“El hombre si no despierta, si no vuelve la mirada hacia la tierra, se destruye” dijo Aimé Painé en un pensamiento que cobra una vigencia absoluta al ver la realidad actual de desmontes, ecocidio y desconexión con la naturaleza, afectando nuestra casa común. Pasado el mes de octubre, recordamos el Día de la Diversidad Cultural como jornada de reflexión y memoria sobre la conquista y destrucción de los pueblos originarios, desde 1492 hasta la fecha, donde el genocidio y el ataque a las comunidades continua. En esta oportunidad hablaremos de la figura de Aimé Painé, como la definió el Antropólogo Carlos Martínez Sarasola: “una bella y talentosa mujer mapuche que quedó en la historia por devolverle la dignidad a su pueblo a través del canto y la difusión de su cultura”.

Para introducirnos a la mágica y luchadora presencia de la vida de Aimé Painé entrevistamos a Cristina Rafanelli, escritora y periodista, de la ciudad de Bariloche, Río Negro, autora del libro Aimé Painé, la voz del pueblo mapuche (Espacio Hudson, 9° Edición ampliada, 2020), quien la conoció de joven realizando varias entrevistas y se dedicó a investigar su vida plasmándolo en este valioso libro.

 

“Cuando yo empiezo a investigar nadie hablaba de Aimé Painé. Era un ser desconocido durante 22 años, salvo los que la habían conocido, yo soy la primera que aborda su biografía. Había una nota, Cantar la vida de Leopoldo Brizuela, pero ahí no habla de su vida, cuenta más de la cultura mapuche” dice.

“Fue una mujer que era avanzada para su tiempo, había cosas que en los tiempos que a ella le tocó vivir no se entendían del todo, luchó contra prejuicios, discriminación, ella fue la primera. Tenía un aura, era muy hermosa, simpática, caía bien siempre pero te decía las cosas con convicción, era firme, la denuncia la hacía con diplomacia pero la hacía” sostiene la autora, quien realizó numerosos escritos sobre la cultura mapuche y Aimé Painé.

Una de sus últimas actuaciones en nuestro país fue en la ciudad de Rosario, en el año 1987. Allí Aimé Painé dijo algo que cobra rotunda actualidad: “Nuestro pueblo es argentino. No hay cosa más hermosa que andar en el sur en el verano y ver una familia mapuche que te pide sacarte una foto junto a la bandera argentina. Nuestro pueblo mapuche es argentino y del lado chileno los mapuches son de Chile. Nosotros no tenemos la culpa que en el medio exista una frontera y que ahí se defina una tierra que es argentina y la otra chilena. Pero cuando algo pasa, a nosotros enseguida nos mandan para Chile, ¡ah no! Somos extranjeros. Pero caramba esta tierra en la cual vivimos no es solo de los «huincas» (blancos), la mano de obra es la nuestra porque sin la ayuda de los brazos indígenas no sería nada”.

– ¿Cómo conociste a Aimé Painé?

– Yo la conocí cuando empezaba hacer periodismo en Expreso Imaginario, estuve en contacto, le hice notas. Actualmente estoy haciendo un documental para Radio Nacional, recuperamos las notas que están en el libro grabadas en casete, una de ellas es la última que le hice en Bariloche. En esa época yo tenía un programa en Radio Nacional Bariloche, la grabé donde estaba, fue una entrevista larguísima. Por ese material pude hacer el libro, eran notas largas, entrevistas propias, que me sirvieron para iniciar la investigación. Este trabajo que estoy haciendo ahora son documentales sonoros con la voz de Aimé, de Radio Nacional Esquel y Bariloche.

Aimé Painé y Cristina Rafanelli.

– ¿Cómo fue su proceso de reencontrarse con su cultura?

– Ella hace un proceso inverso, fue separada de su familia a los 3 años criada en un colegio de monjas, le daban una formación cristiana donde querían que sea lo menos “indiciecita” que pueda, luego la adopta una familia bonaerense, que gracias a la música consigue salir de ese orfanato. Ella se puso a estudiar música gracias a su canto. Ella encuentra sus raíces tratando de localizar a su familia, tenía esa avidez por saber quién era, quienes eran sus abuelos, y descubre en sus viajes ese mundo, halla una fascinación por esa cosmovisión mapuche. Se identifica con ese sentimiento espiritual, con la naturaleza del pueblo mapuche. En el «tahil» (canto sagrado mapuche) descubre que tenía mucho vínculo con el canto gregoriano. Va descubriendo hasta convertirse en una experta en su cultura originaria, hace conciertos didácticos, cuenta la historia de cada «tahil», como se relaciona, es maravilloso lo que ella logra.

– En esa reconstrucción personal descubre al polémico Antropólogo Rodolfo Casamiquela

– Sí, en verdad Casamiquela es el gran problema. Con él se armó una gran lucha con la comunidad mapuche, que nunca lo terminó perdonando. La llegada de Benetton posibilitó todo este problema, que en los 90 compró millones de hectáreas con mapuches adentro. Yo lo viví y conozco bien esa historia. Hoy son todos propietarios extranjeros que quieren que se vayan las comunidades autóctonas. Con Casamiquela tuvieron una especie de romance con Aime, por que al principio él era una persona comprometida, había estudiado las lenguas mapuzundgun y tehuelche, era un tipo copado en su rescate, escribió unos libros impresionantes de los pueblos originarios, un estudioso. Después le ganó el capitalismo. Era un momento que solo hablaban de los indios los antropólogos, él quiso inventar el verso de que son de Chile. Se han descubierto fósiles mapuches de 10.000 años. Eran pueblos que estaban a los dos lados de la frontera, no existían líneas políticas. Los tehuelches eran nómades y han encontrado restos de tehuelches del lado de Chile también. Son pueblos preexistentes en un terreno único sin fronteras. Conozco gente con más de 8 generaciones hacia atrás de pueblo mapuche. Quieren eliminar al diferente. Aimé se murió sin saber lo que posteriormente pasó con Casamiquela y los desalojos.

– Desde lo musical, ¿cómo hizo su camino?

– Al principio hacía temas de Marcelo Berbel, de Carlos Di Fulvio. Cuando la vi la primera vez sus conciertos eran la mitad con la guitarra y cantaba temas de folklore sureño, a medida que fue progresando eran todos temas mapuches, en mapuzundgun, ya no cantó más en español. Fue recopilando sus temas, y así armo sus presentaciones. Además, se armaba la vestimenta con diseños originarios, era muy étnica, en todo su vestuario muy original. Ella pedía permiso para cantar, escuchaba a las abuelas, siempre hablaba del respeto a la cultura, a la naturaleza, al río, aire, pedía permiso antes de pasar.

– Quedaron pocos registros de su obra

– Ella muere en el 87. Tuvo cuatro años de exposición, en ese momento fue hasta al programa de Mirtha Legrand. No grabó discos, no hizo filmaciones especiales, toda su carrera fue en espacios alternativos, las secretarias de cultura le conseguían lugar para que cante, alojamiento, ella iba sola a sus presentaciones. Viajaba sola al sur. En el verano lo pasaba siempre en el sur con su gente. Llega diciembre y me quiero ir a mi tierra estar con los míos, decía.

Aimé Painé junto a Mirtha Legrand.

– ¿La consideras una figura recordada?

– En su pueblo natal sí es recordada, los 10 de septiembre que es el día de su muerte, es el día de la cultura mapuche en Río Negro, es recordada en Ingeniero Huergo. No tanto en otros lados. Cuando presenté el libro sí vino gente interesada, pero podría ser más. Ahí está enterrada junto con el padre, hay un centro cultural a su nombre. Hay parientes ahí en Gral. Roca y en Chimpay, donde vive el hermano. Hay sobrinas nietas de Painé que siguen la cultura. Sí, es una figura vigente. Aimé era una luchadora que reivindicaba la cultura mapuche. El racismo que sufrió es tremendo y actualmente sigue vigente. El 10 de septiembre se hace una ceremonia en su pueblo natal, van jinetes, gente del pueblo, movilizaciones muy de pueblo tranquilas.

– Por último, un capítulo de tu libro se titula Lo que no vio.

– Ese capítulo para mí fue necesario, la serie comete errores, cuando Aimé aparece nadie hablaba la lengua, pocos se reconocían como mapuches, las abuelas no usaban la platería. Ella comenzó a vestirse, rescatar la lengua, por eso tiene ese valor. Sería lo que ella nos dejó, ella no vio el conflicto Casamiquela –  Benetton, no lo vio. Lo mismo la bandera mapuche, es del 92 por el festejo de los 500 años de conquista, el pueblo mapuche hace una bandera política no ancestral. Ella vivió otro momento, plena dictadura, ella vive 4 años de democracia nomás. Aimé también le hablaba a su gente, militaba, les decía «ustedes  tienen que sentirse orgullosos de ser mapuches», hay muchísimos descendientes de mapuches que no lo asumen.

 

La leyenda de Millacura

Presentado en el CCK junto a León Gieco y Beatriz Pichimalen, el libro de Aimé Painé no es el único trabajo de la autora en relación a la cultura mapuche. Actualmente Rafanelli se encuentra en producción de su segunda novela, La leyenda de Millacura. Se trata, según cuenta, de “una novela de la cultura mapuche, tiene que ver con la minería, la trata, la cosmovisión, la historia de este lugar, en Chubut”. Su primer novela fue Malen cuyen, que relata parte de la historia patagónica y la campaña del desierto.

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