, tal vez, es la de Gloria, de Ariel Ramírez, en la que la cantante recurre al efecto del autotune para expandir la canción.
La única pieza que no pertenece al repertorio popular argentino es Babalú, de la cubana Margarita Lecuona. “Yo quiere pedí/ Que mi negra me quiera”, canta Colina con soltura y personalidad. “Son canciones que me hacen reír y bailar”, sintetiza. Es que, justamente, no se trata de un disco solemne, introspectivo y mucho menos templado. Es visceral, intenso, extrovertido y eufórico. Tiene la temperatura de la noche, el verano y el baile en días de carnaval.
Por Federico «Poni» Rossi
Loca es un álbum de tangos y canciones criollas en el que Gabo Ferro logra aportar una mirada cultural, social y de clase sobre el rol de la mujer a principios del siglo XX. Para ello construyó el repertorio a partir de las canciones que interpretaron grandes cancionistas de la época como Libertad Lamarque, Ada Falcón, Tania, Azucena Maizani, Mercedes Morán, Tita Merello, Sofía Bozán.
Fue grabado en enero de 2019, en casa de Edgardo González y lo acompañó en guitarra Alberto González, quien ya venía tocando este repertorio con Gabo desde 2018. La idea original era que saliese en 2020 para que no se pisará con el reciente álbum solista de Gabo Su reflejo es el lobo del hombre y estaba agendada su presentación en el CCK. La pandemia primero, y el deceso de Gabo después hicieron que Loca quede archivado y recién viera la luz en noviembre de este año.
Gabo logra, a través de las 21 canciones que componen el álbum, imponer una mirada personal hacia el lugar de la mujer en la música popular durante las primeras décadas del siglo XX. Aborda el repertorio con una calidad interpretativa sublime y descarnada, donde plasma diversos sentimientos que, por su rol artístico “secundario”, tenían aquellas cancionistas y que quizás no podían expresar de otra manera debido a los cánones y exigencias de la época. Cada una de las letras de las 21 canciones que componen Loca ilustran el rol que los hombres le asignaban a la mujer de antaño, donde recurrentemente se las empujaba a ocupar las únicas tareas que se les asignaba y que eran las del hogar, o las de satisfacer a los hombres. “Yo, si a un hombre lo desprecio, tengo que fingirle amores; y admiración, cuando es necio; y si es cobarde, temores…”, reza la letra de Loca, tango que formó parte del repertorio de Libertad Lamarque, por ejemplo, y que no es más que un ejemplo de aquellos que debía expresar la mujer al cantarle a un público, preferentemente masculino.
Es desde ahí que Gabo hace un singular aporte para el análisis de las masculinidades y las feminidades que han construido históricamente a la mujer dentro de la canción criolla y popular. El disco, que está en las plataformas y también en formato físico, contiene un libro con dos entrevistas a Gabo, un texto de Edgardo González y las letras de las canciones.
Por Pedro Squillaci
Qué difícil es seguir pistas cuando hay poca luz en el camino. Sin embargo, Liliana Vitale lanzó en este 2023 un disco que justamente se llama así: Pistas. Les propongo que mientras lean este texto escuchen tema por tema, como hice yo al escribirlo, y quizá podamos seguir esas pistas que propone Liliana y pisar las mismas huellas.
1- Reverdecer: “Fuerza, fuerza, fuerza” nos canta Liliana. “Hay que mirar pa’ dentro cuando el trabajo sea reverdecer”. El tema funciona como una introducción, pero más como una arenga para el día a día, para atravesar tormentas.
2- Vamos a levantarnos para ver las flores del jardín: Un título largo para una canción breve pero profunda. Aire de candombe, sutileza, la voz de Liliana invita a hacerle caso. Y habrá que levantarse nomás.
3- Por eso el canto: Un tempo folclórico atraviesa el tema. Alguna vez Sui Generis hizo Para quién canto yo entonces y aquí Liliana parece responderle. Sobre un piano que flota, su voz vuela libre. Por eso canta.
4- A pique: “No es que me caiga, es que voy pa ‘abajo a buscar el fondo de lo que soy de una buena vez”. Liliana canta el tema de Juan Quintero sobre una melodía compleja comandada por un piano que juega e invita a seguir esa voz.
5- El corazón es el lugar: El ostinato del contrabajo manda. Y desde allí Liliana invita a seguir esta melodía de Pablo Dacal. Aquí se disfruta más que nunca el grupazo que la acompaña: Guido Martínez, en contrabajo y quien hizo el arreglo del tema junto con Liliana; Alejandro Manzoni, en piano; y Facundo Guevara en percusión. No es poca cosa que alguien te cante al oído que “el corazón es el lugar”. Y Liliana lo hace.
6- Fe: Un tema con la complejidad y la genialidad propia de su autor: Palo Pandolfo. Hay un aire jazzero en el piano, Liliana te lo dice a veces cantando, a veces simplemente narrando, pero te invita a cantar en el fuego.
7- Vero Vero: El único tema de autoría exclusiva de Liliana Vitale. “Verdadero o falso, con ella es fácil saberlo, Vero en italiano quiere decir verdadero”. Dedicado a su amiga entrañable, la cantante Verónica Condomí, también ex cuñada y mamá de su sobrina Emme.
8- Lo peor: Un aire de bolero para una canción de despedida con tono irónico a alguien a quien le dice “gracias mi amor por tu abandono, gracias por tu traición, gracias por hacer lo peor”. Refleja una tristeza mesurada, porque después de todo final siempre hay un nuevo comienzo, aunque sea “entre medio de los escombros”.
9- El marco: Un texto de Georgina Hassan, con música de Liliana Vitale y Alejandro Manzoni. Liliana elige pintar un paisaje en un relato donde se respira la sangre gringa con semblante mapuche. Familia, trabajo, una casa, el pasado, el terremoto del 60, la historia de una vida. Transitar, caer y levantarse. Y empezar de nuevo.
10- Mi amor: “Abro mi cuerpo para decir que el viento de adentro quiere salir”. Liliana canta sobre una melodía de piano nostálgica pero luminosa. Y lanza una frase que es una declaración de principios, una pista más para cerrar el disco y para seguir abriéndose a la canción.
Por Pao De Senzi
A la cantora cordobesa inquieta y talentosa nacida en Cruz del Eje, le faltaba completar el ciclo que impone su talento de artista integral con un disco de obras propias que lanzó en octubre de este año y con el que terminó de convencernos de que realmente es una de las más importantes artistas de este tiempo.
Con producción propia y de su hijo, Juan Murúa, Baile Eterno es un puñado de canciones compuestas – según cuenta Mery- en estos últimos tiempos. Producto de viajes, experiencias y sensaciones, con sonidos bien folclóricos, y cuatro voces invitadas que forman parte del círculo amoroso y musical de la artista, con los que comparte escenarios cotidianamente: Juan Iñaki (en Baile eterno), Nadia Larcher (Chacarera del Shinkal), Pao Bernal (Zamba al Famatina) y Raly Barrionuevo (La chañarienta).
La provincianía de la erre, que se desliza con suavidad en cada fraseo, y las tonalidades de la voz que recorren chacareras, zambas, cuecas y bailecitos, completan en este disco esa autenticidad que surge de la impronta de Mery y que la hace especial: no solo como intérprete de folclore; en el tango, en el jazz, en el género canción o la world music, siempre se destaca.
Es ese talento de interceptar el oído de quien la escucha y llevarlo hacia el paisaje que canta.
Mercedes florecida – Artistas Varios
Por Pedro Robledo
El 9 de Julio, a 88 años de su nacimiento, Mercedes Sosa volvió a ser novedad discográfica al publicarse Mercedes florecida, un disco en el que artistas de diversos estilos y generaciones tributan a su figura.
Popy Spatocco, su pianista, arreglador y director musical de Mercedes durante dos décadas, fue el responsable de la producción del disco, labor compartida con el guitarrista Sebastián Henríquez.
Entre los artistas que más cercanía tuvieron con «La Negra» y que participaron del disco están León Gieco, Víctor Heredia y Teresa Parodi. También sumaron sus voces Liliana Herrero, Abel Pintos, Ricardo Mollo (Divididos) y Julia Zenko, entre otros. Su hijo Fabián Matus y sus nietos Araceli y Agustín Matus también fueron convidados por Spatocco para completar el homenaje y el recuerdo.
De este disco, también editado en CD y vinilo, tres temas son nuevos: A Mercedes (Gieco-Gurevich), Los dos solitos (Parodi), dedicada al vínculo entre Mercedes y su hijo Fabián y Mercedes florecida, de composición colectiva ya que cada artista aportó un verso de la canción.
Canción del derrumbe indio recuerda su debut en Cosquín. La canción está intervenida por las voces de Mercedes y de Cafrune presentándola. De otras latitudes, participan la brasileña Mónica Salmaso, la portuguesa Dulce Pontes y la española Rozalén. A pedido de Spatocco, Víctor Heredia le agregó un verso más a la nueva versión de Razón de vivir. La interpretación de Mercedes del Himno Nacional Argentino en el cierre, sintetiza su fuerte vínculo emocional con todos los argentinos, objetivo propuesto al que se llega con este disco.
El árbol sueña que canta – Tridente
Por Sonia Cabral
La canción de autor tiene en este disco su representación más auténtica. Un reflejo de cómo se compone cuando la belleza viene desde la raíz. Un trabajo integral con temas nuevos edificados sobre poesía regional por compositores con una estética similar y extensas trayectorias. Tridente se juntó para disfrutar de la creación tal como la sueñan.
El número tres cabalístico y augurante conceptualiza, une y determina la propuesta. Tres artistas, guitarra en mano, creando música de calidad sobre la palabra de poetas contemporáneos y maravillosos: Héctor Vignatti, Rubén Cruz, Juan Vicente Díaz, Domingo Zerpa, Hugo Rivella, Raúl Delgado. Tres canciones de cada uno con su regionalidad, y el hilo delicado de Roberto Calvo arreglando cuerdas y voces en momentos de ensamble exquisito en zambas, candombes, coplas, canción y chacarera.
El árbol sueña que canta sugiere poesía desde su título. Y es sensible desde el repertorio y la interpretación de sus integrantes: Roberto Calvo, de Buenos Aires, más cercano a la música de temática ciudadana; Mario Díaz, que trae la gracia y el colorido del sur cordobés y Martín Mansilla que aporta identidad a través de los poetas pampeanos. Juntos logran un sonido que es la conjunción de tres ópticas diversas enlazadas con buen gusto y precisión para proponer una escucha agradable casi como una invitación a descubrir el sueño del árbol.
Vilca – Tomi Lebrero & El Puchero Misterioso
Por Marcelo «Bochi» Muiños
Tomi Lebrero es un bandoneonista y cantor, músico de amplio recorrido que puede transitar por el tango, el folclore y el rock, oriundo de Buenos Aires. Con más de 16 años de trayectoria y 20 discos editados, en mayo del año 2023 presentó el disco titulado Vilca, un homenaje al maestro de la quebrada. Su vínculo con Ricardo Vilca data del año 2006; se conocieron en Humahuaca (Jujuy) y fue una relación maestro – a+lumno, una amistad que nace de la admiración mutua, ya que a Ricardo Vilca (1953-2007) le gustaba mucho el sonido del bandoneón y Tomi se deslumbra con la apertura musical del maestro humahuaqueño, disfrutando de tocar juntos. En ese año grabaron en conjunto 3 temas: Carnaval, misterio y fuga, Chaupirodeo y el tango Don Juan, que hoy forman parte de este disco. La guitarra es de Ricardo Vilca, el charango de Laura Zabala y bandoneón de Tomi Lebrero.
El contenido del disco es un cruce por las canciones más conocidas de Vilca, en versiones actuales con la banda El Puchero Misterioso (formación actual de bandoneón, guitarra eléctrica, piano, violín, bajo y batería), son clásicos del artista jujeño como Cachis de Iruya, Quebrada de sol y de luna, Diálogo de quenas y zampoñas, Nuevo día (con Nora Benaglia) y Guanuqueando (con Nadia Larcher). Además hay composiciones inéditas de Tomi Lebrero como Tucha y Evocando a Ricardo.
El material cuenta con 16 temas, la mayoría instrumental, donde el sonido es una reinterpretación de aquellas composiciones de Vilca con otros instrumentos distintos de las quenas, charangos y zampoñas originales, pero respetando fielmente el espíritu y esencia de las obras musicales. Para quienes disfrutamos de la música de Vilca es un material que nos aporta frescura, otra sonoridad, una interpretación más urbana y estilizada que nos hace viajar a la Quebrada de Humahuaca en las teclas de un bandoneón. En la versión de la Danza del Keu se juega un poco con sonidos electrónicos, pero siempre con la base del bandoneón. Es un disco para disfrutar y recordar la obra de Vilca, quien vive en sus melodías y palabras: “y si tu caes ahora ya mi raza no podrá, ahogarse entre las piedras en pencas y soledad”.