Rumbo Tumba es un proyecto de música experimental de raíz folklórica y está comandado por el multiinstrumentista, compositor y productor argentino Facundo Salgado. Con 10 años de actividad incansable, varios discos y mucho rodar por el mundo -desde Alemania a Sudáfrica, pasando por Israel o Eslovaquia- despide el año con un show íntimo y en formato circular. La cita es en el Teatro Margarita Xirgu de Capital Federal, el 12 de noviembre.
Además de su reciente desembarco en Europa y África, en esta nota nos cuenta sobre sus inicios, cómo nació su último trabajo discográfico, Río Adentro, su relación creativa con la música folklórica de Latinoamérica, lo que se viene y cómo ve la escena actual.
– Venís de una Gira por África y por Europa. Me gustaría saber cómo fue esa experiencia…
– A Europa fui muchas veces; desde los comienzos el proyecto, estuve principalmente por Latinoamérica y por Europa. Venía investigando cómo ir a África, que por cuestiones del territorio y recursos no es tan fácil. Es bastante difícil acceder y hacerlo rentable. Fui a un festival que se llama MTN Bushfire (MTN es la compañía de teléfonos del sur de África). Es un festival grande, a partir de eso empezaron a aparecer otras posibilidades en distintos países de la misma región del continente. Así fue como hice una pequeña gira, fui a Sudáfrica, fui a Zambia, y después había unos conciertos en Tanzania que finalmente se dieron de baja.
Estuvo zarpado, era un sueño personal ir a África porque siempre me llamó mucho su cultura, la naturaleza, quería ver animales en su hábitat. Me emocionaba mucho ir ahí, y terminó siendo más aún porque la gente quedó flasheada en los conciertos. Después toqué en el Teatro Nacional de Sudáfrica, que no sabía si iban a ir tres personas y se agotaron las entradas. Me pasó en Zambia, que eran eventos un poco más independientes, más pequeños.
– Empezaste tu carrera musical haciendo punk rock. El haber cambiado al folclore es un cambio interesante…
– Rumbo Tumba es punk rock en su forma de llevarse a cabo. Todo lo que hago lo aprendí del punk rock, yo soy de Campana, donde es el Nekro de Fun People y Boom Boom Kid. Hoy día sigo haciendo Rumbo Tumba igual que antes, cuando pegaba afiches con engrudo en la calle y ahora lo hago en Instagram, pero sigo haciendo mis giras desde la autogestión. Todo eso viene del punk rock.
Lo que sucedió es que éramos pibes y tocábamos punk, teníamos amigos con cresta, gente muy punk. En ese momento yo estaba estudiando sociología y adentro de sociología había un montón de historias sociales latinoamericanas. Empecé a leer, también a viajar y en un momento me apareció la pregunta de por qué estaba tocando punk rock. Entonces cuando volví de Panamá le dije a los pibes si no querían que toquemos algo más de acá y los pibes no me dijeron nada, no había chance. En ese momento fue que empecé a hacer este proyecto solo. Todo empezó como en 2006, grabé algunas cositas en una porta estudio con casete, pero después empecé a tocar música instrumental con los mismos pibes que tocábamos punk rock. Con un par estábamos tocando mucho mejor y estábamos con ganas de hacer una música un poco más elaborada, empezamos a hacer improvisadas instrumentales, y un rock más volado. En ese momento empecé a entrar en el mambo instrumental durante varios años y en un momento vi un looper por YouTube, y dije: «necesito eso para tocar mi folklore demente».
El proyecto en un principio era como un juego y como en ese momento no había tanta gente haciendo lo mismo al toque empecé a tocar y a viajar.
– Pensando que es tu proyecto solista ¿Por qué decidiste ponerle Rumbo Tumba y no tu nombre?
– Primero porque venía de tocar con gente toda la vida, me resultaba súper raro ir al frente, el nombre era como esconderse un poco atrás de algo. Por otro lado, no sé si viste que ahora que para el Xirgu salió un video en vivo que fue grabado en el concierto 10 años, es una versión en vivo del primer tema de Rumbo Tumba. En la canción está la voz de mi abuelo y es el tema el que le da el nombre al proyecto. Mi abuelo es el que grita «¡viva la música latinoamericana!». Mi abuelo en el asadito familiar no lo dejaban tomar vino y yo me enojaba porque el viejo laburaba todo el día y no lo dejaban tomar un vino. En las reuniones familiares mi abuelo me decía: «satélite, cuando terminemos de comer te tragás un vinito conmigo, solo tu vaso, lo mantenés lleno, y cuando no miran, yo voy tomando tu vaso». Siempre mi abuelo en un momento empezaba a hablar de la muerte, de que hay que ser consciente de ello para valorar y agradecer. Me decía: «te das cuenta, satélite, que nos estamos yendo rumbo tumba».
– Para quién nunca escuchó Rumbo Tumba, ¿cómo lo definirías? Hay mucha música latinoamericana pero también algo de África.
– No es que me inspiro en música africana, o sea, mi inspiración viene de la música latinoamericana, pero la música latinoamericana está compuesta en gran parte por África. Es un poco la mezcla de la música que vino con la esclavitud, la de Europa y nativa de acá, eso es lo que da lugar a la música latinoamericana, entonces inevitablemente África está en todos lados.
Para mí lo que hago es una experimentación con música tradicional de América del Sur o de Latinoamérica. Y digo experimentación porque siempre las cosas las toco como me salen, nunca estoy siguiendo patrones de la música tradicional. Creo que siempre estoy buscando y aprendiendo por la forma en que toco, que es loopeando todo. Eso lleva tu imaginación a otro límite y componer de otro modo. Por eso termina siendo un folklore medio experimental, porque si bien suena a música de raíz sudamericana o latinoamericana, si le prestas más de atención, nunca es folklore exactamente.
– Vas a estar despidiendo Río Adentro, un disco que fue editado en el 2021. Después de este recorrido hecho por Europa, por África y habiéndolo tocado bastante en Argentina. ¿Cómo lo ves al disco? ¿Qué repercusión tuvo?
– Creo que cuando pasa un tiempo, uno al disco lo ve de otra manera y para mí fue especial ese disco porque me salvó. Creo que a todos nos pasó un poco, la pandemia fue re loco para todos. Por ejemplo, yo soy re nómade, pero de repente salió el presidente y nos dijo «quedate en tu casa». Yo no tenía ni casa porque andaba en movimiento por elección propia. Terminé estando en varios lugares y de repente estaba en la casa de mi compañera que en ese momento ni siquiera era mi compañera. Estábamos en un departamentito, y me puse a hacer el disco que está súper inspirado en la naturaleza, porque también es una metáfora de ese ir para adentro.
Yo soy de Campana y está el río Paraná y mi amigo de toda la vida Matías vive en una isla. Era re loco pensar que él estaba con un machete entrando al monte y yo encerrado en un departamento grabando un disco. Entonces intenté hacer como una metáfora de eso, de cuando te empezabas a meter adentro tuyo y te querés matar. Sobre esas metáforas empecé a grabar el disco, y lo grabé en condiciones técnicas muy básicas en comparación al anterior, porque no se podía ir a un estudio. Después me uní con la misma gente con la que trabajé en el anterior, que tienen un estudio zarpado, agarramos esas tomas, lo mezclamos y masterizamos.
También hicimos un corto sobre toda esta metáfora en la isla: estamos Mati y yo viviendo una experiencia en la isla. Siento que fue como una parada que me dio lugar a hacer algo re piola que antes no hacía porque siempre hacía en la vorágine; creo que pude llegar a una profundidad más interesante.
– Pareciera que esa idea de ir para adentro se traduce en el sonido, es un disco más introspectivo, menos festivo a los anteriores de alguna manera…
– Sí, es bastante más introspectivo, pero también siento que llegué al lugar donde tenía ganas de llegar. Y tengo ganas de hacer eso mismo ahora, de frenar un poco. El plan es terminar este año y poder agarrar, aunque sea un mes o dos, y componer. Yo laburo de modo independiente, me encargo de armar todo y es un montón de laburo. Además, cuando estoy girando me resulta muy difícil ponerme a componer. Siento que para componer otro disco quiero hacer un poco lo mismo que hice con Río Adentro, que fue frenar un poco todo lo demás.
– Del disco participa Luis Gabriel López cantautor brasileño y está producido con el El Búho, uno de los productores más importante dentro de la música electrónica. ¿Cómo se dieron esas colaboraciones?
– Luis (Gabriel López) es amigo mío desde hace mil años, de hecho, la primera vez que toqué con Rumbo Tumba, toqué con él. Yo he ido a Brasil muchas veces a tocar, él ha venido acá. Sucedió que llegó la pandemia y nos pusimos a hacer un temita juntos. Ahora estamos trabajando en un EP.
El Búho, en un momento, no me acuerdo si fue en el 2016, me llamó, que quería que yo grabe para un disco de él. Nos conocimos en Buenos Aires y grabé. Después me volvió a llamar para grabar en otro, porque tocamos juntos en Inglaterra en un concierto que fue Rumbo Tumba y El Búho. Entonces cuando yo estaba haciendo este disco le dije que hagamos lo mismo, pero para un disco mío. Fue más o menos lo mismo, solo que la diferencia es que cuando yo grabo para él, termina el tema y lo lleva para el lado sonoro de su proyecto, que tiene más beat y cosas electrónicas.
– Me parece que uno de los puntos importantes de Río Adentro es que la voz suena como un instrumento más, no es algo que vaya al frente…
– Sí, la idea es que no rompa el viaje que para mí es hacer un disco y que se pueda escuchar así. No va a aparecer una canción con un estribillo que se te va a quedar pegado…
– En los últimos años la música autóctona se está de algún modo actualizando con nuevos sonidos. ¿Qué tan importante es para mantener la raíz y para la difusión?
– Me parece que es importante que haya artistas que sigan lo que se llama el folklore. Lo que pasa es que siempre hay una especie de resistencia a cualquier cosa que modifique lo que está instaurado como tradición. Es algo que está pasando en todo el mundo. Atahualpa decía que el folklore no es una cosa quieta, sino que es algo que está en movimiento, es algo que para que continúe vivo hay que seguir alimentándolo.
– Las plataformas democratizaron de alguna manera una parte. Ahora es más fácil subir tu disco de manera digital pero el problema muchas veces está en la difusión y en hacer que esa plataforma te difunda. ¿Cómo es ese trabajo en tu caso?
– Es un laburo como todo y no hay una fórmula. Con Río Adentro empecé a escuchar mucha más gente, pero no hice nada diferente a lo que venía haciendo y siento que gustó. Yo hace 12 años que le meto sin parar, y tampoco entiendo mucho cómo funciona esto de las plataformas. Hay un montón de información, pero al mismo tiempo nadie sabe mucho cómo hacer las cosas. Yo sigo haciendo un poco la mía, siempre pienso en discos, pienso en una totalidad conceptual porque apunto a un público que por ahí no escucha un single solamente. Sino al que pone un disco y se queda viajando.
– ¿Cómo ves actualmente la escena independiente?
– No estoy tan atento a todo lo que pasa, porque pasan muchas cosas y todo va muy rápido. Sí lo que veo que en Argentina, más allá que pueda gustarte o no, siempre se está produciendo música. Tenemos algo los argentinos que hace que salgan cosas buenísimas de momento peludos como los que vivimos.
– Contamos un poco como estás armando el show en el Margarita Xirgu…
– Es el formato circular del Xirgu, que a mí me interesa mucho. Siempre quise hacer conciertos circulares pero no en todos los lugares están las infraestructuras para hacerlo. El Xirgu tiene un formato que se puede hacer así y el teatro me encanta. Por eso fui por esa idea que, si bien reduce un poco lo que es la capacidad del teatro, le da un carácter intimista, porque el público está alrededor.
– Para terminar, ¿cómo sigue el año después de la presentación en Margarita Xirgu?
– Quisiera decir que voy a frenar un ratito pero siempre empiezan a pintar fechas. A Córdoba y Rosario tengo que ir porque hay lugares que voy siempre, pero estuve girando sin parar. Me están agitando para ir a Villa María y Córdoba que no voy desde principio de año. Capaz que voy al Sur, después lo demás será el año que viene.