Por Diego Montejo | prensamontejo@yahoo.com.ar

Foto de portada: Carballo Fotografía


Marián Farías Gómez tiene 76 años, nació en San Isidro y es hija del gran pianista Tata Farías Gómez y la poeta Pocha Barros. Es la hermana de Mariano, Chango, Pedro y Bongo. Su infancia trascurrió en las Lomas de San Isidro en el norte del Gran Buenos Aires. Es prima de Ramón Carrillo, el célebre médico científico argentino. En su infancia quería ser médica neurocirujana.

En 1963, con 19 años, ingresó como primera voz al grupo Los Huanca-Huá, reemplazando a Hernán Figueroa Reyes, integrándolo hasta 1966, junto a sus hermanos Pedro Farías Gómez y el Chango Farías Gómez, Carlos del Franco Terrero y Guillermo Urien. El grupo revolucionó el modo de interpretar la música folklórica, mediante complejos arreglos vocales. En 1964 grabó con Los Huanca-Huá el álbum Misa Criolla, reducida para cinco voces por su hermano el Chango. En sus comienzos vale destacar la grabación de la Misa Criolla como primera voz del grupo. Si bien hizo muchas presentaciones con Los Huanca-Huá, en 1966 decide emprender su carrera solista. En 1976 fue amenazada durante la dictadura militar, partió al exilio, vivió desde 1976 a 1982 en Madrid. Volvió con la llegada de la democracia.

Marián grabó nueve discos como solista y participó como invitada en producciones de Teresa Parodi, Peteco Carabajal, Hamlet Lima Quintana entre otros artistas de prestigio. El 27 de octubre de 2010 fue nombrada por la Legislatura Porteña como Personalidad destacada de la Cultura y al año siguiente es nombrada también como Ciudadana Ilustre de la Provincia de Buenos Aires.

«Yo desde niña fui la rebelde de la familia, yo no cantaba folclore cuando los demás lo hacían». Foto: Mariela Berges.

– ¿Cómo fue para vos hacer un show por streaming? ¿Te sentiste cómoda?

– El streaming fue algo raro, igualmente fue muy lindo y me fue muy bien. Después del segundo tema pude sustraerme. Yo había pedido que apaguen las luces del teatro para no sentir la ausencia del público, no ver las butacas vacías. Lo que si extrañé fue el aplauso, pero no el aplauso por sí mismo,  sino como moderador de lo que uno viene cantando, uno no puede sentir cuál es la necesidad o qué está sintiendo quien te está escuchando.  Me vio mucha gente, pero la verdad es que no sé si haría otro. En mi caso necesito la mirada del otro, ese dialogo con la gente que de esta forma no está garantizado.

– ¿Qué estabas haciendo artísticamente antes que llegue la pandemia?

– En el 2019 estaba haciendo mi espectáculo Intima que lo iba a hacer este año también, incluso en marzo antes que comience el aislamiento tenía una fecha en la ciudad de Santa Fe que finalmente no se pudo concretar. La verdad que no sé si lo voy a retomar. El año que viene va a ser muy difícil y habrá que tomar decisiones sobre la marcha. Lo que si estoy haciendo es trabajando en dos discos. Intima es la historia mía con la música, no es fácil ser un Farías Gómez, uno tiene una triple responsabilidad, no es solamente cantar bien, es también elegir bien el repertorio y no fallar. Yo desde niña fui la rebelde de la familia, yo no cantaba folclore cuando los demás lo hacían, la primera vez que toqué algo en  la guitarra fue un bolero. Yo era fanática de los Rolling Stones, además me gustaba el jazz y los boleros. Me gusta toda la música y creo que eso se debe a la sangre portuguesa que heredé de mi madre.

– ¿Por qué sostenes que ser un Farías Gómez no es para nada fácil?

– Lo de ser Farías Gómez no es solo por Chango, es por mi viejo y mi vieja. Por los Gómez Carrillo. Nosotros traemos una carga de responsabilidad desde mi abuela que enseñaba el ritmo de la zamba a mi viejo y Manuel Gómez Carrillo que era primo de mi viejo y fue unos de los recopiladores de lo más profundo de nuestra música. En ese contexto tenés que respetar muchas cosas. Yo me acuerdo que cuando grabé uno de mis primeros discos, mientras cantaba en el estudio, se me pasaban por la mente la cara de mi viejo, de mi vieja, de mis tíos. Es pesado eso, lo digo con gratitud. Uno no puede dejar de pensar en eso.

– Hace cuatro años te animaste con un disco de tangos ¿Qué podes contar de esa experiencia?

– Yo cantaba tangos en las reuniones de amigos. Mi mamá que era porteña cantaba muy bien tangos. Lo de grabar un disco de tangos fue una casualidad. Se dio gracias a Teresa Parodi que, cuando era ministra de Cultura de la Nación, hicimos una gira con Mavi Díaz por España y después sumamos una participación en la Expo Milán donde había un stand de Argentina. Teresa sabiendo que yo cantaba tangos en reuniones me pidió si podía agregar unos tangos ya que había muchos exiliados argentinos en Italia. Ahí fue que armamos Cafetín de Buenos Aires, Como dos extraños y Pedacito de cielo y gustó muchísimo. Entonces decidí también agregarlos a los temas que ya tenía preparados para la presentación en España. Después de un espectáculo se me acercó Juan Pietranera, que es un músico argentino que vive en España, y me dice que me quería producir un disco de tangos, lo cual acepté. Un par de meses después él vino a Buenos Aires y comenzamos a trabajar en el disco.

– Por lo visto fue algo muy importante para vos…

– Sí, me marcó muchísimo. Un recuerdo sobre este trabajo es que cuando estaba grabando Cafetín de Buenos Aires me vino a la memoria mi vieja diciéndome que yo tenía que cantar tangos. Cuando presenté el disco dije que mi mamá me había mandado un ángel llamado Juan Pietranera. Pensar que eso que me dijo mi mamá había sido trece años antes de concretar este proyecto y a pocos días antes que muriera. Tiene todo un símbolo, también relacionado con la familia, fue muy simbólico y la verdad que me dio un gran escalofrío.

– ¿Cuán importante era la música en tu familia?

– En mi casa siempre hubo música y se escuchaba de todo: jazz, tango y música clásica. Quienes solían venir eran Atahualpa Yupanqui, Mario Arnedo Gallo y Hamlet Lima Quintana. De hecho la zamba La amanecida, Mario Arnedo Gallo y Hamlet Lima Quintana la hicieron en mi casa. Esas reuniones nosotros las vivíamos con total normalidad, éramos los hijos de Tata (Farías Gómez) y Pocha (Barros), por ejemplo, Mario Arnedo Gallo me enseñó a tocar el bombo. Después de más grande me di cuenta de quienes eran esos tipos, eran personalidades muy fuertes. Lo bueno de todo eso es que los conocí desde otra perspectiva, sin idolatría.

– ¿Cómo fue tu vínculo con Chango desde lo musical?

– Chango me llevaba siete años. A él le gustaba como yo cantaba, pero no me daba mucha bolilla, nunca pensó en mí. De hecho cuando se va Hernán de los Huanca yo no pensaba ser cantante profesional, es más estaba a pocos meses de presentarme al ingreso en la facultad de medicina. En ese momento me había ido unos días a Santiago del Estero a la casa de mis tíos, una mañana sonó el teléfono, era una llamada para mí desde Buenos Aires y era «Blackie», Paloma Efron, madrina artística de los Huanca. Ella me pidió que regresara a Buenos Aires para integrarme al grupo, la verdad es que yo no quería, tenía 18 años. Ella me lo planteó como un acto de solidaridad haca mis hermanos. A los pocos días Chango me fue a buscar y no me quedó más remedio. Yo quería estudiar y cantar, pero después me fue imposible.

Hermanxs: El Chango «era pura música, para mí con él hay un antes y un después en el cancionero folclórico». Foto: Mariela Berges

– ¿Qué representaban los Huanca-Huá en ese momento en la escena artística?

– Era el conjunto folclórico más importante de Argentina. Cuando yo ingresé ya había pautada una gira por Latinoamérica y los Estados Unidos. Cantamos en el Lincoln Center de Nueva York, en Washington. Yo debuté con el grupo el día de mi cumpleaños 19 en el Teatro el Círculo de Rosario junto con Atahualpa Yupanqui.  Chango rompió con todos los esquemas y detrás de él aparecieron muchísimos grupos con esa dinámica, era un genio de las armonías y los contrapuntos, era un tocado por la varita mágica. Era pura música, para mí con él hay un antes y un después en el cancionero folclórico.

– ¿Cuándo comenzaron a perseguirte por tus ideas políticas?

– Los primeros problemas que tuve fueron en 1975 con la Triple A. Por ejemplo me había salido una gira por los países socialistas y la sugerencia era no hacerla. Era el gobierno de López Rega, era él el que manejaba todo. Yo en 1971 había grabado un disco con canciones testimoniales que me generó algunos problemas. Por ejemplo el periodista Hugo Guerrero Marthineitz me destrozó en su programa el cual era muy escuchado. A contramarcha de eso creí que no iba a vender un solo disco, sin embargo fue un éxito total. A partir de ahí empezaron a marcarme y perseguirme, yo siempre fui peronista. No me arrepiento de nada de lo que hice.

– ¿Cómo fue tu exilio?

– Mi exilio fue de repente, me dieron 72 horas para salir del país después de haber estado detenida unos días en Coordinación Federal. El tiempo que tuve antes de salir del país era para darle los poderes generales a mi familia. Me fui a España en barco donde éramos todos exiliados. Los primeros meses me costó muchísimo adaptarme, después todo fluyó, estuve cinco años en Madrid donde trabajé muchísimo.

Un comentario para “Un apellido con historia: la gran responsabilidad de ser un Farías Gómez

  1. Amarilis. dice:

    Mi querida Marian su historia y la de su familia la siento como propia como su música y su canto. Un amor de persona y un talento a flor de piel.

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